En este momento estás viendo A2022 América del Norte Artículo Pignatta

A2022 América del Norte Artículo Pignatta

Departamento de América del Norte

Artículos

Estados Unidos y la sombra de su democracia: entre el legado de Trump y la impronta de Biden.
Algunas reverberaciones sobre su política exterior y las relaciones con América Latina

Eva Pignatta[1]

El sistema político democrático ha sido un elemento central en la construcción identitaria de Estados Unidos, con implicancias para su ámbito interno y también para la esfera externa, como componente de su política exterior. Pese a ello, en los últimos años se ha registrado una erosión de la democracia norteamericana, que se profundizó y se visibilizó de forma más evidente a partir de la elección de Donald Trump como presidente. Diversos informes y trabajos publicados se han propuesto caracterizar este retroceso democrático, comprender sus causas y proponer cursos de acción, con diagnósticos y miradas no siempre coincidentes, incluso en pugna. La asunción de Joe Biden como presidente no significó hasta el momento dejar atrás esta tendencia, pero sí implicó, por un lado, un nuevo posicionamiento en torno al sistema político norteamericano que marca una ruptura con el gobierno anterior y que, en coincidencia con ciertos análisis y diagnósticos, busca fortalecer el excepcionalismo norteamericano vía su sistema político y, por otro lado, brindar una nueva lectura binaria del mundo desde la que se considera que lo que está en juego es la disputa entre democracias y autocracias.

En las siguientes líneas, por una parte, se recuperan de forma retrospectiva diversos análisis acerca del deterioro democrático en EEUU teniendo en cuenta algunos aspectos del legado de Trump y sus resonancias para la administración de Biden. Por otra parte, se revisa la denominada doctrina Biden con foco en el rol asignado a la democracia y las reverberaciones que esto supone para su política exterior en general y para América Latina en particular.

Erosión de la democracia estadounidense

A partir de la llegada de Trump a la Casa Blanca se puso en jaque de forma abierta el supuesto de EEUU como una democracia consolidada, robusta y ejemplo a emular. Si bien el cuestionamiento a la democracia en EEUU no era nuevo, a partir de 2016 se profundizó, se hizo más visible y generó una serie de interrogantes referidos al presente y futuro de una de las democracias más antiguas. Los cuatro años del gobierno de Trump incluyeron un deterioro de la calidad de la democracia y esto se expresó en diversos informes dedicados a medir la democracia en el mundo, así como en la publicación de bibliografía que se interrogaba acerca del declive e incluso el fin de la democracia en EEUU.

Si bien el panorama de la democracia norteamericana descrito por diversas fuentes, con opciones metodológicas y conceptuales diferentes, se tradujeron en mediciones e índices variados, las tendencias generales han sido coincidentes en mostrar un deterioro creciente en los últimos años. Es central tener en cuenta que medir la democracia implica discutir sobre su concepto ya que al adoptar determinadas decisiones metodológicas y conceptuales –seleccionar variables e indicadores y su operacionalización– se privilegian ciertos atributos y se invisibilizan otros (Freindenberg y Saavedra Herrera, 2020; Munck, 2007). De esta forma, el concepto de democracia detrás de cada medición o índice no es el mismo, sino que varía en función de las decisiones conceptuales y metodológicas adoptadas.

Así, inscriptos en la vertiente conceptual de democracia liberal o electoral, los índices construidos por Freedom House y The Economist muestran una erosión de la calidad de la democracia en EEUU que se profundiza en los últimos años. Con una perspectiva centrada en los derechos políticos y su cumplimiento, en el informe publicado en 2017 The Economist Intelligence Unit dejó de considerar a Estados Unidos como una «democracia completa» para describirlo como una «democracia defectuosa». Dicho informe adoptó el título La venganza de los ʻdeplorablesʼ en referencia a la definición que Hillary Clinton había realizado sobre un sector de los votantes de Trump durante la campaña de 2016, que fue criticada por Trump por insultar a sus votantes y que es considerada por algunos análisis como un factor que incidió en su derrota en las elecciones de ese año.[2] Esta calificación de EEUU como democracia defectuosa se mantiene hasta nuestros días y es compartida con varios estados de la región (The Economist Intelligence Unit, 2022).

Por su parte, Freedom House aunque siguió considerando a EEUU como un país libre, destacó en diversos informes el declive de su índice debido al deterioro de los derechos políticos y las libertades civiles. En el informe del año 2017 EEUU fue incluido como parte de los estados a los que se les debía realizar un escrutinio especial debido a que se encontraban cercanos a un punto de quiebre en su trayectoria democrática (Freedom House, 2017).

En el best seller Cómo mueren las democracias, publicado en 2018 y convertido en un libro de época (Welp, 2020), los politólogos de la Universidad de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt plantean una pregunta que, admiten, jamás creían que se formularían: «¿Está la democracia estadounidense en peligro?». En su libro analizan cómo se desmoronan las democracias y señalan que ya no es habitual que sea por la vía de los golpes militares o el quiebre por medios violentos: las dictaduras flagrantes ya no son comunes y en la mayoría de los países se suelen llevar adelante elecciones de forma regular. No obstante, las democracias siguen fracasando, pero, según argumentan Levitsky y Ziblatt (2018), lo hacen a manos de mandatarios electos que subvierten el proceso democrático que los llevó al poder.[3]

En el caso de EEUU los autores consideran dos elementos que, reforzando los mecanismos de checks and balances, han sido centrales para la democracia y que se han debilitado en las últimas décadas: la tolerancia mutua –aceptarse como adversarios legítimos– y la contención entendida como la moderación a la hora de utilizar las prerrogativas institucionales. Una de las limitaciones del planteo de Levitsky y Ziblatt se vincula a que, en virtud del acotado enfoque comparativo ensayado y del eje en las instituciones y las culturas políticas nacionales, se excluyen cuestiones de política internacional y no se brinda un marco para tener en cuenta las relaciones entre la geopolítica de la guerra fría, de la post guerra fría y el devenir de la democracia moderna (Tooze, 2021, p. 49).

Por otra parte, vale aclarar que Trump no puede ser entendido solo como causa de la erosión/crisis democrática en tanto la misma lo antecede y, de hecho, su llegada al poder puede ser leída como una expresión más de esta crisis. Como sostiene Anabella Busso (2020) «Trump es una muestra de la crisis de las democracias occidentales y su triunfo es una consecuencia de un proceso preexistente» (p. 62). En este sentido, Levitsky y Ziblatt (2018) no consideran a Donald Trump como el iniciador de este proceso de declive democrático, pero advierten que su gobierno lo precipitó en un escenario de polarización extrema.

Los demócratas centristas acuerdan en términos generales con el enfoque adoptado por Levitsky y Ziblatt (2018). Para este sector el triunfo de Trump implicó un «quiebre para el preciado relato liberal del progreso» y estiman que Biden repararía el daño causado (Tooze, 2019). Que Biden haya leído el libro de Levitsky y Ziblatt y que incluso se haya obsesionado con él no es un dato menor (Parker, 2021; Osnos, 2021).

En cambio, para la izquierda estadounidense Trump no representa una ruptura histórica, sino una continuidad: «Trump revela de manera descarnada aquello que tapaba la civilidad de Obama y su gobierno: la subordinación de la democracia estadounidense al capitalismo, al patriarcado y al inicuo orden racial originado en la esclavitud» (Tooze, 2019, p. 45).

Esta mirada entronca con la tesis de Nancy Fraser acerca de la crisis actual de la democracia. Desde su perspectiva, es necesario ir más allá del sentido común bienpensante y de la teoría más reciente sobre la democracia ya que estas propuestas caen en un politicismo que no permite situar la crisis del orden político dentro de su matriz social. Según Fraser (2020) la crisis de la democracia representa una hebra de una crisis más amplia y de un alcance mayor: la crisis del capitalismo bajo la forma actual de capitalismo financiarizado (p. 117).

America is Back bajo la óptica binaria democracias vs. dictaduras

El triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020 resultó histórico por diversos motivos: por ser la elección presidencial que más votantes convocó y que dio como triunfador al candidato más votado de la historia de los EEUU con más de 84 millones de votos (y Trump resultó el segundo más votado de la historia); porque junto a Biden asumió la primera vicepresidenta mujer, de color, con ascendencia asiática y caribeña, Kamala Harris; y porque Biden logró el triunfo sobre un presidente en ejercicio que buscaba su reelección, hecho que no acontecía desde que Bill Clinton derrotó George H. W. Bush en los comicios presidenciales de 1992.

La llegada de Biden a la Casa Blanca trajo consigo la puesta en juego de un conjunto de propuestas de cambio que buscaron reordenar las agendas de gobierno interna y externa impregnadas ahora con el slogan America is Back, en reemplazo del America First de Trump. Por el lado de la política interna con un conjunto de medidas destinadas a controlar la pandemia, apuntar a la recuperación de la economía y hacer frente a las demandas sociales en un escenario de fuerte polarización. Por su parte, la política exterior estuvo orientada a enfrentar el declive relativo de poder de EEUU con foco en la recuperación de su liderazgo en el mundo.

Entre los elementos centrales que van a dar forma a la política exterior destinada a recuperar el liderazgo global resulta necesario resaltar dos proposiciones/ideas que son destacadas por el consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan (Mackinnon, 2022). Por una parte, una fuerte apuesta a los aliados y socios internacionales, recuperándolos para hacer frente de forma conjunta a los desafíos comunes. Por otra parte, la idea de que el poder estadounidense en el mundo está principalmente enraizado en la fuerza estadounidense en casa y que la conexión entre la política exterior y la política interior es muy estrecha y debe ser atendida de forma rigurosa y continua. Esas dos proposiciones básicas sustentan la premisa general sostenida por Biden de que se asiste a una década decisiva en lo relativo a la democracia, en la que se debe demostrar que la misma es la forma de gobierno más adecuada para cumplir con los ciudadanos y enfrentar los grandes desafíos de una manera que mejora la vida de las personas (Mackinnon, 2022).

En este orden de ideas, en su primera conferencia como presidente de los EEUU Biden señalaba: «Les predijo que sus hijos o nietos van a estar haciendo su tesis doctoral sobre el tema de ‘¿Quién triunfó, la autocracia o la democracia?’ Eso es lo que está en juego. No solo con China, mirá alrededor del mundo». Y agregaba: «esta es una batalla entre la utilidad de las democracias en el siglo XXI y las autocracias. Eso es lo que está en juego aquí. Tenemos que demostrar que la democracia funciona» (PBS NewsHour, 2021, 1h8m46s).[4]

La idea de que el conflicto central en el siglo XXI será el enfrentamiento entre democracias vs. autocracias ha sido un componente discursivo central de la política exterior de EEUU bajo esta primera parte de la administración Biden, operando como un eje ordenador de la misma. Esta lectura binaria ha sido denominada por algunos analistas como Doctrina Biden (Brands, 2021). Su emergencia se conecta con la política interna de EEUU y es, en buena medida, consecuencia de la misma en tanto se encuentra asociada a la evaluación sostenida por Biden –en sintonía con el trabajo de Levitsky y Ziblatt (2018)– sobre que la administración Trump era una amenaza autocrática para la política de EEUU y del mundo.

En este marco, la Doctrina Biden se ha presentado como un intento por redefinir la esencia del conflicto en clave de democracias vs. autocracias, con la mirada puesta en China. Al mismo tiempo, dicha doctrina se inscribe en la búsqueda de asumir el control de la agenda, capturar los términos del debate y, así, aumentar la capacidad de darle forma al resultado del enfrentamiento.

Sin embargo, la organización de la política exterior alrededor de una división binaria del mundo entre democracia o autoritarismo trae aparejado una serie de inconvenientes y es objeto de diversas críticas. Una de esas cuestiones se vincula con la aplicación de políticas de doble estándar en las cuales el estándar de la democracia es jerarquizado o subordinado de acuerdo a criterios basados en otros intereses y no por una vocación democratizadora. Así, mientras Washington levanta la bandera de la democracia y define la disputa central en términos de democracias vs. autocracias, al mismo tiempo apoya a gobiernos que lejos están de ser calificados de democracia, ni aun adoptando un concepto mínimo de democracia, en función de intereses estratégicos.

En este sentido, en materia de las relaciones entre EEUU y América Latina resulta pertinente mencionar que la negativa del gobierno de Biden de invitar a participar de la IX Cumbre de las Américas celebrada este año en Los Ángeles a Cuba, Nicaragua y Venezuela por no cumplir con los estándares democráticos generó controversias y críticas. Esta cumbre pareció estar atravesada por cierta nostalgia al espíritu de la primera Cumbre de las Américas en Miami, cuando la expansión de la democracia y las economías de mercado marcaban este clima de época predominante de fuerte alineamiento de Latinoamérica con Washington. Las controversias con diversos mandatarios latinoamericanos se expresaron en desacuerdos sobre las exclusiones anunciadas e incluso el presidente de México, Andrés López Obrador, no asistió a la Cumbre por este motivo.[5] A esto se sumaron también críticas por ubicar el tema de la democracia en el centro de la cumbre, mientras este no ha sido el estándar que EEUU ha venido aplicando recientemente en sus reuniones con otras regiones del Sur global (Tokatlián, 2022).

Frente a las preguntas periodísticas realizadas a la secretaria de Prensa de la Casa Blanca sobre la decisión de no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela al encuentro interamericano, Jean-Pierre comentó que el presidente consideró que, apegándose a sus principios, no se debía invitar a dictadores. Además, sobre las consultas acerca de cómo reconciliar esa posición con una posible visita del presidente Biden a Arabia Saudita la secretaria respondió que «si el presidente determina que está en el interés de Estados Unidos interactuar con un líder extranjero y que esa interacción puede generar resultados, entonces lo hará» (The White House, 2022), dando cuenta de la precedencia de la lógica de la realpolitik.

Otra iniciativa de política exterior orientada por la denominada Doctrina Biden que también generó críticas fue la Cumbre por la Democracia convocada por el propio Biden y realizada de forma virtual a fines de 2021. Dicho encuentro se planteó como una instancia para debatir acerca de los desafíos que genera el autoritarismo, el combate contra la corrupción y la defensa de los derechos humanos.

La polémica emergió a raíz de los estados ubicados dentro y fuera de dicha iniciativa en la medida que la invitación o no a la cumbre pareció operar como el trazado por parte de Washington de una frontera entre estados democráticos y aquellos que no lo son. La lista de invitados reunió a 110 países, algunos con dudosas credenciales democráticas, pero incluidos en función de evaluaciones estratégicas y de equilibrio más allá de la condición democrática. Entre quienes no fueron invitados se destacan dos grandes potencias como China –pero sí Taiwán– y Rusia, Hungría –único miembro de la Unión Europea excluido–, Egipto, las monarquías saudíes y de América Latina se excluyó a Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Venezuela, entre otros.

China no tardó en responder al carácter de esta convocatoria con una fuerte crítica. El portavoz Wang Wenbin del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular de China declaró acerca de la Cumbre convocada por EEUU:

«…traza líneas ideológicas, convierte la democracia en instrumento y arma, atenta contra la democracia so pretexto de ella misma, incita la división y la confrontación para desviar la atención de los problemas internos y pretende mantener la hegemonía de Estados Unidos en el mundo, lo cual ha socavado el sistema internacional centrado en la ONU y el orden internacional basado en el derecho internacional. Este proceder de Estados Unidos, que va en contra de la tendencia de la historia, ha sido objeto de un amplio rechazo de la comunidad internacional» (Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular de China, 2021).

Matthew Duss, asesor de política exterior del senador Bernie Sanders, identifica algunas tensiones entre la retórica de la Doctrina Biden y su aplicación efectiva que afectan la legitimidad de su política exterior (Duss, 2022; Iber, 2022). En este marco destaca que esta doctrina tiende a desatender el hecho que el enfrentamiento entre fuerzas democráticas y autocráticas se produce no sólo entre estados, sino principalmente al interior de los estados (Duss, 2022). En el caso de EEUU esto se expresa en la visibilización de diversos síntomas que son parte de un conjunto de tensiones y desafíos que afectan a su democracia. El asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021 y la consecuente investigación por parte de un comité del Congreso de EEUU que acusa a Donald Trump de planificar un intento de golpe de Estado es uno de los síntomas más palpables, pero no es el único. Se suman otros temas como el racismo, las situaciones de violencia policial como lo ejemplificó el asesinato de George Floyd –entre otros casos–, así como el recorte en materia de derechos de las mujeres como fue la decisión de la Corte Suprema de revocar el histórico fallo Roe vs Wade poniendo fin a las protecciones constitucionales para el aborto, entre otros.

A modo de cierre

A través de estas páginas se buscó brindar una aproximación sobre las maneras en que se evalúa el deterioro democrático que afecta a EEUU a través de un breve recorrido por algunos análisis y publicaciones. A su vez, se vinculó esto con las lecturas realizadas por la administración Biden en torno al sistema político de los EEUU y a cómo la democracia en oposición a las autocracias aparece enlazada a los discursos y políticas destinados al ámbito externo, incluyendo a América Latina.

Además, se advirtió acerca de las controversias y críticas que genera la definición planteada por Washington del conflicto central de las relaciones internacionales en términos de democracias y autocracias. Desde la experiencia latinoamericana las políticas de Estados Unidos con argumentos basados en la idea de avanzar en la democracia tienen antecedentes en el siglo XIX y comienzos del siglo XX. En aquel entonces la idea de expandir la democracia se esgrimió para legitimar el comportamiento imperial en América Latina y el Caribe, proveyendo «una explicación y justificación del imperialismo estadounidense, territorial y comercial» (Smith, 1996: 40). Estos antecedentes históricos resuenan aún en nuestros días y se encuentran asociados a las críticas sobre las políticas de doble estándar aplicadas desde Washington, así como a las conexiones y tensiones que se producen entre la política interna y la política exterior de EEUU.

Lo recién mencionado también puede ponerse en relación con lo que señala Yanina Welp sobre el libro de Levitsky y Ziblatt (2018):

«Los autores dan cuenta de la nueva coyuntura estadounidense. Pero hay una larga lista de violaciones a la democracia a escala global que EEUU ha cometido durante todo el siglo XX y que no son objeto del libro. Vale preguntarse si se puede trazar una línea roja que rescate las bondades de un sistema hacia adentro y la cúspide, mientras los mismos actores que defienden la política interna (sin contemplar que las violaciones de derechos humanos contra la población negra podrían ser un argumento suficiente para no considerar tan modélica esa democracia) impulsan una política exterior plagada de actuaciones contrarias a los principios democráticos y de los derechos humanos» (Welp, 2020, p. 66).

Como se detalló en los apartados anteriores, el lugar otorgado a la democracia en la definición de la denominada Doctrina Biden como eje ordenador de la política exterior se encuentra en estrecha relación a una lectura liberal sobre el deterioro de la democracia en el propio territorio de los EEUU. A su vez, pareciera que su puesta en juego no se aleja de considerarla como una herramienta de autointerés por parte del poder hegemónico en la búsqueda de recuperar su liderazgo. Desde esta perspectiva, resuena la idea de que Estados Unidos apoya la democracia cuando la democracia apoya a Estados Unidos; esto es, de que más allá de las fronteras que EEUU ha trazado recientemente entre quienes considera como democracias y quienes no, la democracia es apoyada y las autocracias toleradas en la medida que resultan funcionales a los intereses estadounidenses. Y, aunque esto no es ninguna novedad, es necesario considerar sus consecuencias para el orden mundial en la interacción de ideas, capacidades materiales e instituciones.

Notas

[1] Doctora en Relaciones Internacionales y profesora adjunta de Política Internacional Latinoamericana en la Facultad de Ciencia Política y RRII (UNR). Investigadora del Departamento de América del Norte (IRI-UNLP) y del Centro de Investigaciones en Política y Economía Internacional (CIPEI-UNR).
[2] Hillary Clinton había afirmado: «… siendo groseramente generalista, la mitad de seguidores de Trump se podrían meter en lo que yo llamo la ‘cesta de los deplorables’ (…) Son racistas, sexistas, homófobos, xenófobos e islamófobos…». En CBS News (16 de septiembre de 2016), Hillary Clinton says half of Trump’s supporters are in a «basket of deplorables». Youtube https://www.youtube.com/watch?v=PCHJVE9trSM
[3] En este sentido los autores sostienen: «La paradoja trágica de la senda electoral hacia el autoritarismo es que los asesinos de la democracia utilizan las propias instituciones de la democracia de manera gradual, sutil e incluso legal para liquidarla» (Levitsky y Ziblatt, 2018).
[4] En idioma original: «I predict to you your children or grandchildren are going to be doing their doctoral thesis on the issue of ‘Who succeeded, autocracy or democracy?’ That is what is at stake. Not just with China, look around the world». Y reconocía: «It is clear, absolutely clear: this is a battle between the utility of democracies in the 21st century and autocracies. That’s what’s at stake here. We’ve got to prove democracy works» (PBS NewsHour, 2021, 1h8m46s).
[5] Para más detalles sobre este tema se puede consultar el artículo de Guadalupe Dithurbide (2022) contenido en este anuario.

Referencias bibliográficas

Brands, Hal (2021, 29 de junio), The Emerging Biden Doctrine. Democracy, Autocracy, and the Defining Clash of Our Time. Foreign Affairs.

Busso, Anabella (2020), Los vínculos entre Trump y América Latina: del unilateralismo estadounidense y la aquiescencia regional a la crisis de los escenarios domésticos. En Fernando Estenssoro (organizador), Relações e tensões entre América Latina e Estados Unidos no âmbito da evolução da geopolítica ambiental global. Ed. Unijuí: Ijuí.

Dithurbide, Guadalupe (2022). EEUU y México más allá de la IX Cumbre de las Américas. Un repaso de la agenda bilateral y las posiciones recientes. Anuario 2022 del Departamento de América del Norte. IRI-UNL.

Duss, Matthew (2022, 4 de mayo), The War in Ukraine Calls for a Reset of Biden’s Foreign Policy. Foreign Affairs.

Economist Intelligence Unit (2017). Democracy index 2016: revenge of the deplorables. London: EIU.

Economist Intelligence Unit (2022). Democracy Index 2021: The China challenge. London: EIU.

Fraser, Nancy (2020). La crisis de la democracia como crisis capitalista. Sobre las contradicciones políticas del capitalismo financiarizado. En Fraser, Nancy. Los talleres ocultos del capital. Un mapa para la izquierda. Traficantes de sueños: Madrid.

Freedom House (2016). Freedom in the World 2017. Washington: FH.

Freidenberg, Flavia y Saavedra Herrera Camilo (2020). La democracia en América Latina. Revista Derecho Electoral. 30. https://www.tse.go.cr/revista/art/30/freidenberg_saavedra.pdf

Iber, Patrick (2022). Beyond the Blob. An interview with Senator Bernie Sanders foreign policy advisor Matt Duss. Dissent Magazzine. https://www.dissentmagazine.org/article/beyond-the-blob

Levitsky, Steven, and Daniel Ziblatt (2018). Cómo mueren las democracias. Ariel: Buenos Aires.

Mackinnon, Amy (2022). Defining the Biden Doctrine. Entrevista al Consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan. Foreign Policy. https://foreignpolicy.com/2022/01/18/national-security-advisor-jake-sullivan-interview-qa-biden-doctrine-foreign-policy/

Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular de China (2021, 12 de noviembre). Declaración del Portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre la Cumbre de Líderes por la Democracia Celebrada por Estados Unidos. https://www.fmprc.gov.cn/esp/xwfw/fyrth/202112/t20211211_10466938.html

Munck, G. (2007). Agendas y estrategias de investigación en el estudio de la política latinoamericana. Revista de Ciencia Política, 27(1), 3-21.

Osnos, Evan (2021, 25 de mayo). Can Biden’s Center Hold? The New Yorker.

Parker, Asley (2021, 24 de mayo). Weightlifting, Gatorade, birthday calls: Inside Biden’s day. Washington Post https://www.washingtonpost.com/politics/biden-daily-routine-gatorade/2021/05/23/b6f608c2-b40e-11eb-a3b5-f994536fe84a_story.html

PBS NewsHour (2021, 25 de marzo), WATCH LIVE: Biden holds first presidential news conference. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=7FkJ798i9KI&t=4s

Smith, Peter H. (1996). The Talons of the Eagle. Dynamics of US-Latin American Relations. New York: Oxford University Press.

The White House (2022, 6 de junio). Press Briefing by Press Secretary Karine Jean-Pierre. [Press release] https://www.whitehouse.gov/briefing-room/press-briefings/2022/06/06/press-briefing-by-press-secretary-karine-jean-pierre-june-6-2022/

Tokatlián, Juan Gabriel (2022, 15 de mayo). Cumbre de las Américas: California, del sueño a la pesadilla. El DiarioAr. https://www.eldiarioar.com/opinion/cumbre-americas-california-sueno-pesadilla_129_8994345.html

Tooze, Adam (2019). La democracia y sus descontentos. Nueva Sociedad. 282. Traducción de Mariano Grynszpan. https://nuso.org/articulo/la-democracia-y-sus-descontentos/

Welp, Yanina (2020), La democracia y el declive de las elites. Nueva Sociedad. 290. https://nuso.org/articulo/la-democracia-y-el-declive-de-las-elites/