El 22 de noviembre de 2000 el Poder Ejecutivo Nacional ratificó la Ley 25.370 por la que se declaraba al día 2 de Abril como «Día del Veterano de Guerra y de los Caídos en la Guerra de Malvinas». Se restañaba así, en alguna medida, la deuda que la sociedad argentina tenía con aquellos soldados que regresaron al continente a partir del 14 de junio de1982 y que en un primer momento fueron ocultados por la dictadura militar para que los mismos no tuvieran contacto con la población, así como la discriminación que durante muchos años sufrieron por parte de la sociedad argentina y del mismo Estado que los mandó a la guerra y luego los abandonó a su suerte.
Durante todos estos años esos argentinos, que dieron todo por la Patria y cuyo valor fuera reconocido por el general británico Julian Thompson, comandante de la 3° Brigada de Infantería de Marina en la Guerra de Malvinas quien los enfrentó en el terreno, tuvieron que transitar un camino sinuoso regado de suicidios, marginación y olvido. En estos 38 años se estima que cerca de 400 ex combatientes de Malvinas han muerto como consecuencia del estrés postraumático que los condujera al suicidio, mientras que en los combates aéreos y terrestres la argentima sufrió solo 308 bajas, descontando los 373 muertos sufridos por la marina de guerra, en su mayor parte por el ataque al Crucero General Belgrano fuera del área de exclusión establecida unilateralmente por el Reino Unido, lo que constituyó un verdadero crímen de guerra, estando incluidos en esa cifra los pilotos de la fuerza aeronaval caídos en combate.
Los Veteranos de Guerra de Malvinas han sido durante este largo tiempo, pese al abandono, incomprensión y destratos múltiples, la llama viva de Malvinas que logró traspasar la niebla de la larga noche del olvido, y durante todos estos años desde el Departamento del Atlántico Sur del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata les rendimos nuestro homenaje en su día y nos onorgullece hoy verlos nuevamente en la primera línea de combate ante este enemigo invicible denominado COVID19 -pese a integrar ya muchos el denominado grupo de riesgo- formando parte del voluntariado que presta asistencia a los sectores más marginados de nuestra sociedad, ya sea en el cono urbano profundo como en nuestras provincias del norte.
Así como en 1982 la Argentina se enfrentó a una de las potencias más poderosas del mundo intentando rescatar parte de su territorio que se encuentra en poder del usurpador británico desde hace 187 años, hoy estamos seguros que va a triunfar en esta nueva guerra contra el enemigo invisible, pero la experiencia de lo ocurrido durante estos 38 años con nuestros veteranos de Malvinas nos tiene que servir para no repetirla en la futura posguerra y por lo tanto, reconocer la necesidad de tener un sistema de salud acorde a los nuevos desafíos del siglo XXI y que los oferentes del mismo (profesionales médicos, enfermeros y auxiliares) debe tener un reconocimiento económico y social acorde a sus responsabilidades, así como la importancia de la inversión en educación, ciencia y técnica. Por último, esa posguerra nos debe dejar en claro que los argentinos tienen que establecer como prioridad saldar la deuda social existe con esa importante franja de la población que fue quedado afuera del sistema durante los últimos 45 años y que hoy se hace visible como consecuencia de la pandemia.
Este 2 de abril de 2020, sin actos públicos ni vigilias conmemorativas, nos debe hacer reflexionar sobre todos esos temas y si comenzáramos a trabajar en ese sentido sería el mejor homenaje que podríamos brindarles a nuestros Veteranos y Caidos en la Guerra de Malvinas.
Carlos Alberto Biangardi Delgado
Coordinador
Departamento del Atlántico Sur
IRI – UNLP