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La vacante presidencial en el Líbano

Said Chaya^[1]

Desde su independencia en 1943, han sido numerosos los presidentes del Líbano que han presentado inconvenientes al momento de su sucesión. Al presidente lo elige la Cámara de Diputados, debiendo obtener el vencedor mayoría calificada en la primera ronda o mayoría absoluta a partir de la segunda. Además, es el presidente de la Cámara el responsable de convocar a la elección. Puede hacerlo hasta sesenta días antes de que expire el mandato del presidente vigente. De estar vacante la presidencia, la Legislatura funciona únicamente como colegio electoral; por lo tanto, no se pueden realizar debates ni aprobar leyes de ningún tipo. De conformidad a la Constitución, mientras no haya un presidente, el primer ministro ocupa su lugar de manera provisional, hasta la elección de un sucesor. Durante ese período, no pueden nombrarse nuevos ministros en el gabinete ni en otros cargos importantes, como el presidente del Banco Central o los jefes de las Fuerzas Armadas; tampoco puede aprobarse el presupuesto nacional. No hay una ley de acefalía que permita vislumbrar quién podría suceder al presidente más allá del primer ministro.

El primer presidente después de la declaración de independencia, Bechara Al-Khoury, fue reelecto por un nuevo período de seis años en 1949, pero culminó abruptamente en 1952, tras una crisis política y económica que derivó en un paro general y en la presión de una coalición de partidos en la Cámara de Diputados para que dimita. La vacante duró cinco días, entre el 18 y el 23 de septiembre, cuando fue elegido su sucesor, Camille Chamoun. En el interín, el jefe de Estado provisional fue el primer ministro y jefe del Ejército, Fuad Chehab.

Una nueva vacante presidencial se produjo el 22 de septiembre de 1988 con la conclusión del mandato de Amin Gemayel. Éste, a través de un decreto, había nombrado al general del Ejército Michel Aoun como primer ministro, en reemplazo de Salim Al-Hoss, minutos antes de su salida. Al-Hoss se negó a renunciar, declarando que el decreto de Gemayel violaba el acuerdo nacional que reservaba el puesto de primer ministro para los sunitas. Aoun, por su parte, desoyó a Al-Hoss y conformó su gabinete. René Moawad fue elegido presidente el 5 de noviembre de 1989, 409 días después de la salida de Gemayel, en el marco del pacto que había puesto fin a la guerra civil libanesa.

Lamentablemente, Moawad fue víctima de un atentado y murió pocas semanas después. El 22 de noviembre de 1989 se abrió una nueva vacante, que concluyó dos días después cuando Elias Harawi fue elegido presidente. Durante esas 48 horas, Al-Hoss volvió a ejercer la primera magistratura, ya que el Moawad lo había confirmado en su cargo. Por otra parte, el gobierno “rebelde” que encabezaba el general Aoun fue derrotado definitivamente el 13 de octubre de 1990, con la ayuda de las tropas sirias que estaban estacionadas en el Líbano.

El presidente Emile Lahoud concluyó su mandato el 24 de noviembre de 2007 y no se eligió un sucesor hasta el 24 de mayo de 2008. La Cámara de Diputados tardó 182 días en elegir a un nuevo titular del Poder Ejecutivo. Durante ese período, la presidencia estuvo a cargo del primer ministro, Fuad Siniora. La oposición, que participaba en el gabinete, renunció a sus cinco carteras^[2] con el objetivo de hacer tambalear al gobierno. Siniora, aprovechando un resquicio constitucional, rechazó las renuncias, logrando de esa manera mantener el mando firme en el timón hasta que un nuevo presidente, Michel Sleiman, fue elegido.

La vacancia se repitió tras la presidencia de Sleiman. Su período fue del 25 de mayo de 2008 hasta el mismo día de 2014. Al otro día, asumió Tammam Salam, el primer ministro, quien encabezaba un gobierno de coalición. Fue el período de presidencia vacante más prolongado hasta la actualidad: 890 días. Michel Aoun, el primer ministro que había disputado la presidencia en los ochenta, fue quien logró reunir, mediante una serie de acuerdos con otros partidos, las voluntades que permitieron su elección como presidente de la República, jurando ese mismo día, el 31 de octubre de 2016.

Aoun concluyó su presidencia en un contexto complejo. A partir de la crisis económica que se desató en el verano (boreal) de 2019, la libra libanesa se depreció frente al dólar: de 1.507 libras libanesas por dólar en junio de 2019, una cifra que se mantenía estable desde 1997, subió rápida y progresivamente hasta alcanzar casi 92.000 por dólar en julio de 2023. En ese contexto, los bancos aprovecharon un marco desregulado para generar importantes restricciones al retiro de divisas de las cuentas particulares. El Banco Central, por su parte, perdió dos tercios de sus reservas en divisas, mientras en todo el período la economía se contrajo 40%. Eso provocó una fuerte subida de los índices de pobreza, que roza el nivel histórico de 75%, sumado al incremento del desempleo, actualmente en 30%, y a la migración de la población joven con alto nivel educativo en la búsqueda de mejores oportunidades (FMI, 2023). A esta situación se sumó el malhumor social causado por el estricto encierro vinculado a la pandemia de COVID-19 y a la explosión en el puerto de Beirut que dejó más de doscientos muertos y millonarias pérdidas, en el marco de un proceso judicial lleno de dificultades.

Durante este difícil ciclo económico-social, a la política no le ha ido mucho mejor. Después de las elecciones legislativas de abril y mayo de 2022, el Movimiento Patriótico Libre (MPL), partido fundado por Aoun, perdió siete bancas, mientras que Tashnag, una de las agrupaciones más importantes que integraban la coalición Líbano Fuerte, liderada por el MPL, se retiró de la alianza. Hezbolá, socio tradicional del MPL en la Cámara de Diputados, también disminuyó su cantidad de representantes en el Parlamento. Los resultados de los comicios sacaron de la carrera presidencial al presidente del MPL y yerno de Aoun, Gibran Bassil, que esperaba ser candidato en las elecciones de octubre.

Según lo indica la Constitución, después de una elección legislativa, el Consejo de Ministros se considera dimitido, por lo que es necesario que el presidente invite a formar gobierno a un nuevo primer ministro. El 23 de junio Aoun confirmó en su cargo a Najib Miqati, que había asumido el 10 de septiembre de 2021, pidiéndole que le presentara una nueva formación ministerial, que duraría hasta el 31 de octubre de 2022, último día de su presidencia. Sin embargo, comenzaron una serie de divergencias en torno al gabinete que el premier designado debía presentar, resultando imposible un acuerdo entre ambos para obtener la aprobación definitiva y ponerlo en marcha.

La situación se tensionó aún más cuando el 30 de octubre, un día antes de la finalización del mandato presidencial, Aoun aceptó, a través de un decreto, la renuncia que Miqati había enviado cuando concluyeron las elecciones parlamentarias (ANN, 2022a), forzando una suerte de vacío de poder al otro día. Miqati desconoció el decreto a través de una carta enviada al titular de la Cámara de Diputados, Nabih Berri, afirmando que él permanecería en el cargo, ya que él había renunciado tras las elecciones y, según la Constitución, había sido tácitamente aceptada; además, había mantenido reuniones en el Parlamento tendientes a formar gobierno, por lo que no podía desconocerse la invitación del presidente a presidir el Consejo de Ministros (ANN, 2022b). La Carta Magna no permite al presidente remover a un primer ministro que ha sido invitado a formar gobierno, más bien, éste debe desistir del nombramiento, cosa que, en este caso, no sucedió. La escueta respuesta de Berri, “el gobierno continuará ejerciendo la administración de los asuntos como ha sido hasta ahora” (ANN, 2022c), fue considerada una aceptación tácita que buscó evitar que el país se quede sin un Ejecutivo. Aunque el ex presidente Aoun denunció a Miqati ante la prensa por intentar monopolizar el poder atribuyéndose poderes constitucionales reservados al presidente (ANN, 2022d), y algunos ministros de Líbano Fuerte decidieron no participar de las sesiones del gabinete (2022e), el primer ministro designado siguió adelante con sus tareas.

Desde la salida de Aoun, la Cámara de Diputados se ha reunido en doce ocasiones como colegio electoral. En todos los casos, se realizó solo una ronda de votaciones, siendo necesarios 86 votos positivos (mayoría calificada) para elegir a un presidente. A partir de una hipotética segunda ronda, bastaría con 65 votos afirmativos. En las tandas de votaciones en las diez sesiones exitosas que se llevaron adelante entre septiembre de 2022 y enero de 2023 el promedio porcentual de no-votos son muy altos:

• Votos en blanco: 37%
• Votos nulos: 9%
• Diputados que no asistieron: 12,5%

Todo esto sin tener en cuenta de entre los votos válidos, es decir, de libaneses mayores de veintiún años pertenecientes a la comunidad católica de rito maronita, aquellos que representan una suerte de burla o condena social, como los votos-bronca a Badri Daher y Chafic Merhi, imputados por la explosión del puerto de Beirut de 2020.

La ronda de votación realizada en junio fue significativa. Por un lado, las gestiones de Amal y Hezbolá postularon a Sleiman Frangieh como candidato a la presidencia. Detrás de él lograron encolumnar al gobierno francés y al iraní, e incluso lograron el nihil obstat de Riad. La paradoja era que Sleiman, quien parecía con el número puesto para asumir el cargo, era un católico maronita propuesto por agrupaciones chiítas. Es en ese contexto emerge la figura Jihad Azour, un candidato hasta entonces “tapado” que en un corto tiempo logró reunir los votos de varios diputados del MPL, Fuerzas Libanesas, Falange Libanesa y otras agrupaciones políticas cristianas. La posibilidad de la victoria les aseguraría la permanencia de su relevancia política como comunidad. Una parte de los diputados del desaparecido Movimiento del Futuro se aferra a Ziad Baroud, de estrecha relación con la familia Hariri. Los diputados de Amal y Hezbolá y otros aliados de su bancada abandonaron el recinto después de la primera ronda, por lo que la sesión tuvo que levantarse, sin que fuera posible continuar con la segunda ronda que podría haber mejorado aún más la performance de Azour.

Esta situación de bloqueo predice un panorama difícil para los meses que vendrán. Por un lado, dan cuenta de que Amal y Hezbolá no cederán hasta lograr un candidato de consenso que les resulte conveniente, es decir, que le garantice a los segundos su condición de “resistencia armada”. Las agrupaciones cristianas, por su parte, aunque están profundamente enfrentadas entre sí, no están dispuestas a sacrificar los pocos espacios de poder permitiendo que se elija a un presidente que dependería, en términos parlamentarios, del apoyo de otra comunidad para poder sostenerse en el cargo. Por otra parte, demostró cómo la intervención foránea de París, Riad y Teherán en los asuntos domésticos libaneses es enormemente trascendente pero no logra absorber del todo la soberanía libanesa: los actores locales tienen suficiente autonomía como para visibilizar sus demandas, movilizarse por ellas y obtener resultados acordes que les permite, a su vez, seguir siendo considerados interlocutores valiosos para los actores externos que tienen interés en intervenir en el Líbano. El acuerdo irano-saudita no ha podido resolverlo todo. En definitiva, la posibilidad de que en los próximos meses se produzcan cambios determinantes que permitan destrabar la cuestión presidencial libanesa parece, todavía, lejana.

Tabla 1 Resultados de las votaciones para presidente de la República (hasta el 15 de julio de 2023)

Referencias bibliográficas

Agencia Nacional de Noticias (2022a). President Aoun signs decree declaring Mikati’s government as resigned. https://l1nq.com/M2XYJ (revisado el 11/7/2023).

Agencia Nacional de Noticias (2022b). Mikati: Government will continue to carry out its constitutional duties, including conducting business, unless Parliament Council has a different opinion. https://encr.pw/1lL6q (revisado el 11/7/2023).

Agencia Nacional de Noticias (2022c). Berri receives both letters from President of the Republic, Prime Minister. https://l1nq.com/vAH4y (revisado el 11/7/2023).

Agencia Nacional de Noticias (2022d). Bou Habib, Khoury, Selim, Salam, Hajjar, Fayyad, Nassar, Boushkian and Sharafeddine announce rejection of tomorrow’s Cabinet session on constitutional grounds, call on Mikati to withdraw his invitation. https://encr.pw/z1EdY (revisado el 11/7/2023).

Agencia Nacional de Noticias (2022e). Aoun says Mikati’s call for a Cabinet session is an attempt to monopolize power. https://l1nq.com/e1AvC (revisado el 11/7/2023)

FMI (2023). Lebanon: 2023 Article IV Consultation – Press Release; Staff Report; and Statement by the Executive Director for Lebanon (23/237). https://l1nq.com/4RUYk (revisado el 11/7/2023).

^[1] Integrante del Departamento de Medio Oriente (IRI-UNLP).

^[2] Los cinco ministros que renunciaron pertenecían a la comunidad chiíta: Muhammad Khalife (Salud, de Movimiento Amal), Talah Sahili (Agricultura, de Movimiento Amal), Trad Hamadé (Trabajo, de Hezbolá), Muhammad Fneish (Agua y Energía, de Hezbolá) y Fawzi Salloukh (Relaciones Exteriores, sin afiliación partidaria).