Un Estado, la República Popular China, en busca de expansión y acorralado por tropas estadounidenses que se acercaban por el suroeste en el contexto de la Guerra Fría, decidió invadir el Tíbet y firmar el “acuerdo de los 17 puntos” hace 70 años. Para el gobierno chino llamada la “Liberación del Tíbet” y para el gobierno tibetano en el exilio la “invasión del Tíbet”, el 7 de octubre de 1950 las tropas militares del reciente gobierno comunista ingresaron en Chamdo para días después derrotar al ejercito tibetano y derrocar a sus autoridades. Así China, recordando que además se encontraba involucrada en la Guerra de las Coreas, anexó un nuevo territorio a su “patria”.
Pero este conflicto no concluyo con la simple invasión, según podemos considerar. Se firmo el famoso “Acuerdo de los 17 puntos” el 23 de Mayo de 1951 entre las autoridades de ambos países, con el objetivo de incluir el territorio tibetano al país gobernado por Mao Zedong. Sin embargo, el pueblo tibetano tiempo antes de la derrota ya se manifestaba en contra como lo sigue haciendo en la actualidad.
Para comprender esta rebelión férrea, debemos conocer los antecedentes a la invasión y el contexto en que se firmó el Acuerdo. El país históricamente estaba dirigido por el Dalái Lama, líder espiritual del Tíbet y del budismo tibetano como dirigente de la Administración Central Tibetana. La elección de los sucesores era a través de una creencia de reencarnación y complejos rituales; y quien asumió como XIV Dalái Lama a la hora del conflicto fue Tenzin Gyatso, el cual al momento de firmar el acuerdo tan solo tenía 15 años.
Cuando se firmó el acuerdo se enviaron representantes de la administración tibetana a Beijing para negociar los puntos, pero claramente fue de forma arbitraria. El Tíbet había sufrido el terremoto más fuerte en la historia de la humanidad hasta la fecha en agosto, quedando en una situación desventajosa, razón por la cual se cree que se forzó y presionó a la administración tibetana a firmar. Luego de la firma, el Dalái Lama escapó en una travesía por el Himalaya para exiliarse en la India seguido por 80.000 tibetanos que se distribuyeron por Nepal, India y Bután. Esto es una clara muestra, además de la rebeldía en las provincias, del rechazo al gobierno chino.
Entre los puntos más importantes del acuerdo encontramos la anexión del Tíbet a la República Popular de China, la expulsión de fuerzas imperialistas del Tíbet” y la no coacción por parte de las autoridades centrales respecto a descontentos por reformas (punto no cumplido).
Al día de hoy, se encuentran cientos de miles de tibetanos exiliados por el mundo regidos por el Gobierno Tibetano en el exilio, que además siguen reclamando la independencia de China. Al mismo tiempo, el Dalái Lama ya no ejerce los cargos políticos, pero sigue predicando y compartiendo la lucha de su país. No debemos olvidar que existen múltiples organismos internacionales como países, como Estados Unidos, que no reconocen el gobierno chino sobre el territorio anexado del Tíbet.
A pesar del férreo control por las autoridades chinas y la cantidad de años transcurridos desde la invasión, son miles de tibetanos que no abandonan su reclamo, en especial jóvenes, y que están dispuestos a recuperar su tierra que reclaman fue invadida.
María Emilia Fregenal
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP