La guerra de Afganistán, conocida también como la guerra afgano-soviética, se desarrolló entre 1978 y 1992 y fue parte de los conflictos de la guerra fría.
En la contienda, se enfrentaron las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán, que estaban apoyadas por el ejército soviético, contra los muyahidines, que fueron el grupo guerrilleo afgano islámico y estaban apoyados por numerosos países extranjeros, entre ellos los Estados Unidos. La región era una zona de influencia soviética por tradición histórica.
Afganistán estaba dividido políticamente entre comunistas – que estaban a favor del mohismo – que buscaban el desarrollo y el crecimiento del país, y los nacionalistas, que no querían la intervención de las potencias extranjeras. Esto provocó el golpe de estado de 1978 en contra del gobierno socialista, dicho régimen se debilito rápidamente por la creciente taza de desempleos y por su afán de terminar con el feudalismo, sin tomar en cuenta la situación económica y social del país. Además, los socialistas introdujeron severas reformas agrarias, educativas y económicas que acrecentaron el descontento popular ya que fueron tomadas como una amenaza para el pueblo afgano.
El 5 de diciembre de 1978, Nur Muhammad Taraki, el líder comunista afgano, firmó un tratado de amistad con la URSS, establecía el apoyo militar y económico para el comunismo afgano. El régimen de Taraki no podía sostener la lucha contra los rebeldes, incluso muchos soldados que simpatizaban con el partido se volvieron a las filas de los disidentes por la creciente opinión pública negativa, Taraki estaba sometiendo a la hambruna y la pobreza a los afganos. Para subsanar el debilitamiento bélico, el gobierno pidió ayuda a Moscú en 1979; año en el cual comenzó la invasión soviética a Afganistán.
Durante 1979, la situación afgana era crítica, tanto nivel social, como económico y político. En estas circunstancias, el embajador de los EEUU, Adolph Dubs, fue asesinado. Ante esta situación, la URSS no intervino, pero se encargó de proporcionar armas, dinero y asesoramiento al gobierno de Afganistán para darle mayor estabilidad al régimen. Sin embargo, la crisis política interna empeoró cuando se acrecentó la rivalidad entre Taraki y Hafizullah Amin (canciller, primer ministro adjunto y ministro de defensa).
Dicha rivalidad terminó cuando este último ordenó el fusilamiento de Taraki. La situación llevó a que la URSS pensara que Amin era un agente de la CIA infiltrado y que en cualquier momento EEUU intervendría en Afganistán. Debido a esto, Moscú decidió apartarlo de sus cargos e intervenir directamente en la política del pais.
El 29 de diciembre de 1979 las tropas de la URSS arribaron al territorio afgano con la única directiva de proteger el territorio de los estadounidenses. Los soviéticos asesinaron a Amin y en su lugar, designaron a Babrak Karmal.
Para 1980 la resistencia afgana se intensificó con el apoyo directo de EEUU, Pakistán, China y Arabia Saudita extendiéndose hasta 1982. Durante el conflicto, la mitad de la población afgana fue desplazada hacia Irán y Pakistán.
En 1985 asumió el liderazgo de la URSS Mijaíl Gorbachov quien decidió emprender la retirada de las tropas soviéticas del territorio afgano. Ya habían transcurrido 5 años de guerra para entonces.
Al año siguiente, EEUU comenzó a probar proyectiles de tierra y aire con los que derribaron aviones y transportes todo-terreno soviéticos, lo que extendió el conflicto por 3 años más.
En el medio de la puja entre las dos superpotencias, Karmal fue destituido de su cargo y en su lugar asumió el poder Mohamed Najibullah.
En 1989, el ejército soviético se retiró luego de la firma del Acuerdo de Ginebra entre Pakistán y la República Democrática de Afganistán. Sin embargo, la guerra civil continuó hasta 1992, cuando se produjo la caída definitiva de la URSS.
Este conflicto es conocido popularmente como el Vietnam de la URSS.
María Sofía Zelaya
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP