Observatorio Universitario de Terrorismo (OUT)
Presentación
Cesar Niño
Lourdes Puente Olivera
Gustavo Visceglie
Valeria Kowalesky
Gerardo Estrada Saenz
Diana Arias Henao
Durante este período, marcado por la pandemia global, el Observatorio ha continuado con sus labores mediante una reestructuración interna respecto a la composición precedente. En esta nueva etapa, nuestro agradecimiento a todos aquellos que se interesan por nuestro trabajo; a las autoridades y al personal del IRI y, sobre todo, a nuestros colaboradores, porque sin su participación, esta tarea no sería posible.
A continuación, se refleja un panorama de la temática bajo análisis en el marco del periodo julio 2020 – junio 2021.
Secretario
África – Sahel Occidental y Cuenca del Lago Chad
La principal preocupación por África se manifiesta en la Zona del Sahel Occidental, donde destaca la Triple Frontera entre Malí, Burkina Faso y Níger, y la cuenca del Lago Chad, donde los datos del año 2021 fueron poco alentadores. Según información aportada por el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), en términos generales hubo un incremento de los atentados en torno a un 12%, aunque se manifestó un ritmo de crecimiento más paulatino en relación al año 2020. De las regiones enumeradas, la Zona del Sahel Occidental concentra la mayor actividad terrorista Yihadistas con 65% y la violencia es mayor en comparación con la región de Lago Chad (34%) y el Magreb (0,8).
Estos datos cuantitativos reflejan un nivel de conflictividad alto focalizado sobre la primera región, aunque debe resaltarse que las fuerzas militares lograron importantes victorias que proyectan escenarios más inestables para las organizaciones terroristas. Otro dato que no puede pasarse por alto es el cambio de estrategia por parte de las organizaciones en estas zonas, que han pasado de tener como blancos a las bases y cuarteles militares de las fuerzas armadas como principales objetivos, a centrarse en la población civil.
Fue tal la preocupación por el Sahel que Francia y Alemania ya en el año 2017 anunciaron la creación de la Alianza para la Seguridad y la Estabilidad en el Sahel (P3S) en la cumbre del G7 en Biarritz, teniendo como una de sus prioridades mejorar la coordinación del apoyo internacional y respaldando las reformas necesarias. El propósito en el corto plazo de la Alianza fue brindar apoyo a las estructuras más cercanas a la población tales como entidades territoriales, el sector privado, las organizaciones del medio rural y de los pueblos y las ONG para mejorar lo más rápidamente posible las condiciones de vida en las zonas más vulnerables. Las áreas más sensibles se centran sobre 6 sectores:
- Empleabilidad juvenil, educación y formación;
- Agricultura, desarrollo rural y seguridad alimentaria;
- Energía y clima;
- Gobernanza;
- Descentralización y apoyo al desarrollo de los servicios básicos.
- Seguridad interior.
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En diciembre de 2021 el presidente Macron anunció la finalización de la operación Barkhane y que los mismos pasarán a ser parte de la Fuerza Takuba lo que proyecta para algunos una nueva visión regional en relación al tema. La conversión de Barkhane en Takuba no supone la retirada de la ayuda francesa, sino cambio en el modelo de cooperación del país galo que se basará en el lema “defensa, diplomacia y desarrollo” y se apoyará en mayor medida en la Unión Europea para llevarlo a cabo, gracias a contingentes de fuerzas especiales, intervenciones complejas desde las bases de Ménaka y Gao dentro del primer pilar de la estrategia. En junio de este año en Benín, se realizó la Conferencia Regional Africana de INTERPOL, que reunió a 120 altos mandos policiales procedentes de 29 países que tuvo entre uno de sus ejes centrales el terrorismo, además de la trata de personas, el tráfico de drogas y la ciberdelincuencia: todos ellos categorizados como las principales amenazas a la seguridad que enfrenta África. .
El ministro del interior de Benin resaltó el valor de la cooperación en la “luchar contra la delincuencia organizada transnacional, incluido el terrorismo, mediante una mayor cooperación regional e internacional» vital en un mundo interpedendiente y globalizado, donde la interacción entre las diversas amenazas transnacionales es cada vez mayor.
En la conferencia se aprobaron medidas esenciales para los países miembros de África, tales como:
- la intensificación del uso de la red mundial I-24/7 y otras capacidades de INTERPOL, para intercambiar información sobre casos transnacionales de delincuencia financiera;
- la concepción y la elaboración de un marco de coordinación regional, para mejorar la interoperabilidad dentro de la comunidad de las fuerzas del orden dedicada a la lucha contra la ciberdelincuencia y reforzar la cooperación en el ámbito de las operaciones conjuntas contra este tipo de delitos;
- la ampliación del acceso a la red de INTERPOL más allá de las Oficinas Centrales Nacionales (OCN) para aportar un mejor apoyo a los programas de la Unión Africana.
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Sudeste Asiático y Oceanía
Los últimos datos aportados por el Observatorio Universitario de Terrorismo de la Universidad de la Plata del año 2021, nos mostraban una región con 46 atentados que suponian un incremento del 46% si tomamos como comparativo el primer cuatrimestre del año anterior, en el cual se habían identificado 32 atentados. Pese a ello, si aún lo seguimos comparando con el mismo cuatrimestre del año pasado nos encontramos con un total de 21 atentados que significa un incremento del 110%.
Los países más afectados fueron India y Pakistán. El primero por un problema interno en una zona en disputa, Jammu y Cachemira (donde hay mayor porcentaje musulman), y el segundo, también por un conflicto en la región que limita con Afganistán. El problema nos remite al año 2019, cuando el gobierno abolió su autonomía, lo cual derivó en que se gestara un grupo insurgente denominado Jaish-e-Mohammed. En el caso de Pakistán, la región más afectada fue la de Baluchistán, que limita hacia el norte con Afganistán, país que fue controlado por el grupo Talibán. De hecho, durante mucho tiempo, los Talibán intentaron, sin éxito, cruzar la frontera de Pakistán y para lograrlo, implementaron diversos atentados. Sin embargo, el gobierno de Pakistán decidió intervenir y, durante junio, emprendió una operación a gran escala en la región para controlar y detener estas prácticas.
La actividad yihadista en el Sudeste Asiático durante el año 2021, mostró una actividad reducida pero bastante heterogénea que muchos analistas la circunscriben al rol activo de las fuerzas armadas y la policia en materia de seguridad. Singapur por ejemplo, fue condenado a prisión una persona por realizar varios pagos a un conocido que manifestó su voluntad de ir a Medio Oriente a unirse al Yihadismo. En Tailandia un grupo de insurgentes llevó a cabo un ataque con explosivos en julio y otros más en el mes de agosto y finales de septiembre En Malasia las fuerzas de seguridad volvieron a desarticularon una célula de Abu Sayyaf que se habían instalado en Sabah que tenía como objetivo el secuestro de terratenientes con el propósito de solicitar un rescate como medio de financiamiento de la organización. Entre las detenciones que fueron llevadas a cabo el año pasado había miembros de la organización yihadista. El accionar de las fuerzas de seguridad en Filipinas también mostró resultados concretos y logró frustrar numerosos ataques.
Un grupo minoritario del yihadista filipino conocido con el nombre de Maute Group ha sufrido perdidas de materiales destinados a la elaboración de artefactos explosivos. La reducción de su actividad conlleva a una disminución de los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y a la colocación de una mina al lado de una torre de alta tensión, que ocasionó heridas a trabajadores y soldados. Según los datos del último cuatrimestre de 2022 en éste último país las FFAA y las diversas fuerzas de seguridad continuaron sus esfuerzos por reducir la participación de Maute Group, logrando que muchos de los terroristas se entregaran buscando el beneficio de la amnistía. Bangsamoro Islamic Freedom Fighters (BIFF) sufrió numerosas bajas y una reducción del apoyo que gozaba de la sociedad transformándose en una desmoralización de los miembros de la organización, donde muchos de ellos se entregaron a las fuerzas de seguridad. En Indonesia en los últimos meses no se produjeron ataques terroristas. El trabajo intensivo de las fuerzas de seguridad imposibilitó la concreción de actos terroristas. Malasia que está inmerso en un proceso de paz, logró realizar algunas concesiones tales como la oferta a los rebeldes refugiados en Malasia para que volviesen a sus hogares y poder celebrar el Ramadán con sus familias.
América Latina
El año 2021 había cerrado con dos atentados por parte de grupos terroristas o subversivo. Uno de ellos en Colombia realizado por las FARC y el otro, por Sendero Luminoso. El pasado 12 de septiembre de este año, se reunieron los Estados Parte de la Convención Interamericana contra el Terrorismo, en conmemoración del vigésimo aniversario de la adopción de la Convención Interamericana contra el Terrorismo, aprobada en el Trigésimo Segundo Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la OEA, celebrada en Bridgetown, Barbados; que entró en vigor el 10 de julio de 2003.
Los Estados partes convinieron en “fortalecer la cooperación hemisférica entre los Estados Parte a fin de construir capacidades para prevenir, contrarrestar, sancionar y eliminar todas las formas de terrorismo y extremismo violento, y seguir adoptando medidas para reforzar la cooperación entre los Estados Parte, de conformidad con la Convención y el derecho internacional aplicable, en el marco del Estado de derecho y de la legislación nacional, y respetando los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Para ello resaltaron la importancia de continuar” investigando e intensificando el intercambio oportuno de información operacional y de inteligencia financiera pertinentes sobre las acciones, los desplazamientos y las pautas de circulación de los terroristas o las redes terroristas” ya que la interdependencia y transnacionalización requieren de constantes vínculos estatales y el intercambio fluido de información que nos ayuden a una profundización de la cooperación intrarregional, sin abandonar el respeto por el derecho interno de cada uno de los Estados parte.
Otro de los puntos vitales que resalta el documento se refiere a “reconocer la promoción de la ciberseguridad como una medida a tener en cuenta para la lucha contra el terrorismo y los nuevos métodos empleados por los grupos terroristas para la propaganda, el reclutamiento, el entrenamiento, el financiamiento, la coordinación, la planificación y la ejecución de sus atentados, asegurar niveles más altos de preparación en ciberseguridad y potenciar la legislación nacional contra el terrorismo y proteger todas las infraestructuras críticas, incluyendo las de información, que puedan ser vulneradas mediante actividades cibernéticas maliciosas e incidentes cibernéticos ejecutados por terroristas para sus fines propios y en menoscabo de servicios esenciales para la población civil” entre otras medidas. Por último el documento se centró sobre el apoyo a las de terrorismo y sus familiares, expresando solidaridad con ellos, así como también invitar a los Estados Parte a que consideren la contribución voluntaria de recursos financieros al CICTE a “fin de proporcionar la asistencia técnica necesaria a los Estados Parte y posibilitar la aplicación efectiva de la Convención”.
Participaron de la reunión Argentina, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guayana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago y Estados Unidos.