Las “elecciones más grandes de la historia”, como la prensa mexicana ha denominado al proceso electoral del domingo 6 de junio, se dio en un contexto internacional en el cual varios periódicos-de los más importantes a nivel global- han cuestionado la gestión del presidente Lopez-Obrador, entre los que se pueden mencionar The Economist de Londres, Le Monde de Francia, Die Welt de Alemania o The Nation de Nueva York.
Particularmente, la portada de la revista londinense, The Economist, presentando al presidente mexicano “falso mesías”, es una muestra más del deterioro de la imagen de México a nivel global. Esta portada no es sino el reflejo de una serie de desaciertos y malas decisiones que han marcado a la administración actual. Un artículo que debía ser un tema local en Londres, se convirtió en un asunto internacional por la falta de pericia de nuestros líderes. Como opinión personal de una revista de la capital británica, era la embajada de México en Londres la que debía responder y mostrar lo mal fundado del artículo, si hubiese lugar a ello. En cambio, primero fue el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en una larga misiva, quien respondió a The Economist, seguido, en la “mañanera” presidencial de una polémica que el propio Lopez Obrador inició contra la revista, rebajando el nivel de la presidencia de la República a un debate con un articulista, poco conocido hasta el estallido del escándalo.
El deterioro de la imagen de México
Este deterioro de la imagen del país se agrega a las primeras decisiones de la 4T de desconocer la reforma energética, lo cual implicó una serie de demandas contra esta medida ilegal que todavía sigue su curso en los tribunales mexicanos. Asimismo, puede señalarse la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, una obra concebida para dar solución de largo plazo al tema del crecimiento de la demanda aérea con una terminal moderna y a la altura de las mejores del mundo para construir en los terrenos de la fuerza aérea mexicana. En definitiva, una obra caduca antes de ser terminada, pero que obligó al ejecutivo a indemnizar a las empresas que han invertido en el NAIM.
Las obras iniciadas por la presidencia como el Tren Maya o la Refinería Dos Bocas de Tabasco, tampoco han generado una imagen positiva para el país. El Tren Maya no es bien recibido ni por los propios indígenas porque sus 1,600 kms que atraviesan el bosque tropical están destruyendo un ecosistema muy frágil, poniendo en riesgo los propios medios de subsistencia de la población local. En cuanto a la refinería, un mega proyecto de casi 200,000 millones de pesos, éste “podría no ser viable económicamente ya que está basado en proyecciones financieras poco razonables, además de haber sido opaco en la asignación de contratos, y en su implementación no se tomaron en cuenta sus impactos ambientales negativos ni el hecho de que se construyó sobre un predio que tiene riesgos altos de inundación marina y fluvial”, señaló la Auditoría Superior de la Federación (ASF), un órgano del propio gobierno.
A estos malos cálculos se suma la reciente compra de la refinería Deer Park de Shell por(oficialmente) 596 millones de dólares. Sin embargo, el gobierno no ha precisadoque con esta compra se adquiere también la deuda de 900 millones de dólares que tiene la empresa holandesa la cual, además, es centro de demandas y escándalos por contaminanción ambiental. Así, la “austeridad republicana” tan pregonada tomó recursos de Estados, municipios, de la banca de desarrollo nacional y del FONDEN, para una compra que nos retrata como un país retrógrado, con un gobierno que ha cancelado todos los proyectos de generación de energía limpia, que busca incentivar el uso de los combustibles fósiles, cuando la tendencia mundial es precisamente transitar a energías limpias, lo que podría convertir a las dos refinerías en ineficientes en una década o menos. En el caso específico de Deer Park, unos días después de su compra por parte de Pemex, las calificadoras internacionales han subido el nivel de riesgo de la refinería, lo que implica una caída de su valor.
La erosión de la imagen de México se agudizó con la visita, el día posterior a las elecciones, de la vice-presidente norteamericana, Kamala Harris, quien no solamente arribó para garantizar el apoyo nacional para lucha contra la emigración ilegal, sino que fue precedida, insólitamente, por el subdirector de CIA, David S. Cohen, para lanzar un mensaje de desconfianza en la seguridad mexicana y en el deterioro constante de la seguridad y del tejido social.
Un gobierno debilitado
Es en este deterioro de la imagen nacional, basado en el autoritarismo presidencial y las decisiones mal logradas, que se realizan las elecciones del 6 de junio pasado en el cual se eligieron más de 21,000 puestos para renovar completamente la Cámara de Diputados a nivel nacional: 15 gobernaturas, 30 congresos locales y 1900 ayuntamientos y juntas municipales. Los resultados han complejizado la determinación respecto a cual partido o coalición fue el vencedor. No obstante, quedó de manifiesto que el país renació con un nuevo mapa político.
El oficialista Movimiento de Renovación Nacional (Morena) perdió millones de votos logrando solamente cerca del 34% de la votación (un poco más de 16 millones de votos), con el triunfo de 64 distritos en solitario, más 119 en coalición con los partidos del Trabajo (PT) y el Verde Ecologista de México (PVEM) que se consolidan como verdaderos partidos nacionales y no apéndices de partidos grandes (PRI, PAN o Morena) como lo fueron en toda su historia.
A nivel nacional, Morena pasó de 256 diputaciones a 197, mientras que el PRI creció de 48 a 69 y el PAN de 77 a 111, lo que convierte a la coalición opositora en un verdadero bloque en el Congreso para evitar que el autoritarismo presidencial logre modificar la constitución o aprobar leyes, sin pasar por las instituciones competentes, como lo ha realizado hasta el día de hoy. Solo en base a la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT, PVEM) se logra mantener una mayoría simple (251) en el Congreso, lo que convierte a los dos pequeños partidos coaligados en socios imprescinbles del gobierno e incrementa su poder de negaciación frente a Morena.
Sin embargo, con 197 diputaciones, la coalición opositora Va por México (PAN, PRI, PRD) impide la existencia de una mayoría calificada (334) que hubiera permitido a AMLO modificar la constitución para extender su período en el poder, como parecía que era su intención
Si a nivel de las diputaciones federales, el partido del poder fue fuertemente sacudido. A nivel de las gobernaturas, Morena logró ganar 11 de las 15 en disputa, haciendo que el PRI perdiese 8 gobernaturas, quedándose con 7 Estados a nivel nacional.
El buen resultado en las elecciones de gobernadores y de alcaldes, que le dan a Morena una mayor cobertura nacional, lo cual se contrapone con su fracaso en el Valle de México, la zona más poblada del país y bastión tradicional de la izquierda desde hace un cuarto de siglo. Los errores de gestión y del manejo de la pandemia aunado al accidente (26 muertes) de la línea 12 del metro – que, en su inauguración por el actual Secretario de Relaciones Exteriores y Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en aquel entonces, Marcelo Ebrard, fue calificada de la línea más moderna del mundo con la tecnología más avanzada – fueron determinantes en el fracaso de la coalición gubernamental en su bastión histórico. La capital del país, tradicionalmente de izquierda, hoy es una ciudad dividida de norte a sur, con un oriente morenista y un occidente de la coalición Va por México, que gobierna 9 de las 16 alcaldías capitalinas.
El partido de gobierno no solo pierde en la capitalsino también en el Estado de México, la entidad más poblada del país. El Partido Revolucionario Institucional mostró una clara recuperación, duplicando el número de municipios que tenía hace 3 años, mientras que Morena pierde casi la mitad de las alcaldías que tenía, pasando de 57 a solamente 30.
Con estos resultados, queda evidenciado que el optimismo lopezobradorista se derrumba y pudiéndonos preguntar sobre sus capacidades para mantener la presidencia de la República. Morena está impedida para hacer cambios constitucionales o decretar leyes que modifiquen la estructura actual del país, como la elimación del Instituto Nacional Electoral (INE) que estaba en los planes del ejecutivo por su autonomía y varios cuestionamientos del actuar de la presidencia como su “mañanera” que sigue siendo una campaña electoral sin elecciones a la vista. La ausencia de un relevo presidencial demuestra la fuerte concentración de los poderes en manos de López-Obrador, situación que debilita a cualquier candidato que pudiese surgir en el futuro, además del “canibalismo” político y manipulaciones electorales existentes en el seno del partido gubernamental, como se ha visto durante la elección del presidente de Morena. Los aspectos señalados precedentemente son elementos negativos para la conservación del poder a nivel nacional.
Finalmente, la derrota en el centro del país, el más poblado, representa una clara ventaja para la oposición.
Lo que fue muy claro en estas “elecciones más grandes de la historia” esque ni el partido oficilista, ni los partidos de oposición pueden gobernar solos, tal como se ha dado en el país desde hace más de un siglo. Además, fue muy claro que cuando la oposición se dividió en las gobernaturas o en las alcadías, las ha perdido, mientras que en la Ciudad de México, el Frente Va por México arrasó por la unidad de los tres partidos. Una lección para el 2024, cuando se lleven adelante las elecciones presidenciales.
Zidane Zeraoui
Profesor e investigador en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México)
Invitado por Laura Bogado Bordazar y Laura Bono, coordinadoras del Departamento de América Latina y el Caribe (IRI – UNLP)