El lunes 5 de septiembre, en el marco de la cumbre del G-20 celebrada en la ciudad china de Hangzhou y horas después de una reunión bilateral entre los presidentes de China y Corea del Sur Xi Xinping y Park Geun-hye, Corea del Norte realizó una nueva prueba misilística (la quinta en menos de dos meses).
Se lanzaron tres misiles balísticos de mediano alcance desde la localidad de Hwangju, provincia de Hwanghae del Norte en la costa occidental de Corea del Norte, que volaron alrededor de 1,000 kilómetros y cayeron dentro de la zona de identificación de defensa aérea de Japón en el Mar del Este (también conocido como Mar de Japón).
Este hecho se encuadra dentro del programa de desarrollo armamentístico norcoreano que se ha visto in crescendo en sus demostraciones a la par de como también lo han hecho los ejercicios militares conjuntos entre los Estados Unidos y Corea del Sur. Cabe destacar que este lanzamiento se produce 3 días después de la finalización de estas maniobras conjuntas (denunciadas por Pyongyang como ensayos de invasión) iniciadas el 22 de agosto y que contaron con la participación de más de 25 mil soldados estadounidenses. A su vez el martes, un día antes de la cumbre de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) que está realizándose en Vientián, capital de Laos, el presidente estadounidense Barack Obama y Park Geun-hye se reunieron; y entre otras cuestiones acordaron sobre la necesidad de fortalecer las sanciones contra Corea del Norte. En una conferencia de prensa posterior a la reunión bilateral Obama señaló “La presidenta Park y yo acordamos que la comunidad internacional entera necesita endurecer las sanciones y hacer que Corea del Norte rinda cuentas”. En este sentido reafirmaron el plan para desplegar una batería del THAAD (Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud) en territorio surcoreano como forma de disuasión, reforzando la capacidad defensiva según declaraciones de ambos gobiernos. En cuanto a esto Obama sostuvo que no hay interés de un “acercamiento ofensivo” hacia Corea del Norte por parte de los Estados Unidos; aunque sin dejar de remarcar que la posibilidad de establecer un diálogo va a basarse en el compromiso de Pyongyang a desnuclearizarse.
Ante esto el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular de Corea efectuó un comunicado denunciando la ocupación estadounidense en territorio surcoreano (de la que se cumplieron 71 años el día 8 de septiembre del corriente año), agregando además que su programa nuclear tiene la finalidad de “defender la soberanía, la subsistencia, la paz y la seguridad del país frente a la política extremada de hostilidad y la amenaza de guerra nuclear de EE.UU. contra la RPDC “.
Vista esta postura, es clave para los gobiernos de Park y Obama contar con la asistencia de China (histórico y más importante aliado de Corea del Norte) para poder ejercer más presión sobre Pyongyang. Lo cual va a ser complicado que logren en la medida deseada si mantienen la pretensión de desplegar el THAAD, a lo que Beijing se opone fuertemente. Aun así China acompañó la condena del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a las actividades con misiles balísticos de Corea del Norte; como ya viene haciendo habitualmente plegándose a las sanciones que vota la ONU. Sanciones que, sin mucho éxito en sus fines, se han venido intensificando desde que Corea del Norte anunció la prueba de una bomba de hidrógeno en enero de este año. Por otra parte el gobierno nacional a través de un comunicado de Cancillería también ha condenado la prueba misilística de Corea del Norte sosteniendo que “este tipo de actitudes de la República Popular Democrática de Corea genera inestabilidad en toda la región y no contribuye a lograr la pacificación en la península coreana”.
Matías Benítez
Cecor
IRI – UNLP 2016