Hoy en día, Irán está pasando por una revolución contra el régimen de los ayatolas que tiene como principales protagonistas a las mujeres persas, que durante más de 40 años fueron objeto de una fuerte represión por parte de un sistema teocrático, llamado la República Islámica de Irán. Han sido fuertemente reprimidas y obligadas a vivir de formas que van en contra de su voluntad.
La mujer iraní tiene muchas cosas que reclamar de un sistema machista, antimujer y patriarcal; no obstante, teniendo en cuenta la coyuntura actual en mi país, aprovecho el tiempo que se me ha brindado para dar voz a las mujeres que ahora mismo se están manifestando contra una ley que las obliga a usar el hiyab (velo islámico) en contra de su propia voluntad.
Si digo que lo que está ocurriendo ahora mismo en Irán es solamente por el hiyab obligatorio, estaría mintiendo; ya que son muchos los factores que han impulsado a mis compatriotas a manifestarse en las calles de mi país: tales como como la pobreza, la corrupción de las autoridades, la falta de libertad de expresión y, por supuesto, la represión sistemática de la República Islámica contra la población.
Sin embargo, sí es necesario mencionar que el detonante de toda esta situación ha sido el hiyab obligatorio y la muerte de nuestra hermana Mahasa Amini por la policía moral iraní so pretexto de haber «infringido» esta ley machista.
La muerte de Mahsa Amini ha indignado a la población iraní y en especial a las mujeres que están siendo reprimidas desde hace cuatro décadas en mi país. Desde que la República Islámica llegó al poder en 1979, tras la Revolución Islámica, con el lema de «libertad para todos y todas», ha hecho imposible la vida a las mujeres, privándolas de uno de sus principales derechos «la libertad para elegir cómo quieren vestirse».
Es importante saber que Irán es un país islámico desde hace más de 13 siglos y la religión que practica gran parte de la población es el islam y por cuestiones culturales y religiosas las mujeres iraníes siempre han llevado el hiyab, hasta que hace aproximadamente un siglo el fundador de la dinastía Pahlavi, Reza Shah, obligó a las mujeres a destaparse y quitarse el hiyab, con el fin de modernizar el país. Allí se dio inicio a una etapa hostil para la mujer iraní cuya elección era llevar el hiyab. Muchas mujeres se encerraron en sus casas y se aislaron de la sociedad por temor a ser perseguidas y obligadas a destaparse.
Sin embargo, muchas mujeres apoyaron la nueva ley y se quitaron voluntariamente el hiyab y se integraron a la nueva sociedad. Durante la segunda era Pahlavi, Mohamad Reza Shah abolió la ley antihiyab de su padre y las mujeres que practicaban el culto islámico y usaban el hiyab empezaron a salir de sus casas e integrarse a la sociedad. Cada mujer vestía como quería: una con minifalda, otra con chador y todas vivían en armonía y felicidad, con respeto mutuo a sus elecciones.
No obstante, desde la llegada de los islamistas al poder, bajo el nombre de la República Islámica de Irán en 1979, las mujeres iraníes han experimentado un retroceso enorme en sus derechos. Algunos de esos derechos que se les niega es: el derecho al divorcio, a viajar libremente sin el consentimiento de sus padres y maridos, a la libre vestimenta, a cantar en público, montar a motocicletas e inclusive bicicletas, poder acudir a un estadio de futbol para ver el partido de su equipo favorito y muchos otros derechos que por falta de tiempo no puedo mencionar.
Una de esas leyes machistas es el hiyab obligatorio que obliga a gran parte de las mujeres de mi país a llevar el velo islámico. Muchas compatriotas entre activistas, periodistas y abogadas se han manifestado en contra de esta ley patriarcal y anti humana y ahora está encarceladas en las prisiones de la República Islámica. Tan solo tres de ellas han recibido una condena de 31 años de prisión en total solo por expresarse y manifestarse de manera pacífica.
En estos momentos muchas actrices y actores, artistas, deportistas y periodistas, entre hombres y mujeres, han sido detenidos por apoyar a las mujeres en su lucha contra el hiyab durante las manifestaciones que están teniendo lugar desde hace más de dos semanas en mi país.
Gracias a la tecnología, las redes sociales y las antenas parabólicas que han convertido a nuestro planeta en una pequeña aldea mundial, durante estas dos últimas décadas los iraníes, en especial las mujeres, son más conscientes y conocedoras de sus derechos, por lo que han empezado a reclamarlas y la gran parte de la población femenina de Irán dice un «NO» rotundo a la ley del hiyab y créanme que no todas, como lo manifestó hace una semana en Nueva York en una entrevista con una cadena estadounidense, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, lo llevan por propia voluntad.
Lo más indignante e insoportable de todo esto es que se nos mate en las calles por no ir vestidas como nos exigen las autoridades, tal como ocurrió con Mahsa, que es uno de los muchos casos que existen y quedan impunes en el silencio y en el olvido.
Ahora la muerte de Mahsa Amini ha concienciado no solo a las mujeres, sino a los hombres que se mantienen a su lado en esta lucha feminista, porque se han dado cuenta que, si optan como siempre por el mutismo, posiblemente mañana les tocará a sus madres, hermanas, mujeres e hijas y correrán la misma suerte que Mahsa. Por eso es digno de llamarlo “el despertar de los iraníes”.
La lucha feminista en Irán ha comenzado hace unas pocas semanas y requiere ayuda y apoyo internacional. El sistema islámico reprime sin piedad a toda y a todo quien se manifieste en contra de sus ideales machistas, por lo que es sumamente importante que las organizaciones pro derechos humanos, grupos y colectivos feministas, gobiernos occidentales y hasta la propia gente de a pie se unan a esta lucha para que las mujeres iraníes y afganas, no nos olvidemos de ellas también, puedan reivindicar sus derechos y abolir una ley tan machista y antihumana como el hiyab obligatorio.
A. I.
Autora de la publicación; activista y académica iraní formada en estudios de las mujeres.
Invitada por el CeGRI* a pronunciarse respecto a lo que está sucediendo en su país. No obstante se resguarda su identidad, incorporándose solo las siglas de su nombre.
*Es nuestra convicción comprender que –siempre que sea posible− es fundamental contar con las voces de las y les protagonistas/es. Desde el compromiso de un feminismo internacionalista, que busca la emancipación de todos los contextos de opresión que violentan a las mujeres y otras identidades subalternizadas en lo extenso del mundo, acompañamos la indignación, el dolor, las demandas y la revuelta de las compañeras iraníes. ¡Mujer, vida y libertad!
Dulce Daniela Chaves
Coordinadora
Centro de Estudios en Género(s) y Relaciones Internacionales (CeGRI)
IRI-UNLP