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Eurasianismo y política exterior de Rusia
Desde la era zarista, lo que hoy conocemos como la Federación de Rusia se ha visto envuelta en una dicotomía sobre su pertenencia a Asia y Europa o como un puente de conexión entre civilizaciones. Esta discusión no sólo perteneció a la esfera política, sino que distintos pensadores forjaron lo que hoy conocemos como teorías eurasianistas.
El concepto de Eurasianismo, orígenes y desarrollo
Dentro del desarrollo del eurasianismo, hay distintas corrientes y diversas fases en la evolución de este pensamiento. Sin embargo, hay un problema de definición respecto a lo que se considera Eurasia. Si bien, se da por entendido que es una región geográfica cuyos orígenes se remontan a conceptos geopolíticos, posee diversas delimitaciones no solo geográficas sino también político-filosóficas o ideológicas. Como concepto geográfico usualmente se lo define como el territorio comprendido por la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como Asia Central o como el territorio que comprende desde Vladivostok a Lisboa, como sostenía Brzezinski (Serbin, 2019).
El concepto como tal tiene sus orígenes en la Rusia zarista y posteriormente, se desarrolló en la década de 1920. Durante la Rusia imperial, la utilización de la identidad única rusa se ha instrumentalizado desde la expansión hacia el este. En esta época el origen proviene del asianismo, personalizado en el Príncipe Esper Ukhtomsky quien influyó en la política asiática del Zar Nicolas II. Para el asianismo Rusia posee una naturaleza única pero el foco estaba en su herencia y destino asiáticos. Se afirmaba la existencia de una afinidad sociocultural con Asia, sin embargo, su instrumentalización se basó para distinguir a Rusia de los demás Estados europeos dada su presencia geográfica en Asia y su identidad asiática (Rangsimaporn, 2006).
Sin embargo, en la primera fase del eurasianismo, los principales pensadores son intelectuales exiliados como consecuencia de la Guerra Civil posterior a la revolución bolchevique en 1917. Los autores de esta época se veían influenciados por la tradición eslavófila del siglo previo, donde se rechazaba la influencia eurocéntrica de Occidente y planteaban la idea de una “Tercera Roma” para Rusia, con sus propias ideas, objetivos y destino. Entre 1920 – 1930, el eurasianismo de la época mantiene su rechazo a occidente y se postula que Rusia es una civilización no europea en pugna con este último, con una identidad propia más afín a Asia que a Europa, con una influencia de la religión ortodoxa como centro de gravedad o en el componente político de un Estado centralizado y autoritario (Serbin, 2019).
La segunda fase u “oleada” surge hacia finales de la época soviética y se consolida con la caída de la URSS. El autor que más influencia tuvo en esta nueva fase del pensamiento fue Gumilev, quien basaba su eurasianismo en la teoría de la etnogénesis (Serbin, 2019). Esta teoría, afirma que cada etnia se caracteriza por una mentalidad y estereotipos de conducta peculiares que van mutando a través de los procesos históricos. Pero para delimitar a cada etnia las categorías como lengua, cultura o unidad territorial, entre otras son insuficientes, por lo que es el reconocimiento de la identidad de cada una lo que lo va a definir. Cada una de estas etnias van a desarrollarse a través del tiempo y mutar con el mismo, y también tendrán diversas relaciones con el entorno geográfico (Malishev & Sepúlveda Garza, 1995).
Esta fase es usualmente llamada neoeurasianismo. Dentro de esta nueva corriente hay diferentes vertientes, sin embargo, todas tienen en común:
Sin embargo, hay diferentes formas de clasificar las vertientes ni una sola interpretación del eurasianismo. Algunos autores hablan del eurasianismo clásico, neoeurasianismo “democrático” y le neoeurasianismo de tradición eslavófilo, el nuevo eurasianismo más tradicionalista y el pragmático (Serbin, 2019), otros autores clasifican al eurasianismo en pragmático, neo eurasianismo y eurasianismo Inter civilizatorio (Rangsimaporn, 2006).
Neo eurasianismo
Como hemos mencionado no existe actualmente una sola vertiente del eurasianismo, ni se circunscribe a un solo país ya que hay eurasianismo de corte kazajo o turco (Serbin, 2019), cada uno con sus propias visiones. Sin embargo, y a fines prácticos, este apartado se divide en tres partes, cada una correspondiente con distintas caracterizaciones del neo eurasianismo.
En primer lugar, para el eurasianismo pragmático, Rusia posee fronteras tanto en Asia como en Europa, por lo tanto, debe mantener intereses en ambas regiones y debe perseguir una política balanceada. En términos relativos, esta vertiente no rechaza la importancia de Occidente en la política exterior rusa ni su afinidad cultural con Europa. Pero la noción central es la característica de una política exterior balanceada. Esto se desarrolló a principios de 1990 con el Ministro de Relaciones Exteriores, Yevgueni Primakov, donde el Este posee una gran importancia para contra balancear a Occidente (Rangsimaporn, 2006).
En segundo lugar, el neoeurasianismo está fuertemente influenciado por la geopolítica. Sin embargo, esta vertiente rechaza la influencia de occidente, pero no reclama la pertenencia oriental. Sostienen que Rusia es un gran poder del sistema internacional y que el lugar que ocupa está fuertemente determinado en su geopolítica. El rol de Asia es estrictamente instrumental, algunos países como China y Japón son vistos como posibles aliados en oposición a la hegemonía estadounidense. La dicotomía de Rusia se centra en la dicotomía de la geopolítica clásica de las telurocracias y talasocracias que están destinadas a estar en pugna (Rangsimaporn, 2006).
Uno de los principales autores de esta vertiente es Alexandr Duguin. Una de sus teorías más populares es la de la cuarta política. Según Duguin, el neo eurasianismo retoma muchos de los conceptos del eurasianismo clásico (aquel de principio de siglo pasado), sin embargo, va más allá y propone sobrepasar la idea de tercera Roma o “tercera política” para pasar a la cuarta posición. Esto supone un orden político-filosófico que trasciende al liberalismo, al comunismo y al fascismo. Para el autor, el neo eurasianismo supone la fundación de un programa político e ideológico y una manera de ver el mundo (Dugin, 2014).
En un nivel geopolítico, retomando la idea de poderes continentales en contraposición a los poderes marítimos, el autor afirma que en oposición a la continental Rusia se encuentra lo que denomina como “Atlantismo”, donde Estados Unidos reemplazó a Gran Bretaña como líder de ese polo. Este atlantismo se ve materializado en la globalización, entendida como la imposición de los valores e ideología occidentales a nivel global. Por lo tanto, en contraposición sugiere la creación de un orden centrado en espacios autónomos parcialmente abiertos al resto, organizados en federaciones continentales o “imperios democráticos” que hacia adentro poseen una diversidad de etnias y culturas (Dugin, 2014).
Asimismo, se plantea la idea de zonas meridianas, donde cada una de las áreas se contra balancea con el resto. Existirían entonces, cuatro zonas meridianas: la Atlántica (entendida como la zona de influencia estadounidense a través de la Doctrina Monroe), Euro-África (cuyo centro es la Unión Europea), la zona Ruso-Centro Asiática y la zona del Pacífico. Estos meridianos en un futuro podrían ser también los cuatro polos de poder global. Asimismo, cada uno de estos está compuesto por “grandes espacios” o como anteriormente lo llama “imperios democráticos”, el meridiano de Euro-África está conformado por la Unión Europea y el Gran Espacio Árabe, la zona Ruso-Centro Asiático está conformado por tres grandes espacios: La Federación de Rusia y los miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y de la Unión Euroasiática, el gran espacio del islam continental (Turquía, Irán, Afganistán y Pakistán, y los Estados asiáticos de la CEI con intereses en la zona. La zona civilizatoria autosuficiente del Hindustán, por otra parte, la zona del Pacífico está integrada por dos grandes espacios, por un lado, China y Japón que también incluye a Indonesia, Malasia y Filipinas y Australia. Por último, el meridiano de América se constituye por Estados Unidos, Canadá y América Central y del Norte (Dugin, 2014).
A fines de la integración del meridiano de Rusia y Asia Central se propone la creación de un axis entre Moscú y Teherán que favorecerá al desarrollo económico, militar y político que tendrá como consecuencia la integración de la región que llevará a la autonomía irreversible. Asimismo, se plantea también un axis entre Moscú y Delhi y de Rusia y Turquía. Por otra parte, plantea alianzas con los Estados del Cáucaso y la integración de los Estados post soviéticos a través de la Unión Euroasiática (Dugin, 2014).
Por último, el eurasianismo Inter civilizatorio cuyo principal exponente es Titarenko, propone a China, y otros Estados del este de Asia, como un modelo de desarrollo económico alternativo al occidental. Esta vertiente del eurasianismo se basa en la discusión colectiva, la interdependencia, ayuda mutua, cooperación de pueblos e individuos, y la complementariedad mutua en las relaciones entre las civilizaciones y los pueblos de Rusia, con un destino histórico en común (Rangsimaporn, 2006).
La política exterior propuesta por esta vertiente del eurasianismo es similar a la del eurasianismo pragmático, sin embargo, el rol de Rusia en el este de Asia está demarcado por la posición geográfica de Rusia en el espacio euroasiático, el cual predetermina su rol como puente entre Europa y el Este de Asia, un pivote geográfico de un orden mundial integrado y factor de acercamiento y coordinación entre las civilizaciones occidentales y orientales, las culturas políticas y los valores morales e ideológicos (Rangsimaporn, 2006).
Para Titarenko, Rusia es un Estado donde las grandes civilizaciones convergen (eslava, china, japonesa, islámica y católica) y su cultura es una mezcla de todas las diferentes vertientes por lo que la política exterior no debería centrarse en un solo lugar. Afirma que hay un valor importante en el intercambio inter civilizatorio entre Rusia y Asia. Sin embargo, Moscú necesita tener un equilibrio de los componentes occidentales y asiáticos en su política exterior ya que cada uno de ellos tiene un valor independiente. El autor a su vez, propuso que Rusia debe estar comprendida de dos economías: la región europea rusa así como el área oeste de Siberia como parte de la economía global y el este ruso como parte de la economía regional de Asia Pacífico. Para lograr esto se debe desarrollar la economía del este de Rusia e integrar económica y políticamente con el área de Asia- Pacífico (Rangsimaporn, 2006).
Política exterior de la Rusia post soviética
La implosión de la Unión Soviética no solo tuvo impacto a nivel regional sino global. Con este hecho hubo una transición en el orden del sistema internacional pasando de uno bipolar a unipolar liderado por los Estados Unidos. Esta nueva distribución del poder implicó un reordenamiento de la política exterior de Rusia, que se encontraba asimismo altamente influenciada en las cuestiones de orden interno como fueron la crisis económica y de carácter político.
Por lo general se sostiene que, dentro del pensamiento ruso de política exterior, además de los eurasianistas de los cuales hemos abordado sus principales propuestas y cosmovisiones en el apartado anterior, existen también corrientes como la occidentalista y la nacionalista. Los primeros hacen hincapié en la herencia cultural europea de Rusia por lo que su progreso tanto social, como económico y político, se encuentra anclado en Europa occidental, sin subordinar su rol como gran potencia (Morales Hernández, 2018). Los nacionalistas por su parte, pueden tener un paralelo en el eurasianismo pragmático ya que sus supuestos son similares. Reivindican el estatus de gran poder de Rusia, su principal objetivo es el cumplimiento de los intereses nacionales aprovechando el entorno internacional (Morales Hernández, 2018).
Ambas corrientes han tenido referentes en la política exterior de Rusia. En el caso de los occidentalistas, el ejemplo más claro de la implementación de una política de este corte fue lo que conocemos como Doctrina Kozyrev, quien fue Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia entre 1991 y 1996 bajo la presidencia de Boris Yeltsin. Para el Ministro, los principales objetivos eran establecer relaciones en el vecindario inmediato de nuevos Estados que surgieron como consecuencia de la desintegración de la URSS, así como apaciguar las zonas de conflicto de la periferia y al mismo tiempo, emprender una transformación de las relaciones con occidente, superando al “nuevo pensamiento” de Gorbachov (Morales Hernández, 2020).
Para Kozyrev:
Por lo tanto, para este tipo de doctrina era altamente relevante el rol que podría cumplir occidente tanto en el desarrollo económico de Rusia como en el político a través de la transformación en una democracia liberal occidental, inspirada en esa región.
Sin embargo, Kozyrev sería reemplazado de su cargo como Ministro por Yevgueni Primakov quien estuvo frente a la cartera entre 1996 y 1998 y quien también daría nacimiento a otra doctrina con su nombre. Para la Doctrina Primakov, relacionada con el eurasianismo pragmático y la política exterior nacionalista, un mundo unipolar dominado por Estados Unidos resulta inaceptable para Rusia y propone una serie de principios para la política exterior: en primer lugar Rusia debe esforzarse en la creación de un orden multipolar basado en un concierto de naciones que puedan contra balancear a Estados Unidos, en segundo lugar, Rusia debe insistir en su supremacía en la región que ocupaba la Unión Soviética y liderar la integración en la zona, por último, Moscú debía oponerse a la expansión de la OTAN (Rumer, 2019).
El nombramiento de Primakov significó un giro en la política exterior rusa hasta el momento orientada hacia occidente. Por otra parte, la insistencia de la supremacía rusa en el ex espacio soviético junto a la oposición a la expansión de la OTAN y en un sentido más amplio el socavamiento del orden internacional liderado por Estados Unidos, asimismo, la relación con China es un componente fundamental. Estos tres principios siguen manteniéndose como pilares de la política exterior de Rusia en la actualidad (Rumer, 2019).
Conclusiones
Como es de notar, la influencia de las teorías eurasianistas son visibles en la política exterior rusa. Podemos afirmar que en los últimos años la teoría predominante ha sido la del eurasianismo pragmático. Sin embargo, las nuevas sanciones impuestas por occidente a raíz de la Guerra en Ucrania en estalló en febrero del 2022 pueden traer una mayor influencia de las demás variantes de las teorías eurasianistas, en especial con el giro al este y la mayor influencia de organizaciones internacionales euroasiáticas como la Unión Euroasiática y la Organización de Cooperación de Shanghái. Esta última es de gran relevancia dado que no solo participan tanto Rusia como China, otro gran jugador de Eurasia, sino que también forman parte los grandes poderes regionales como lo es India y la reciente incorporación, Irán.
Asimismo, debemos destacar que el centro de poder internacional se encuentra en una transición desde occidente hacia oriente, por lo que este entramado institucional euroasiático cobrará mayor relevancia en los años por venir. Por otra parte, la política exterior de Rusia, si mantiene su postura actual en línea con la Doctrina Primakov y el eurasianismo pragmático podrá lograr un mayor margen de maniobra en la arena internacional desarrollando sus relaciones con sus pares asiáticos.
Referencias bibliográficas
Dugin, A. (2014). Eurassian Mission. An introduction to neo-eurasianism. Arktos. Recuperado el 11 de 09 de 2022
Malishev, M., & Sepúlveda Garza, M. (1995). Teoría sobre etnia y etnogénesis de León Gumiliov. Dimensión Antropológica, 4, 113 – 131. Obtenido de http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1512
Morales Hernández, J. (2018). La comunidad de expertos sobre política exterior en Rusia. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado el 04 de 09 de 2022, de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6715635.pdf
Morales Hernández, J. (2020). ¿Qué fue de la «casa común europea»? Percepciones de Europa en la política exterior de Rusia. Recuperado el 01 de 09 de 2022, de https://www.redalyc.org/journal/282/28268121020/html/
Rangsimaporn, P. (2006). Interpretations of Eurasianism: Justifying Russia’s role in East Asia. EUROPE-ASIA STUDIES, 371 – 389. Recuperado el 11 de 09 de 2022, de http://dx.doi.org/10.1080/09668130600601750
Rumer, E. (2019). The Primakov (Not Gerasimov) Doctrine in Action. Carnegie Endowment for International Peace. Recuperado el 01 de 09 de 2022, de https://carnegieendowment.org/2019/06/05/primakov-not-gerasimov-doctrine-in-action-pub-79254
Serbin, A. (2019). Eurasia y América Latina en un mundo multipolar. Icaria Editorial – Ediciones CRIES. Recuperado el 05 de 09 de 2022, de http://www.cries.org/wp-content/uploads/2019/09/AndresSerbinLibroEURASIA-web.pdf