Informe anual de política exterior argentina hacia América Latina (marzo de 2021 – marzo de 2022). Buscando un rumbo: el lugar de Argentina en la región.

El presente informe sobre la política exterior argentina para el período marzo de 2021 a marzo de 2022 aborda un eje clave de esta, como es la relación con América Latina. La región siempre está presente en el discurso y en el desarrollo de nuestra política exterior, ya que representa una de las bases sobre las que se apoya el relacionamiento externo argentino, más allá de los diversos gobiernos e ideologías.

En ese sentido, la actual gestión nacional no es la excepción. El presidente Alberto Fernández en su discurso en la Apertura del 139° período de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, al afirmar que “nuestro presente y nuestro futuro es con la Patria Grande”. Ante la Asamblea Legislativa, el primer mandatario expresó su deseo de apostar por la región al sostener que trabaja por una “América Latina unida^[3]”.

Por ello, en este informe, analizaremos cuánto se ha avanzado (y cuánto no) en esa apuesta por la región latinoamericana por parte de la administración de Fernández entre 2021 y 2022.

Brasil

La relación con el gigante del sur ha sido un eje primordial de la política exterior argentina desde el retorno a la democracia, en 1983. A pesar de ello, el contexto actual marca una situación novedosa; la escasa relación presidencial que existe entre ambos países. Esto se debe, en gran medida, a que ambos gobiernos se colocan y perciben en las antítesis ideológicas del espectro político latinoamericano.

En ese sentido, el presidente Bolsonaro ha posicionado en reiteradas ocasiones a la Argentina como el “mal ejemplo” que no hay que imitar, mientras que el presidente Fernández no ha ocultado su simpatía por la oposición política al gobierno brasileño, encarnada en la figura del expresidente y candidato en las elecciones del 2022, Luiz Inácio Lula da Silva.

A pesar de ello, la relación con nuestro principal socio regional se ha mantenido en base al destacado intercambio comercial, a la profunda relación institucional y al importante historial bilateral que comparten ambas Naciones.

En este contexto, fue un hecho importante el respaldo que Brasil ha garantizado a la Argentina en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en marzo de 2021. En esto, tuvo un rol destacado el entonces embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, que fue un nexo muy importante en la relación bilateral.

En una nota de opinión a principios de año, el actual ministro de Desarrollo Productivo sostenía que el presidente Fernández le había dado la indicación de “hacer lo que fuera necesario para recomponer la relación” y que, además de eso, su otro objetivo al frente de la legación argentina era “conseguir dólares genuinos para nuestro país a través del fomento de las exportaciones^[4]”.

En ese sentido, Scioli se desempeñó satisfactoriamente en cumplir sus cometidos. Además de haber logrado la primera reunión (virtual) entre los presidentes Alberto Fernández y Jair Bolsonaro en noviembre del 2020, el embajador consiguió canalizar y resolver múltiples conflictos comerciales, entre los que se destacan la reapertura del mercado de exportación de uvas y de langostinos, cerrado a las ventas argentinas desde 2013.

A nivel cancillerías, los entonces ministros de exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, y de Argentina, Felipe Solá, tuvieron un encuentro virtual en marzo del 2021, en el que manifestaron que “el vínculo histórico y fraternal entre Argentina y Brasil constituye un activo político que debe protegerse^[5]”, al tiempo que destacaron al MERCOSUR como un elemento de estabilidad regional.

En abril de ese año, Solá se comunicó telefónicamente con el nuevo canciller brasileño, el diplomático de carrera Carlos Alberto Franco França, quien reemplazó a Araújo luego de una puja interna en el gabinete de Bolsonaro. Luego de las salutaciones, ambos destacaron la “importancia de profundizar y diversificar el vínculo bilateral (y la necesidad de) cooperar en temas fronterizos, en el contexto de la pandemia, para garantizar los flujos comerciales^[6]”.

Ambos cancilleres se vieron las caras por primera vez en julio, en virtud de la visita de Solá a Brasil en virtud del 30º Aniversario de la creación de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC).

Sin lugar a duda, la creación de la ABACC constituyó uno de los principales hitos de la nueva etapa del posicionamiento de la Argentina democrática hacia Brasil. Además de haber sido la primera organización binacional creada por Argentina y Brasil y una de las únicas agencias de control nuclear binacional, fue el punto cúlmine de un largo proceso “de construcción de confianza desde el más alto nivel político y de acercamiento estratégico entre Brasil y Argentina”^[7] en un área de extrema sensibilidad, hacia fines de la Guerra Fría.

En dicha oportunidad, Solá y su par brasileño mantuvieron una reunión de trabajo en la que resaltaron el gran potencial de crecimiento del comercio bilateral, especialmente en el rubro intraindustrial, así como la revitalización del sector turístico a partir del relajamiento de las medidas de cuidado por la pandemia de COVID-19.

Por su parte, se acordó “monitorear la evolución de la bajante extraordinaria que afecta(ba) a la Cuenca del Plata y tomar las medidas necesarias a fin de garantizar el suministro de agua potable a las poblaciones de las provincias ribereñas^[8]” de nuestro país.

Retomando la relación económica, el flujo comercial entre ambas naciones viene mostrando rasgos de revitalización después de la fuerte caída causada por la pandemia y el importante rol de China en las cuentas corrientes de ambos países. Así, “en el período enero-agosto del 2021, el flujo de comercio entre ambas economías se incrementó un 49,5% interanual alcanzando U$S 14.982 millones^[9]” destacándose un importante aumento del histórico déficit comercial de nuestro país con el vecino del norte.

Por otro lado, en octubre de 2021, el nuevo canciller argentino, Santiago Cafiero, viajó a Brasilia para reunirse con su par, el embajador Carlos França, en un encuentro que volvería a repetirse en Roma, a fines de ese mes, en el marco de la cumbre del G20.

En dicho encuentro se pasó revista a la situación actual de la relación bilateral y multilateral de estos países con la región en la que se insertan y, especialmente, con el MERCOSUR. De esta forma, remarcaron la importancia y centralidad del MERCOSUR con su rol de medio de inserción internacional de ambos países en el año del 30° aniversario de la firma del Tratado de Asunción, a la vez que coincidieron en valorar la tarea que le tocaba llevar adelante a Brasil en la presidencia pro-tempore del organismo.

En este sentido, un hecho novedoso fue el acuerdo alcanzado para instrumentar una reducción escalonada del Arancel Externo Común (AEC) del bloque, que se propondría al resto de los socios. Del mismo modo, se planteó la necesidad de avanzar en la integración sanitaria y de producción de medicamentos y vacunas, en contexto de pandemia.

En cuanto a la agenda bilateral, se acordó estrechar lazos en áreas económico-comerciales, especialmente en lo que hace a las exportaciones de gas de Argentina al mercado brasilero, y se destacó la profunda cooperación en el sector nuclear, en el ámbito de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC). Asimismo, se acordó avanzar en proyectos que favorezcan la conectividad territorial entre ambos países, la construcción y mantenimiento de puentes (como el proyecto Porto Xavier y San Javier) y la normalización de los movimientos poblacionales entre ambos países con el relajamiento de las medidas de cuidado impuestas por la pandemia.

Por último, dos propuestas relevantes se desprenden de esta reunión. Por un lado, en el ámbito de la defensa, se acordó “dar continuidad a las negociaciones para permitir la adquisición, por parte de Argentina, de vehículos blindados Guaraní, fabricado con piezas producidas en ambos países^[10]”, lo que daría impulso a la fabricación conjunta de equipamiento militar. Por otro lado, se destaca la intención de continuar las reuniones técnicas del proyecto hidroeléctrico binacional de Garabí, cuya licitación está pautada desde hace años, sin mayores avances.

En cuanto a la mencionada relación personal entre los presidentes Bolsonaro y Fernández, a fines de octubre se dio, finalmente, el primer encuentro cara a cara entre ambos mandatarios, en el marco de la cumbre del G20 celebrada en Roma. Si bien solo fue un momento informal, apretón de manos, palmada en la espalda y chiste sobre la victoria argentina ante Brasil en la final de la Copa América mediante, significó un primer acercamiento personal.

Por otro lado, en línea con el relajamiento de las medidas pandémicas afectaron el libre tránsito entre ambos países, para noviembre de 2021 el 90% de los vuelos entre ellos se habían restablecido. En ese sentido, el entonces embajador Scioli manifestó en una reunión con autoridades del Instituto Nacional de Promoción Turística de Brasil (INPROTUR) que “donde hay un turista hay un puesto de trabajo. El turismo genera divisas y empleo”^[11]. Brasil constituye el principal país emisor de turismo hacia la Argentina, con un promedio de 1,5 millones de visitantes anuales, por lo que las autoridades de ambos países acordaron promover esta actividad para recuperar y superar el nivel previo a la irrupción de la pandemia.

En el ámbito comercial, en el mismo mes de noviembre se dio el lanzamiento del Programa de Reducción de Costos Logísticos Argentina – Brasil, cuyo objetivo es abaratar costos de exportación de pymes argentinas hacia el mercado carioca, mediante acuerdos de cooperación por los que distintos operadores logísticos y de comercio exterior otorgan reducciones en sus tarifas. En dicha oportunidad, la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca, sostuvo que “la integración productiva y en materia de infraestructura es fundamental para (…) la diversificación de las exportaciones y el aumento del valor agregado de las mismas” al destacar que Brasil es el primer mercado para las exportaciones argentinas y que “constituye un destino privilegiado para los bienes industriales: el 40% de las exportaciones argentinas a Brasil son manufacturas de origen industrial^[12]”.

A partir de lo visto hasta aquí, se confirma la importancia de Brasil en la política exterior argentina. Más allá de las diferencias políticas coyunturales entre los actuales gobernantes, la apuesta del gobierno argentino parece ser de profundización de la relación, a partir de la aplicación de una política netamente pragmática. En esa línea fueron las palabras del presidente Fernández en ocasión del “día de la amistad argentino-brasileña”, que se celebra todos los 30 de noviembre, en recuerdo del encuentro de Foz de Iguazú, entre Alfonsín y Sarney. El mandatario sostuvo, en un mensaje grabado, que su gobierno trabaja “todos los días para que la unión sea creciente en beneficio mutuo, con la convicción de que no solo es posible, sino que es absolutamente necesario^[13]«.

En línea con lo anterior, el gobierno argentino intentó enviar ayuda humanitaria, poniendo a disposición del gobierno de ese país a la Comisión de Cascos Blancos ante las desastrosas pérdidas sufridas en el Estado de Salvador de Bahía, al norte de Brasil, por el colapso de represas a partir de las intensas lluvias que afectaron la zona a fines del 2021. Pero dicho ofrecimiento fue rechazado por parte del presidente Bolsonaro^[14]. De igual forma, la Argentina volvió a solidarizarse con el vecino país, con motivo de las inundaciones sufridas en la zona de San Pablo, en febrero del 2022.

Finalmente, en el ámbito político, en el mismo mes de febrero de 2022, se llevó a cabo en Buenos Aires la 3° Reunión del Mecanismo de Coordinación Política Argentina-Brasil, a la que asistieron, del lado argentino, el vicecanciller, Pablo Tettamanti, la secretaria Todesca y el entonces embajador Scioli. En dicha oportunidad, se repasó la agenda analizada por los cancilleres en la reunión analizada al principio de este informe y se replanteó el apoyo brasileño a la postura argentina en la Causa Malvinas. Además, se agradeció la ayuda enviada por Brasil ante los catastróficos incendios sufridos en la provincia de Corrientes y, junto con las propuestas para incrementar la cooperación en el ámbito de la Antártida y del Atlántico Sur, se “transmitió la decisión del Estado argentino de avanzar en la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que unirá Vaca Muerta con San Jerónimo, provincia de Santa Fe, y su extensión hacia el Sur de la República Federativa del Brasil^[15]”, en línea con las proyecciones de exportación de gas al vecino país.

MERCOSUR

Anteriormente, decíamos que la relación de nuestro país con Brasil es uno de los ejes sobre los cuales se ha basado la política exterior argentina desde 1983 en adelante. En ese sentido, el MERCOSUR es fruto de esa relación entre los dos países más grandes del Cono Sur, es producto del cambio de paradigma sudamericano y del impulso de la integración económico-política regional a partir de la década de 1980.

En palabras del presidente Fernández, “las políticas de Estado rinden sus frutos. El Mercosur es un ejemplo de ello (…) porque permite una convivencia cordial y productiva con los vecinos y permite que, juntos, podamos negociar mejor en el mundo^[16]”.

Pero más allá de la retórica, la situación del MERCOSUR en la última década se ha deteriorado. En línea con las desavenencias de la dirigencia política, en parte por el alicaído vínculo comercial intrarregional, el bloque “se ha vuelto cada vez menos relevante para sus propios miembros^[17]”

De esta forma, y a pesar de la fuerte actividad institucional, que llevó -por ejemplo- a la presentación del Estatuto de la Ciudadanía del Mercosur, el 30° aniversario de la firma del Tratado de Asunción que dio vida al Mercado Común del Sur un 26 de marzo de 1991, encontró al bloque sumido en una profunda crisis.

La conmemoración de esta efeméride coincidió con la presidencia pro-tempore de Argentina. Desde ese rol, fue el presidente Fernández quien dirigió la reunión extraordinaria de Jefes de Estados miembros y asociados del bloque que, luego de mucha especulación, se realizó de forma virtual, el 26 de marzo del 2021.

Allí, ante los mandatarios de Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia, el primer mandatario ponderó el destacado rol en la conservación de la paz y la cooperación regional del MERCOSUR y llamó a fortalecerlo, al considerar que a todos los gobiernos del grupo les “conviene, independientemente de nuestra extracción partidaria o ideológica, un bloque más fuerte, más unido, con más protagonismo internacional y capaz de generar intereses regionales de largo plazo”.

Por fuera de todo formalismo, esta reunión sirvió para visibilizar las profundas diferencias que existen al interior del MERCOSUR. En su alocución, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, manifestó su inconformidad con la situación actual del bloque y sostuvo que el mismo no puede ser un “lastre (…) un corset en el que nuestro país no pueda moverse^[18]”. A su turno, el presidente Fernández le respondió pidiendo terminar “con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie, si somos un lastre, que tomen otro barco, pero lastre no somos de nadie^[19]”.

Más allá de lo anecdótico, esta escena muestra cabalmente el conflicto interno entre los países en torno al MERCOSUR. Con la crisis de este, se han profundizado las siempre existentes posturas en pos de la flexibilización del bloque, especialmente en lo que hace al Arancel Externo Común (AEC) y a la posibilidad de que los socios puedan firmar tratados comerciales con terceros países, individualmente y por separado.

De esta forma, se encontraba al Brasil de Bolsonaro, secundado por el Uruguay de Lacalle Pou y, en menor medida, por el Paraguay de Abdo Benítez, propiciando una mayor apertura y liberalización del bloque, con una reducción generalizada del AEC, mientras que la posición argentina se centraba en la protección de las industrias locales y del empleo que ellas producen, pero admitiendo una rebaja escalonada y jerarquizada del arancel. En ese sentido, la Argentina propuso proteger diversos sectores sensibles -que representan aproximadamente el 25% de universo comercial y que incluía desde el sector automotriz hasta el textil- en los que “no se puede permitir una apertura indiscriminada porque afecta la producción, la competitividad y los puestos de trabajo^[20]«.

En ese momento, la postura argentina tuvo la simpatía del sector industrial mercosureño. En el marco de la primera reunión plenaria del 2021 del Consejo Empresario Argentina – Brasil (CEMBRAR), celebrada de forma virtual en junio de ese año, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil manifestaron su rechazo a la modificación del AEC “en una coyuntura global tan compleja e incierta, que genera además la dificultad de medir su impacto competitivo para la actividad productiva de la región» a la vez que llamaron a negociar “en forma conjunta, como bloque, con terceros países para preservar y potenciar la capacidad negociadora de la región^[21]”.

En este marco, la presidencia pro-tempore argentina del MERCOSUR terminó en julio del 2021 y le fue transferida a Brasil. En su informe final, el entonces canciller Felipe Solá ponderó la tarea argentina en pos de la reforma del bloque, especialmente en la búsqueda de consensos en torno a la rebaja del AEC, así como en los avances técnicos en los acuerdos con la Unión Europea, el grupo EFTA y en las negociaciones con Canadá, Corea del Sur, Singapur y Líbano.

Allí, Solá sostuvo que:

A su turno, el presidente Fernández entregó, en una reunión virtual, la jefatura semestral del bloque al presidente Bolsonaro. En esa oportunidad, el mandatario argentino recalcó el rol del MERCOSUR en la pandemia, la importancia del Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM) y sostuvo que “el camino es cumplir con el Tratado de Asunción: negociar juntos con terceros países o bloques y respetar la figura del consenso como base en la toma de decisiones en nuestro proceso de integración^[23]”.

Pero, pocos días antes, Uruguay informaba que comenzó “a conversar con terceros para negociar acuerdos comerciales extrazona^[24]”, lo que abrió un nuevo episodio de la crisis del bloque. Cabe destacar que el canciller nuevo canciller argentino, Santiago Cafiero, recibió a su par paraguayo en octubre del 2021 y, entre las conclusiones de ese mitin, se destaca al MERCOSUR como la “plataforma para la internacionalización de ambos países, a través de acuerdos comerciales, con la presencia de todos los Estados Parte del bloque^[25]”, en claro rechazo a la postura uruguaya.

Ese mismo mes, en virtud de la visita de nuestro canciller a Brasilia, sucedió algo importante en torno a la “modernización” del bloque. Argentina y Brasil llegaron a un principio de acuerdo en torno a una situación que, como venimos remarcando, genera cortocircuitos al interior del MERCOSUR; la reducción del Arancel Externo Común (AEC).

Después de meses de discusiones y negociaciones que partieron de posturas abiertamente enfrentadas, Argentina y Brasil “convinieron trabajar con Paraguay y Uruguay para la (…) aprobación de una Decisión del Consejo del Mercado Común que permita reducir en un 10% las alícuotas de la mayor parte del universo arancelario, resguardando las excepciones que ya existen dentro del bloque^[26]”.

Esta fue la postura común que los socios mayores plantearon en diciembre del 2021, en la LIX Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR, que se desarrolló de manera virtual y en la que Brasil traspasó la presidencia pro-tempore del bloque a Paraguay. Pero esta propuesta, que contó con el visto bueno paraguayo, chocó con el llamativo rechazo de Uruguay, ya que, en palabras de su presidente, Luis Lacalle Pou, no se “veía en este proceso de modernización la totalidad de sus intereses satisfechos^[27]”.

De esta forma, ante el preacuerdo alcanzado entre las administraciones de Fernández y Bolsonaro, el Uruguay de Lacalle Pou prefirió no plegarse y rechazar sus propuestas, no porque no estuviese de acuerdo con la reducción del AEC, sino porque no se aceptaron sus pretensiones de avanzar en solitario en negociaciones comerciales extrazona, especialmente con China.

Ante la insistencia charrúa por profundizar aún más la flexibilización del MERCOSUR, en la citada Cumbre, el presidente Fernández llamó a no desperdiciar el tiempo que tomó llegar a estos consensos, y sostuvo que “en este mundo cada vez más regionalizado no hay futuro para países ermitaños, (…) para Estados que se encierren en sí mismos, ni para quienes subestimen el riesgo de emprender aventuras en soledad^[28]”, en clara referencia a Uruguay.

Evidentemente, estos episodios plantean una serie de conflictos abiertos, a los que habrá que prestar atención en los meses por venir. Pero aún más, podrían señalar un realineamiento de los equilibrios internos, en torno a la modernización del bloque, donde Uruguay queda en minoría, frente a la postura común de Paraguay y los dos socios mayoritarios del grupo que, luego de años de conflictos, parecen haber alcanzado consensos mínimos en la materia.

Este rebalanceo interno quedaría en evidencia, también, por el hecho de que Uruguay no firmó siquiera el comunicado de prensa de la Cumbre en el que sus socios “destacan su compromiso con la revisión del Arancel Externo Común (AEC)^[29]”, ya que eso no iría atado con una mayor flexibilización del MERCOSUR.

Por otro lado, y por fuera de esta compleja negociación, la Argentina ha continuado reconociendo en el MERCOSUR su principal medio de inserción internacional.

En ese sentido, en la LIX Reunión del Consejo del Mercado Común (CMC), donde se firmaron acuerdos de inversión con República Dominicana y se lanzaron las negociaciones de un futuro acuerdo comercial con Indonesia, el canciller Cafiero destacó el importante intercambio interindustrial que existe al interior del bloque. Al mismo tiempo, agradeció el apoyo del bloque a la postura argentina en la Cuestión Malvinas y sostuvo que “el Mercosur (..) constituye una verdadera política de Estado. Es el camino elegido por nuestro país para relacionarse con el mundo, (…) un proceso que trasciende los tiempos de un gobierno^[30]”.

CELAC

Desde el lado político-regional, es muy destacado el papel que la Argentina viene concediendo a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) en todo este último año.

El canciller Felipe Solá asistió, en julio de 2021, a la 21° Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la CELAC, en la antesala de la reunión de jefes de Estado y Gobierno programada para septiembre. Argentina tenía como objetivo reunir apoyos para obtener la presidencia pro tempore del organismo, entonces ostentada por México, en enero de 2022; a su vez, nuestro país propuso un mecanismo de rotación en dicha presidencia basado en un principio de “consenso que garantice la participación de todos los países miembro”.^[31] Argentina no reunía, sin embargo, un consenso absoluto para asumir tal responsabilidad, ya que los países del Caribe impulsaban a San Vicente y las Granadinas.

Durante su participación, Solá sostuvo:

En septiembre de 2021 tuvo lugar la VI Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la CELAC. Para ese entonces, la decisión de que Argentina asuma la presidencia ya había logrado el consenso necesario para convertirse en un hecho consumado: la cancillería argentina obtuvo el apoyo de los países del Caribe a cambio del compromiso de apoyar, en 2023, a un país de esa zona para asumir la presidencia del bloque. La única excepción en el apoyo a nuestro país venía de Nicaragua, debido a la postura del gobierno argentino en torno al proceso electoral nicaragüense y la detención de múltiples líderes opositores en el país. Sin embargo, los planes del gobierno argentino no salieron según lo esperado debido a factores de coyuntura domésticos, concretamente las fuertes internas en la coalición gobernantes que se desataron tras la derrota en las elecciones PASO del 12 de septiembre. Primero, el presidente Alberto Fernández suspendió su participación en la cumbre y envió en su lugar el canciller Felipe Solá. Luego, sin embargo, mientras Sola viajaba a México tuvo lugar un reacomodamiento en el Gabinete que incluyó su propia eyección del gobierno. Por este motivo, aunque Solá todavía se hallaba en funciones decidió no participar de la cumbre.^[33] Argentina fue representada, en cambio, por un funcionario de segunda línea, el subsecretario de Asuntos de América Latina, Juan Carlos Valle Raleigh.^[34]

Como consecuencia de esto, la designación de Argentina como presidente Pro Tempore tuvo que esperar hasta enero de 2022. En ese entonces, la política exterior argentina ya estaba bajo el mando del nuevo canciller, el ex jefe de Gabinete Santiago Cafiero.

Buenos Aires fue sede de la XXII Reunión de Ministros y Ministras de la CELAC en enero de 2022. Las autoridades del ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de nuestro país mantuvieron, en ese contexto, reuniones con representantes diplomáticos de otros países: el canciller Cafiero se encontró con sus pares de República Dominicana, Ecuador, Haití y Surinam^[35], mientras que el vicecanciller Pablo Tettamanti con sus pares de Perú, Panamá y El Salvador.^[36]

En la cumbre se designó por unanimidad a Argentina para ejercer la Presidencia Pro Tempore en el 2022. Cafiero agradeció el apoyo de los países miembros y aseguró: “Trabajaremos en el fortalecimiento institucional de la CELAC con espacios de diálogo y concertación, siempre con la agenda abierta, siempre convocando a todos y escuchando todas las voces”. El canciller presentó 15 ejes de acción para discutir durante el año: la recuperación económica post COVID; estrategia sanitaria regional; cooperación espacial; ciencia, tecnología e innovación para la inclusión social; gestión integral de desastres; educación; fortalecimiento institucional y agenda CELAC contra la corrupción; seguridad alimentaria; diálogo con socios extrarregionales; integración de infraestructura latinoamericana y caribeña; cooperación ambiental; desarrollo y perfeccionamiento de la operatividad de la CELAC; mejora de la situación y condición de las mujeres en los países miembros; transformación digital y cooperación; y cultura.^[37]

Por su parte, el presidente Alberto Fernández expresó que la CELAC “no nació para oponerse a alguien, para enfrentarse contra alguna institución existente ni para inmiscuirse en la vida política o económica de algún país”, y agradeció, especialmente, el apoyo que los países del bloque le dieron a su gobierno en las negociaciones que este mantenía con el FMI. En efecto, México y Argentina (el primero como presidente pro témpore saliente y el segundo como el entrante) emitieron al finalizar la cumbre un comunicado según el cual “los representantes de los Estados Miembros expresaron su apoyo a la República Argentina en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para alcanzar un acuerdo que le permita al país continuar su recuperación económica, mejorar su situación social y refinanciar su deuda con el organismo”, a la vez que expresaron su preocupación por el impacto de “las cargas de deuda insostenibles”.^[38]

México

Alberto Fernández considera a México un aliado estratégico desde el comienzo de su gobierno; de hecho, el país del norte fue su primer destino internacional como presidente electo, en 2019, y el primer viaje internacional que el ex canciller Felipe Solá realizó al exterior. Como notas destacadas en el período bajo análisis debemos observar la producción conjunta de la vacuna AstraZeneca, en la que se comenzó a avanzar ya en 2020, y las posiciones que los gobiernos de uno y otro país intentaron presentar coordinadamente ante ciertos eventos de la política regional, particularmente la cuestión nicaragüense.

Inmediatamente antes del período en estudio tuvo lugar, en febrero de 2021, el viaje que el presidente Alberto Fernández realizó a México en ocasión de los 200 años de la proclamación del Plan de Iguala, fecha de la independencia del país. Durante la visita de Alberto Fernández estuvo en agenda la producción en conjunto de la vacuna AstraZeneca y la ayuda que, según López Obrador, el gobierno argentino le prestó para que pudieran acceder a la vacuna rusa, Sputnik V; y, fuera de la cuestión pandémica, las negociaciones que Argentina llevó adelante para reestructurar su deuda externa primero con los acreedores privados y, en 2021-2022, con el FMI.

Además de algunas tratativas en temas de género (como el compromiso asumido por los presidentes para avanzar en una agenda bilateral en materia de género y colaborar en la temática en el ámbito regional y multilateral), se avanzó en la estrategia de profundización comercial con México, que ya había tenido antes un resultado importante en la apertura del mercado mexicano para la carne argentina^[39]. En ese sentido, se logró una mejora en las condiciones para las exportaciones de porotos negros de nuestro país a México, a partir de modificaciones en los criterios de asignación del cupo para la importación del poroto negro sin pagar arancel^[40]. También se avanzó en la incorporación mexicana de tecnología argentina de silo bolsas,^[41] y en julio se reunieron los equipos técnicos de México y Argentina para intercambiar posiciones en torno al “comercio de agroalimentos, sector automotriz, habilitaciones sanitarias, compras públicas, inversiones y comercio electrónico”.^[42]

Nicaragua

Nicaragua fue un tema relevante en el último año por la realización de unas polémicas elecciones presidenciales en cuya antesala se realizó la dentición masiva de prácticamente todos los candidatos opositores. Esto motivó una votación en la OEA condenando las violaciones a los derechos humanos realizada por el gobierno sandinista e instando a este a que termine con las detenciones políticas arbitrarias y garantice la transparencia en las elecciones venideras. Aprobada la resolución por 26 países, con el voto en contra de Bolivia, San Vicente y la propia Nicaragua; Argentina estuvo entre los países que se abstuvieron junto con México, Belice, Honduras y República Dominicana.^[43] Tras la abstención, el embajador ante el organismo, Carlos Raimundi, leyó una declaración conjunta de los gobiernos argentino y mexicano, expresando preocupación por las detenciones arbitrarias en Nicaragua pero condenando, a su vez, la intromisión en los asuntos internos del país que la resolución votada significa.^[44]

La abstención argentina fue criticada por la oposición y por organismos tales como Amnistía Internacional.^[45] Días después, México y Argentina coordinaron un llamado a consultas de sus respectivos embajadores en Nicaragua.^[46] Al día siguiente, sin embargo, nuestro país (al igual que México) se abstuvo de votar en la ONU una declaración que exigía elecciones libres y la liberación de los candidatos presidenciales encarcelados, sosteniendo como argumento, nuevamente, la no intervención en los asuntos internos del Estado nicaragüense.^[47] La cancillería emitió una gacetilla expresando nuevamente su preocupación por la situación en Nicaragua y explicando, a la vez:

En octubre, el gobierno se abstuvo, una vez más, en la votación de la OEA de una resolución que exigía la inmediata liberación de todos los presos políticos en el país. Dicha resolución se aprobó por 26 votos afirmativos y 7 abstenciones (Belice, Bolivia, Guatemala, República Dominicana, Honduras y México). Nicaragua, el país involucrado, no estuvo presente.^[49] La cancillería emitió un comunicado explicando la postura, en el cual sostiene:

Tras las elecciones y la previsible victoria de Daniel Ortega, que renovó su mandato por quinta vez consecutiva, la OEA volvió a expedirse sobre la situación en el país al aprobar una resolución para realizar «una evaluación colectiva inmediata» sobre la situación política y el desarrollo del proceso electoral.^[51] En esta oportunidad, Argentina votó favorablemente.

Durante la asunción de un nuevo período presidencial por parte de Ortega el 10 de enero de 2022, Argentina tuvo que responder por la presencia en esta de Mohsen Rezai, vicepresidente de Asuntos Económicos de la República Islámica de Irán y uno de los acusados por el atentado a la AMIA. La Cancillería repudió su presencia^[52] y envió una nota verbal de queja a la Embajada de la República de Nicaragua en nuestro país.^[53]

Finalmente, en febrero de 2022 Argentina acompañó en la OEA un documento en el que se condenan las violaciones a los Derechos Humanos y la persecución a políticos opositores en Nicaragua.^[54]

Venezuela: retirada del Grupo Lima

El hecho más importante con relación a la postura tomada por Argentina ante la cuestión Venezuela, siempre presente en la agenda de la política latinoamericana, aunque, en el último tiempo, con un perfil menor al que supo tener en años anteriores, fue la retirada del Grupo de Lima.^[55] El grupo de Lima data de 2017 y, si bien la Argentina siguió formando parte de este tras la asunción de Alberto Fernández en diciembre de 2019, se trataba de un espacio con cuyas posturas el gobierno no coincidía. Según el comunicado de cancillería:

Otros temas coyunturales en la región

Protestas en Colombia y Cuba

Ante las fuertes protestas desarrolladas desde abril en Colombia, en respuesta (al principio al menos) al proyecto de reforma tributaria del gobierno de Iván Duque y las acciones de represión que dicho gobierno llevó adelante, el presidente argentino se expidió de la siguiente manera:

El mensaje del mandatario recibió la respuesta de la cancillería colombiana, calificando sus palabras como una “intromisión arbitraria”.^[58]

Por otro lado, respecto de las protestas desatadas en Cuba durante julio contra el gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, el gobierno evitó tomar una posición oficial.^[59] Consultado por la cuestión en una entrevista radial, Alberto Fernández declaró:

Perú

Alberto Fernández asistió en julio de 2021 a la asunción del presidente de Perú, Pedro Castillo. Fernández fue uno de los primeros presidentes en reconocer el triunfo de Castillo a poco de conocerse los resultados. Esto tiene valor por el hecho de que dicho resultado fue cuestionado por su opositora en el balotaje, Keiko Fujimori, y tardó más de un mes en ser oficializado^[61].

Durante su viaje a Perú, el presidente aprovechó para encontrarse con el recientemente asumido presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, a cuya asunción Fernández no había asistido por estar transitando nuestro país, en ese momento, el comienzo de la segunda ola de COVID-19.

Chile

En diciembre de 2021 tuvo lugar en el país vecino la segunda vuelta en la elección presidencial entre José Antonio Kast y Gabriel Boric. Con anterioridad a la elección hubo algunos cruces entre representantes de ambos países y el candidato de derecha, Kast.

En efecto, el embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, calificó al candidato, durante una entrevista radial, de “pinochetista y anti argentino”. El gobierno chileno salió a responderle en un comunicado oficial, afirmando que “sus expresiones representan una intromisión inaceptable en los asuntos internos de Chile y vulneran normas de relaciones diplomáticas”.^[62] Desde el gobierno argentino no salieron a respaldar los dichos del embajador Bielsa; en off, sostuvieron que sus opiniones eran a título personal y que la Argentina no opinaría en medio de un proceso electoral en desarrollo.^[63] El candidato Kast, por otro lado, tuvo durante la campaña manifestaciones hostiles hacia Argentina, especialmente haciendo referencia a las cuestiones territoriales. Por ejemplo, sostuvo: “El gran desarrollo que ha tenido Chile ha sido poder armonizar bien que no es el Estado, generalmente, el que produce o genera la mejor calidad en algunas cosas. Si vemos el ejemplo de Argentina, que podría ser una potencia agroalimentaria, energética, y no lo es, es porque es un mal Estado».^[64]

Tras el triunfo de Boric el 19 de diciembre, el presidente Alberto Fernández llamó a Boric y le transmitió sus felicitaciones.^[65]

En febrero de 2022 Argentina traspasó a Chile la Presidencia del Consejo Intergubernamental del Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur (PIFCSS) para el período 2022-2024. Argentina había presidido el cuerpo entre 2018 y 2021.^[66]

Bolivia

En octubre de 2021, el canciller argentino, Santiago Cafiero se reunió, virtualmente, con el canciller boliviano, Rogelio Mayta, para abordar la cuestión de la facilitación fronteriza en los Pasos Internacionales. Se acordó la “implementación de un corredor sanitario seguro y un acuerdo operativo aduanero que permitirá que la localidad salteña de Los Toldos, que no cuenta con conexión física directa con el resto del territorio nacional, vuelva a estar comunicada con la provincia”.^[67]

Por otro lado, Argentina donó 1 millón de dosis de la vacuna contra el COVID-19 del laboratorio Oxford-AstraZeneca a Bolivia. No fue el único gesto de amistad entre ambos países en el período: Bolivia puso a disposición de nuestro país 81 brigadistas especializados en sofocación de fuego para combatir los incendios de la provincia de Corrientes. La cancillería argentina, a través de su Agencia de Cascos Blancos, junto al ministerio de Defensa y el de Medio Ambiente, coordinó el traslado de los brigadistas hacia Corrientes.^[68]

Donación de vacunas

A partir del avance del operativo de vacunación contra el Covid-19 en el país, Argentina comenzó a donar dosis a distintas naciones del mundo, entre ellas algunas de la región. En el apartado anterior mencionamos a Bolivia, pero Argentina también entregó 42.000 dosis de AstraZeneca a la Organización de Estados del Caribe Oriental para ser distribuidas así: 18.000 dosis para Santa Lucía, 2.000 dosis para Dominica, 11.000 dosis para Granada y 11.000 dosis para Granadinas. Además, se enviaron 30.000 hacia Barbados.^[69]

Conflicto ruso – ucraniano

No puede dejar de mencionarse la guerra ruso-ucraniana que se desató a fines de febrero de 2022, con la invasión de Rusia al país vecino. Si bien las consecuencias del conflicto bélico se sentirán en un período posterior al comprendido en este informe, ya en la última semana de febrero y la primera semana de marzo se registró una coordinación entre la cancillería de Argentina y otros países de la región para organizar los operativos de evacuación de sus respectivos ciudadanos del país de Europa del este.^[70] La coordinación y cooperación entre los distintos países se tornó fundamental ya que solo cuatro países latinoamericanos tienen Embajada en Ucrania, siendo uno de ellos Argentina.