Pasaron tres generaciones Kim para desarrollar la estrategia definitiva en la defensa de Corea del Norte, para no ser absorbidos por Corea del Sur, invadidos por Estados Unidos o vendidos por la propia China. La proliferación de armas nucleares le dio a este país el arma exacta para imponerse en la agenda internacional.
Para un país que prospera en sembrar la confusión, esta semana ha sido inusualmente productiva. Se las ha arreglado para desarrollar un caos coordinado en distintas áreas, ya sea en Malasia con el asesinato de Kim Jong Nam y la posterior prohibición a los malayos que se encuentran habitando en Corea del Norte (11 personas, que son personal diplomático y sus familias); o por haber lanzado 5 misiles de prueba, de los cuales se estrellaron 4 en el mar de Japón (en la zona económica). Corea del Norte ha disparado más de 25 misiles (incluyendo las pruebas de misiles nucleares) desde 2015 como forma de amenaza y para aumentar las tensiones en el área internacional.
Esta comunicación se encargará de dar una breve y muy simple explicación de las provocaciones norcoreanas, como resultado se dejará entrever una observación de alguna salida simple a la resolución del conflicto por medios pacíficos.
Según el alto mandatario norcoreano Kim Jong Un, estos actos son reflejos de un mensaje al imperialismo norteamericano, ya que los misiles apuntaron a sus bases en Japón y el objetivo es llevar a cabo un misil tan potente que desde Corea del Norte pueda impactar en Estados Unidos. Los misiles por ahora volaron 1000 Km para terminar en el mar japonés, el proyecto principal de Kim es desarrollar una tecnología tal que pueda reducir el tamaño de las ojivas nucleares para meterlo en los misiles intercontinentales y así detonarlos en tierra de Estados Unidos. Hoy en día, Estados Unidos cuenta con 50000 efectivos en Japón y 28500 en Corea del Sur (sólo detallo las fuerzas de los países involucrados, Estados Unidos cuenta con más militares en otros países del sudeste asiático); lamentablemente la cantidad de misiles lanzados por Corea del Norte sugieren un entrenamiento bélico, en búsquedas de efectivizar la cantidad de misiles que pueden ser lanzados en la menor cantidad de tiempo en una hipotética situación de guerra.
Estos misiles no llegan en cualquier momento, la política doméstica de la mayoría de los países involucrados parece ser no la más adecuada para sobrellevar con mucha atención el tema de las amenazas. En China, se están preparando para las reuniones de otoño donde la próxima línea de líderes será decidida; en cambio Corea del Sur sufre el impeachment de Park Gyeun Hye y todavía su partido está en el poder, esperando a que se convoque a nuevas elecciones; Estados Unidos cuenta con un nuevo y flamante presidente que está recién asumido y muy callado, a la espera de ser asesorado sobre la solución del problema.
A Trump, quien en su campaña había dicho que él podía solucionar el tema con tan sólo “hablar con el tipo, porque nadie habla con él”, lo encontramos muy callado para la segunda prueba de Kim Jong Un, desde que asumió como presidente. Planteando un escenario como este no podemos asegurar que Estados Unidos se porte como el adulto responsable en esta disputa. Desde la era de Obama hasta ahora se invirtieron unos 300 mil millones de dólares en ataques cibernéticos que ha dado un 88% de éxito en sabotear las pruebas militares de los militares norcoreanos; pero entonces ¿Por qué todavía vemos que pueden hacer estas pruebas cada vez más riesgosas y que comprometen la paz en la comunidad internacional?
Evidentemente no se sabe si Estados Unidos tiene la capacidad para detener el progreso nuclear balístico norcoreano, lo cual es un disparador para la impaciencia de los aliados que posee en el sudeste asiático. Por ahora, aprovechan la crisis en la política interior de Corea del Sur para instalar el muy controversial THAAD (un arma de defensa que se ha demostrado ser poco efectivo el “detener una bala con otra bala”), comenzaron el mísmo día de la prueba de Kim Jong Un porque se acercan las elecciones en Corea del Sur y quieren tenerlo instalado antes de que se cambie de opinión. Gracias al eterno letargo en el que se encuentran los políticos coreanos, no pensaron en la reacción violenta que tuvo China con respecto a THAAD, ningún político coreano se sentó a hablar con China sobre esta nueva determinación; Corea del Sur pensó que éste era un tema menor ya que se trataba de soberanía coreana, pero Qiu Guohong, el embajador chino en Corea del Sur puso en duda esta decisión y a su vez la misma explicación; el embajador se pregunta:
¿Cómo pueden llamar acto de soberanía a un arma de defensa que está hecha por otro país, solventada por otro país y operada por militares de otro país? Para finalizar Qui Guhong avisa que “Si Corea insiste en convertirse en una marioneta norteamericana, China tendrá que actuar en contra de ello”.
Para entender esta reacción de los chinos que en un principio puede parecer un despropósito (ya que THAAD está instalado en Guam y Hawai también), desde Corea del Sur los radares de THAAD podrían llegar a detectar dónde se encuentran los misiles de los militares chinos. Como acto de represalia China boicotea a la cadena comercial Lotte, cancela los shows de K-pop y prohíbe los paquetes turísticos a Corea del Sur; este es un golpe durísimo al sector privado coreano y los dejará sangrando durante un tiempo, probablemente hasta que se den las elecciones. Ambas coreas se volvieron muy dependientes de la economía china, por eso cualquier decisión que tomen los va a afectar de manera directa. Corea del Norte también fue apercibida por sus actos y China ya no va a comprarle por un año las cantidades inmensas de carbón que le compraban (representaba gran parte del ingreso que tenían), algunas fuentes hablan de que China tomó esta decisión una vez que se habían asegurado de haber comprado su cuota anual de carbón.
China trata como si fuera un hermano mayor a Corea del Norte, no tanto por una afinidad ideológica, sino porque la idea de tener un aliado a Estados Unidos como país limítrofe no le interesa tener más cerca instalaciones como THAAD. Desde el Gabinete de Seguridad de Estados Unidos el ministro James “Mad Dog” Mattis le sugiere al presidente dos cosas: continuar con la inversión en ciberataques (ítem del cual Trump está muy disconforme con su desarrollo, lo ha mencionado en su campaña) o re-introducir en Corea del Sur armas nucleares (con el peligro que esto conlleva una carrera de armamento nuclear).
Corea del Norte con su infalible estrategia arrastró a todos los grandes países para escuchar su reclamo, Estados Unidos debe admitir que no tiene la capacidad para desarmar a Corea del Norte pero una buena negociación puede llevarlos al punto de abortar la proliferación nuclear. Estados Unidos debe olvidarse de lo que piensa y sentarse a escuchar y negociar con Corea del Norte antes que sea demasiado tarde, buscando siempre la resolución pacífica de las problemáticas.
Israel Oyhenart
Centro de Estudios Coreanos
Depto. Asia y el Pacífico
IRI-UNLP