Guerra Fría. Crisis cubanas. Crisis de los misiles. Estos son los marcos en los cuales se encuadra el acontecimiento que analizaremos a continuación.
La crisis de los misiles de Cuba, se recuerda como el punto de inflexión que puso a la humanidad y, más concretamente, a las superpotencias con sus respectivos bloques, al borde de la guerra nuclear y de un conflicto total como nunca antes se había visto; un
conflicto cuyas consecuencias resultaban imposibles de imaginar por sus efectos catastróficos para el planeta entero. Este acontecimiento, también es entendido por los especialistas como el cierre de la primera etapa de la Guerra Fría y el inicio de la distensión y la coexistencia pacífica entre los Estados que “en instancia de imperios” estaban enfrentados desde 1947.
El descubrimiento de la construcción de rampas de lanzamiento de misiles en el lado oeste de Cuba, cerca de la localidad de San Cristóbal, fue detectado por un avión espía U2 de la CIA que sobrevolaba la isla. Se trataba de una obra de gran magnitud e importancia: una instalación con una veintena de rampas para misiles de medio alcance (IRBM y MRBM) que estarían operativos en quince días. Esta situación ya había sido advertida en algunos círculos de Washington. De hecho, el director general de la CIA, John McCone, se había
mostrado preocupado en agosto de ese año, tras el flujo desacostumbrado de navíos soviéticos a Cuba durante el verano y, por tanto, alertó sobre la posible provisión de armas nucleares por parte de la URRS a la isla; sin embargo, sus temores no fueron tomados en serio. Por su parte, el senador de Nueva York, Kenneth Keating, también tenía una información similar, suministrada por inmigrantes cubanos.
La crisis se prolongó durante dos semanas: una primera “semana de reflexión” y otra “semana de acción”. La primera se inició el 16 de Octubre, cuando el presidente John Kennedy fue informado de esta situación. A continuación, el gobierno norteamericano declaró que no toleraría la implantación de misiles soviéticos en Cuba, ya que esto implicaba una amenaza para todo el continente. Poco después, se inició el proceso de toma de decisiones para evaluar cuáles serían las respuestas más adecuadas. La vía diplomática fue rápidamente descartada; un ataque aéreo inmediato bajo la forma de una “operación quirúrgica”, tampoco parecía recomendable, por lo cual se optó por establecer un bloqueo naval de las costas y los fuertes cubanos: la cuarentena, un término sanitario que ya había empleado Franklin Roosevelt en un discurso en 1937.
Tras consultar con sus pares alemán, francés y británico (canciller Adenauer, general De Gaulle y el primer ministro Harold Mac Millan, respectivamente), el presidente Kennedy emitió un comunicado oficial frente a los medios de comunicación: la mentira y la instalación
– desde hacía tres meses – de armamento nuclear soviético en suelo cubano, constituía una provocación inaceptable. Como respuesta, los Estados Unidos impondrían un embargo a Cuba. Éste inició el 24 de octubre, dando comienzo a la “semana de acción”. Dieciséis
destructores, tres cruceros, un portaaviones y ciento cuarenta navíos de apoyo, cerraron el acceso a Cuba; simultáneamente, veinticinco navíos soviéticos, escoltados por submarinos, avanzaban hacia la isla.
Cuando estaban arribando, los barcos soviéticos se detuvieron, a excepción del buque Bucharest. El presidente Kennedy tenía en sus manos la decisión y finalmente, le permitió el paso. La humanidad recuperó el aliento.
Mientras esto sucedía, se dio un intercambio epistolar entre el presidente norteamericano y el premier soviético; una vía poco convencional que, sin embargo, dio resultado. El acuerdo final consistió en lo siguiente: Nikita Kruschev se comprometió a retirar los misiles de Cuba
y Kennedy a no intentar nunca más invadir la isla; además, debía retirar los misiles Júpiter que EEUU tenía desplegados en Turquía. Una vez finalizada la crisis, se instaló el teléfono rojo; una línea de comunicación directa entre la Casa Blanca y el Kremlin.
¿Cuáles fueron los objetivos de la Unión Soviética? Sin duda, realizar una prueba de fuerza; una demostración de la cercanía que existía entre los gobiernos de Moscú y la Habana y una prueba de las capacidades de la URSS para amenazar a los EEUU. Algunos especialistas aseguran también que esta decisión soviética fue, en realidad, una reacción ante la sospecha de que los EEUU intentaría llevar a cabo una segunda invasión a la isla.
Asimismo, le permitiría negociar la eliminación de los misiles Júpiter que, desde Turquía, podían fácilmente destruir Jarkov, Kiev y Odessa, e incluso, llegar a Moscú. “¿Cómo es posible que los americanos tengan derecho a poseer una base en nuestras narices?, preguntó Kruschev al mariscal Malinowski, ¿por qué no podemos nosotros establecer una en Cuba, en las narices de América?”.
María Sol Aldonate
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones
Internacionales
Departamento de Historia
IRI – U.N.L.P