Hacia 1945 la Península de Corea fue dividida e invadida por los ejércitos de la Unión Soviética y Estados Unidos, tomando como línea de división el paralelo 38. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se dio paso a otro tipo de conflicto: la Guerra fría, que en Corea se tradujo en la implantación de dos Estados diferentes en un mismo territorio.
En 1948 Estados Unidos llevó a cabo elecciones que tuvieron por resultado la proclamación de Syngman Rhee como presidente y, por su parte, la URSS no permitió la participación popular, en su lugar se estableció una dictadura comunista dirigida por Kim Il Sung.
El 1 de octubre de 1949, Mao Tse Tung proclamó en Pekín la República Popular China y acordó con Stalin un tratado bilateral de ayuda mutua, lo que significó un triunfo soviético y se presentó en escenario internacional como un cambio sustancial a nivel geoestratégico. Estados Unidos, presionado por el contexto mundial, decidió extender su Política de contención a Asia y apoyar a Chian Kai Chek, a la vez de
reconocerlo como el único representante legal de China.
El 25 de junio de 1950, el ejército al mando de Kil Il Sung, con el apoyo sovietico, invadió Corea del Sur. Rápidamente, Harry Truman presidente de EEUU, solicitó la intervención del consejo de seguridad de la ONU y consiguió autorización para hacer frente a la agresión norcoreana. La URSS no pudo ejercer su derecho a veto ya que su delegado había rechazado asistir a las reuniones del Consejo como forma de
protesta ante la negativa norteamericana de aceptar a la China Popular y por no otorgarle su respectivo lugar en el consejo de seguridad.
Douglas McArthur fue nombrado jefe supremo de las fuerzas que acudieron en auxilio de Corea del Sur, una vez en el territorio lograron tomar Pyongyang, la capital de Corea del Norte y aproximarse a las fronteras con Manchuria. El desplazamiento norteamericano logró impacientar a Mao, quien decidió enviar parte de su ejército, con masivo apoyo soviético, a corea. Esta operación tuvo como resultado la retracción del ejército estadounidense y la estabilización del frente, una vez más, en el paralelo 38.
El 4 de enero de 1951 las tropas comunistas retomaron Seúl. En este contexto, el general McArthur solicitó el bombardeo atómico a China, pero el presidente Truman en consonancia con el Congreso, advirtió una muy factible reacción de la URSS por lo que se decidió no aceptar la solicitud y destituir al General McArthur a favor del General Ridgway.
Entre 1951 y 1953 la guerra tuvo muchos momentos de intermitencia entre avances y derrotas. La unión soviética había expresado su decisión de no intervenir directamente en el conflicto y aceptó el empate militar, lo que permitió que luego de incansables y exhaustivas negociaciones de paz para acabar el conflicto, se firmara el armisticio de Panmunjong el 27 de Julio de 1953, donde se estableció en primer lugar el cese
definitivo de operaciones militares, además de definir en conjunto un perímetro desmilitarizado en torno al paralelo 38.
La estabilidad y pervivencia del poderío comunista en la región del norte ha logrado que ésta sea la única “frontera de la guerra fría” que persiste hasta la actualidad, de hecho, no se puso fin a la guerra ni se obtuvo ningún avance respecto del desarme.
El saldo de la guerra fue una vez más el desprecio por la vida de las más tres millones de personas muertas, además de cargar un fracaso más para el diálogo y el consenso político honesto, en este sentido, La Paz y la convivencia armoniosa sólo puede vislumbrarse como valores “Poco rentables” y simbólicos.
María Guadalupe Pereyra
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP