El 5 de noviembre de 2006, el Alto Tribunal Iraquí determinó sentencia contra el ex presidente iraquí, Sadam Husein, derrocado por la invasión estadounidense, en marzo de 2003. El mismo fue condenado a morir en la horca por la matanza de 148 chiíes en la aldea de Dujail en 1982. Concretamente, los imputados fueron condenados a muerte por el régimen de Husein tras la celebración de un juicio sumarísimo en el que les culparon de haber intentado atentar contra la vida de ex dictador en dicha aldea, en 1982.
El tribunal también ha decretó la pena capital para el hermanastro de Sadam, Barzan Ibrahim al-Tikriti, y para el antiguo presidente del tribunal revolucionario AwadHamad al Bandar, que emitió las sentencias de ejecución.
Los tres murieron en la horca, pese a que el ex presidente iraquí había manifestado su deseo de ser ejecutado ante un pelotón de fusilamiento. Al ser condenado, Sadam, con un Corán en la mano, gritó varias veces: «AlahuAkbar» («Alá es grande»).
La condena contra Sadam se hizo pública horas después de la entrada en vigor del toque de queda en Bagdad y en las provincias de Al Anbar, Salahedin y Diyala, de mayoría suní. Estas medidas excepcionales de seguridad incluyeron el cierre del aeropuerto de la capital.
Sadam Husein, nacido en Tikrit, ocupó la presidencia de Irak entre 1979 y 2003 al frente del partido Baaz. Tras la dura guerra con Irán (1980-1988), en agosto de 1990, decidió anexionar Kuwait, lo que originó la Guerra del Golfo.
Se mantuvo en el poder hasta marzo de 2003, cuando las tropas estadounidenses y británicas invadieron Irak; una invasión que se llevó a cabo sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
Husein no es el primer líder iraquí en ser condenado a muerte, ya que en 1963 un tribunal revolucionario decidió la ejecución del primer ministro Abdul Karim Qasim.
Lic. Wladimir Wolters Albarracin
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP