El pasado 2 de mayo tuvieron lugar las elecciones municipales en Inglaterra y Gales, y además hubo una elección especial para cubrir una banca en la Cámara de los Comunes del Reino Unido.
Los resultados favorecieron ampliamente al Partido Laborista, consolidando las expectativas de que regrese al poder luego de catorce años de ausencia (Gordon Brown fue el último Primer Ministro laborista dejando su cargo el 10 de mayo de 2010), y para el gobernante Partido Conservador fue una jornada humillante, en la que perdió cientos de concejales y numerosos alcaldes, realizando su peor elección de los últimos cuarenta años.
Los laboristas se quedaron con el control de una importante cantidad de ayuntamientos en Inglaterra que no gobernaban desde hace décadas, y además se impusieron en las grandes ciudades como Londres, Manchester, Liverpool, Leeds, Sheffield, e incluso en la circunscripción electoral de North Yorkshire, que es a la que pertenece el Primer Ministro conservador Rishi Sunak.
En cuanto a la elección especial para cubrir un escaño del Parlamento en la circunscripción de Blackpool South (en el norte de Inglaterra), motivada por la dimisión del diputado conservador Scott Benson por presunto tráfico de influencias, se impuso holgadamente el laborista Chris Webb cosechando el 58,9 % de los votos frente al 17,5 % de los sufragios que obtuvo el candidato conservador, ubicándose en tercer lugar el postulante del Reform UK (partido nacionalista, populista y pro-Brexit fundado por Nigel Farage) que logró el 16,9 % de las preferencias.
Ante los contundentes resultados obtenidos, el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, reclamó al Primer Ministro Rishi Sunak el adelanto de los comicios generales que se deben celebrar este año, argumentando que el mensaje de los votantes en las urnas fue muy claro: están diciendo que están hartos de la situación actual, como así también del declive, caos y división que padece el Partido Conservador, y que desean fervientemente un cambio de gobierno.
En la ciudad de Londres, capital del país, fue reelecto para un histórico tercer mandato el alcalde laborista Sadiq Khan, quien derrotó por amplio margen a la candidata conservadora Susan Hall. Khan es hijo de inmigrantes paquistaníes, primer alcalde musulmán de Londres y detenta su cargo desde el año 2016. En la elección del 2 de mayo el Partido Laborista logró el 43,8 % de los votos, el Partido Conservador el 32,7 %, el Partido Liberal demócrata el 6,1 %, el Partido Verde 5,8 % y el Partido Reform UK (pro-Brexit) el 3,5 %.
De acuerdo a las encuestas realizadas en los últimos meses, el 62 % del electorado británico considera que el Brexit fracasó y desean que el Reino Unido retorne a la Unión Europea. Incluso entre los que votaron a favor del Brexit en el referéndum de 2016, el 22% de ellos consideran que el proceso ha resultado malo o muy malo. Entre los motivos que condujeron a este cambio de opinión mencionan al incremento de los precios (debido a los mayores controles fronterizos aduaneros y sanitarios que encarecieron en especial a los alimentos), a los perjuicios que sufrió la economía británica, y a la escasez de mano de obra para cubrir los puestos de trabajo. En definitiva, el Brexit ha deteriorado el nivel de vida de los británicos.
Además de los reclamos del gobierno escocés para que Londres lo autorice a celebrar un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia (posibilidad que hasta ahora se le ha denegado), el Brexit ha permitido que por primera vez en su historia una católica, nacionalista y republicana sea Ministra Principal del gobierno de Irlanda del Norte.
En efecto, Michelle O´Neill del Partido Sinn Féin asumió dicho cargo el 3 de febrero de este año. Si bien dicho Partido había ganado las elecciones parlamentarias del año 2022, O´Neill no había podido asumir debido al bloqueo institucional (según los Acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998 el poder debe ser compartido entre las dos principales comunidades de Irlanda del Norte) que casi por dos años había impuesto el Partido Unionista Democrático -DUP- (protestante y que desean que el territorio siga siendo parte del Reino Unido y que no se integre a la República de Irlanda). El DUP sostenía que el Acuerdo actual de Gran Bretaña con la Unión Europea socaba el lugar que le corresponde a Irlanda del Norte dentro del Reino Unido al exigir controles aduaneros sobre algunas mercaderías procedentes del resto del país, y además los unionistas no deseaban participar en un gobierno dirigido por un Primer Ministro del Partido Sinn Féin. Finalmente los unionistas aceptaron retornar al gobierno (la vice Primer Ministra es Emma Little-Pengelly del DUP) y al Parlamento norirlandés, tras un acuerdo alcanzado en enero de 2024 con el gobierno británico, que se comprometió a consolidar por ley la posición de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido, modificar la ley de mercado interior de Gran Bretaña para proteger la capacidad del territorio norirlandés para comerciar con el resto del país, y además asistir a Irlanda del Norte con un paquete financiero de 3.300 millones de libras esterlinas.
El actual gobierno de Gran Bretaña encabezado por Rishi Sunak ha adoptado un enfoque más pragmático en sus relaciones con la Unión Europea abandonando una posición refractaria y antieuropeísta, lo que posibilitó que mejoraran los vínculos entre ambas partes, como lo demuestran la reincorporación del Reino Unido al Programa Horizonte (de ciencia e investigación) de la UE, como así también el haber alcanzado el Acuerdo Marco de Windsor sobre Irlanda del Norte. No obstante ello, los ciudadanos británicos están en contra de las políticas de austeridad que aplica el gobierno conservador, y desean dejar atrás la crisis económica y social que los afecta. De acuerdo a encuestas recientes en las próximas elecciones generales, el Partido Laborista superaría al Partido Conservador por aproximadamente veinte puntos porcentuales.
El líder del Partido Laborista en la actualidad, Keir Starmer, apoyó en el referéndum de 2016 la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. A pesar de ello, el reingreso de Gran Bretaña a la Unión Europea en los próximos años se presenta como una tarea muy ardua y dificultosa. La decisión sobre su posible reincorporación estará en manos de la Unión Europea, que le exigirá una mayor cooperación y especialmente un fuerte compromiso, no le otorgará ninguna excepción o beneficio, y hasta incluso le podría exigir el abandono de la libra esterlina y la adopción del euro para que pruebe su sincera determinación de integrarse estrechamente al resto de los países miembros de la Unión, y además para hacerle mucho más difícil que la abandone nuevamente. Por otra parte, querrá dar una advertencia a otros miembros de la UE que en el futuro desearan retirarse del bloque regional, por lo que seguramente adoptará en una eventual negociación para reingresar una posición dura e intransigente.
En el año 2016 se acuñó el término “Brexit”, que es un acrónimo de dos palabras en inglés “Br” por Britain (Gran Bretaña) y “exit” (salida) que se utilizó para referirse al proceso por el cual el Reino Unido dejó de ser miembro de la Unión Europea. Hoy en día se está utilizando otro acrónimo, el término “Bregret” la “Br” por Britain (Gran Bretaña) y la palabra “regret” que en inglés significa arrepentimiento, ese es ciertamente el sentimiento que embarga a la mayoría de los ciudadanos británicos porque su país haya abandonado la Unión Europea. Indudablemente, el Brexit ha sido un grave error y hoy es un fracaso que afecta la vida diaria de todo el pueblo del Reino Unido.
Juan Carlos Pérsico
Coordinador del Departamento de Europa
IRI-UNLP