El 22 de febrero se conmemora en nuestro país el día de la Antártida Argentina. En esa fecha, hace 117 años, durante la presidencia del General Julio Argentino Roca, se instaló el primer asentamiento permanente del ser humano en las regiones polares: el observatorio meteorológico y estafeta postal argentina en la Isla Laurie, archipiélago de las Islas Orcadas del Sur, en los 69° 44′ y 56° 38 W. Desde entonces y durante los primeros 40 años, la República Argentina fue el único país del mundo interesado en mantener su presencia en forma permanente en las regiones antárticas. El mismo año se estableció también una factoría de pesca argentina en la isla San Pedro, archipiélago de las Georgias del Sur, iniciándose con este antecedente la explotación moderna de la industria ballenera por nuestro país; y al año siguiente, 1905, el gobierno argentino estableció la segunda estación meteorológica permanente que se registra en la zona subantártica, ubicada en Grytviken, isla San Pedro; de esa fecha data la primera información de la estación instalada por el Ministerio de Agricultura en las proximidades de la Compañía Argentina de Pesca. Actualmente estos territorios se encuentran bajo ocupación militar del Reino Unido, país que el 3 de enero de 1833 usurpó nuestros archipiélagos australes y se ha negado sistemáticamente durante 188 años a devolverlos al pueblo argentino. Pero además, en Grytviken existe una tumba de guerra argentina donde se encuentran los restos del suboficial Félix Oscar Artuso, tripulante del submarino ARA Santa Fé que fuera tomado prisionero por los ingleses y muriera posteriormente en un extraño y confuso episodio ocurrido el 25 de abril de 1982. Pasaron 38 años de este hecho y los británicos continúan sin autorizar a la familia Artuso a visitar su tumba en la Isla San Pedro y las autoridades argentinas tampoco se han preocupado durante todo este tiempo en hacer el reclamo correspondiente, ni incluyeron este tema en el protocolo de Londres del 20 de diciembre de 2016, ni en los distintos documentos firmados en el marco del de nominado «Plan Proyecto Humanitario», relacionado a las tumbas de guerra.
La República Argentina ha realizado durante estos 117 años una intensa actividad científica y de ocupación efectiva en forma permanente del Continente Antártico, creándose en 1940 la Comisión Nacional del Antártico con el objeto de entender en todos los asuntos vinculados a los intereses argentinos en dicho continente; y a partir de la Campaña Antártica 1941/1942 se abrió una etapa de marcado desarrollo de las actividades argentinas en la Antártida, estableciéndose paulatinamente diversas instalaciones durante las campañas antárticas anuales, mientras se realizaban investigaciones en diversas disciplinas científicas. El 17 de enero de 1951 se creó el Instituto Antártico Argentino, que fuera el primer organismo dedicado exclusivamente a las investigaciones antárticas en el mundo al momento de su creación. Hoy el Sector Antártico Argentino integra la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, cuya capital es Ushuaia, la ciudad más austral del mundo.
Durante este tiempo la República Argentina ha realizado una destacada labor en el marco del Año Geofísico Internacional, que se desarrolló desde el 1° de julio de 1957 al 31 de diciembre de 1958. Participó en la Conferencia de Washington que concluyó con la firma del Tratado Antártico del 1° de diciembre de 1959, y desde ese entonces es un activo miembro del Sistema Antártico, tanto en las reuniones consultivas del Tratado como siendo parte de todas las convenciones que integran el mismo y del Protocolo al Tratado Antártico sobre protección del Medio Ambiente, firmado en Madrid el 4 de octubre de 1991. Durante todos estos años han existido conflictos de baja intensidad entre los representantes argentinos y británicos ya que el Reino Unido disputa a la República Argentina el mismo sector dentro del Continente Antártico, siendo posiblemente el más virulento de estos la cerrada oposición del Reino Unido a que la ciudad de Buenos Aires fuera la sede de la Secretaría del Tratado Antártico, creada en la XXIV Reunión Consultiva de San Petesburgo de 2001.
Pero como siempre pensamos que la conmemoración de estas efemérides no se deben limitar a un recuerdo de los hechos que en alguna época supimos realizar los argentinos. En este sentido, debe ser el momento propicio para reflexionar sobre nuestro presente, y muy especialmente sobre nuestro futuro. Debemos recordar que pese a que es un tema de declamación recurrente de las distintas administraciones no hemos logrado convertir a la ciudad de Ushuaia en una «puerta de entrada a la Antártida», desde la cual se ofreciera apoyo logístico a todas las expediciones científicas internacionales que se dirijan al Continente Blanco, propuesta realizada en 1994 desde el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata entre las conclusiones de nuestro «Proyecto del Atlántico Sur», del cual participáramos bajo la dirección del Profesor Norberto Consani –reiteradas constantemente en todas nuestras publicaciones sobre el tema durante los últimos 27 años-. Nuestra inacción ha sido propicia para que un nuevo competidor surgiera para reemplazarnos, la colonia británica de las Islas Malvinas, en la que se está desarrollando un proyecto para convertir el archipiélago en un polo logístico que preste servicios aeroportuarios para la industria del petróleo, la pesca, el turismo y específicamente la actividad antártica.
El 28 de enero de este año nos enteramos que la aerolínea alemana Lufthansa volaría sin escalas desde Hamburgo al aeropuerto de Monte Agradable (Mount Pleasant para la cartografía colonial británica) con el objetivo de transferir científicos alemanes que serían embarcados en el rompehielos Polarsen hasta la estación antártica «Neumayer III», constituyendo este el primer vuelo logístico directo entre Alemania y las Islas Malvinas, así como el más largo proyectado por Lufthansa, lo que constituye indudablemente la exploración de una ruta logística antártica a través de las Islas Malvinas. No sería extraño que muchos países ubicados en el hemisferio norte estén pensando en esta alternativa, especialmente aquellos que pertenecen a la OTAN, ya que la República Argentina -pese al transcurso de los años- nunca concretó el proyecto de creación de un polo antártico que pudiera prestar servicios logísticos internacionales en la ciudad de Ushuaia, que se encuentra a solo 1.000 kilómetros de la Península Antártica.
Si bien, todavía conservamos ventajas comparativas que nos permitirían competir con éxito contra esta pretensión británica, no podemos continuar otros 27 años de inacción ya que el Reino Unido es consciente que está realizando un proyecto a largo plazo que le permitirá consolidar su presencia colonial en el Atlántico Sur y no debemos engañarnos a nosotros mismos creyendo ver en el pedido de autorización de la empresa de aeronavegación Lufthansa para sobrevolar el espacio aéreo argentino un reconocimiento de nuestra soberanía del archipiélago usurpado por los británicos hace 188 años. Es necesario declinar actitudes meramente declamativas y convertirlas en políticas realmente pro activas. No solo el IRI lo advertía hace 27 años sino que durante este lapso de tiempo el tema fue recurrente en casi todas las administraciones, tanto nacionales como de la provincia respectiva, por lo cual no podemos ahora echarle la culpa de nuestra inacción al adversario. Recordemos aquella advertencia que hace ya casi un siglo nos hiciera el filósofo español José Ortega y Gasset: «Argentinos, a las cosas».
Carlos Alberto Biangardi Delgado
Coordinador
Departamento del Atlántico Sur
IRI – UNLP