La anexión de Crimea a Rusia, se produce en un escenario político convulsionado: el 22 de febrero de 2014, el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, abandona el país tras una ola de protestas que tuvieron lugar en la zona noroccidental.
Vale la pena destacar que el foco de tensión se encontraba en la Plaza Maidan donde los manifestantes pro-europeos se atrincheraron, con temperaturas que rondaban los 18 grados bajo cero, ocasionando fuertes enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales. El episodio dejó como saldo un centenar de muertos.
Estas movilizaciones estuvieron motivadas por la oposición del gobierno a aceptar las condiciones de un tratado comercial con la Unión Europea y, en su lugar, pidió ayuda al Kremlin. El descontento popular también iba dirigido contra la corrupción de la familia Yanukovich, que ambicionaba tener bajo su control el poder político, económico y mediático del país.
Con la designación del nuevo gobierno, diversos grupos pro-rusos se manifestaron en contra y expresaron su anhelo de integrar a Ucrania la Federación Rusa. Esta situación dividió al país en dos: una parte que aspira a fortalecer los lazos con Europa, y otra, que busca profundizar su relación con Rusia.
De hecho, al sur de Ucrania, en Crimea, el 60% de la población es de origen ruso, y no estaba de acuerdo con las protestas en Kiev. Después del cambio de gobierno, esta población pidió ayuda a Moscú. Para el Kremlim, este pedido fue decisivo por dos razones: la primera porque le interesaba responder a la población pro-rusa; la segunda, porque esa región tiene un importante valor estratégico. Recordemos que Rusia no tiene salida a mares cálidos y, el puerto de Sebastopol, en Crimea, era vital para los rusos que, hasta ese momento, tenían que alquilarle a Ucrania un espacio para su flota en el Mar Negro.
El presidente ruso respondió con un envío de tropas especiales sin identificar, que tomaron el control de las ciudades más importantes de Crimea, así como del puerto local. Luego Putin pidió y obtuvo permiso del parlamento para intervenir militarmente en la península. En ese momento, las autoridades rusas declararon que el despliegue de tropas tenía el objetivo de garantizar la integridad de los ucranianos pro-rusos habitantes de Crimea y las bases rusas estacionadas allí hasta que se normalizara la situación socio-política.
El 16 de marzo de 2014, los rusos de Crimea convocaron a un referéndum, obteniendo como resultado que el 96% de los habitantes aceptaba la adhesión de Crimea a Rusia.
El mandatario ruso, defendió la legalidad de la votación, mientras que el gobierno de Kiev lo condenaba. A partir de ese momento, la Casa Blanca anunció una serie de sanciones contra individuos concretos, que Washington consideraba responsables de la crisis en Crimea.
Ante esta medida, Putin pidió de manera expresa a Estados Unidos y a la Unión Europea que amplíen sus sanciones a todos los miembros de la Duma. “Le proponemos al señor Obama y a los señores funcionarios europeos incluir a todos los diputados de la Duma en la lista de los ciudadanos rusos a los que afectan las sanciones de EE.UU y la U.E.”
El 18 de marzo, el presidente ruso junto con la delegación de Crimea, procedió a firmar el tratado internacional por el cual Crimea y Sebastopol pasaban a formar parte de la Federación Rusa.
En su discurso frente al parlamento, Putin aseguro que Crimea es “tierra santa rusa” y opino que, en Ucrania, Estados unidos y sus socios occidentales “se pasaron de la raya” y señaló que Washington está acostumbrado a actuar según la ley del más fuerte.
El 27 de marzo, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó la violación al derecho internacional por medio de la resolución 68/262 de la Asamblea General, sobre la integridad territorial de Ucrania, declarando inválida la secesión de Crimea y Sebastopol.
Hay que mencionar que la adhesión contó con el apoyo del 80% de los rusos, los cuales en 2018, eligieron a Putin para otro mandato. La anexión fue interpretada como símbolo del resurgimento de la grandeza de Rusia y la defensa de los intereses de los rusos allí residentes. Por otro lado, la península de Crimea, cuya superficie es un poco más grande que la provincia de Tucumán, es sedimento de diferentes grupos
multiétnicos, debido a todos los pueblos que, a lo largo de la Historia, estuvieron en esa región. Entre ellos, se puede mencionar a: los Cimerios, los escitas, los godos y los hunos, luego los griegos, romanos, turcos y tártaros.
Además, Crimea se convirtió en la puerta de la cristianización de Rusia, debido a que cuando ésta estuvo bajo la influencia del imperio bizantino, el gran príncipe de Kiev -Vladimiro el Grande- se convirtió al cristianismo de rito bizantino y, de regreso a su patria, cristianizó a los eslavos del este que habitaban la Rus de Kiev.
Otra cuestión no menor es que en este lugar se realizó la conferencia de Yalta en 1945,preludio a la guerra fría, donde se acogió a los mandatarios de la Unión Soviética, Reino Unido y Estados Unidos.
María Emilia Hassan
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP