Conocidos internacionalmente como los tratados Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977 el ex presidente panameño Omar Torrijos junto a su homólogo norteamericano Jimmy Carter firmaban una serie de acuerdos que entrarían en vigor dos años después, en 1979, para poner fin al dominio colonial de la gran potencia, garantizando la neutralidad permanente de la zona.
El diario Clarín de aquella época replicaba las tres sencillas palabras con las que el presidente Carter haría entrega de las notas protocolares que formalizaban la transferencia del Canal a manos de la primera y única presidenta mujer panameña, Mireya Moscoso: “Esto es suyo”. Los tratados habían significado una gran pérdida de legitimidad interna para Carter, más aun teniendo en cuenta los desastres ocurridos con los rehenes en Teheran, la caída del Shá, el sandinismo en Nicaragua, entre otras cuestiones. Conjugado con una serie de factores más, terminaron por agotar su aspiración de la reelección.
El canal había sido formalmente inaugurado un 15 de agosto de 1914. Once años antes, a los pocos días de la separación de Panamá de Colombia, por un tratado conocido como Tratado Hay-Bunau Varilla, firmado con un representante francés del canal, se había concedido el dominio sobre una franja de 10km de ancho a Estados Unidos. Allí, con financiamento norteamericano empezó la construcción de lo que hoy se conocería como una de las principales vías de comercio interoceánico.
Como este enclave denominado “Zona del canal” dividían a Panamá en dos el tratado fue considerado una amenaza para el país por acentuar las diferencias entre las autoridades del itsmo y las de dicha zona. Cabe mencionar que se trataba de una zona con su propia fuerza policial, cortes y jueces, compañía telefónica, hospitales, etc. Además, el jefe de la Compañía del Canal era el Gobernador que además era parte del cuerpo de Ingenieros del ejército de los Estados Unidos.
La tensión entre ambos países se elevaría un 9 de enero de 1964 a raíz de un movimiento popular convocado por jóvenes que, hartos de que su gobierno no hiciera los reclamos correspondientes, buscaban izar la bandera panameña en una escuela de la Zona como símbolo de reclamación de la soberanía. Los habitantes de la Zona junto con la policía rodearon a los manifestantes y entre los disturbios una bandera considerada histórica por los panameños quedo hecha pedazos. La importancia de la bandera radica en que fue la misma que se utilizó para reclamar y lograr el rechazo de un convenio firmado en 1947 (Filós-Hines) por el cual se autorizaba a EEUU a tener más bases militares en Panamá. A raíz de aquél episodio, Norteamérica sólo pudo mantener una base militar en la Zona del Canal.
Cuando se corrió la noticia de esto, miles de manifestantes se acercaron a la Zona para protestar. La policía se enfrentó a 5.000 civiles y los reprimió con gases lacrimógenos y armas de fuego. Poco a poco la situación empezó a salirse de control y a replicarse en otras ciudades. Conocido como el “Día de los mártires” el saldo final fue la muerte de unas 22 personas. A raíz de aquellos acontecimientos EEUU y Panamá rompieron relaciones diplomáticas y el presidente panameño, Roberto Chiari, sentenció el 15 de enero que Panamá no reiniciaría relaciones diplomáticas hasta que se acordara abrir negociaciones para un nuevo tratado.
Recién a mediados de abril ambos países restablecieron sus relaciones y empezó un periodo de negociaciones para “eliminar las causas de conflicto entre las dos naciones”. Después de 3 meses de negociaciones se llegó a 3 proyectos que fueron rechazado por el presidente panameño en 1970. Las negociaciones llegaron a su fin el 7 de septiembre de 1977 cuando en la sede de la OEA en Washington se firmaron los tratados Torrijos-Carter dónde se reconocía la soberanía de Panamá sobre el Canal y la neutralidad del mismo, aunque si por cualquier razón los barcos de Panamá o de Estados Unidos debían pasar antes, tendrían garantizado el paso inmediato. En otros aspectos también se establecía que el 60% de las tierras e infraestructuras serían devueltas a Panamá como así también una administración conjunta de 5 norteamericanos y 4 panameños nombrados por Estados Unidos.
El tratado fue apoyado por México, Venezuela, Costa Rica y Colombia. De hecho, el presidente colombiano Alfonso López Michelsen, en un acto que le ocasionó graves problemas internos, en 1975 anunció que renunciaba a los derechos que el tratado Urrutia-Thomson de 1914 le había concedido a Colombia sobre el canal. Tiempo después, Panamá devolvió a Colombia los derechos canaleros.
Para lograr la ratificación, en Panamá se convocó a un plebiscito dónde por un 67% triunfó la posición que manifestaba estar de acuerdo con el acuerdo. En Estados Unidos, a pesar de la gran oposición conservadora, también se aprobaron ambos tratados. No obstante a que el acuerdo había entrado en vigor dos años después de su firma, recién el 3 de junio de 1994 empezaron a retirarse las fuerzas militares norteamericanas del Canal de Panamá en un proceso que duraría casi 5 años y finalizaría en 1999 luego de 32 años de ocupación.
Augusto Gabriel Arnone
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP