El 17 de diciembre de 2010, alrededor de las 11:30 A.M. en Ben Arous, localidad de la capital de Túnez, Mohammed Bouazizi, un vendedor ambulante de 26 años, se inmoló en protesta, trajinado por la corrupción gubernamental y la falta de respuestas de las autoridades locales frente a la confiscación de sus bienes de forma injusta. El vendedor, había recibido la información desde la oficina de empleo de la capital tunecina, que decía que no se precisaba de un permiso para la venta callejera, pero, a pesar de esto, oficiales de la zona confiscaron la carreta de Bouazizi, junto con sus productos. Al reclamar ese mismo día frente a las autoridades, fue ignorado completamente, e incluso se le negó la posibilidad de hablar con un funcionario a cargo.
Este hilo de sucesos provocó que, a la hora mencionada, y al grito de “¿Cómo esperan que me gane la vida?”, el joven se rociara gasolina encima y se prendiera fuego a sí mismo, frente al Palacio de Gobierno.
La solidaridad que despertó el acto del joven comerciante en los tunecinos fue enorme, fomentada aún más por el mal desempeño del gobierno nacional (liderado en ese momento por Zine El Abidine Ben Ali), en conjunto con los diversos actos de corrupción de público conocimiento, así como la grave situación económica. El funeral de Mohammed Bouazizi se realizó en presencia de alrededor de 5000 personas. Entre ellas se encontraban, además de la familia Bouazizi, numerosos activistas.
Sin embargo, la muerte del joven mercader no fue en vano. Una gran ola de protestas se desató, y Mohammed Boazizi se convirtió en un símbolo para aquellos que se encontraban desesperados con la situación de la nación tunecina. En este punto, podemos dar como iniciada la famosa “Revolución de los Jazmines”, también conocida entre la población de Túnez como la “Revolución de la Dignidad”. Las principales demandas se basaban en el desempleo, la falta de oportunidades, la corrupción y la ausencia de libertades civiles.
Las protestas se fueron intensificando con el tiempo, al punto de que, el 14 de enero del año siguiente, el presidente Ben Ali tuvo que exiliarse del país. En su ausencia, un tribunal lo declaró culpable de numerosos cargos criminales y se estableció un gobierno interino, terminando con los 24 años de régimen de Ben Ali.
Debemos destacar dos factores novedosos en las protestas llevadas a cabo durante la Revolución de los Jazmines. Primeramente, el rol de los datos revelados por la polémica asociación “WikiLeaks”, quienes publicaron numerosos reportes demostrando el enorme enriquecimiento que había tenido la familia del presidente durante su mandato. En segundo lugar, es relevante remarcar el valor de las redes sociales como instrumento de comunicación clave y transmisión de información clave durante la organización de las protestas, siendo que las mismas fueron organizadas, en gran medida, a través de la plataforma Facebook.
Pese al enorme esfuerzo del pueblo tunecino, la estabilidad institucional y la prosperidad económica a día de hoy no llegaron a la nación magrebí. Sin embargo, este suceso repercutió de gran manera en otros países de la comunidad árabe, y generalmente, se considera como el inicio de la célebre “Primavera Árabe”, que se extendió principalmente, en Egipto, Libia y Siria, donde se suscitaron sucesos similares, aunque con distintos resultados.
Santiago Robles
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP