En este momento estás viendo Julio de 1942 – febrero de 1943:  Batalla de Stalingrado

Julio de 1942 – febrero de 1943: Batalla de Stalingrado

Hablar una vez más de una de las contiendas más importantes en el siglo XX. En este punto, ríos de tinta han corrido durante décadas para intentar poner el dedo sobre las razones por las cuales la Batalla de Stalingrado representó el comienzo del fin de las ambiciones de Hitler y el régimen nazi de constituir un imperio por derecho propio. Los tantos están claros: esta batalla fue el broche que cerró el avance del Eje sobre el Frente Oriental durante la Segunda Guerra Mundial, y es hoy un acontecimiento que suscita en el pueblo ruso dosis parejas de melancolía, triunfalismo, tristeza y patriotismo.

A comienzos de este mes, el presidente Vladimir Putin visitó Volgogrado (actual denominación de Stalingrado) en el citado aniversario. En medio del conflicto con Ucrania, esta fecha se yergue como el principal asidero en donde la voluntad rusa alineada a la guerra hace puerto para sostener la cada vez más cruenta y fulminante avanzada bélica. Incluso en los círculos políticos se baraja la opción, más declaratoria de intenciones que otra cosa en este momento, de recuperar el nombre de Stalingrado para el asentamiento urbano emblemático.

La batalla en cuestión puso punto final, con la capitulación alemana, a la conocida Operación Barbarroja, 1941-1943 (cuestión que ya hemos tratado anteriormente en otra oportunidad): la ofensiva nazi que buscó abrir el llamado Frente Oriental en el contexto de la Segunda Guerra Mundial atacando desde diferentes puntos al territorio soviético, en busca sobre todo del petróleo del Cáucaso (que en su momento la potencia alemana buscaba desesperadamente debido al despilfarro ocasionado por los refuerzos que enviaron a Italia tras el desembarco aliado en Sicilia). Las referencias históricas sobre el acontecimiento remarcan, sin falta, dos factores decisivos en la derrota nazi: el invierno soviético y la conocida “guerra de las ratas”. Condiciones ambientales previsibles pero implacables por un lado, el partisano social de aquellos rusos defendiendo su ciudad desde las alcantarillas.

La trascendencia de la Batalla de Stalingrado supera con creces su papel para el retroceso de Hitler. Hoy en día, en un conflicto como el de Rusia y Ucrania, en donde se prevé una escalada de la violencia sin control conforme pasa el tiempo, el significado de Stalingrado es motivo de una ardua disputa simbólica. Numerosos testimonios, de ambos bandos del combate de aquel entonces, prueban que la experiencia humana de la guerra está mucho más lejos de la presentación bipolar entre Estados beligerantes que reconocemos superficialmente en cualquier encuentro bélico. Una enfermera que sostiene nunca haber atestiguado tal cantidad de sangre derramada nunca salvo los meses que duró la ocupación de la ciudad; un francotirador soviético que reconoce en los soldados alemanes a abusadores de civiles; un soldado de ese bando que registra en su diario personal “esa diabólica música de la batalla, que trae muerte, no cesa de sonar y sonar” (1). Cabe solamente preguntarnos qué será de los testimonios de las batallas en Ucrania. Desde Stalingrado podemos reconocer lo que la guerra se ha vuelto en tanto golpe contra lo humano desde la Segunda Guerra, es el paradigma de la confrontación sin medidas que la Guerra Total precipita sobre nosotros. ¿Qué habremos aprendido desde entonces? ¿Habremos aprendido algo?

Grassia, Ignacio Alfredo
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP.

Referencias:

(1) Tanto la cita como los datos sobre los testimonios pueden encontrarse en Rivera Medina, Juan Antonio (2021) La batalla de Stalingrado. Reconstrucción de la dura contienda que marcó la II Guerra Mundial, separata de la revista El Catoblepas. Revista crítica del presente, enero-marzo 2021, N°194. Disponible en: https://www.nodulo.org/ec/2021/n194p13.htm