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Modelos de estrategias de política exterior y propuestas electorales

Dado que, en el debate presidencial para las elecciones de octubre de 2023, ni los candidatos, ni el público eligieron incorporar el tema de las vinculaciones de la Argentina con el mundo, y que éste resulta un tema central para el futuro del país, hacemos esta pequeña y modesta presentación con las principales propuestas en este rubro que obviamente no subsana escucharlas por parte de los protagonistas de esta instancia.

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Como lo hemos señalado en un escrito recientemente publicado en la sección continua de Relaciones Internacionales sobre las cuatro décadas de democracia, nuestra política exterior se ha caracterizado por la presencia de dos modelos: el autonomista y los globalistas. (Simonoff, 2023)
Las propuestas electorales no escapan a este peso gravitatorio, por ese motivo nos pareció conveniente mostrar brevemente en qué consisten cada una de estos modelos de estrategia internacional y pasar por ese tamiz las propuestas de los candidatos más importantes para la elección del 22 de octubre de 2023.

¿Modelo o modelos de inserción?

Partimos de la base que no existe un modelo único y exclusivo de inserción internacional y que el diseño siempre está influenciado por alguna teoría, de manera consciente o inconscientemente, a pero además mixturando con otras, así lo ha explicado convincentemente Stephen Walt (1998).
En nuestro caso, como en toda la región, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, nos encontramos por lo menos con dos: el autonomista y el globalista[1], llamado occidentalista durante la Guerra Fría.
La cuestión que los separa, por lo menos en las versiones puigianas y jaguaribeanas, no está en una relación una dialéctica inserción/aislamiento con sus alternativas, sino por generar inserción teniendo en cuenta nuestro interés nacional. No se busca la ruptura con un hegemón, con el cual existen tensiones, obviamente por las distintas posiciones en el escenario internacional, sino crear estrategias e instrumentos con el fin de erigir capacidades relativas para cumplir con sus objetivos.
Existen múltiples puntos de contraste, como por ejemplo, para los globalistas sus prioridades están con los países de la Triada (Estados Unidos, Europa Occidental y Japón), mientras para el autonomismo lo están en la región y fundamentalmente con Brasil. O, el hecho que aquellos confunden el Interés Nacional de un país como el nuestro con el de aquella, y aunque sabemos que puede haber puntos de convergencia, los cuales hay que saber determinar y explotar, difícilmente sean “idénticos”. Pero ahí no termina su confusión, ya que ellos interpretan que:

…  los intereses nacionales se diluyen en el orden creado por el multilateralismo de las relaciones internacionales, la llamada gobernanza global. La política exterior se convirtió en concepto fuera de moda, mero adorno de la acción del Estado, ya que no se le asignaba más la realización de intereses concretos. (Cervo, 2003, 18)

Esta pérdida de centralidad de la acción del Estado va acompañada de cierta economización en detrimento de la política que se expresa en la reducción del Interés Nacional y la política exterior a una estrategia de marketing comercial.[2]global.

Para poder establecer una agenda comparativa entre ambos modelos nos hemos basado en textos de Amado Luiz Cervo (2003), Luis Dallanegra Pedraza (2009) y Juan Carlos Puig (1980 y 1983).

En los primeros tiempos de la posguerra fría la Triada dirigió la agenda desde el G 7 para imponer el llamado Consenso de Washington II[3] tendiente a crear un régimen internacional que Dani Rodrik denomina “hiperglobalización” y lo define como el proceso por el cual la expansión de la globalización, entendida como “la integración internacional de los mercados de bienes de capital se convirtió en un fin en sí mismo”, a costa de la reducción de las capacidades de los Estado Nación. (Rodrik, 2011, p. 96)

Este deterioro hizo que muchos lo pensaran como un hecho irreversible, sin embargo con el correr del tiempo, este proceso ha ido menguando su influencia, producto de las “deficiencias en la gobernanza global” puestas al desnudo por la Crisis de 2008 y el debilitamiento del multilateralismo, porque los países de la Tríada “han puesto en primer lugar sus agendas nacionales.”[4] El constante cruce entre sus pretensiones políticas internacionales y la globalización, genera tensiones que llevaron a los gobiernos a seguir conservando “legítimamente la plena autonomía” a pesar de una práctica y un discurso que la contrariaba. (Rodrik, 9 de junio de 2023)[5]

Para poder hacer una caracterización hemos seleccionado cinco puntos que creemos que son significativos para poder efectuar una mejor identificación de los modelos: hacia qué tipo de globalización se dirigen con su estrategia las elites que disputan el control de Estado Nación, cual es su posición frente a la potencia que encarna una alternativa, que tipo de política regional impulsan, cómo se plasma la vinculación con otros países de la periferia y que posición sostienen frente a la cuestión Malvinas.

Hacia qué tipo de globalización se dirigen con su estrategia[6]: para los globalistas no existe otra alternativa que sumarse a la hiperglobalización que impulsan Estados Unidos y sus socios, ya que evalúan la existencia de un sistema de alianzas rígidas como las observadas en los años previos a la Primera Guerra Mundial o durante la Guerra Fría.[7] Se reivindican como parte del Norte global, sin considerar ciertas particularidades como el hecho de ser un país periférico, p.e. Promocionan el ingreso a la OCDE, organización que la consideran una organización neutral y no un think thank promotor de normas y patrones de comportamiento neoliberales en la gobernanza global. Mientras que el autonomismo debido a algunas características indicadas más arriba, busca un menor grado de globalización, una mayor participación con los actores del Sur Global y perciben al Sistema Internacional como uno de alianzas flexibles.

El grado de apertura a la globalización se debe fundamentalmente a qué tipo de diseño económico responden mientras los globalistas están vinculados a un modelo de acumulación financiera con lazos en los agronegocios y por lo tanto apuntan a la mayor apertura, aquellos vinculados con la industrialización se alejan de ella y están más próximos a la autonomía.

Estos posicionamientos determinan la posición hacia China[8], mientras los primeros se centran en la indiferencia u oposición, ya que la ven como una competidora de la hegemonía occidental, -y a pesar que paradojimanete se benefician de la relación con ella-, reduciendo estas vinculaciones a aspectos meramente comerciales, los más asimétricos de la relación. En cambio los segundos promueven una profundización de los lazos en los marcos de la Asociación Estratégica Integral para poder avanzar en la articulación de nuestra economía con sus cadenas de valor.

En el plano regional encontramos que en el sistema interamericano los globalistas aceptan la articulación de políticas que les impone Washington desde la OEA -organismo que ponderan frente a otros como la CELAC o la UNASUR-, y donde se ha ido constituyendo un derecho a la injerencia selectiva, como ocurre a nivel mundial, desplazando a de no intervención, por considerarlo una pieza de museo. Por esos motivos y a diferencia de sus antecesores occidentalistas, tienen una política activa hacia el área, con la promoción de integraciones regionales de tipo comercialista que garantice la inserción internacional impulsada por la Tríada[9], y en esta coyuntura especifica, impulsando la firma del acuerdo Mercosur con la Unión Europea, con el cual buscan consolidar la agenda OMC Plus que claramente profundiza la hiperglobalización. [10]

Los autonomistas promueven vinculaciones regionales prioritarias de carácter solidarista como la CELAC, la UNASUR o el propio Mercosur, en un sentido más amplio que la mera articulación comercial, ya que parten del criterio que nuestros países comparten problemas similares de inserción, y con ellas se puedan generar capacidades para mejorar nuestro posicionamiento frente a la globalización.[11]

La vinculación con otros países de la periferia en el caso de los primeros se caracteriza por el aislamiento y rechazo a alianza para aumentar su capacidad decisoria, en este marco se inscribe su rechazo a formalizar el ingreso a los BRICS, por los motivos inversos los autonomistas promueven su incorporación.

En cuanto a la cuestión Malvinas, siguiendo a Puig (1983) el acercamiento a los principales repartidores del régimen internacional de los globalistas lleva a derivar la negociación hacia otro tipo de cuestiones que alejaban al país de la discusión de fondo que deslegitiman la disputa. Frente a ellas los autonomistas buscan maniobras sustentadas en alianza con países periféricos que acompañen y ayuden a legitimar el reclamo en diversos tipos de foros y también podríamos entender que compensaba la asimetría inicial desde donde se negocia con la potencia ocupante del territorio argentino.

Propuestas sobre Política Exterior de los Candidatos

Hemos elegido a los tres candidatos y sus coaliciones que representaron más del 85 % de los votantes en las elecciones Primarias desarrolladas a mediados de agosto de 2023. Ellos son Javier Milei de La Libertad Avanza (LLA), Sergio Massa de Unión por la Patria (UxP) y Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio (JxC). (Clarín, 2 de octubre de 2023, 13) y quienes encabezan sus equipos de política exterior son respectivamente: Diana Mondino, Gustavo Martínez Pandiani y Federico Pinedo.[12]
Para poder establecer ciertos parámetros de comparación entre ellos hemos puesto en primer lugar como variables: las relaciones con Estados Unidos, China y Brasil, ya que ellos constituyen un rombo donde nuestra política exterior se desarrolla. (Busso, Actis y Novello, 2017) Además, el ingreso a los BRICS y a la OCDE son temas de agenda y otorgan ciertos indicios sobre la orientación general de las políticas exteriores que llevarían adelante, lo mismo puede decirse del rol del Mercosur y su relación con otros espacios económicos, fundamentalmente con la Unión Europea.
Fue extraño la Cuestión Malvinas aparecía soslayada, incluso en algunas propuestas ni se las menciona[13], pero partir de la nota en The Telegraph donde fue reporteada la nominada Canciller por La Libertad Avanza, Diana Mondino que se esclarecieron las posiciones con respecto a ella.
Por cuestiones prácticas no reproduciremos en un texto las distintas posiciones de los candidatos, las ubicamos en el Cuadro II, y fueron extraídas de las notas indicadas al pie del mismo.

Modelando las Propuestas y conclusiones

Una vez presentadas las características generales de las estrategias de inserción (Cuadro I) y los principales aspectos de las propuestas de los principales candidatos (Cuadro II) pasamos a la constitución de un nuevo cuadro que nos presenta nueva información.
Está claro, y a pesar de cierta retracción de la globalización, que los sectores globalista -representado por JXC y LLA-, han radicalizado su propuesta extrema y a partir de esa decisión articulan el resto de los rasgos de su estrategia internacional: las precauciones o el rechazo a China[14], la reducción de la región a ser un puente con aquel proceso, o directamente descartarla[15], así también cierto rechazo a establecer vinculaciones con los estado periféricos y una despreocupación por la cuestión territorial.
El autonomismo aspira a una globalización más reducida, así parece expresarlo UxP, y con ella los Estados pueden aprovechar sus capacidades de coordinación a nivel regional y con el Sur Global, valorar la existencia de un polo alternativo que se está esbozando y una defensa por cuestión Malvinas.
Para los sectores globalistas la garantía de ingresar en la agenda de la hiperglobalización viene de la mano de sumarse a la OCDE, la aprobación como está del acuerdo Mercosur-Unión Europea y otro con la Alianza del Pacifico. Incluso el líder de LLA deslizó que podría articular por fuera del acuerdo regional acuerdos de libre comercio con otros países y áreas comerciales.
Bullrich y Milei evidenciaron una caracterización fuertemente ideologizada acorde a los requerimientos de la Tríada.[16] Incluso éste ultimo hizo caracterizaciones de los países como si estuviéramos inmersos en plena Guerra Fría (“no negocio con comunistas”, dijo), decisión que afectaría nuestras relaciones tanto con China como con Brasil, nuestros dos principales socios comerciales.
En el caso de la propuesta de Massa la alianza con Brasil, la Asociación Estratégica con China y el ingreso a los BRICS aparecen como los signos claramente distintivos. Pero del mismo modo que posee ciertos sesgos autonomistas, también encontramos cierto globalismo –aunque no usó la expresión ingreso a la OCDE, si hablo de fortalecimiento y presencia-, cuestión que nos lleva a preguntarnos: ¿su formulación o la percepción que se tiene de ella es más pragmática, o menos rígida que las de sus competidores?
La Cuestión Malvinas ha estado en el centro de la tormenta ya que los miembros de La Libertad Avanza han sostenido que claramente abandonarán el consenso político expresado en la primer disposición transitoria de la Constitución de 1994[17], pero que sus fundamentos se remontan a la Resolución 2065 en lo que respecta a tener en cuenta los “deseos” de los isleños y no sus intereses como fue la posición tradicional de la Argentina en este tema.[18]

Bibliografía

Busso, A., Actis, E. y Novello, M. R. 2017. La geometría de la Política Exterior Argentina (1989-2015). Fin del diseño triangular e irrupción de un nuevo vértice: las relaciones con Estados Unidos, Brasil y China. Busso, A. (Coord.) Modelos de desarrollo e inserción internacional: aportes para el análisis de la política exterior argentina desde la redemocratización: 1983-2011, actores y temas de agenda, T2. Rosario, Argentina: UNR Editora. Editorial de la Universidad Nacional de Rosario, pp. 11-51.
Cavallo, Domingo. 2001. Pasión por crear. Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta.
Cervo, A. 2003. Política exterior e relações internacionais do Brasil: enfoque paradigmático. Revista. Brasileña de Política Internacional. 46, (2), pp. 5-25.
Clarín. 2 de octubre de 2023. Escrutinio definitivo: se achicaron las diferencias entre Milei, Bullrich y Massa, p. 13.
Clarín. 10 de septiembre de 2023. ¿Son los BRICS los socios comerciales adecuados para Argentina?, p.5.
Dagorret, Ana. 25 de julio de 2023. Relaciones exteriores: las propuestas de cada candidato de cara a las PASO. Argmedios. Rescatado de: https://argmedios.com.ar/relaciones-exteriores-las-propuestas-de-cada-candidato-de-cara-a-las-paso/
Dallanegra Pedraza, Luis. 2009. Realismo-Sistémico-Estructural: La Política Exterior como «Construcción» de Poder. Córdoba, Edición del Autor.
Di Natale, Martín. 9 de julio de 2023. ¿Continuidad o giro? Cómo piensan la política exterior de la Argentina los principales candidatos. El Cronista. Rescatado de: https://www.cronista.com/economia-politica/elecciones-2023-que-proponen-los-candidatos-presidenciales-para-la-politica-exterior-de-argentina/
Página/12. 11 de septiembre de 2023. Agenda de desmalvinización.  Página/12, 5.
Puig, Juan Carlos. 1980. Doctrinas Internacionales y autonomía latinoamericana. Caracas, Universidad Simón Bolívar, Instituto de Altos Estudios de América Latina, Fundación Bicentenario de Simón Bolívar.
Puig, Juan Carlos. 1983. Malvinas y el Régimen Internacional. Buenos Aires, Depalma.
Rodrik, D. 2011. La paradoja de la globalización. Democracia y futuro de la economía mundial. Barcelona, Antoni Bosch.
Rodrik, Dani. 9 de junio de 2023. National Sovereignty’s Silver Lining. Proyect Sindicate. Restacado de: https://www.project-syndicate.org/commentary/economic-implications-of-global-governance-decline-by-dani-rodrik-2023-06
Rosemberg, Jaime. 6 de mayo de 2023. La pelea entre Estados Unidos y China es eje de debate en los equipos de Juntos por el Cambio. La Nación. Rescatado de: https://www.lanacion.com.ar/politica/la-pelea-entre-estados-unidos-y-china-es-eje-de-debate-en-los-equipos-de-juntos-por-el-cambio-nid06052023/
Simonoff, Alejandro. 2023. La insoportable persistencia de la Autonomía: esbozos de una mirada panorámica a cuarenta años de política exterior argentina y democracia (1983-2023). Relaciones Internacionales, 32(65).
Télam. 11 de septiembre de 2023. «Amenaza a la Soberanía». Rescatado de: https://www.telam.com.ar/notas/202309/639872-repudio-libertad-avanza-autodeterminacion-malvinas.html
Télam. 17 de septiembre de 2023. Diplomáticos elogiaron a Massa por su política exterior «a favor de los argentinos». Rescatado de: https://www.telam.com.ar/notas/202309/640548-massa-apoyo-diplomaticos-elecciones.html
Walt, Stephen M. 1998. International Relations: One World, Many Theories. Foreign Policy, No. 110, pp. 29-32+34-46.

Fuentes:

Clarín, La Nación, Página/12, Perfil y Tiempo Argentino

 Alejandro Simonoff
Coordinador de CeRPI
IRI – UNLP

[1] Si bien siguiendo a Cervo (2003) existen dos variantes de globalismo, el benigno y el asimétrico, pero en los casos presentados aquí y que se ajustan a esta categoría, responden a la primera versión, la cual acepta acríticamente la globalización y la imposición de sus reglas bajo el liderazgo de Estados Unidos, Europa Occidental y Japón.

[2] No es porque debemos prescindir de ella, sino porque no puede ser su único objetivo.

[3] Como apuntó Rodrik, el Consenso de Washington II se diferencia del primero que era una versión más circunscriptas a la promoción de ajustes neoliberales en el plano interno de los Estados, a “una agenda con una amplitud y ambición imposibles, con el título general de “reformas de gobernanza” … (Rodrik, 2011, 192)

[4] Por ejemplo, el uso selectivo del derecho a proteger o de la defensa de los derechos humanos ha erosionado las capacidades de algunos Estado-Nación, pero también ese uso discrecional por parte de la Triada afectó su liderazgo en tales temas.

[5] La lista de eventos que propiciaron esta retracción de la hiperglobalización van desde la guerra comercial entre China y EE.UU. iniciada por Trump, la pandemia del COVID y la Guerra en Ucrania que además dieron impulso a una desdolarización incipiente del sistema internacional.

[6] Este punto se refiere a cómo los Estados Periféricos deben ajustar su agenda frente al diseño que proponen las Grandes Potencias.

[7] Esto no quiere decir que en el futuro lo pueda ser, pero dadas las características de nuestro país no hay lugar para exageraciones de este tipo, se debe tener la imagen más justa de la realidad posible.

[8] Como acertadamente lo ha indicado Luis Dallanegra Pedraza (2009) la política hacia la potencia emergente en el escenario internacional es uno de los índices para evaluar la orientación general de una estrategia de inserción.

[9] Según Puig (1980) la integración comercialista la primera lleva a reforzar el régimen internacional vigente y a profundizar las asimetrías entre los socios al adoptar una perspectiva exclusivamente económica e interdependiente.

[10] La propuesta OMC Plus intentó marcar una nueva agenda económica internacional impulsada fundamentalmente por los países del G8 y miembros de la tríada (Estados Unidos Europa Occidental y Japón), que fracasó en Cancún y que consistía en la ampliación de la comercialización y la incorporación de normas referidas a la competencia, a movimientos de capitales, propiedad intelectual, desregulación laboral, inversiones y cooperación en rubros como energía, medio ambiente, etcétera.

[11] Es una integración de carácter solidarista, la cual posee para Puig (1980) un marcado acento político y cultural por ser un instrumento para lograr autonomía, sobre la base de reconocer un mismo status y/o valores.

[12] Cabe hacer notar que los equipos de Juntos por el Cambio buscaron reeditar el autoproclamado Grupo Consenso coordinado nuevamente desde el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI)

[13] Nos referimos a la propuesta de La Libertad Avanza

[14] Si bien parece existir cierta diferencia de grado entre ambas coaliciones reaccionarias en este punto, una cosa es tener precauciones y otra rechazarla, creemos que ello responde a las bases materiales que las sustentan. Ambos promueven un modelo de acumulación financiera, pero Juntos por el Cambio está más vinculado al agro-negocio, principal beneficiario del comercio con Beijing de allí el cuidado, mientras que La Libertad Avanza a los capitales especulativos internacionales.

[15] Como lo ha sugerido Milei, posición que tiene cierta sintonía por la expresada por Domingo Cavallo (2001) hace más de veinte años.

[16] Milei llegó a decir que su política es de alineamiento con Estados Unidos e Israel, típico de las nuevas extremas derechas ascendentes, pero totalmente disociadas de las demandas que puedan estar efectuándose por parte de la Tríada.

[17] Expresamente la Disposición Transitoria I señala que: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”

[18] Si bien es cierto tanto la política de seducción a los kelpers del menemismo, como la de asistencia humanitaria del macrismo coquetearon con ello, el giro nunca fue tan explicito como en esta oportunidad.