La IX Cumbre de las Américas celebrada entre los días 8 al 10 de junio de 2022 en la ciudad de Los Ángeles bajo el lema “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, tuvo lugar junto a otros foros paralelos como el noveno Foro de la Sociedad Civil, el sexto Foro de Jóvenes de las Américas y la cuarta Cumbre de “CEO” de las Américas sobre comercio e inversión.
Las instancias previas a la celebración de la Cumbre se vieron atravesadas por diferentes posiciones y posturas, relacionadas con la imposición de los temas de la agenda y por la ausencia de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Los pronunciamientos públicos de algunos gobiernos de la región, como los de México, Argentina y Chile, ponen de manifiesto el escepticismo y la desconfianza ante los compromisos que se propician asumir con la región tras la Cumbre. Esta desconfianza fue manifestada a viva voz por los principales referentes de los países mencionados. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, por su parte, se manifestó en esa dirección expresando que entiende “…que Sudamérica mire al Norte con desconfianza porque solo miramos al Sur en defensa de valores democráticos, pero no en el desarrollo”.
Como es sabido, la región atraviesa problemáticas comunes y regionales, tales como: el cambio climático, el aumento de la pobreza, la escasez energética (debida en parte a la falta de inversión y la ausencia de políticas consistentes orientadas a la reconversión de la matriz energética), la inflación, el crimen organizado y las vulneraciones permanentes que sufren los migrantes en el goce de sus derechos humanos, entre otras. Todas estas situaciones han sido mencionadas en los discursos de los representantes de los Estados y debatidas en los foros pertinentes.
En relación a las migraciones, la Cumbre culminó con el documento titulado “Declaración de los Ángeles sobre Migración y Protección”, signada por 20 Estados, la cual ratificó los ejes del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular (2018). Mediante esta declaración se propicia gestionar las migraciones intrarregionales con base en cuatro pilares: 1) estabilidad y asistencia para las comunidades1; 2) ampliación de las vías legales2; 3) gestión humana de la migración3; y 4) respuesta coordinada ante emergencias.
Sin perjuicio de ello, el centro de la Cumbre fue marcado por las “ausencias”, que estuvieron signadas no sólo por la no participación de ocho presidentes de la región: México, Bolivia, Honduras, Guatemala y Uruguay, quienes por diferentes motivos decidieron no asistir a la Cumbre o por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, sino también por las ausencias que marcaron el “perfil bajo” de algunos presidentes, entre los que se destacó el brasileño Jair Bolsonaro. En relación a este último país lejos quedó en la memoria las acciones desplegadas por la diplomacia brasileña desde la Cumbre de Santiago de Chile de 1998, a partir de la cual se inició el proceso de “desintegración” del proyecto estadounidense del ALCA. La otra gran ausente fue -como lo mencionó Esteban Actis4– la elaboración de una política o propuesta conjunta regional, que fuera capaz de mostrar al menos una “voz común” en la Cumbre respondiendo a las múltiples situaciones de crisis que aquejan a la región. Esto evidencia, una vez más, la desintegración y fragmentación regional y la falta de cohesión en los temas trascendentes.
Por otro lado, las propuestas de Estados Unidos se mostraron diluidas y – como ha ocurrido en otras oportunidades – tardías, como el anuncio de la conformación de un fondo para futuras pandemias o las declaraciones de asistencia financiera a la región para la elaboración de políticas de gobernabilidad migratoria, cuando es evidente que las manifestaciones han sido de continuidad en la línea de “control fronterizo” y políticas securitistas que pretenden tercerizar el problema migratorio en los países de origen y de tránsito de los migrantes que viajan hacia el Norte.
Por otra parte, México fue representado en la Cumbre por su canciller, quien centró su discurso en la decisión tomada por parte de EEUU sobre la negativa de invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela a la reunión, postura que fue acompañada -como se mencionó anteriormente- por Argentina, Chile, Belice y las tres naciones centroamericanas, conocidas como el Triángulo del Norte (Salvador, Honduras y Guatemala) entre otros. Por su parte el presidente de Argentina, con el respaldo de México, presentó en su discurso serias críticas al funcionamiento de la OEA, propiciando un cambio del modelo interamericano bajo el principio de no intervención y el beneficio mutuo, a la vez que denunció la responsabilidad del organismo regional en el golpe de Estado cometido contra Bolivia en el año 2019.
Por otro lado, y en oposición a los discursos mencionados anteriormente, llamó la atención la postura del presidente de Colombia, Iván Duque, quien defendió la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua por parte de Estados Unidos en la Cumbre, postulando la defensa de la democracia contra las autocracias de la región. Asimismo, hizo especial hincapié en la Carta Interamericana Democrática de 2001 y en el rol de la OEA y de su secretario en la labor de la defensa de la democracia. Sin embargo, como es sabido, el país está sumido en una crisis social interna que ha sido testigo de levantamientos populares en reclamo de justicia tras el asesinato de defensores de derechos humanos y de la represión policial que viene sufriendo el país en los últimos tiempos, todo lo cual ha sido agravado por la situación de la pandemia5 y que ha generado una amplia polarización política en Colombia el cual se debatirá en las próximas elecciones presidenciales.
En relación a Ucrania, la Cumbre presentó divergencias en referencia a las decisiones que se han tomado para condenar la invasión de la Federación Rusia a ese país. En ese aspecto se presentaron dos posturas: una sostenida por EEUU, en la cual mantiene el rumbo escogido de sanciones económicas y financieras a Rusia y ayuda militar a Ucrania y otra postura sostenida por Argentina, entre otros, por la cual se plantea que el presidente Vladimir Putin es responsable del conflicto armado, pero las sanciones, tal como han sido dispuestas, perjudican de manera directa al pueblo ruso y encierra a Putin en una disyuntiva, entre el frente externo e interno, cuyas consecuencias son inimaginables y poco alentadoras.
Una Cumbre diluida…
Como se puede apreciar, la “Cumbre de las Ausencias”, nos deja hablando de aquellos que no asistieron o de aquellos cuyo papel resultó intrascendente, del tibio consenso en temas migratorios, de las nítidas fragmentaciones que en diversos niveles presenta la región latinoamericana, sin ahondar en las verdaderas y profundas necesidades de una región, atravesada por la pobreza, la indigencia y la desilusión. En definitiva, como expresara Juan Paz y Miño Cepeda en la cumbre hubo “un monroísmo agotado”6.
Se puso asimismo en evidencia la disminución de la influencia o la pérdida de poder de EE.UU. en la región que no solo se evidenció en la Cumbre sino también fuera de ella, con las declaraciones del presidente de Nicaragua, que expuso la iniciativa de una apertura de su país para que elementos militares rusos puedan desplegarse, de manera ilimitada, en su territorio. Clara afrenta a EE.UU., pero también a la región en su conjunto, sin que medie una respuesta o reacción concreta en el marco de la Cumbre.
Se añoran otros tiempos en los cuales los países de la región, más allá de sus diferencias presentaban proyectos mancomunados que planteaban una agenda diversificada, más cercana a las problemáticas comunes y con objetivos concretos. En algún punto resulta evidente el agotamiento de este modelo de regionalismo que tuvo sus orígenes en la I Conferencia Panamericana realizada en 1889/1890 y que ha dado escasas señales de integracionismo en más de un siglo de existencia.
Referencias:
1 El primer Pilar, se encuentra dirigido al financiamiento y apoyo de los países receptores o que albergan a los más de seis millones de personas refugiadas y migrantes. El financiamiento se verá impulsado, por un aporte adicional de Estados Unidos al Mecanismo Global de Financiamiento Concesional del Banco Mundial, entre otros, destinado a financiar y sostener las acciones que llevan adelante países como Belice que implementará un programa para regularizar a migrantes de América Central y CARICOM, Colombia por su respuesta a los migrantes y refugiados venezolanos, Costa Rica quien se compromete a planificar la renovación de la categoría especial temporal de protección complementaria para personas migrantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba; Ecuador se compromete a la regularización para las personas venezolanas, entre otros.
2 El segundo Pilar, propicia ampliar las vías legales para la protección y las oportunidades. El objetivo del mismo resulta en cambiar la forma en la que migran las personas, resaltando que los motivos principales se concentran en: (1) empleos; (2) protección; y (3) reunificación familiar. Así se expusieron los compromisos asumidos por Canadá, Guatemala, México y EEUU.
3 El tercer Pilar, impulsa políticas y prácticas para la gestión humana de las fronteras para reducir la migración irregular y administrar de manera colaborativa las migraciones en el hemisferio. Los lineamientos de este pilar estarían constituidos por: 1) control fronterizo humano; 2) retorno de migrantes que no tengan necesidades de protección u otro fundamento legal para permanecer en el país; 3) facilitación de los retornos a los países de residencia más reciente o de origen; 4) apoyo a los retornos voluntarios asistidos; y 5) mayor intercambio de información y cooperación bilateral y regional en materia de aplicación de la ley para combatir el contrabando de migrantes y la trata de personas.
4 Actis, E. (2022), El “Antón Pirulero” o la banda de sonido de la Cumbre de las Américas, disponible en: https://sumapolitica.com.ar/
5 Según un reciente estudio del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en Colombia a fines del año 2021, se habían relevado más de 21 millones de personas que estaban en condición de pobreza monetaria, tres millones y medio cayeron en esa situación durante 2020. Ese total de personas en pobreza equivale a más del 42% de la población del país. Ver: https://www.tni.org/es/art%C3%
6 Juan Paz y Miño Cepeda (2022), Las Cumbres: un monroísmo agotado. Ver: https://www.historiaypresente.
Laura Bono
Laura Bogado Bordazar
Coordinadoras
Departamento de América Latina y el Caribe
IRI-UNLP