Departamento de África
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II Foro de Cooperación rusa – africana: entre el suspenso, la incertidumbre y la necesidad
Martín Jorge
Introducción
Tras el inicio de la Guerra entre la Federación Rusa y Ucrania se inició un proceso desafiante para Moscú, en el cuál enfrenta aún más restricciones de Occidente como consecuencia de las violaciones del Derecho Internacional y sus responsabilidades por su accionar en Europa del Este. A saber, se iniciaron una serie de sanciones económicas – financieras, restricciones de ejercicio diplomático, bloqueo de vuelos internacionales, limitaciones al comercio y una batería de condenas públicas en organismos internacionales. Ante este acontecimiento las relaciones de la Federación Rusa se condicionaron por la necesidad de sortear y mitigar los daños de la estrategia de occidente, encabezadas por los Estados Unidos (The Economist, 2023).
En consonancia con ello, el Kremlin tomó la decisión de reforzar sus vínculos con ciertas regiones que quizás no le son primarias en su orden estratégico, pero que supieron configurar un respiro económico para el gigante euroasiático que hace tiempo afronta desafíos económicos importantes. Desde que se desató la guerra ruso – ucraniana la Organización del Tratado del Atlántico Norte penetró aún más en el extranjero cercano ruso, compuesto por toda la región que anteriormente habitaba la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Hutschenreuters, 2019). Al día de la fecha en el mapa se observa una Ucrania pujante por ingresar y con asistencia absoluta por parte de la OTAN, a Georgia que teme los mismos destinos que sus homólogos bálticos, a Suecia con una opinión pública pujante para sumarse a la Organización y a Finlandia como Estado parte en este 2023. Como consecuencia, el extranjero cercano de Moscú es prioridad, pero ya no un espacio de garantía neta de seguridad, por lo que la mirada del Kremlin decidió no perder de vista algunos actores económicos. Es aquí donde ingresa el continente africano, con el cuál se estructura una relación completamente asimétrica donde en el 2020 Rusia exportó $12.4 mil millones[1] en bienes y servicios al continente, mientras que importó solo $1.63 mil millones. Quizás, este número, en comparación con otros jugadores del tablero geopolítico continental como Francia, República Popular China o Estados Unidos sea inferior, pero ello no quiere decir que sea secundario para el gigante euroasiático. Tras el 2020 las cifras crecieron a casi un 20% interanual, alcanzando casi los $20 mil millones para el 2022. En términos comparados, África no es la salvación de los problemas estructurales de la economía rusa, pero sí supone un respiro importante en el contexto de las restricciones (Goldapas, 2023).
El objetivo del presente trabajo es analizar el contexto y los desafíos que supone la nueva cumbre ruso – africana convocada a sus efectos en la ciudad de San Petersburgo para los días 26, 27, 28 y 29 de Julio del 2023, constituyéndose como el II Foro de Cooperación Rusia – África. Esta iniciativa, segunda en tanto continuación de la Cumbre de Socchi 2019, tendrá ciertas incógnitas a realizarse en función de los ejes estructurantes de la convocatoria: paz, seguridad y desarrollo (principalmente vinculado a la soberanía energética). Como consecuencia, el análisis del contexto y los desafíos vendrá acompañado de comentarios acerca de su relación con los tópicos a tratar por el carácter de mutua dependencia explicativa que los mismos poseen.
Desde la Cumbre de Socchi 2019 al II Foro de Cooperación Rusia – África 2023:
Desde aquella primera iniciativa de cumbre económica y política que apostaba a una vinculación entre los estados africanos y Rusia pasaron prácticamente cuatro años, donde las relaciones entre estos actores fueron atravesadas por dos acontecimientos de gran impacto sistémico: la Pandemia COVID – 19 y la Guerra entre Rusia y Ucrania. A saber, algunas de sus apuestan eran: institucionalizar la cooperación en Foros periódicos par la discusión de los grandes temas de agenda, el aumento del diálogo para la solución de controversias, la ampliación del comercio entre las partes (con fuerte énfasis en materia de recursos alimentarios), fomento de las inversiones en sectores estratégicos y el diálogo con el gigante euro – asiático para coordinar recursos y maniobras en materia de seguridad en el continente, entre otros aspectos[2].
De los objetivos establecidos y las declaraciones realizadas difícilmente pueda precisarse si se emplearon los medios y disposiciones necesarias para vehiculizar esos objetivos, justamente por la evolución, en primer lugar, de un acontecimiento de fuerza mayor como lo fue la Pandemia de Coronavirus. La misma, impuso dinámicas desaceleradoras al comercio internacional generando contracciones importantes en los flujos a nivel global. Las oportunidades de ampliación de, en este caso, relaciones económico – comerciales se vieron debilitadas por preocupaciones propias de la salud doméstica y la reactivación de las economías que transitaban diferentes esquemas de restricciones. Por consecuencia de ello, también muchos proyectos del área de la cooperación internacional se vieron paralizados hasta resolver las crisis domésticas que todos los estados enfrentan, como es el caso de la construcción de la Central Nuclear de El – Dabaa en Egipto con Rusia (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, 2022)
Sin embargo, a pesar de las claras limitaciones propias del contexto, Moscú no se quedó atrás y avanzó en materia de ayuda científico – tecnológica mientras intentaba acrecentar sus participaciones comerciales con los estados africanos. Así, la llamada “diplomacia del barbijo” generó buenas recepciones a nivel continental ya que fueron pocos los estados que cooperaron en materia de vacunación, envío de insumos medicinales y equipos requeridos para el tratamiento de la enfermedad. Aún así, esto se desarrolló de esa manera en las fases iniciales de la Pandemia donde priorizar la resolución de los estados sanitarios locales era prioridad de los gobiernos nacionales. A pesar de las intenciones de constituirse como uno de los primeros proveedores de grandes cantidades de dosis para el continente, llegando a ofertar a inicios del 2021 un total de 300 millones de dosis con paquetes de financiamiento para los estados que deseaban adquirirlas, el valor de la dosis de Sputnik V en términos comparativos con las ofertas de los mercados europeos y norteamericanos desestimaron la oferta del gigante euroasiático. En otras regiones, las demoras en la entrega de vacunas y la no aprobación de la misma por parte de agencias internacionales de saneamiento aportaron en deconstruir ciertos discursos grandilocuentes de Moscú (Page & Stronsky, 2022). Mientras se empezaba a salir de algunos atropellos diplomáticos propios del período donde la Pandemia COVID-19 impactó, se empezaron a experimentar un crecimiento mayor de las exportaciones al continente, pero pronto ésta encontró nuevas limitaciones.
Como se nombró anteriormente, la Guerra entre la Federación Rusa y Ucrania supuso otro factor que se introdujo para complejizar una lectura sobre los resultados de las apuestas del Kremlin para tomar mayor vuelo en su influencia sobre el continente. Por un lado, la Guerra vino a iniciarse en el 2022, donde el bloqueo del comercio a nivel internacional sobre Rusia fue significativo, y la paralización de la salida de sus buques mercantes al mar generó una gran tensión particularmente en las relaciones con el continente africano. Históricamente, las vinculaciones entre estos actores viraron en torno al comercio de granos y alimentos, llegando a constituirse como uno de los proveedores monopólicos de determinados estados del África, así, el detenimiento de los flujos comerciales tensó este aspecto a niveles poco antes visto en la historia de las relaciones ruso – africanas. Discursivamente, el Kremlin hizo pública la responsabilización a Occidente por detener los flujos de materia prima fundamental para la seguridad alimentaria en el continente con mayores vulnerabilidades al respecto (Ahmed, Blight, Ford & McMullan, 2022).
En paralelo a esta serie de sanciones internacionales y dilataciones en el comercio que exponían negativamente la inseguridad alimentaria de varias regiones y su dependencia estructural de proveedores como Rusia, se inician una serie de votaciones en el pleno de la Asamblea General de Naciones Unidas en las que se condenan los accionares rusos, su violación al Derecho Internacional, donde se exige la retirada de la ocupación del Kremlin, así como otras en donde se demanda el respeto de los Derechos Humanos en el campo de batalla. En parte por la dependencia alimentaria, en parte por la fuerte vinculación en materia de seguridad y compra – venta de armamento, y en parte por la diplomacia activa del Kremlin y sus buenas relaciones con determinados socios de la región, se logró que una cantidad importante de estados se abstengan de las votaciones pertinentes, pero las abstenciones solo fueron en las primeras resoluciones de Asamblea General. Un autor, Gopaldas (2023), realiza una división interesante para pensar el continente en función de estos apoyos. Aunque la evolución claramente haya sido negativa al extenderse la guerra y al exponerse atrocidades cometidas las regiones en disputa, las relaciones con los países del África entraron en una suerte de “suspenso” evocando la neutralidad.
Dicho esto, aquí están algunos de los aspectos contextuales para el período 2020 – 2023: inicialmente la Federación de Rusia no dispuso de un contexto favorable para la expansión y profundización de las relaciones con los estados africanos, volcando su participación y énfasis hacia la “diplomacia de los barbijos” sin grandes éxitos en su competencia con otros proveedores internacionales, aunque claro, sin abandonar su presencia en términos de ofertante, diálogo, ayuda humanitaria específica, etc. Una vez este proceso pandémico se desaceleró, el período de recomposición de las relaciones económico – comerciales y políticas se vio arremetido por la guerra con Ucrania que abrió margen a una fuerte ofensiva liderada por los Estados Unidos. Así, junto a la alianza de la OTAN y los miembros de la Unión Europea se inició un fuerte intento de contención para con Rusia que, aunque se constituya como una continuidad de las sanciones por la anexión de Crimea, generó una tensión en el Sur Global en torno a los posicionamientos frente al accionar ruso. Aunque muchos estados del África votaron abstenciones en la Asamblea General, el descontento poblacional civil de muchas de estas naciones ameritó mayores declaraciones de sus jefes de estado, como en Sudáfrica donde el presidente Cyril Ramaphosa hizo alusión a la “neutralidad” frente a la guerra.
“Paz y Seguridad” en la agenda del II Foro de Cooperación: un gran dilema
Estos dos ejes temáticos serán de gran importancia para todas las partes que se encuentren prontamente en San Petersburgo para la II Cumbre. Sin embargo, por la amplitud de la agenda de “paz y seguridad”, existirán varios ejes a tratar que posiblemente aparezcan durante el desarrollo de la Cumbre.
Primeramente, un tema que se debatirá por sus cuestiones de impacto material es la cuestión del sostenimiento de la iniciativa ruso – turca de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, que permite generar un corredor para que se continúe con la exportación de granos desde la región al globo. Las consecuencias directas de esta iniciativa son la recomposición parcial de los flujos en materia de suministro de granos y alimentos, así como también la tensión hacia la baja de los precios exorbitantes que atraviesan estos productos fruto de las restricciones. Como se planteó en el apartado anterior, esto es de impacto directo en las condiciones materiales de subsistencia de un porcentaje importante de las poblaciones de África, sin embargo, aunque fue bien recibida dicha iniciativa, Putin anunció recientemente que la misma no tendrá continuidad dada la escala de violencia que estaba teniendo el conflicto. Esta situación, que preocupa de sobremanera a los estados africanos por su impacto directo, generó la apertura de varias mesas de diálogo (Organización de las Naciones Unidas, 2022).
Entre la explosión de la represa hídrica Kajovka, los ataques a puntos neurálgicos poblacionales y la utilización de bombas racimo por ambas partes, generó que Putin de marcha atrás en este proyecto, acusando también a Occidente por no aportar en la iniciativa ni colaborar en el descenso de los precios internacionales de cereales para beneficio de los países de renta baja. Por consecuente, se creería de esperar que, durante la Cumbre, se debata la necesidad de mantener la Iniciativa de Granos del Mar Negro abierta para que continúen los flujos de algunos suministros, a la vez que existan posibilidades de ampliación de este campo en materia de intercambios comerciales para saldar una de las mayores crisis de inseguridad alimentaria que hoy atraviesa el continente (Wintour & Walker, 2023). Esta decisión, comunicada por Naciones Unidas el 17 de julio, claramente entrará en los ejes de discusión para las fechas de la Cumbre de Petersburgo, como se planteó anteriormente, por suponer un impacto directo en las condiciones materiales de acceso a recursos alimentarios de las poblaciones del continente.
Por su parte, podría ser interesante observar en qué medida se debatirá la cuestión de la seguridad en el continente, dada la participación de la Wagner Private Military Company con ejercicios constantes en distintos países africanos. La misma, no solo que ingresa en ejercicios en aquellos países con un fuerte déficit en materia de seguridad y combate contra, por ejemplo, organizaciones insurreccionales o terroristas, sino que tampoco se circunscribe o limita a fungir con meros fines militares. Esta PMC, por sus siglas en inglés, han tenido mucha mayor visibilidad desde la guerra entre Rusia y Ucrania, dando a conocer una nueva reconfiguración del antiguo “mercenariado” y sus nuevas funciones bajo estas organizaciones militares que tercerizan sus servicios en conflictos particulares (Walsh, 2022 & Rampe, 2023).
Las mismas, no solamente se encuentran en un claroscuro legal en términos de su diagramación institucional, legalidad de ejercicios y vinculación con actores oficiales, sino que además fungen como agentes económicos y políticos en los estados del continente africano. En éste, las PMC han tenido sus mayores desarrollos, llegando a tener actividades completamente variadas y simultáneas en prácticamente diez estados, como se puede observar en el mapa insertado a continuación.
Así, se puede observar, que la Wagner Private Military Group dispone de ejercicios militares, vinculados a la seguridad, pero su ingreso en distintas regiones suele venir acompañado de contratos con firmas de grandes mineras para la extracción de tierras raras, diamantes, uranio u otras firmas comerciales importantes vinculadas a otros usos temáticos. Por su parte, su actividad en términos políticos también tiene lugar, constituyéndose como agentes proveedores de información extraoficial para el Kremlin, llegando a acumular denuncias por su monitoreo de procesos electorales, así como también de determinadas prácticas rusas de desinformación a nivel doméstico. El Wagner Group, por ende, difícilmente pueda ser evitado de las agendas de los estados africanos en la reunión, dada también la gran relevancia mediática que esta empresa privada ha surtido en Europa del Este, pero también existe una dificultad estructural en tocar un tema tan sensible que expone los lazos de algunos oficialismos con Moscú en un tema per se que es sensible de trabajar públicamente en un foro de estas características.
Finalmente, también se debe considerar las propuestas de algunos estados africanos en materia de paz respecto al conflicto entre Rusia y Ucrania. En el mes de julio, previo a los inicios próximos de la Cumbre Rusia – África, mandatarios africanos elaboraron una propuesta de paz. Los representantes de Comoras, República del Congo, Egipto, Senegal, Sudáfrica, Uganda y Zambia se presentaron en San Petersburgo con un lineamiento que indicaba el restablecimiento de las fronteras internacionales ante bellum. Dicha propuesta, que poseía un fuerte optimismo de quienes la construyeron, era el reflejo de una posición internacional histórica de la mayor parte de los estados africanos: la defensa del principio de integridad territorial. Sin embargo, esta propuesta no solamente incluía el retiro de tropas rusas de las regiones ocupadas, sino que también se extendía al retiro de armamento nuclear en la región, incluyendo a Bielorrusia[3]. Esta propuesta optimista fue rechazada por Zelensky, en primer lugar, por considerarla imposible, y luego por Putin por las claras aspiraciones que la misma presentaba (The Presidency Republic of South Africa Press, 2023; Euguegu, 2023 & Dixon, 2023).
Sin embargo, lejos de concretarse, sí deja sentada la preocupación del continente respecto a la situación, llamado de alerta a la crítica de otros actores como los Estados Unidos, quien acusó en reiteradas oportunidades a los estados africanos por no hacerse eco de las sanciones económicas – financieras ni participar de las condenas que muchas de las resoluciones de Asamblea General marcaban desde Naciones Unidas. A pesar de ello, Putin se vio abierto a continuar aceptando las propuestas africanas, también por la posición común que dispuso con algunos actores regionales de importancia, como Sudáfrica, ante la orden de arresto internacional de la Corte Penal Internacional.
En definitiva, tanto la discusión sobre la Iniciativa de Paz de África, como todos los demás puntos y ejes a discutir serán vistos, en mayor o menor medida, durante la cumbre que se realizará entre estos actores a fines de julio. Asimismo, demás está decir que algunos de estos ejes también pasarán a discusión “tras bambalinas” o en mesas sustancialmente más cerradas para evitar grandes polémicas. Sin embargo, lo cierto es que el objetivo de Rusia es uno: sortear las presiones de Occidente buscando un punto de descompresión económico y financiera en el continente africano, a la vez que impulsará mayores acuerdos políticos para evitar mayores circunscripciones en sus márgenes de maniobra. En este tema, los estados africanos tendrán una doble meta: salvaguardar y acrecentar los suministros de granos y alimentos, a la vez que intentará sostener una postura de neutralidad activa para con la guerra.
“Desarrollo” en San Petersburgo: comercio y soberanía energética
En lo que respecta al área de “desarrollo”, la agenda de vinculación entre Moscú y los estados africanos será sustancialmente amplia y variada, donde seguramente se enmarcará la necesidad de ampliar y profundizar la cooperación y los intercambios económicos y comerciales entre las partes. En esta materia, uno de los objetivos será el de impulsar distintas vías alternativas de pagos, pero también de divisas, siendo un aspecto importante para el Kremlin en su intento de sortear la batería de sanciones. La necesidad de encontrar un punto de alivio a las presiones financieras del sistema se demostrará en esta cumbre y, prácticamente habiendo alcanzado los objetivos de Socchi 2019 en materia de intercambios económicos – comerciales a pesar de todos los factores que surtieron de por medio, se intentará renovar la apuesta (Duhamel, 2023).
La Federación Rusa dista de ubicarse en el ranking de mayores socios comerciales del continente africano, por lo que deberá reforzar este eje si desea ampliar su participación en el tablero geopolítico regional. Su estructura, en la actualidad, depende casi unívocamente de las cuestiones de seguridad, en tanto suministro de armas al continente como el ejercicios militares conjuntos y esquematización de las Private Military Companies, pero con ello el anclaje continental seguirá siendo limitado y requerirá de otros puntos de conexión para entrar en la arena de competencia con otros actores de gran talla y peso como lo son la República Popular China o algunos actores de la Unión Europea, como lo es Francia.
Sin embargo, si bien las relaciones económico – comerciales no son las más prometedoras entre ambos actores, existen otros dos ejes donde sí hay una vinculación más fuerte: la cooperación científico – tecnológica en el área energético – nuclear y la negociación para la extracción de recursos naturales. En lo que respecta a la cuestión energética, el lineamiento discursivo que sostuvo Moscú en la Cumbre de Socchi, y que sostendrá en la Cumbre de Petersburgo, será el de la apuesta para la construcción de mayor soberanía energética para los estados del continente africano. En esta área, empresas rusas como ROSATOM se erigen como grandes referentes en la región por su capacidad de oferta para la construcción de centrales nucleares de investigación y para producción energética, siempre remarcando el uso pacífico de las mismas. Al día de la fecha dicha empresa dispone de la construcción de la Central Nuclear de El – Dabaa en Egipto, junto a proyectos concretos en Tanzania y Namibia, así como también propuestas desestimadas o en revisiones preliminares en territorios como Nigeria o Sudáfrica. Por otro lado, esto se expande más allá de las cuestiones de construcción de plantas nucleares, disponiendo de acuerdos de cooperación en materia educativa y en materia de salud. Por ejemplo, en el área educativa, existen una serie de acuerdos que promovieron las especializaciones de estudiantes universitarios en el área pertenecientes de Ruanda, Ghana, Zambia, Kenia, Nigeria, Tanzania, Uganda, Etiopía y Sudáfrica (Luzin, 2020 & Klomegah, 2021).
Por su parte, en materia de extracción de recursos minerales y el desarrollo de infraestructura para los mismos, la cartera de inversiones rusas se ramifica en múltiples empresas privadas o público – privadas como Uralchem–Uralkali (recursos agrícolas), Gazprom (recursos gasíferos), Lukoil (recursos petrolíferos), RUsal (recursos de aluminio). Desde todas estas empresas se dispensan una serie de inversiones para la extracción de recursos naturales en territorios como: Argelia, Gana, Camerún, República del Congo, Nigeria, Egipto, Guinea, entre otros[4]. En estos casos, la polémica de la inserción rusa se vincula con sus prácticas reprimarizadoras sobre las economías de la región y contribuyendo al desarrollo de modelos neoextractivistas, con sus respectivas consecuencias en las proyecciones políticas de los estados, así como también consecuencias ecológicas, por ejemplo (Cohen, 2022 & Greco, 2020).
En el II Foro de Cooperación ruso – africana estos ejes entrarán en discusión con el objetivo de ampliar las carteras de intercambio entre los diferentes actores. En primer lugar, el Kremlin ha aprovechado la fecha de la cumbre para que la misma coincida como la “Semana de la Energía Rusa 2023”, y se notificó que en la cumbre se dispondrá la presencia de representantes de ROSATOM y de varias otras empresas para estar presentes en la diagramación de objetivos, así como también en los acuerdos que se firmen con otros actores regionales. Al día de la fecha, las mayores presiones en el área vienen de la mano de la necesidad del desarrollo del sector energético, ya que las proyecciones de crecimiento poblacional de la mayoría de los estados africanos predicen ampliaciones importantes en las bases de las pirámides demográficas. Esto tiene claros impactos en términos materiales, consolidándose grupos etarios más amplios con presiones y demandas específicas sobre el sistema, entre ellas, demandas por acceso a energía e internet, por ejemplo (Hajjar, 2020). Ante esta situación, preocupante por poner en jaque los sistemas energéticos africanos que, en muchos casos, no dan infraestructuralmente abasto, la oferta de Rusia parece prometedora. La ampliación importante que significa la construcción de estas centrales nucleares en la región en términos de la capacidad de generación de energía es muy significativa. Los costos son sumamente elevados, las invenciones tecnológicas requeridas son altas, pero Rusia sigue lanzando distintas iniciativas con líneas de financiamiento que algunos estados están teniendo bajo consideración. De no ser el caso, también será prioritario el acceso a nuevos y diferentes centros de producción de tecnologías nucleares vinculadas a la salud y a la educación que, de la mano de Rosatom, generaría nuevos acuerdos de investigación con efecto multiplicador en las regiones del continente.
Por su parte, en materia extractivista los programas buscarán claramente una ampliación de estas dinámicas en la agenda rusa, pero quizás se encuentren mayores límites por parte de los homólogos africanos. Ambas partes requieren los fondos y recursos provenientes de estas extracciones, Rusia para sortear los efectos de las sanciones y seguir abasteciéndose de recursos minerales con gran valor para su industria y economía, así como también muchos estados africanos requieren de esos ingresos de divisas para afrontar sus respectivos gastos fiscales y pagos de compromisos internacionales. A pesar de ello, sí se demandarán mayores márgenes de retorno de estas relaciones que, como se mencionaron antes, reprimarizan economías y tienen grandes efectos negativos. En este sentido, quizás el caso de Guinea sea un punto para mirar con interés, dados los acuerdos de retorno en área del sistema de salud que se han introducido en la cooperación rusa, como es el caso de la construcción y puesta en marcha del Scientific Clinical Diagnostic Centre of Epidemiology and Microbiology, por ejemplo.
Reflexiones finales: el desafío de Desecuritización de la agenda
Habiendo analizado brevemente cuáles fueron algunos de los cambios sistémicos que alteraron las dinámicas globales y, consecuentemente, las interacciones ruso – africanas entre la Cumbre de Socchi y el Foro de San Petersburgo, y habiendo analizado algunos de los ejes de la convocatoria rusa para la pronta cumbre, queda por cuestonarnos lo siguiente: ¿Tiene potencial de crecimiento y proyección a futuro las relaciones entre Rusia y los estados africanos?
La pregunta es estructuralmente amplia, pero ella se impregna en las cancillerías de gran parte del mundo, así como también de los medios de comunicación y de distintos analistas al estudiar cómo se fueron reconfigurando estas relaciones con Putin en la presidencia. La misma, claramente, no tiene una única respuesta, pero en función de lo aquí expuesto, así como también otros trabajos realizados donde se han indagados algunos ejes puntuales aquí esbozados, hay una premisa que parecería ser certera: es necesario avanzar en una desecuritización de la agenda entre las partes para avanzar a nuevos horizontes estratégicos de estas interacciones mutuas.
Si se logra un avance en materia de desarrollo, posiblemente el abanico temático avance más en lo que respecta a la intensidad de los vínculos entre estos actores, ya que si la relevancia de Rusia en el continente depende de la compra y venta de armamento, una participación relevante el sistema de provisión de granos y en su intervención regional vía empresas militares privadas, poca proyección pueda tener esta vinculación. Sí, las relaciones se seguirán estructurando y continuará siendo un actor de importancia en cuestiones de seguridad, pero para que Rusia logre un entramado estructural de relaciones que deriven en apoyos mutuos en términos políticos,económicos y diplomáticos, será menester avanzar en una diversificación de agenda. A pesar de ello, el contexto internacional impregnado por la guerra entre la Federación Rusa y Ucrania difícilmente pueda ayudar en la desecuritización de las vinculaciones entre estos actores, suponiendo un reto indiscutido para lo que vendrá en el II Foro de Cooperación ruso – africana.
Referencias bibliográficas
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[1] Cifra expresada en dólares estadounidenses.
[2] Para más información respecto al contenido debatido de la misma puede referirse a un trabajo de mí autoría en la presentación del Anuario 2020 del Instituto de Relaciones Internacionales de La Plata titulado “Una Cumbre, muchos objetivos, un acrónimo: Russiafrica”. Disponible en: https://www.iri.edu.ar/index.php/2020/09/21/anuario-2020-en-relaciones-internacionales/
[3] Aspecto ausente en otras propuestas de paz, como la encabezada por la República Popular China (Euguegu, 2023).
[4] Es importante recordar que en muchos de estos casos las vinculaciones territoriales de estas empresas vienen de la mano de la presencia de las Empresas Militares Privadas, como es el caso del Grupo Wagner descripto en el apartado anterior.