El 4 de agosto pasado, el IRI publicó en una nota de opinión denominada “Trump y el BID, jugada ambiciosa y de final abierto” cuya autoría pertenece al Licenciado en Historia Néstor Restivo, en la cual se mencionaba como novedad que “por primera vez en los 61 años de historia del Banco Interamericano de Desarrollo el gobierno de Estados Unidos avisó que quería la presidencia, tradicionalmente ocupada por un funcionario de América Latina y el Caribe”, regla no escrita que debería haberse sostenido por los países de la región.
El final abierto que presagiaba la nota, terminó de consolidarse el sábado próximo pasado con la elección del candidato propuesto por EEUU, Mauricio Clever – Carone, quien asumirá el próximo 1° de octubre por un período de 5 (cinco) años, prorrogable por otro de igual duración. La estrategia de Trump en el impulso de su candidato claramente tiene un frente electoralista interno y otro externo en referencia a China y a la región.
Pero ¿cómo enfrentó América Latina esta circunstancia? La respuesta es: con mayor fragmentación por un lado y con claras posturas de “alineamiento” hacia Estados Unidos y su presidente Trump, por otro.
Argentina ha tenido que desistir de la presentación de su candidato a la presidencia del BID, Gustavo Beliz, por el escaso apoyo regional, sobre todo cuando México –quien en un momento había dejado trascender su apoyo al candidato argentino- decidió abstenerse de la votación. La postura abstencionista se consolidó en un 31.23%, lo cual representa un total de 16 países, pero con la nota distintiva que en la región latinoamericana solo fue sostenida por Argentina, México, Chile, Perú y Trinidad y Tobago.
Esta situación demuestra y consolida una fragmentación en la región que, atravesada por la crisis sanitaria, económica y social es incapaz de construir un posicionamiento común, para hacer frente a las avanzadas que hoy provienen de los EEUU, lo cual sin dudas desafía una vez más las reglas del multilateralismo y del regionalismo históricamente establecidas e impondrá la “línea dura” del hegemón hacia América Latina.
Si las decisiones que en el futuro tome la presidencia del BID se encontrasen orientadas a perjudicar aquellos países con los cuales EEUU lleva una confrontación directa, es probable que la presencia de China se acreciente en la región y deberemos lidiar en el marco de la desintegración con una doble dependencia, sin recursos ni capacidades para construir una región que dé cuenta de un futuro mejor.
Laura Bono
Laura Bogado Bordazar
Coordinadoras
Departamento de América Latina y el Caribe
IRI – UNLP