Departamento de Asia y el Pacífico
Centro de Estudios Chinos
Artículos
Apuntes sobre la compleja maquinaria de la política exterior china
Lucas Gualda[1]
China siempre 2022 no ha sido un año ordinario para China. En este 2022 el país, o mejor dicho, su gobernanza, ha consolidado una dirección encarada ya hace 2 lustros por Xi Jinping.
Su liderazgo ha sido acompañado por una revolución en la sociedad, la cual en distintos aspectos, se ha ido adaptando a un ritmo demencial a los constantes cambios, impulsados esta vez por el auge de la tecnología.
El acceso masificado, y muy facilitado, a internet, indudablemente ha modificado los hábitos de consumo de la sociedad china. Y el insight de hace unos años que rezaba que “la nueva clase media está ávida por comprar y consumir productos” ya está quedando obsoleto; ahora el consumidor ha comenzado una etapa de sofisticación, y a las marcas ya no les alcanza con llenar la plaza de productos, es momento de innovar y adaptarse a las exigencias de un mercado muy competitivo.
Sin profundizar mucho en el mercado de los bienes de lujo, estas grandes marcas constantemente miden la recepción del público a sus esfuerzos. Este año, y los anteriores también, han sido difíciles dado que muchas marcas internacionales han tomado decisiones (a pedido de consumidores de otros países) en contra de China, lo cual despertó feroces reacciones de sus seguidores (el boicot de un lado, es el aprecio del otro, y viceversa). En paralelo, se fue desarrollando la tendencia del “guochao” abriendo oportunidades a marcas chinas, que hacen productos para consumidores chinos.
Menudo problema para industrias cuyos productos tienen denominación de origen como el vino. ¿Puede un conflicto diplomático quitar oportunidades de probar diferentes terroirs? Las sanciones a Australia, que pondré en detalle más adelante, nos cuentan que sí, que es posible. Pero las marcas pueden saltar esos obstáculos, de una manera muy interesante para el desarrollo de la vitivinicultura en China, que también veremos en breve.
Y es que este artículo trata de cómo este líquido milenario poco a poco está conquistando los paladares de los consumidores del gigante asiático. Y hago mención a la Franja y la Ruta del Vino, porque si bien ésta no existe, lo cierto es que el impulso de este mercado creará oportunidades para el viejo y el nuevo mundo del vino.
Y si bien los últimos años han sido de retroceso, todo indica que se ha tratado de un ajuste que permitirá tomar aún más impulso. Por eso les traigo a continuación algunos puntos destacados del 2022 del vino en China que permitirán mirar con esperanzas el futuro.
El mercado del vino en China
China es un país consumidor de bebidas alcohólicas. Esto es un hecho innegable. Una de las empresas más valiosas del país, lugar que mantiene y sostiene con comodidad, es Kweichow Moutai, cuyo afamado licor a base de sorgo es el invitado fundamental en cada brindis. No solo eso, sino que también se trata de un producto con denominación de origen. Todo el licor procede de una única región en la sureña Guizhou. Esta situación no ha hecho más que disparar el valor de cada botella, dada su planificada escasez.
Este escenario que describo no tiene otro fin más que el de plantear que así como Moutai logró valorizarse entre los consumidores, integrando una tradición que es parte del ADN chino, el vino se va posicionando en el mercado. La bebida alcohólica color rubí es hoy por hoy uno de los ítems favoritos para hacer regalos, pero también se vuelve un componente obligado para acompañar cenas en restaurantes que ofrecen cocina internacional, esto sobre todo en las ciudades más cosmopolitas como Beijing y Shanghai
Si bien esta franja de mercado puede ser suficiente para las marcas más exclusivas, acostumbradas a manejarse en entornos reducidos, siendo esta una forma de cuidar su valor, la cantidad de jugadores en el país lleva a intentar expandir hacia otros consumidores, especialmente los más jóvenes, que están siendo hoy en China quienes más traccionan el consumo. Y justamente el consumo de vino, cuyos números hablaban de un franco crecimiento, en estos últimos años han sufrido un vaivén que encendió las alarmas en la OIV, Organización Internacional de Vino, entidad que reúne a la industria a nivel mundial. Veamos en profundidad dichos números.
Los números del mercado
El año pasado, los números que habían arrojado en 2020, según estimaciones de la OIV, daban cuenta del preocupante escenario chino. Las expectativas de consumo habían sido rebajadas por tercer año seguido.
La nación asiática es hoy en día el sexto mayor consumidor mundial de vino en el cálculo agregado. Dicha posición cae estrepitosamente cuando el cálculo se realiza “per cápita”, lo que habla del enorme camino aún para recorrer en cuanto a la construcción del hábito del vino entre los consumidores chinos. Para comparar, Argentina es un país donde el consumo se ha venido incrementando, siendo el noveno consumidor mundial de manera agregada (9.3 millones de hectolitros/MhL, 3 MhL menos que China), y el séptimo en el cálculo per cápita (27,3 litros).
En cuánto a la producción en 2021, la OIV indicó que China no brindó datos sobre su rendimiento. Se pone en duda entonces el puesto de décimo mayor productor mundial que ostentó hasta el año 2020.
Sí hay datos sobre las importaciones en 2020 (aún no están las cifras de 2021). China es el séptimo importador mundial de vino medido por MhL, y sube 2 puestos cuando se mide por precio, esto es un indicador claro de que el país importa principalmente vinos finos, de elevado precio por etiqueta. Para dar un ejemplo claro de esto, Francia importa 2 MhL más que China, pero por un valor 60% inferior (761 millones de Euros versus los casi 1600 millones de importaciones chinas). El motivo de esto es que Francia importa vino español a granel, para luego ser embotellado y vendido como vino francés (cuando es integrado a un blend con vino local), o directamente como vino español (quedándo con buena parte de su valor). España es el mayor exportador mundial de vino a granel (en flexitanks, parecidos en apariencia a un silobolsa, pero rellenos de líquido que van dentro de un container regular), y Francia su mayor comprador.
Para los especialistas Per y Brigitte Karlsson, los datos de China exigen revisar el mote de “el próximo gran mercado del vino” que se le había otorgado, aunque advierten al mismo tiempo que las estadísticas provenientes de Beijing no son 100% confiables.
A pesar del retroceso descrito, las expectativas para los años siguientes son positivas. El avance del vino entre la población china, y la evolución de los gustos, así como la educación del consumidor, cada vez están permitiendo que la bebida se popularice, rompiendo la cáscara del consumo de lujo, para volverse un producto cada vez más masivo.
En ese sentido, el retorno en 2022 de las grandes ferias de la industria ha sido muy positivo. Tras el freno que representó la pandemia en muchos aspectos, este año en China se seguirán reanudando las ediciones presenciales de ferias muy importantes para la industria. Una de ellas, la alemana Prowein (ProWine en su versión internacional) que en 2021 desarrolló su feria en Shanghai con los máximos protocolos posibles, volverá a hacerlo entre el 8 y 10 de noviembre de este año. Esta edición destaca por una presencia cada vez mayor de bodegas chinas, entre las que se pueden mencionar a GreatWall (bodega que es propiedad de COFCO, siendo además la más grande de China, y la primera en obtener una medalla de oro en la exposición internacional Cata d’Or Wine Awards, celebrada en Santiago de Chile en 2019), Changyu (otra de las bodegas más tradicionales), y los vinos de la ladera este de los Montes Helan en Ningxia, uno de los terroirs más destacados del país (ver más en Ningxia, la región vitivinícola que sienta un precedente de política de estado en China), que también fueron protagonistas en la ProWein de este año en Düsseldorf. Además, otras bodegas de 17 países distintos tendrán presencia en esta importante feria.
Unos meses antes, entre el 13 y el 15 de septiembre, también tuvo lugar en dicha ciudad (Shanghai) la China Wine International Expo, la cual reúne a la crema nacional, incluyendo también a fabricantes de bebidas más tradicionales como el baijiu.
Y sin dudas se puede inferir que estas ferias crecerán en tamaño, y surgirán nuevas, el futuro del vino en China es brillante. Las estimaciones indican que para 2026, teniendo en cuenta la resolución de la pandemia en territorio chino, el mercado duplicará los valores actuales llegando a 42 mil millones de dólares. El driver del crecimiento será el crecimiento del consumo per cápita, arrastrado por las nuevas preferencias de los consumidores.
En términos de la Franja y la Ruta, este escenario a futuro pondrá a China en clara ventaja respecto del Asia Pacífico, convirtiéndolo en la verdadera meca del vino en Oriente. Hecho que sin duda influirá en las estrategias de las marcas internacionales para atender este gran mercado.
Crece la producción local, con Ningxia como estandarte
Si escribo sobre vino en China, me es menester contarles sobre Ningxia, la norteña región autónoma Hui (una de las 56 etnias chinas) que posee un terroir único, que está destacando al vino chino tanto puertas adentro como afuera.
La ladera este de los montes Helan (que separan a la región de Mongolia Interior) es hoy en día una de las mecas del vino del nuevo mundo, además del destino #1 para el enoturismo en China. 2022 es un año muy particular, dado que se ha reportado el triste deceso del hombre que hizo posible el milagro.
Cao Kailong, quien dirigía el Buró del Vino en Ningxia, considerado por todo como el padre de la vitivinicultura en la región, y el responsable de convertir un desierto en la provincia más pobre de China en un verdadero polo de producción, falleció este año a los tempranos 57 años.
En su carrera política, que llevó más de 30 años de desempeño en la región, pasó primero por agencias orientadas a la reducción de la pobreza, hasta que su contacto en el Departamento de Vino y Flores, lo ayudó a entender el potencial de la uva como elemento para potenciar la industria del vino y del turismo. Su muerte sirve para remarcar su figura, falleciendo a cargo de la única oficina estatal en toda China especializada en vino. Un verdadero pionero.
Los vinos de Ningxia destacan por su terroir, potenciado por su ubicación geográfica. Su latitud Norte es similar a la de la región francesa Burdeos, cuna de los vinos más exclusivos en todo el mundo. Si bien a nivel climático hay enormes diferencias (Burdeos no destaca por su clima seco, todo lo contrario), las cepas predominantes en la región (Cabernet Sauvignon y Merlot) son similares a las que integran la mayoría de los blends más exitosos de la región francesa.
El Presidente chino Xi Jinping visitó la región en 2016, y luego nuevamente en 2020, tras la cual se formó, con apoyo del Estado central, una zona piloto para mejorar la competitividad a nivel internacional de los vinos de la región.
Ningxia es además de ser una de las pocas entidades subnacionales que integra la Organización Internacional del Vino, en calidad de miembro observador. Entre otros miembros observadores destacados se hallan la Unión Europea, la prefectura de Yantai (en la provincia de Shandong), y la reciente incorporación del Estado de Texas, EEUU (el país no integra actualmente la OIV).
De China al mundo: los vinos nacionales que triunfan
Sería inapropiado decir que China es un país importador de vinos. Todo lo contrario, año tras año el país logra volúmenes de producción a tono con el de los grandes competidores. No solo eso, también algunas de sus etiquetas están obteniendo puntajes que han levantado las cejas de los expertos. Algo ha estado sucediendo en China.
Este año ha sido de gran impacto para la industria dado el destacado desempeño de las etiquetas chinas en distintos galardones mundiales. Tal es el caso de los Decanter Wine Awards 2022, premios otorgados por la publicación que le da su nombre, una de las más relevantes de la industria.
Los resultados de la edición de este año, publicados el pasado mes de junio, dan cuenta de 234 etiquetas chinas premiadas, 16 de ellas con medalla de oro, y 64 con medalla de plata. Entre los vinos galardonados con el máximo premio, la mitad de ellos corresponden a la ya mencionada región de Ningxia. Los vinos provenientes del lejano Xinjiang también lo hicieron muy bien, 3 de ellos se colgaron del oro también.
También es menester mencionar en este pequeño apéndice destacamos a dos vinos provenientes de las dos regiones más importantes de la vitivinicultura en China: en primer lugar los vinos de Silver Heights, provenientes de las tierras al pie de los montes Helan, en la norteña Ningxia; por otro el más internacionalizado Ao Yun, cuyo desarrollo corresponde al grupo LVMH (Louis Vuitton Möet Hennessy) conglomerado de marcas de artículos de lujo número 1 en el mundo.
En el caso de Silver Heights (cuya foto de la bodega acompaña este artículo), los vinos creados por la enóloga Emma Gao han llegado a la exposición Great Wines of the World, que organiza anualmente James Suckling, uno de los críticos más reconocidos de la industria, en New York. No sólo se trata de la única bodega china que ha estado presente en la que es uno de los eventos del año en la industria, sino además un enorme reconocimiento a China y sobre todo a Ningxia como región vitivinícola. Sus etiquetas son además número fijo en la carta del bar House of Roosevelt, establecimiento ubicado en el Bund de Shanghai, y que destaca por tener la mejor carta de vinos de Asia.
Mientras que la añada 2018 de Ao Yun, este vino realizado por un francés, Maxence Dulou, en las alturas del sureño Yunnan (algunos viñedos están ubicados a 2600 mts de altura), ha sido seleccionado para ser vendido en la Place de Bordeaux, uno de los puntos neurálgicos del mercado de los vinos más finos del mundo. Esto permitirá una mayor internacionalización de la marca, llevando su vino “á la Bordeaux” hecho en China, a las vinerías más exclusivas del mundo, a través de los sofisticados mercantes que operan en esta renombrada plaza, mientras que dentro del país seguirá siendo Moët-Hennessy quien maneje su distribución. En algunos comercios electrónicos de Europa, una botella de Ao Yun se puede adquirir a un precio de 240 euros (precio en julio de 2022).
El vínculo vitivinícola entre Francia y China dará un paso más adelante en 2024, cuando se abra el 2do museo del vino más grande del mundo en Beijing. El Universal Wine Museum. que tendrá más de 18000m2 de extensión, abrirá sus puertas en el lujoso distrito de Fangshan, dada la iniciativa de un enófilo chino, que apuesta a un vínculo más cercano entre ambos países. La iniciativa se realiza en conjunto con el Cité du Vin de Bordeaux, el museo más grande del mundo ubicado a orillas del río Garona.
Consecuencias del «Ban» a Australia
Australia, nación que se caracteriza por su amplia capacidad para el comercio internacional, jactándose de tener amplios acuerdos de libre comercio con el mundo, así y todo no ha logrado resolver su enorme dependencia con China. El país asiático ha sido el destino por excelencia de sus materias primas, y también de sus vinos (Australia, junto con Argentina, Chile, los Estados Unidos, Nueva Zelanda, y Sudáfrica, entre otros, integran lo que se conoce como el nuevo mundo del vino, en contraste con Europa que es el viejo mundo).
Se conoció hace unos meses una durísima sanción de Beijing, que ha aplicado enormes aranceles (entre un 116 y un 228%) al líquido proveniente del subcontinente al menos hasta 2026. Esta noticia ha golpeado fuertemente a la industria, que ha tenido que salir a buscar mercados alternativos. La gravedad es tal que Wine Australia, órgano que representa a la industria del país oceánico, cerró su oficina en China.
Una decisión que se puede considerar inteligente de parte de los productores australianos tiene que ver con el hecho de que no bajarán los precios para compensar el arancel. Apuestan a que sus vinos hayan tenido en el consumidor un “buen dejo en boca”, y que eso permita una rápida reinserción cuando la situación se restablezca (¿lo hará en el corto tiempo?). En el mientras tanto, la desazón es total. China representó hasta el 2020 cerca de un 40% de las exportaciones totales de vino australiano, reportando ingresos de alrededor de 700 millones de dólares. Durísimo golpe.
Australia está pagando las consecuencias de varios años de mantener una postura férrea en contra del avance de los intereses de China en el Pacífico, integrando el Quad (que haya entre sus fundadores al recientemente asesinado ex Primer Ministro japonés Abe Shinzo), alineándose a los objetivos de seguridad de los EEUU, y alimentando una retórica agresiva hacia Beijing, entre otros motivos. Desde la capital china fueron enviados buenos deseos al nuevo Primer Ministro Anthony Albanese, quizás con el deseo que la relación sea mejor a la llevada a cabo con sus predecesores Tony Abbott, Malcolm Turnbull, y Scott Morrison.
Sin embargo, las últimas informaciones en este mes de julio de 2022 darían cuenta del fuerte rechazo del nuevo Primer Ministro a las demandas elevadas por el Canciller chino Wang Yi para restaurar las relaciones entre ambos países.
Esta retirada dejará un enorme vacío a cubrir. Argentina, calentá que te toca entrar a jugar.
La excepción a este contexto ha sido Penfolds, bodega australiana, de las más importantes del mundo en tamaño, que ha lanzado este año sus primeras botellas de vino hecho en China. La gran marca está intentando adaptarse a la dura restricción, que le valió además perder su mercado de exportación más importante, y presentó en tiempo record una botella con vino producido en Ningxia.
No solo eso, la marca también ha firmado un convenio con la China Agricultural University para promover el estudio y la capacitación de las profesiones de la vitivinicultura en el país.
Nuevos consumos
El vino es una bebida alcohólica envuelta en una paradoja. Si bien los insights que comparto tienen que ver con nuestro país, basta con indagar un poco los cambios en los hábitos alimenticios para ver que es una situación que aplica a otros países. Me refiero al hecho de que el vino es una bebida que es principalmente consumida en una situación “de mesa”, la mayoría de las veces acompañando una comida.
Entonces, el típico comensal que pide una gaseosa cola “light” para acompañar una milanesa a caballo, o aquel que opta por beber agua en el almuerzo o cena, pero después en la fiesta bebe cerveza a raudales, pone en peligro la supervivencia del vino. Porque claro, la botella es inapropiada para el consumo nocturno (el corcho, mucha de su ceremonia es imposible de realizar en una fiesta de pie, etc.).
China no es la excepción, pero algunas marcas han logrado innovar y superar esas barreras. Algunas marcas han comenzado a ofrecer botellas más pequeñas, otras se han decantado por la opción de los vinos en lata. Aunque el consumo de vino en lata en Argentina no logra despegar a pesar de algunos esfuerzos, en el país asiático está yendo bien, con versiones que se acercan a lo que nuestro INV (Instituto Nacional Vitivinícola) llama “cóctel de vino”.
“El vino en la lata no es lo mismo”. “El vino va en botella de vidrio”. “Si no tiene corcho, su calidad es inferior”. Y podría seguir argumentando con los típicos motivos por los cuales la industria rechaza abrirse a nuevas alternativas. Así se encuentran ahora los productores argentinos, corriendo ante la escasez de botellas de vidrio, cuyos escasos proveedores han implementado un sistema de lista de espera para proveer a las bodegas.
Sin embargo, en China, quizás por esta cultura que parte de cero ante esta bebida, está dando oportunidad, y creciendo en un ritmo interesante, a los vinos en lata. Es el caso de WiMo cuya fresca propuesta apuntada al público joven está resultando muy bien. Se trató de una de las bebidas de mayor crecimiento el año pasado, y la empresa ha tenido un desempeño excelente reuniendo nuevas inversiones que permitirán su expansión.
Estos “cócteles de vino” que fabrica WiMo, es decir, vinos mezclados con diferentes aditivos (como cacao, jugos de fruta, aromatizantes, pero con vino como base de dicha preparación). También es un dato interesante que la graduación alcohólica de WiMo dista de la de una botella de vino tradicional (que suele estar entre los 13-16%). Cada lata contiene un número, el cual alude a la cantidad de alcohol (por ejemplo, 5,6, para cócteles; 9 para espumantes).
Y esto último no es casualidad, sino que ha sido una correcta interpretación de una moda que se ha dado en los años 2020 y 2021, donde en todo el mundo se disparó el consumo de las “hard seltzer”, bebidas que son principalmente un agua saborizada con una “pizca” de alcohol (acá un fan del agua tónica repudia estos inventos…). Volviéndose una alternativa para aquellos que desean beber alcohol sin sufrir las consecuencias de una resaca (aunque han puesto el grito en el cielo porque tomarse muchas latas de una bebida con 5% de alcohol no va a ayudarte mucho a tu dolor de cabeza el día siguiente).
Cabe destacar que, a pesar de este boom de latas esbeltas con coloridos y atractivos diseños, sobrevuela la escena el hecho de que se trate de una moda pasajera, pues los números dejaron de marcar un crecimiento en el mercado al menos en Estados Unidos, donde se originó esta tendencia de bebida alcohólica “más sana”. El motivo más fuerte sería una sobresaturación del mercado, así como la entrada de los grandes jugadores (aquí en Argentina los pioneros han sido Cepas Argentinas y Peñaflor) que se adaptaron con velocidad a esta nueva demanda.
También es importante mencionar que la mayor parte de la venta de vino entre los consumidores más jóvenes ha sido a través de los medios electrónicos. Las marcas se vinculan con influencers, los cuales en China se dedican a la venta de productos en vivo, para comunicarse con los clientes, modelo que está funcionando con éxito.
Malbec: nuestra punta de lanza
Como siempre, un guiño a nuestro país. Porque estoy convencido que muchos de los que investigamos a China, lo hacemos también pensando en nuestra querida Argentina. Es por eso que urge saber que están haciendo las bodegas nacionales para ingresar en el mercado chino.
Cabe destacar en primer lugar que la situación para las bodegas dista de ser la ideal. El encarecimiento de la materia prima (por citar un ejemplo, las barricas utilizadas para el reposo del vino son mayoritariamente de origen estadounidense o francés, y esto es así en todo el mundo), sumado a las retenciones a la exportación, está haciendo muy difícil la competencia para las etiquetas argentinas que nos representan en el globo.
Diversas cámaras que agrupan a bodegueros de todo el país llevan buen tiempo reclamando al menos el fin de las retenciones, cuyos montos podrían usar para reinvertir, incorporar mejores maquinarias (que también son de origen extranjero), y de mínima, romper al menos el “break even”. Porque como bien se sostiene en uno de los reclamos, en el mercado internacional no se puede “remarcar precios”, pues hacerlo podría implicar directamente perder el mercado, y eso puede representar un golpe duro para la bodega. Para muestra, el caso australiano.
La experta china Lu Xia (Eva Blanco) fue certera hace unas semanas en el Diario Perfil, acerca de la chance que estamos perdiendo. El contexto actual del comercio internacional exige que el Malbec argentino tenga sus propios depósitos en el continente. Entre los motivos que enumera se encuentra el hecho que los productores nacionales se han orientado históricamente al mercado interno, en comparación, cita, con los chilenos, que son una máquina de exportar, llevándonos amplia ventaja con sus Carmenére y Sauvignon Blanc (las dos cepas que, en mi opinión, mejor se dan del otro lado de los Andes).
Es necesario de todas formas aclarar que Chile y Argentina, siguiendo con el ejemplo, no parten desde la misma base en términos de comercio exterior. Contando los primeros con algunas ventajas en términos de logística, pero también aranceles.
Por otro lado, la situación de Australia podría llevarnos a inferir “qué pasaría” si Argentina recibiera aranceles igual de duros de parte de Beijing. Nuestro país ya vivió una situación así cuando el Reino Unido, a pesar del pacto Roca-Runciman (que no fue de lo más favorable tampoco para la Argentina), terminó soltando la mano del país, y golpeando de muerte al modelo exportador de carne.
Sin embargo, los números de la Argentina, magros en comparación con el país trasandino, dan a entender que aún hay espacio para un crecimiento natural, aunque quizás, siguiendo con la recomendación de la experta china, poniendo foco en la calidad del Malbec. Y ese valor sólo se puede hacer crecer con una buena estrategia, y mucha presencia.
Es destacable en ese contexto el trabajo del Consulado Argentino en Hong Kong, quienes en conjunto con el sitio especializado Vino Joy, han desarrollado una muy buena acción de marketing durante todo el mes de junio para la duodécima edición de la celebración del Día Mundial del Malbec. Si bien la fecha original es el 17 de abril (en honor a la decisión del Presidente Domingo Faustino Sarmiento de desarrollar la vitivinicultura en Argentina, cuando un 17 de abril de 1853 encomienda al enólogo Michel Pouget seleccionar en su Francia natal a las cepas a plantar en Cuyo, siendo el malbec la predilecta del especialista), las restricciones por el Covid postergaron la iniciativa. En la misma, además de una muy interesante presentación del evento, se han realizado promociones en vinerías, bares, y restaurantes, para degustar las mejores etiquetas de malbec argentino.
Durante todo el mes, desde Vino Joy además se acompañó con entrevistas a bartenders y sommeliers de renombre en Hong Kong, quienes expresaron su favoritismo por el Malbec, los platos con los que mejor marida la bebida, y otras recomendaciones.
Comentario de cierre
Para cerrar, esperamos que este compendio de distintas situaciones que se están desarrollando en 2022 permitan la comprensión de un mercado atravesado por diferentes circunstancias, pero que parecería indicado hacia una evolución, una sofisticación que confirma, por un lado, el avance en la curva de experiencia de los productores locales, así como una exigencia de mayor valor de parte de los consumidores.
El escenario a futuro se puede imaginar entonces, por un lado, con un mercado local alimentado por las cada vez mejores bodegas chinas, compitiendo con las tradicionales etiquetas del viejo y nuevo mundo; por otro lado, el mercado internacional agitado por la intromisión de no una, sino de muchas etiquetas provenientes de China, plagadas de premios, medallas, y menciones.
¿Cómo puede la Argentina aprovechar el contexto? Como diría Michael Porter, elevando su valor (y en consecuencia, el precio). Contamos en nuestra tierra con un vino que no se puede lograr en otra parte del mundo. Volviendo al hecho que inspira la celebración del día del Malbec, quien diría que esa decisión de Sarmiento de traer esa cepa a nuestras tierras se volvería en estos días una ventaja competitiva. Años más tarde, un brote de filoxera arrasaría con las plantaciones en Europa. Y esa uva, que hacía las delicias de los nobles hace ya varios siglos, daría paso a otras como el Cabernet Sauvignon y el Merlot que hasta el día de hoy integran los blends más exclusivos de Burdeos.
Entonces, podemos decir que el elemento está. Es tiempo ahora de nuestras bodegas de explotar la oportunidad.
Y que pase lo que pase, que siempre haya motivo para brindar. 干杯!
[1] Integrante del Centro de Estudios Chinos (IRI-UNLP).