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Las consecuencias imprevistas del conflicto ruso-ucraniano
En el presente ensayo nos proponemos abordar de manera sucinta los impactos globales de la invasión rusa en territorio ucraniano haciendo hincapié en la perturbación causada a las relaciones económicas internacionales.
Para adentrarnos en la problemática que nos convoca, merece ser recordado que, como consecuencia de la desaceleración durante el aislamiento, la pandemia dejó, por un lado, una inercia inflacionaria a nivel global y por otro en algunos casos de recesión o de crecimiento compensatorio —dependiendo del Estado que se analice—.
Particularmente la inflación fue un tema que se creyó controlado encontrando un solo culpable: la pandemia; sin embargo, la inestabilidad internacional que produjo la incursión bélica rusa produjo una elevación generalizada de los precios de los commodities (e.g. gas, petróleo, trigo, maíz etc.) lo que no sólo impidió el retroceso de los niveles inflacionarios, sino que los desplazó a porcentajes difíciles de contener en el corto plazo, sobre todo para los países desarrollados —desacostumbrados a este tipo de problemas macroeconómicos—.
Una de las consecuencias del conflicto y de la alza de precios provocada por éste, es que las proyecciones[2] que se habían realizado durante 2021 tuvieron que ser corregidas más de una vez[3], y quizás las que tenemos en el presente también dista de cumplirse a fin de año. Así, tanto las inflaciones previstas como el crecimiento esperado fueron víctimas del termómetro del conflicto, que por momentos se pronosticaba de corta duración, y que actualmente se aproxima a una guerra prolongada.
A lo antes mencionado, se agrega la decisión de occidente de no interferir de manera directa. Esto llevó a las grandes potencias a imponer sanciones[4] con el ánimo de desalentar el despliegue ruso. Los resultados no fueron los esperados, ya que la Federación Rusa no cesó en su accionar, por lo que el endurecimiento de las medidas, por momentos parecía no encontrar techo. Así, en el corto plazo, uno de los primeros impactos fue la suba de precios, el descontento social, y la incertidumbre.
Así, los temores se trasladaron a las comunicaciones[5]. El espacio aéreo cercano al teatro bélico, al carecer de seguridad provocó el cambio de rutas y el encarecimiento de los pasajes en el Continente Europeo. Por su parte, el transporte terrestre de mercancías entre Rusia y Europa se vio dificultado tanto por las medidas restrictivas (de ánimo desfinanciador), como por la inseguridad producto de los cambiantes frentes de batalla. Consecuencia de esto, lo que antes se trasladaba por vía terrestre se vio obligado a trasladarse al fletamento marítimo, el cual ya contaba con una inercia inflacionaria heredada de la pandemia de Covid-19[6].
Sin embargo, no toda la mercadería pudo encontrar un cauce seguro para su transporte y comercialización. El trigo y maíz ucraniano se vieron afectados por las limitaciones que imponía la flota rusa y el minado ucraniano. Esto encendió las alarmas de la ‘seguridad alimentaria’[7] tan frágilmente sostenida en países de Asia y África (donde las sequías agravan aún más la situación). Es así que en ambas regiones, no solo se temía por el precio en aumento sino también porque incluso se ponía en peligro el abastecimiento alimentario de sus pueblos (y las consecuentes revueltas, inestabilidad social y política que provocaría esto a sus gobiernos).
Otro punto importante fue —y es— la seguridad energética. El desarrollo ruso en su –reemergencia— se caracterizó por ser una economía de matriz extractiva, basándose sus exportaciones principalmente en la venta de gas y petróleo a los países europeos. Fue de tal modo, que hasta antes del conflicto, Rusia poseía un aceitado sistema de oleoductos y gasoductos que abastecían a los europeos y le garantizaban el cumplimento de ciertas metas energéticas. Con esto último hacemos referencia al plan de abandono de la producción de energía a través de centrales nucleares para virar a un plan de energías renovables, verdes o de menor contaminación —quizás sin contemplar de manera suficiente la diversificación del abastecimiento—.
Como consecuencia de esta dependencia[8], la Unión Europea de manera concomitante a las sanciones impuestas a Rusia, empezó rápidamente un plan de diversificación de proveedores de energía para restar peso al aporte ruso antes de la llegada del invierno 2022-2023. Se concibe así el ‘Plan RePower EU’[9] con el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles rusos y tratando de sostener las metas verdes, lo que es un gran estandarte europeo.
Podemos concluir en este breve abordaje, que el inesperado accionar ruso aún no ha dejado entrever todas sus consecuencias. La transición de una guerra relámpago a un conflicto permanente ha logrado afianzar las inestabilidades a las que Europa se había desacostumbrado, y a hacer real el miedo de muchos pueblos alrededor del mundo por la seguridad de su alimentación. A la fecha de redacción de estas líneas, los barcos ucranianos que han recibido luz verde para trasladar la producción de su país, aún se encuentran con ciertas demoras. El apoyo indirecto de occidente a Ucrania y el tesón de Rusia hacen prever que el fin de las hostilidades aún se encuentra lejano. Los problemas económicos como la inflación, el abastecimiento energético, y la seguridad alimentaria han demandado novedosas soluciones, pero hasta ahora ninguna ha logrado estabilizar la problemática. Quizás el estancamiento del conflicto lleve a una nueva realidad Asia-Europa, y a una nueva incertidumbre global respecto de las relaciones internacionales en general y económicas en particular.
Notas
[1] Abogado (Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, Tucuman). Maestrando en Relaciones Internacionales (IRI-UNLP). Ayudante alumno de la asignatura Derecho Internacional Público (UBA). Integrante de los Departamentos de Relaciones Económicas Internacionales y de Derecho Internacional (IRI-UNLP).
[2] “Se proyecta que el crecimiento mundial se desacelere del 6,1% estimado para 2021 a 3,6% en 2022 y 2023; es decir, 0,8 y 0,2 puntos porcentuales en 2022 y 2023 que lo previsto en enero”. En “Se retrasa la recuperación” Sitio Web FMI. Disponible en: https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2022/04/19/world-economic-outlook-april-2022) Ultima consulta 01/08/22.
[3] Se pueden corroborar algunas de las correcciones en el Resumen Ejecutivo del FMI. Disponible en: https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2022/04/19/world-economic-outlook-april-2022). Ultima consulta 01/08/22.
[4] Parafraseando al Profesor Ricardo Arredondo podemos aclarar que, respecto de las ‘sanciones unilaterales’ como contramedidas no se encuentran disponibles como una respuesta acorde al derecho internacional público para incumplimientos de obligaciones que no se encuentren dentro de la órbita de la Organización Mundial del Comercio. Se confunde así la terminología entre sanción y retorsión, para legitimar hechos que, desde el punto de vista legal, serían ilegítimos. Ver. Arredondo Ricardo, “America Latina ante el Conflicto en Ucrania: una respuesta desde un orden internacional basado en normas”, Análisis Carolina n°9, abril 2022. Disponible en: https://www.fundacioncarolina.es/america-latina-ante-el-conflicto-en-ucrania-una-respuesta-desde-un-orden-internacional-basado-en-normas/ ) Ultima consulta 02/08/22.
[5] Véase Alfred Kammer, Jihad Azour, Abebe Aemro Selassie, IIan Goldfajn y Changyong Rhee, “La guerra en Ucrania repercute en todas las regiones del mundo”. Disponible en: https://www.imf.org/es/News/Articles/2022/03/15/blog-how-war-in-ukraine-is-reverberating-across-worlds-regions-031522 ) Ultima consulta 02/08/22.
[6] Internacionales del CEI, mayo 2022. Disponible en: https://cancilleria.gob.ar/es/cei/publicaciones/internacionales-del-cei-mayo) Ultima consulta: 01/08/2022
[7] “Al 29 de julio de 2022, el índice de precios agrícolas era un 19 % más elevado que el nivel de enero de 2021.Los precios del maíz y el trigo eran un 16 % y un 22 % más altos, respectivamente, que los de enero de 2021, y los precios del arroz eran un 14 % más bajos”. En “Actualización sobre la seguridad alimentaria” Banco Mundial. Disponible en: https://www.bancomundial.org/es/topic/agriculture/brief/food-security-update?cid=ECR_GA_worldbank_ES_EXTP_search&gclid=Cj0KCQjwxb2XBhDBARIsAOjDZ34scEINK0MO2eWX1XFxvoTW9O-MrOPiqqW5IbOeNzMsugCoWHxwHckaApl2EALw_wcB) Ultima consulta: 30/07/22.
[8] “(…) salvo Dinamarca, los restantes Estados miembros de la UE-27 son, en mayor o menor grado, importadores netos de energía. La tasa de dependencia energética de la UE-27 para ese año se situó en torno al 61 % (frente al 56 % en el año 2000)”. En Shutterstock / Kirill Kamionskiy, “La dependencia energética, el talón de Aquiles de Europa” Febrero, 2022. Disponible en https://theconversation.com/la-dependencia-energetica-el-talon-de-aquiles-de-europa-177262) Ultima consulta 27/07/22.
[9]Plan para poner fin a la dependencia de la UE con respecto a los combustibles fósiles rusos («Plan REPowerEU»): Plan para reducir rápidamente la dependencia con respecto a los combustibles fósiles rusos y avanzar con rapidez en la transición ecológica. Disponible en: https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/ip_22_3131 ) Ultima consulta: 29/07/22.