Un día como hoy, Benito Mussolini era fusilado luego de ser capturado, en el norte de Italia, por la resistencia italiana.
Durante la segunda guerra mundial, en 1944, la República Social Italiana, se encontraba amenazada no solo por los Aliados, que avanzaban desde el sur de Italia, sino también por grupos de ciudadanos italianos anti-fascistas. Esta progresiva presión aliada sobre la Línea Gótica empeoraba aún más la situación de la resistencia alemana en Italia y el control que el Duce tenía sobre el territorio nacional.
Al hacerse evidente la derrota alemana a principios de 1945, y la clara intención de estos de abandonar a Italia, Mussolini tuvo su última reunión de ministros en Saló (capital de la Republica Social Italiana) en donde le comunicó a su gabinete que se dirigiría a Milán y en caso de necesidad se trasladaría a Valtellina donde pretendía ofrecer una resistencia temporal para poder negociar su rendición con los Aliados.
Así, el Duce se estableció en Milán y tras varios intentos de contactar con americanos y británicos a través de intermediarios de la iglesia católica, el Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia (CLNAI), declaró un levantamiento general en las ciudades del norte y la toma el control de Milán.
Por consiguiente, el 25 de abril Mussolini intentó escapar a Suiza, disfrazado de soldado alemán junto a su amante y otros líderes fascistas. Sin embargo, el convoy fue interceptado por los agentes del CLNAI y Mussolini fue oficialmente detenido y conducido a Dongo, en Lombardía.
Finalmente, durante la mañana del 28 de abril, llegó desde Milán un grupo de partisanos con la orden de ejecutar al Duce, a su amante y a otros quince lideres fascistas. Posteriormente sus cuerpos fueron trasladados y expuestos en la plaza Loreto de Milán.
De esta manera Benito Mussolini acababa su paso por la historia italiana.
Nahir Borges Licciardi
Colaboradora
Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP