El intento de golpe de Estado en Venezuela de 1992, se produjo a raíz de una crisis que determinó al presidente, Carlos Andrés Pérez, a lanzar un paquete de medidas neoliberales que contaban con el apoyo del Fondo Monetario Internacional. Estas medidas agravaron aún más la situación económica del país y dieron origen a disturbios, protestas violentas, saqueos a gran escala y una fuerte represión por parte del ejército. La consecuencia más obvia de estos incidentes, fue la inestabilidad política y la creciente desaprobación de la administración de
Pérez.
El 4 de febrero de ese año, algunas fracciones de las fuerzas armadas de Venezuela – auto- identificadas como «Movimiento Bolivariano Revolucionario” – se alzaron contra el gobierno constitucional. La rebelión estalló en varios puntos del país, como Caracas, Maracaibo, Valencia y Maray y estuvo liderada por el comandante Hugo Chávez, quien organizó el motín en la ciudad de Caracas con el objetivo de capturar al Presidente que llegaba de una conferencia económica en Davos.
Así, la ciudad fue tomada por tanques de guerra y unidades de paracaidistas que buscaban controlar el palacio de Miraflores donde se encontraba el presidente. Sin embargo, sus objetivos rápidamente se vieron frustrados por el accionar de las milicias que permanecieron fieles a las autoridades gubernamentales. Una vez desarticulado el movimiento, Chávez admitió su derrota ante la prensa y anunció la suspensión de la movilización en las otras ciudades del país.
Chávez y varios de sus seguidores fueron encarcelados, pero dos años más tarde, fueron indultados por el gobierno de Rafael Caldera.
María Emilia Hassan
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia