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El proceso de paz en Colombia. Desempeño macroeconómico antes y después del acuerdo por Esteban Javier Leguizamón y John Mario Pineda Ospina

Departamento de Relaciones Económicas Internacionales

Artículos

El proceso de paz en Colombia.
Desempeño macroeconómico antes y después del acuerdo

Esteban Javier Leguizamón[1]
John Mario Pineda Ospina[2]

Introducción

Una vez firmado el acuerdo de paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las FARC en 2016, por Juan Manuel Santos como representante del Estado y Rodrigo Londoño alias “Timochenko”, en representación del grupo armado que pasaría a la legalidad mediante la creación del partido político “comunes”; las expectativas respecto al desempeño de la economía colombiana fueron revisadas al alza por la comunidad internacional. El «Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera» detalla un conjunto de puntos de entendimiento entre partes, cuyo cumplimiento se constituye en garante de la paz en Colombia. De esta forma, se destaca al conjunto de los seis puntos del acuerdo como «un todo indisoluble, […] para que las medidas aquí acordadas contribuyan a la materialización de los derechos constitucionales de los colombianos y colombianas»[3]. Se esperaba que el fin del conflicto armado derive en una mayor estabilidad política y calidad institucional, redundando en un fortalecimiento de la economía colombiana, mayor y mejor inversión extranjera y la inclusión de sectores rurales históricamente relegados al circuito de la economía formal. El objeto del presente es contrastar el desempeño económico de Colombia antes y después de la firma del acuerdo.

El texto se estructura de la siguiente manera: la segunda parte del presente detalla los puntos del entendimiento, la sección 3 muestra un conjunto de estadísticas agregadas al tiempo que describe el comportamiento de estas antes y después de la firma del acuerdo. Finalmente, la sección 4 concluye con un conjunto de reflexiones respecto a la economía colombiana y la incidencia del acuerdo en el desempeño de esta.

Los seis puntos del entendimiento

Reforma Rural Integral

El objetivo de este punto consiste en transformar el campo colombiano para cerrar las brechas entre las grandes urbes y las zonas rurales, erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía. Se establecieron un conjunto de medidas para la formalización de la propiedad rural, la creación de un fondo de tierras, la promoción de la agricultura familiar, la protección del medio ambiente y la construcción de infraestructuras rurales

Participación política: Apertura democrática para construir la paz

Con el objeto de fortalecer la democracia, se propone abrir espacios a nuevas voces en el escenario político y enriquecer el debate sobre los grandes desafíos nacionales. Se tomarán medidas para garantizar la participación y la inclusión política, incluyendo la creación de un sistema de seguridad para los líderes sociales y políticos, la eliminación de barreras para la participación política de los excombatientes y el fomento de la participación política de las mujeres y los jóvenes. De forma taxativa el entendimiento aclara que serán reconocidos y protegidos los representantes políticos opositores al partido gobernante.

Fin del conflicto – Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo

Establece las bases para un cese al fuego bilateral y definitivo, la dejación de armas por parte de las FARC-EP, la reincorporación de los excombatientes a la vida civil y la garantía de seguridad para todos los ciudadanos. También se tomarán medidas para el desminado humanitario, la identificación y eliminación de explosivos y la protección de los derechos humanos.

Solución al problema de las drogas ilícitas

Este punto del entendimiento tiene por objeto buscar una solución definitiva al problema de las drogas ilícitas: se propone un abordaje integral que incluya los cultivos, la producción y comercialización de estas. El cuerdo promueve una perspectiva en la que se diferencia el fenómeno del consumo, y se entiende el problema de los cultivos y el uso ilícito con la criminalidad organizada asociada al narcotráfico como uno de los mayores problemas para la población rural. Se establece un tratamiento penal diferencial para aquellos pequeños productores de zonas rurales afectadas por el conflicto.

Acuerdo sobre las Víctimas del Conflicto

Establece medidas para el reconocimiento de las víctimas del conflicto armado en Colombia y la garantía de sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. Se crea un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, combinando mecanismos judiciales y extrajudiciales para investigar y sancionar los crímenes cometidos durante el conflicto. Se promueve la búsqueda de personas desaparecidas, la protección de los derechos de las víctimas y la promoción de la convivencia pacífica.

Implementación, verificación y refrendación

Establece los mecanismos para la implementación, la verificación y la refrendación del Acuerdo Final, creando la “Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final”. La misma se encuentra integrada por integrada por representantes del Gobierno, las FARC-EP y la sociedad civil. Se establecen, además, mecanismos para la participación ciudadana en la implementación del acuerdo. Si bien el plebiscito de 2016 resultó en una negativa popular al acuerdo, las FARC continuaron el proceso de desarme, concluido en agosto de 2017 en simultáneo con la fundación del partido “Fuerza alternativa Revolucionaria del Común”, cuyo nombre cambió a “Comunes” a partir de 2021.

La economía colombiana y el acuerdo de paz. Indicadores y expectativas

Cosoy (2015) explica que el beneficio económico de un acuerdo de paz es difícil de prever, el autor muestra la siguiente divergencia: según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el PBI per cápita en Colombia sería un 49% más alto en un escenario de paz, que para el Bank of America el beneficio sería sólo de 0,3 puntos porcentuales. Acorde a los datos del Banco Mundial, como se aprecia en el Gráfico 1, el PBI per cápita en 2022 fue sólo un 9% mayor que en 2016.

Gráfico 1 – PIB per cápita (US$ a precios constantes de 2010)

Fuente: Elaboración propia en base a WDI (Banco Mundial).

El impacto del conflicto sobre el andamiaje económico colombiano fue importante, sobre todo en las zonas rurales, las cuales, por resultar de difícil alcance para el control estatal, se convirtieron en su mayoría en fortines de los grupos al margen de la ley[4]. La presencia de estos grupos dificulta la mejora tecnológica que permita incrementar el margen intensivo en la producción primaria; no obstante, el atraso en el sector también estuvo influenciado por la distribución inequitativa de la tierra. De aquí que el primero de los puntos dentro del entendimiento refiera a la reforma agraria[5]. Esta desigualdad en la propiedad de la tierra se profundiza en la última década del siglo XX. En este período, la gran mayoría de los países latinoamericanos implementaron una batería de reformas estructurales promercado que implican un agravamiento de los conflictos rurales tradicionales. La apertura comercial implicó que los pequeños campesinos se enfrentan a la disyuntiva entre producir a un costo por debajo del precio internacional o bien alquilar o vender sus tierras a latifundistas y conglomerados rurales (Ramiro, González y Pulido, 2007; Segrelles J., 2018).

Se procede a enumerar hechos estilizados respecto al sector externo: la balanza de pagos colombiana, específicamente la cuenta corriente y la financiera, centrándose en las subcuentas de Bienes y Servicios e IED. Dicha revisión será complementada con la inclusión de datos relativos al PIB nacional, y su correspondiente análisis de evolución, con el fin de determinar la influencia de estas cuentas en los valores del PIB. El análisis se divide en una descripción del desempeño e interacciones entre el sector interno y el sector externo de la economía colombiana, tanto antes como después de la firma del acuerdo de paz.

Ocampo, Malagón y Ruiz (2017), argumentan que el principal desafío afrontado fue consolidar la trayectoria del sector externo en términos del saldo de cuenta corriente, basado en la expansión de las exportaciones no tradicionales. Particularmente, es necesario promover actividades intensivas en conocimiento (con mayor valor agregado), que permitan hacer sostenible el proceso de crecimiento. Mantener el tipo de cambio real en un nivel competitivo, mediante intervenciones en el mercado de cambios, puede acarrear presiones inflacionarias si no se coordina la esterilización con un posterior incremento en la demanda de dinero. La sobrevaluación cambiaria incrementaría la fragilidad del frente externo en un momento de consolidación de la paz social. Esto resulta esencial dado que suavizar la trayectoria cambiaria permite alinear expectativas respecto a la tasa de inflación y otorgar una mayor reputación al banco central.

Obviando el año 2020, el desempeño promedio del período fue del 10,01% sin mostrar grandes oscilaciones. Por su parte, el nivel de precios mostró una tasa de crecimiento constante en torno al 4% anual. Vale aclarar que entre 2010 y 2021, en 2016 se registró el pico máximo del período, año en el cual la tasa duplica el promedio si se deja afuera dicho período.

Respecto a la Inversión Extranjera Directa (IED) en Colombia, Vargas (2003) argumenta que en un principio es factible suponer que la misma se vea afectada por la inestabilidad política producto de la guerrilla. No obstante, los números reportados contradicen esta hipótesis. De 2010 a 2022 la misma creció un 6,8% promedio al año (en dólares). Dichos flujos, se concentran siempre en las grandes urbes, siendo Bogotá la principal receptora (MINTIC, 2023). Resulta llamativo que en 2010 la mitad de estos flujos se destinaron al sector petrolero, mientras que en 2022 la participación del sector en el total se redujo en 30 puntos porcentuales por más que el valor absoluto de las inversiones destinadas al sector es casi el mismo (3080 millones de dólares en 2010 y 3088 en 2022). La reducción de la participación del sector, al mantenerse el flujo de inversión al mismo constante, implica que los demás sectores recibieron fuertes incrementos en sus flujos de IED. A saber:

  • Se quintuplicó la inversión en la “Industria manufacturera”, pasando de 210 millones en 2010 a 1280 en 2022.
  • Se incrementó 21 veces el valor absoluto de la inversión en “Electricidad, gas y agua” (un incremento de esta magnitud relativa implica también que en 2010 sólo se destinaron 43 millones de dólares de IED al sector)
  • Se quintuplicó la IED en “Comercio al por mayor y al por menor, restaurantes y hoteles” y aquella destinada a “Servicios financieros y empresariales” (de 916 a casi 6 mil millones de USD).

Resulta evidente el sesgo en el destino de la IED, siendo notorio el incremento de ésta con destino urbano respecto al rural. La menor inversión en dichas regiones ralentizó su proceso de crecimiento y desarrollo económico, lo que explica que casi el 60% del aporte al PBI colombiano se concentre en los departamentos de Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca y San Andrés y Providencia. Remitiéndose directamente a los datos, lo que se debe entender, es que el 38% de la población colombiana, correspondiente a los departamentos anteriormente mencionados (DANE, 2023), concentra más de la mitad del aporte al PBI, lo que demuestra un gran desequilibrio en la estructura económica del país.

Históricamente Colombia ha sido exportador neto de materias primas, según (Prebish, R. 2012), el deterioro secular de los términos de intercambio redundará en un perjuicio para la economía colombiana.

Refiriéndose directamente al impacto que pudiese haber tenido el acuerdo de paz en los niveles (no en su tasa de variación) de exportaciones, Betancur, Libos y Ortiz (2020), estiman el impacto económico del acuerdo de paz con las FARC en la economía colombiana, concluyendo que el acuerdo aporta en promedio entre 0,17 puntos porcentuales y 0,28 puntos porcentuales, al PIB entre año 2017 y 2031 (respectivamente). Dichas afirmaciones se sustentan en la hipótesis de que, al cesar el fuego en las zonas apartadas de Colombia, y teniendo en cuenta que la pérdida de capital humano sea por homicidios o migración, resulta esperable una presión a la baja; el campo y sus actividades verían un impulso al contar con el escenario propicio para cultivar y comercializar sus productos. No obstante, los datos de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Vale resaltar que tanto en 2017 como en 2022, en ambos casos el resultado es negativo, y que además el valor del déficit para el 2022 ha aumentado (-10.296 y -21.446 dólares respectivamente)[6]. Además, es importante mencionar que en términos porcentuales los egresos en cuenta corriente aumentaron en un 60% en el mismo período de tiempo, mientras que los ingresos se incrementaron sólo un 53%; por tanto, fueron necesarias elevadas contrapartidas en la cuenta financiera para sostener esta dinámica en la cuenta corriente.

Si bien a la fecha la situación muestra que el desempeño macroeconómico no fue el esperado, vale resaltar los procesos ligados al acuerdo que se pusieron en marcha: la restitución de tierras, por la cual el mismo Banco Mundial se pronunció, al evidenciar que al año 2018 se habían concluido el proceso en más de 302.000 hectáreas a campesinos desplazados por el conflicto armado, beneficiando aproximadamente a 38.000 personas.

Pasando a la subcuenta de servicios, es importante mencionar que el aumento porcentual del turismo para el año pasado fue clave para compensar el déficit en la balanza de servicios, el cual fue de -4.761 millones de dólares en 2022, muy por debajo de los -6.049 millones del 2021. Ahora bien, no solo se han mostrado avances en materia de turismo en último término interanual, cuando se observan los datos comparados entre 2017 y 2022, se encuentra un aumento de aproximadamente un 28% en los valores, pasando de 6.629 millones de dólares en 2017 a 8.459 para el año inmediatamente anterior.

Caro y Aya (2019) analizan las distintas aristas que podían explicar una relación simétrica entre la firma del acuerdo de paz y el incremento del turismo en Colombia. Su principal conclusión es que el incremento del turismo en Colombia no guarda una relación estadísticamente significativa con el acuerdo de paz. Entre otros factores, explican que la dinámica del tipo de cambio real resultó más importante para la mejora sectorial. Finalmente, Menchero (2018), concluye que el turismo será uno de los sectores más beneficiados en el posconflicto, pero que los efectos serán notorios varios años después de la estabilidad política.

Firmado el acuerdo de paz, Colombia adquirió otro tipo de posicionamiento internacional, el cual le ayudó a cumplir ciertos hitos en pro del desarrollo, como el ingreso a la OCDE entre ellos. Esto se puede considerar un elemento que coadyuve la entrada de capitales. Según la CEPAL (2022), Colombia ha sido uno de los mayores receptores de IED históricamente en la región. En el gráfico 2, se resume el comportamiento de la IED en Colombia desde el 2010. No se evidencia un aumento importante en la IED como porcentaje del producto colombiano a partir de la fecha de ratificación del acuerdo de paz. No obstante, apenas tres años después del acuerdo comenzó la crisis global por la pandemia de COVID-19

Gráfico 2. Evolución de la IED (%PBI)

Fuente: Elaboración propia, datos del Banco de la República.

Medina (2022) observa que el destino de las nuevas inversiones no fluye en concordancia con los objetivos del acuerdo de paz. Si bien el crecimiento es moderado, resulta evidente que resta mucho camino por recorrer, otorgando un entorno macroeconómico estable para observar resultados robustos y duraderos en el sector externo.

Entrando en el campo de las políticas públicas, Ariza (2018) plantea que tras la firma del acuerdo, en un plazo estimado de 10 a 15 años, el dividendo de la paz relacionado con las políticas públicas, sería la disminución gradual del gasto militar, que actualmente representa un 3,5% del PIB (habiéndose incrementado un 10% el último lustro), y que según las estimaciones debería llegar al rango de 1,5 a 2% del PIB, que es el promedio latinoamericano. (Ariza, E. 2018)

Conclusiones

Las expectativas económicas generadas por el acuerdo eran extremadamente positivas. Quizá el exacerbado optimismo llevó a que los resultados no resulten satisfactorios para varios analistas y grupos sociales. Esto no debe opacar que cualquier avance en términos de desmilitarización y profundización de la democracia, en el largo plazo es indudablemente benéfico para las condiciones de vida de la población colombiana. En términos de IED, es importante considerar que la crisis ocurrida por el COVID-19 generó un shock agregado en la economía global. En particular, las cadenas de valor se acortaron, los horizontes de decisión hicieron lo propio y resulta esperable que los efectos potenciales de una mayor estabilidad política se vean opacados por la recesión a nivel global. Resulta crucial comprender que la dinámica de las exportaciones colombianas está fuertemente ligada al desempeño de un pequeño conjunto de bienes (y sectores), lo que hace más volátil el resultado del balance comercial y mucho más dependiente del contexto externo.

Finalmente, vale la pena reflexionar respecto a la relación entre las expectativas y la realidad política. Anuncios y sucesos que marcan la historia de una comunidad, generan reacciones o expectativas en los agentes económicos que no siempre se materializan, un correcto manejo de la comunicación política puede contener reacciones exacerbadas por parte de los agentes y evitar que se desencadene una crisis de sobreendeudamiento (Guzmán, 2013).

En este caso, al momento de anunciar el acuerdo de paz las expectativas reaccionaron de forma positiva, pero en una magnitud mucho mayor a lo que realmente se podría considerar como un “PBI potencial” para la economía colombiana. Así, se esperan beneficios del acuerdo de paz, en términos de capital humano y estructura productiva; sin embargo, dados los shocks externos ocurridos, a la fecha no se evidencia todavía una mejora sustantiva en los resultados que pueda ser atribuida exclusivamente a la estabilidad política.

Referencias bibliográficas

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Anexos

Tabla SEQ Tabla \* ARABIC 2. Cuenta corriente colombiana total año 2017

Anexo I

Fuente SEQ Fuente \* ARABIC 3. Banco de la República

Anexo II

Tabla SEQ Tabla \* ARABIC 3. Cuenta corriente colombiana total año 2022
 
Fuente SEQ Fuente \* ARABIC 4. Banco de la República

[1] Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Rosario, Magíster en Economía por la Universidad Nacional de La Plata, y candidato a Doctor en Economía (UNLP). Es docente de Relaciones Económicas Internacionales II en el IRI y de Macroeconomía I, en la FCE de la UNLP. Coordinador del Departamento de Relaciones Económicas Internacionales (IRI-UNLP).

[2] Profesional en Negocios Internacionales, de la Universidad Santo Tomás sede Villavicencio, Colombia. Maestrando en Relaciones Internacionales por el IRI-UNLP.

[3] https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/Fotos2016/12.11_1.2016nuevoacuerdofinal.pdf

[4] Es necesario mencionar que cuando se hace referencia a la guerra colombiana, no se alude individualmente al conflicto con la extinta guerrilla de las FARC, también aparecen otros actores insurgentes como el ELN, el EPL, el M19, entre otros. Además de grupos paramilitares diseminados a lo largo y ancho del país, y por supuesto carteles del narcotráfico. Sin embargo, las FARC, se enarbolan como el grupo insurgente más visible, gracias al enorme control territorial que lograron alcanzar y a su visibilidad internacional.

[5] En el 2000, ya se mencionaba un atraso de 20 años en la agricultura, como se refería aquí, https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1237316

[6] Véase en el anexo I y II