Dos días después de la muerte de su predecesor, Leónidas Brezhnev, Yuri Andropov fue nombrado Jefe Supremo del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Con 68 años de edad, Andropov asumió el liderazgo del bloque soviético tras 18 años del gobierno de Brezhnev, que marcó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por la invasión a Afganistán y el choque político-ideológico con Estados Unidos.
Antes de su llegada a la máxima magistratura de su país, Andoprov fue embajador de Hungría en 1957 durante la ocupación soviética; más adelante, formó parte de la Secretaría del Comité Central entre 1962 y 1967. Posteriormente, se mantuvo al frente de la presidencia de la KGB por más de 15 años. En 1973, accedió con plenos derechos al Politburó, la máxima instancia de poder en la URSS. En mayo de 1982, comenzó a desempeñar tareas dentro del PCUS, que lo ayudaron a posicionarse como sucesor del liderazgo soviético.
En su discurso de asunción, Andropov se mantuvo dentro de la línea de pensamiento de su antecesor y lanzó una crítica abierta hacia la política de Ronald Reagan, que había atacado frontalmente al Kremlin. “Sabemos bien que es inútil implorar la paz a los imperialistas. La paz sólo puede ser salvaguardada apoyándose sobre la potencia indestructible de las Fuerzas Armadas soviéticas”, afirmó históricamente en su discurso de asunción.
Su breve gobierno dio continuidad a las políticas de su predecesor, específicamente en la política exterior y en su relación con Estados Unidos. Sin embargo, debido a una enfermedad renal que lo aquejaba desde años atrás, se alejó del gobierno unos meses antes de morir el 9 de febrero de 1984.
Tras quince meses como Secretario General, Andropov falleció sin alcanzar un sello propio en la gestión de la Unión Soviética. Fue sucedido por Konstantin Chernenko.
Sin embargo, en 2015, Mijaíl Gorbachov confesó: “Antes de morir, Andrópov dejó un informe escrito en el que me proponía a mí para encabezar el Politburó. Pero Chernenko y sus colaboradores se escandalizaron y cortaron esa parte con una tijera”.
¿Cuál habría sido el destino de la URSS si la Perestroika hubiera existido unos años antes? “Tendríamos otro país”, sentenció Gorbachov con vehemencia. El mundo de la Guerra Fría, y el futuro de muchas generaciones, no habría sido el mismo.
Jessica E. Petrino
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – U.N.L.P