El 3 de mayo pasado, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebró un debate abierto sobre la “Confianza en preparar el futuro para el sostenimiento de la paz”. Se trata de una temática relevante para la comunidad de naciones, considerando la complejidad que expresan los conflictos en el mundo, particularmente el que se despliega entre Rusia y Ucrania, donde la construcción de la paz todavía parece una quimera, además de las múltiples e interrelacionadas crisis que están impactando la paz y la seguridad internacionales. El evento se enmarca en la presidencia mensual de Suiza en el Consejo de Seguridad, que se basa en el dilatado compromiso de ese país con variados procesos de paz y cese al fuego alrededor del mundo.
En la actividad participaron más de sesenta Ministros, Observadores y Representantes, los que intercambiaron ideas sobre la manera en que el Consejo de Seguridad, y el sistema de Naciones Unidas en su conjunto, pueden fortalecer sus labores en torno a la construcción de la confianza para una paz duradera. Como se evidenció en el evento, para la construcción de la paz es imperativo incrementar la participación de la sociedad civil en todas las etapas que buscan solucionar los conflictos, considerando a esta desde el proceso de análisis de las causas profundas de los conflictos, para conocer las necesidades y vulnerabilidades diferenciadas que pueden estar en las raíces de la violencia.
El primer ponente fue el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien señaló que “(…) el cumplimiento de los derechos humanos es el mejor antídoto contra las desigualdades, los agravios no abordados y la exclusión, que a menudo son la raíz de la inestabilidad y el conflicto”. A continuación tomó la palabra Cynthia Chigwenya, Embajadora de la Juventud para la Paz de África Meridional de la Unión Africana, quien remarcó el que los jóvenes son apreciados como sin experiencia o instigadores de la violencia, lo que dificulta la colaboración intergeneracional, sugiriendo una revisión sobre la manera en que opera la inclusión y la inversión en redes de jóvenes. Por su parte, Ignazio Cassis, Consejero Federal y Jefe del Departamento Federal de Relaciones Exteriores de Suiza, indicó que se deben fortalecer los cimientos de una arquitectura de paz más amplia, inclusiva y que considere las decisiones democráticas de los países.
Teniendo en cuenta lo anterior, es posible señalar que resulta fundamental construir la confianza entre los diversos actores que trabajan en favor de la paz. La confianza es el lubricante que dinamiza las relaciones en todo sistema social, lo que resulta especialmente relevante en un escenario de conflicto, otorgando fluidez en las comunicaciones, bajando los costos de las transacciones y favoreciendo la institucionalización de las conductas de los actores, lo que minimiza los riesgos de enfrentamiento e incertidumbre, máxime en un contexto de crisis y enfrentamientos sociales.
En línea con lo anterior, el Consejo de Seguridad debe mejorar su compromiso con los actores locales, incluidas las organizaciones de la sociedad civil, los grupos de mujeres y las organizaciones juveniles, sin olvidar el mundo académico, periodistas y activistas, para garantizar que sus perspectivas y experiencias se tengan en cuenta en los procesos de toma de decisiones.
La inclusión integral de la sociedad civil puede facilitar a los países en conflicto y que transitan a la paz a llegar a soluciones innovadoras, implementando políticas públicas que cuenten con un amplio consenso y respaldo. Tanto el Consejo de Seguridad, como los tomadores de decisiones de los países miembros, lograrán una mejor imagen de los escenarios, considerando las posiciones de los grupos históricamente marginados relacionadas con la paz y la seguridad, ya que la sociedad civil ha sido, de forma permanente, una buena fuente para conocer la evolución de los conflictos y la situación de la población más vulnerable afectada por estos.
Naciones Unidas lleva un tiempo trabajando por la coherencia y sinergia entre sus diversos organismos, fondos y programas, sobre la base de la mutua interdependencia entre sus pilares: desarrollo, derechos humanos y paz y seguridad internacionales. Este tema ha sido especialmente complejo en relación con este último pilar, tal vez el principal del sistema. El Consejo de Seguridad debe mejorar, en coordinación con el Secretario General, la cooperación y la coherencia entre las distintas agencias de la Organización, las entidades regionales y otros socios, para apoyar los esfuerzos de consolidación de la paz, incluso a través de la programación conjunta y la movilización de recursos. El conocimiento en terreno de las organizaciones regionales y otros socios locales pueden facilitar el trabajo del Consejo y favorecer la construcción de una paz duradera, en los países aquejados por conflictos o donde han emergido espirales de violencia.
Por último, resulta fundamental tomar en cuenta aquellos factores potenciadores de los conflictos, como es el caso del Cambio Climático, que está incidiendo directamente en la violencia social, el movimiento forzado de personas ante la escasez de recursos, y la dinamización de desastres naturales y antrópicos, como es el caso de los huracanes, inundaciones, sequías e incendios. Lo anterior va de la mano de una mayor inversión en los aspectos “verdes de la seguridad”, en tanto el cambio climático está generando mayores cifras de muertes que los conflictos bélicos, tratándose de una amenaza urgente para las sociedades. Ello resulta especialmente relevante, considerando que América Latina y el Caribe es una región altamente vulnerable ante dicho proceso, como lo evidencia el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Jorge Riquelme
Analista Político. Doctor en Relaciones Internacionales (IRI – UNLP)
Sebastián Osorio
Magíster en Política Comercial y Estrategia Internacional (Universidad de Chile)
*Académicos de Chile invitados por el Director del IRI