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India: una visión del mundo

Uno de los rasgos destacados de la India contemporánea son los aportes de sus intelectuales a la interpretación del orden mundial, las razones y objetivos que impulsan las relaciones interestatales, la importancia de participar en instancias multilaterales de concertación y consenso, los instrumentos para construir equilibrios regionales y globales, establecer alianzas y la importancia de evaluar escenarios de inserción externa para la India que propendan a sostener estrategias de largo plazo sobre desarrollo interno. Como resultado, el protagonismo asumido por intelectuales, científicos y tecnólogos preocupados por el devenir de su país, nos ofrecen pistas sobre las preocupaciones interno-externas que parten desde su misma tradición filosófica-religiosa, historia colonial y se proyectan en las reflexiones que especulan sobre el status que India adquiriría como potencia emergente durante el siglo XXI.

En el plano externo en su derrotero como Estado independiente, la llevaron a co-fundar en 1955 junto con Egipto e Indonesia (Conferencia de Bandung) el Movimiento de Países No Alineados (MNOA) asumiendo una postura de neutralidad ante la bipolaridad impuesta por la puja estratégica entre Estados Unidos y la URSS en plena Guerra Fría. En lo económico, India definió un sendero post independencia bajo las luces de teorías sobre desarrollo endo orientado, planificación estratégica e industrialización sustitutiya incorporando a su pensamiento económico el aporte, incluso, de la academia latinoamericana.

En los aspectos internacionales, los intelectuales indios abogaron por el no alineamiento y una vía autonómica en los asuntos externos; adhiriendo a mecanismos multilaterales que favorecieran la gobernanza del sistema internacional, factor crítico para potenciar su desarrollo interno y superar la estructural pobreza. En tal sentido, los dilemas de la India actual surgen en varios frentes y una de las voces más reconocidas en los planteos estratégicos es la de Chilamkuri Raja Mohan, analista internacional que aporta una visión desde la India sobre el estado actual del mundo y el papel que su país debería desempeñar.

De acuerdo con su parecer, descree de las visiones dicotómicas Oriente-Occidente, Este-Oeste o Norte-Sur; desde su particular visión, por ejemplo, no existe tal rivalidad entre Oriente y Occidente, dos conceptos por cierto más políticos que geográficos para el analista; sino una competencia entre capitalismos: el occidental y el chino. La ruptura de esta dualidad la provocan el surgimiento del MNOA y los denominados “tigres asiáticos”.

En este punto tal vez habría que hacer una salvedad: ambos “capitalismos” tienen un poco de cada uno en una mixtura que muestra distintas gradaciones según sea la experiencia capitalista analizada. En principio no existe un “modelo” de capitalismo occidental ya que coexisten formas de organización de la producción y el trabajo similares pero diferentes en economías occidentales como la estadounidense, la alemana, la francesa, la italiana, la canadiense o la española; y más que capitalismo chino lo que podríamos debatir es el tipo de capitalismo Estado-centrado o resultado de un “modo asiático de producción” en el cual la sociedad, por atributos socio culturales (confucianos si se quiere), se ajusta a los dictados del poder superior que emite la clase dirigente. También podríamos preguntarnos cuál es la diferencia entre el capitalismo occidental y el chino en tanto este último adopta reglas, normas, herramientas y procedimientos, financieros, laborales, comerciales e institucionales que devienen de la organización capitalista occidental; cuál es entonces el rasgo central que lo distingue de un “capitalismo occidental”? En tal sentido, Mohan admite que China prosperó gracias a Occidente y que internaliza formas organizacionales, operativas e institucionales que provienen de Occidente, aún cuando rivalice con él políticamente.

Un aspecto destacado de su pensamiento es aquel que expone cómo Asia interpela a Occidente. Para quienes colonizaron el mundo asiático, Asia es el “otro” que lo confronta; pero Asia es un espacio de intersecciones civilizatorias y culturales, religiosas, filosóficas en las que las fronteras trazadas, en ocasiones impuestas al igual que el formato del Estado nación en culturas ajenas a la tradición iluminista, suelen ser difusas y dividen donde hay congruencia y plantean clivajes en donde realmente existen similitudes. No obstante, la intersección de coincidencias choca con la imposición de modelos institucionales propios del Estado westfaliano que, pese a la resiliencia cultural, aún informan el orden interno-externo en países asiáticos. Asimismo, el analista desliza que el reduccionismo occidental opera sobre conceptualizaciones de los términos Oriente y Occidente en tanto las fronteras reales de ambas oposiciones son sustancialmente difusas y sujetas a permanente reinterpretación. Estas concepciones, aportan a la emergencia de “nacionalismos” como el chino, japonés e indio.

Respecto al papel que India desempeña en el mundo, Mohan plantea que la asertividad de su país se expresa mediante un modelo de desarrollo nacional que busca reducir la pobreza estructural y los males que la aquejan, como carencias de salubridad, educación, acceso a infraestructura; las dicotomías y brechas en el plano externo tienen su correlato con mayor crudeza en su propio país, en el que, pese a ser una potencia tecnológica, persisten niveles de pobreza altísimos.

Sobre la vigencia aggiornada del no alineamiento, Mohan plantea que hoy es muy diferente. Si en los cincuenta del siglo XX India y China compartían similares percepciones sobre el orden mundial y el respectivo rol a desempeñar en un emergente mundo post colonial, en la actualidad China representa para su país la principal amenaza. Por lo tanto, no existen otras opciones que estar “alineado” con, por ejemplo, los Estados Unidos, con el fin de disuadir a China de violar su integridad territorial. De todas formas, el acercamiento no significa seguidismo y se encuadra dentro de la doctrina de la “autonomía estratégica” que busca preservar los mayores grados externos de libertad de acción.

Bajo estos parámetros la India mira hacia América Latina y el Caribe (ALyC). Considera que la región sigue bajo la influencia de los Estados Unidos pero no en el mismo tenor que un siglo atrás. Valora la “lejanía” latinoamericana de las zonas centrales de alta tensión geopolítica y militar mundial como en el Pacífico Asiático y el Indo Pacífico, lo cual permite ejercer acciones con mayor autonomía. Durante las dos últimas décadas, la presencia de China ha trastocado el escenario regional pero admite que la India también puede aportar opciones para evaluar a la hora de decidir “alineamientos” por país y/o regionales. Como parte del Sur global, el entendimiento puede profundizarse.

*Raja Mohan nació en India y es director del Instituto de Estudios del Sur de Asia de la Universidad Nacional de Singapur. Fue profesor en la Universidad Jawaharlal Nehru, Nueva Delhi (India) y fundador del Think Tank Carnegie India. Dos veces miembro de la Junta Asesora de Seguridad Nacional del gobierno de India, es físico nuclear y analista internacional.

Sergio Cesarin
Coordinador
Cátedra de la India
IRI – UNLP