Desde 1516 hasta 1918, Siria y Libano fueron parte de un solo territorio bajo la administración del Imperio Otomano, conocido como la Siria Otomana o el Eyalato de Siria. Luego de la ocupación francesa-británica al final de la Primera Guerra Mundial, fueron divididos en dos territorios, con fronteras idénticas a las que vemos hoy en día. Con estos simples repasos históricos podemos darnos cuenta de que la relación entre los pueblos sirios y libaneses, tienen un largo camino recorrido.
Entre enero y abril de 1975, empezaron una serie de tiroteos entre milicianos palestinos y milicianos cristianos de una falange maronita dentro de Líbano. Este evento, es considerado como el inicio de lo que sería la Guerra Civil Libanesa. A esto le sucedió, al año siguiente, una serie de masacres de civiles, tanto de refugiados palestinos como de libaneses, lo que obligó al gobierno, seriamente desestabilizado, a pedir ayuda militar a la Liga Árabe. La respuesta de la organización fue la formación de la Fuerza Árabe de Disuasión, contingente militar conformado por 30.000 soldados, en su mayoría sirios.
Luego de 14 años, con la intervención de las Naciones Unidas, se logró realizar el primer acuerdo que marcaría el principio del fin del conflicto libanés. El Acuerdo de Taif fue ratificado un 4 de noviembre de 1989, en él, se especificaban una serie de reformas políticas, que constituirían el primer paso hacia la paz en el país. Pero no fue hasta el año siguiente, cuando se pacificaron los últimos territorios que se encontraban en conflicto, que se considera el fin de la Guerra Civil Libanesa.
Aunque el conflicto había terminado, algunos de los efectivos sirios en Líbano, recibieron la orden de permanecer en el territorio. Si bien no se encuentran declaraciones oficiales en cuanto al objetivo de la permanencia siria en Líbano, podemos ver que el principal enemigo de Siria en aquel momento, era Israel. En efecto, fuerzas israelíes se encontraban en la zona meridional del territorio libanés por lo que lo más probable es que Bashar Al-Assad, haya intentado establecer un “contrapeso” en la zona. La presencia de efectivos en Líbano, junto a la situación de deterioro institucional, económico y político que imperaba, derivó en una influencia decisiva de Damasco para la reconstrucción nacional de El Líbano. Si bien esto no parece algo negativo, la intervención siria post-guerra jamás fue pactada. Se realizó de manera no oficial, e incluso podemos decir, a la fuerza.
Indudablemente, hubo presiones para que los sirios abandonaran el territorio libanés; ya en el Acuerdo de Taif, se estipuló la retirada de 14.000 efectivos sirios, es decir, de casi la mitad de los efectivos. Aunque esto no se cumplió, Bashar Al-Assad recibió numerosos reclamos de parte de la comunidad internacional por esta situación.
El 2 de noviembre de 2004, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, emite su cuarta resolución en ese año sobre el conflicto en el territorio libanés. La resolución 1559 estipula la salida de todas las tropas extranjeras en el país y ratifica el apoyo de la ONU hacia la implementación de elecciones libres para la conformación de un nuevo gobierno que se extienda a todo el territorio.
El factor decisivo para la retirada siria fue el asesinato del ex-primer ministro Rafik Hariri, el 14 de febrero de 2005. La oposición nacionalista libanesa, culpó al gobierno sirio de orquestar el atentado que además de la vida del ex funcionario, se llevó la de 25 personas más. Esto generó un revuelo a nivel internacional que se tradujo en una presión muy grande sobre el gobierno de Al-Assad, obligándolo a tomar una decisión sobre su presencia en Líbano.
Finalmente, el 27 de abril de 2005, a 29 años de su llegada al territorio, las tropas sirias abandonaron El Líbano. Si bien el domingo 24 había comenzado la retirada, 300 efectivos sirios quedaron en territorio libanés hasta el 27, para asistir a una ceremonia de condecoración en la base de Rijak, cerca de la frontera con Siria.
Las elecciones en Líbano se celebraron poco más de un mes después, el 29 de mayo. Veedores internacionales constataron elecciones limpias y dieron el visto bueno a la nueva administración libanesa. No fue sino hasta el 2008, que Siria y Líbano reestablecieron relaciones diplomáticas plenas, dando un paso hacia la anhelada estabilidad y cooperación en Medio Oriente.
Santiago Robles
Colaborador
Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP