A 30 años de su liberación y 5 años de su muerte, se sigue recordando a Nelson Mandela como un icono de la paz y de la inclusión. Desde sus comienzos como estudiante de abogacía, luego convertido en guerrillero que lo llevaría a vivir en prisión por casi tres décadas para finalmente terminar siendo el primer presidente negro de Sudáfrica, Mandela siempre tuvo el mismo objetivo de conseguir la igualdad para su pueblo.
Cuando era tan solo un niño ya vivía en carne propia los efectos del apartheid, el cual se encontraba establecido desde 1948, porque tuvo que ver como echaban a su padre de su puesto de trabajo en reemplazo por un colono blanco. Y en esto consistía básicamente este sistema de exclusión y discriminación contra la población mayoritaria negra, se les rechazaban todos sus derechos, se les excluía del sistema y eran tratados como esclavos en pleno siglo XX. El mismo se aplicaba desde hacía siglos por los afrikáners (población de origen neerlandesa asentada en el país) de manera cotidiana, pero cuando el Reino Unido tomo a Sudáfrica como colonia, se lo siguió implementando, pero de una manera ‘legal’ ya que estaba amparado por leyes británicas.
El ganador del premio Nobel de la Paz siempre supo que no dejaría que lo sobrepasen ni se aprovecharan de él, es por eso que decidió estudiar Abogacía en la universidad de Fort Hare y la Universidad de Witwatersrand. Algo interesante de destacar es que, durante sus tiempos de estudiante, fue la única persona negra de su clase.
Tiempo después, decidió involucrarse en la vida política y se afilió al Congreso Nacional africano. Más tarde, fundaría la Liga Juvenil y en sus años de actividad, ocuparía distintos cargos y se transformaría en un referente importante para la sciedad. Durante esta época fue arrestado en múltiples ocasiones por actuar en contra del gobierno (conformado por afrikáners), y finalmente, en 1962, fue sentenciado a prisión perpetua por conspiración e intento de derrocar al gobierno.
Otros de sus compatriotas también fueron enviados a la cárcel de forma perpetua, pero se los liberó mucho antes. En prisión, Mandela fue maltratado, estaba aislado, no se le daba comida ni bebida por días con la intención de volverlo loco. Las autoridades sabían que era un personaje político muy importante y con gran incidencia, pero, sobre todo, creían que, si era liberado, podía causar un gran revuelo que acabara con sus privilegios; y es por ello que buscaban torturarlo de todas las maneras posibles.
Su estadía en prisión hizo cambiar al joven revolucionario y pasional, convirtiéndolo en un hombre centrado y pacífico, citándolo: “Yo era un joven agresivo y arrogante. Mis 27 años de cárcel me hicieron comprender lo importante que es la tolerancia. Que no hay tiempo para la amargura, sino para la acción. El calabozo es el lugar idóneo para conocerte a vos mismo. Me da la oportunidad de meditar y evolucionar espiritualmente”
Hubo un intento por parte del gobierno por liberarlo, pero con la condición de que no participara de la vida política; una demanda que él fue rechazó.
Finalmente, en 1990, y debido a la enorme presión internacional, Mandela fue liberado el día 11 de febrero.
Sus palabras dejaban en claro que deseaba la unión, la paz, la democracia y sobre todo, la igualdad; que no buscaba venganza y que no odiaba a los habitantes blancos por los años de opresión. Su firme intención era dejar el pasado atrás y construir un nuevo país; un país en el que todos los habitantes tuvieran una vida mejor. Según sus propias palabras:
‘Es sólo a través de la acción de masas disciplinado que nuestra victoria puede ser asegurada. Hacemos un llamamiento a nuestros compatriotas blancos a unirse a nosotros en la conformación de una nueva Sudáfrica. El movimiento de la libertad es un hogar político para vosotros también.’
‘Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible. No debemos permitir que el miedo se interponga en nuestro camino. El sufragio universal en función de los electores, así como en una única democrática y no racista Sudáfrica es el único camino a la paz y la armonía racial.’
Y para concluir, compartimos la que se considera uno de los párrafos mas importante de sus dichos que pronuncio en su juicio en 1964 y que resume en pocas palabras su pensamiento en general: ‘He luchado contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. He buscado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero vivir y lograr. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir’.»
María Emilia Fregenal
Colaboradora
Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP