Documento de N°26 – Abril 2021 – ISSN 2344-956X
Autoras/es varias/es: Valentina Avelluto, Antonela Busconi, Aldana Noval, Florencia Di Giorgio, Julian Arias España, Silvina D’Arrigo, María Susana Ocaranza, Camila Abbondanzieri, Florencia Cadario, Florencia Fantín, Mariana Jacques, Jorgelina A. Ferraris, Frida Karin Alvarado, Ana Clara Weber
Compiladora: Dulce Daniela Chaves
Comisión de contenido: Mariana Jacques, Abundio Gadea y Francisco Ocampo
Comisión de redacción: Ana Clara Weber, Julián Arias España y Aldana Noval.
La pandemia de COVID-19 irrumpió en la cotidianidad de nuestras vidas como un fenómeno de emergencia sanitaria global que obligó a gobiernos y organizaciones internacionales a definir e implementar estrategias de cuidado, prevención y aislamiento de la ciudadanía. El coronavirus se presentó como una amenaza a la salud pública, que no discrimina clase, etnia/raza, edad, país de residencia, estatus de ciudadanía, ni ningún otro factor socioeconómico diferenciador. No hay fronteras, reales ni simbólicas, que sean muros para el contagio. No es una cuestión de ideologías. Todes estamos expuestes.
Como hemos evidenciado, en medio de la preocupación genuina de algunes, sobran los medios de comunicación, periodistas e influencers de todo tipo que desinforman, instalan el miedo y contribuyen a la polarización de la crisis. También, desde luego, existen comunicadores/ras y formadores/ras de opinión responsables, que intentan cumplir con un rol social y de servicio hacia su audiencia y/o seguidores/as.