Ejercicios navales combinados en el Atlántico Sur: Passex y Fraterno frente a los nuevos desafíos marítimos
Cristian D. Reyes[1]
Basados en la interoperabilidad, la confianza mutua y la vinculación de espacios comunes, la Armada Argentina y la Marina de Brasil, llevaron a cabo, en agosto pasado, ejercicios combinados en materia de Defensa y Seguridad marítima en el Atlántico Sur. El propósito de aunar y rubricar lazos de representatividad regional en un escenario de tensión global, hipótesis de conflicto y presencia denodada de potencia extrarregionales, supone un reordenamiento de las armadas sudamericanas en preservación de los imperativos estratégicos e intereses nacionales.
En este marco de acción y proyección naval dentro un orden geopolítico convulso, las decisiones políticas y estratégico militares que se tomen en relación a los océanos resultan ser nodales para la soberanía de los estados ribereños. Es así como surgen distintas vinculaciones desde la talasopolítica para abocarse al mar como territorio en disputa, considerando tanto la internacionalización de los recursos minerales, ictícolas, energéticos y alimenticios como la riqueza de los suelos, subsuelos y plataformas continentales.
En este sentido, existen tres tipos de países: aquellos que integran la política oceánica y marítima en su estrategia internacional y asignan un rol preciso a sus Armadas; quienes lo hacen parcialmente, debido a la desconexión entre su estrategia internacional y el rol asignado a sus Armadas; y aquellos que carecen de la capacidad o de la voluntad de hacerlo donde el océano es un espacio disfuncional o secundario en el orden de prioridades (Battaleme, 05/09/2023).
Para muchos actores que comparten costas y recursos de diversa índole, la preservación de los mares y la protección de los océanos, como política de Estado, intenta resolver el estigma de la denominada “ceguera marítima”[2], reorientando el conocimiento y la comprensión de la inmensidad oceánica y marítima como fuente de progreso y desarrollo social de forma holística. De esta manera, integrar y fusionar la operatividad para proyectar poder naval incumbe altos niveles de cooperación en zonas de reemergencia geoeconómica.
Ejercicios combinados: Passex y Operativo Fraterno XXXVI
Con el fin de fomentar la cooperación regional en materia naval, rubricar el mutualismo y consolidar la interoperabilidad en materia de Defensa, las Armadas de Argentina y Brasil dieron paso, entre el 20 y 22 de agosto pasado, al ejercicio combinado Passex por aguas jurisdiccionales argentinas; y en consonancia, entre el 23 y 28 de agosto, llevaron a cabo el Operativo Fraterno, en tránsito de aguas jurisdiccionales brasileras.
La primera fase del ejercicio combinado Passex, contó con la participación del destructor ARA “Sarandí” y del patrullero oceánico ARA “Contraalmirante Cordero”, en representación de la Armada Argentina, junto a una aeronave S27 – Turbo Tracker de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, perteneciente a la Aviación Naval; en tanto, por parte de la Marina de Guerra de Brasil, participó el submarino S34 MB “Tikuna” y las fragatas F45 MB União y F44 MB Independência. Una vez concluido el ejercicio Passex, el destructor ARA “Sarandí” continuó rumbo a aguas brasileras para el Operativo Fraterno XXXVI[3].
Este operativo, que se realizó por primera vez en 1978, y no se llevaba a cabo desde 2017, no sólo pretende el incremento de la actividad combinada y de la interoperabilidad ante escenarios de alcance internacional bajo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sino también, permite consolidar las relaciones interinstitucionales, la confianza mutua y los lazos de cooperación y fraternidad, acrecentando el acercamiento entre ambas Armadas mediante la interacción de hombres y mujeres, quienes en conjunto contribuyen a fortalecer la estructura naval regional (Fiorentino, 29/08/2023).
En una coyuntura de transición intersistémica donde los espacios marítimos han revalorizado su funcionalidad, la dependencia marítima de los estados ribereños resulta ser inherente a la supervivencia de la nación. Por tal motivo, la concientización del mar como elemento basal del desarrollo, supone la cooperación en áreas estratégicas mediante la protección de los recursos existentes, asegurando la accesibilidad, preservación, exploración y explotación de los mismos.
En este sentido, los ejercicios navales combinados refuerzan el control y la presencia como reflejo de políticas de integración. La importancia geoestratégica de costas, mares, zonas económicas exclusivas, plataformas continentales, recursos naturales, hidrocarburíferos e ictícolas traza una potencialidad que debe ser protegida ante demostraciones de fuerza de índole foránea.
Aspiraciones atlánticas desde el Sur Global
Una de las primeras motivaciones para imponer una agenda común implica dirimir el problema de la llamada “ceguera marítima” para fortalecer la conciencia social hacia el mar como recurso indispensable en términos económicos, ambientales, alimentarios y de seguridad. En este aspecto, Brasil se impone como referente y garante del espacio común con la puesta en funcionamiento de un programa naval que aspira a ser el más fuerte de la región; la continua inversión y aumento de presupuesto en su Marina de Guerra dan muestra de ello[4].
Con una superficie territorial de 8 510 417,771 km², una Zona Económica Exclusiva de 3 660 955 km² y una línea de Costa de 8 500 km, Brasil ostenta una posición geoestratégica sumamente importante, ya que, además de su gran superficie territorial, cuenta con una extensión litoral que apunta directamente al continente africano. De su gran litoral marino, 68 puertos son los que proveen alrededor del 90% de las exportaciones que realiza el país. Además, recordando la historia brasileña, muy ligada al mar, la mayoría de las grandes ciudades fueron ubicadas en la costa, por lo que, hoy en día, la población de los estados costeros genera más del 50% del PIB nacional (Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo y Marciléia Aparecida de Oliveira, 2023).
En este aspecto, la denominada “Amazonia Azul”[5], proyecto que se extiende a lo largo y ancho de sus 4,5 millones de kilómetros cuadrados de mar, donde se encuentran grandes reservas de minerales, petróleo y una enorme biodiversidad, resulta ser uno de los objetivos estratégicos primordiales para Brasil. El control y la seguridad de las líneas de comunicación marítima revisten un interés sustancial en el litoral circundante
En este marco de protección, preservación y explotación del gran litoral brasileño, se creó el Sistema de Gerenciamiento de la Amazonia Azul (SisGAAz)[6] , que consiste en la implementación de un conjunto de sistemas que apunta a expandir la capacidad de monitoreo y control de aguas jurisdiccionales; como así también, de regiones de búsqueda y rescate bajo la responsabilidad de Brasil.
La importancia estratégica de SisGAAz cumple con los lineamientos de la Estrategia de Defensa Nacional[7], en la medida en que está organizada bajo formatos de monitoreo, control trinomial, movilidad y presencia. El proyecto cubre el uso de satélites, radares y equipos de detección submarina para monitorear el mar territorial brasileño con la integración de redes de información y soporte de decisiones. En este sentido, el sistema aumenta la capacidad de responder a eventos que representan una amenaza para la vida humana, la seguridad, la economía y el medio ambiente.
En tanto, la Argentina, si bien viene implementando en los últimos años un acercamiento hacia el mar, existe un acervo profundo hacia la denominada “pampa húmeda”, la cual ha contribuido a reforzar la ceguera marítima, desestimando la magnitud e inmensidad de los océanos. Es indudable que en la actualidad, la Argentina, cuenta con una cualidad que no puede ser evadida ni soslayada. Integrar una nueva visión de su extenso y vasto territorio ayudará a comprenderla como un país bicontinental y bioceánico.
Con más de 5.500 km de costas y su vasta Plataforma Continental[8], la Argentina figura entre los espacios marítimos más extensos y fértiles del Hemisferio Sur. Su Zona Económica Exclusiva abarca una superficie de 1.529.585 km2 y alberga pesquerías comerciales, cuencas hidrocarburíferas y yacimientos minerales de enorme relevancia económica. El Mar Patagónico, de esta manera, resulta ser una importante fuente potencial de energía marina.
En este sentido, el proyecto “Pampa Azul”[9], como estrategia de Defensa integral que presupone la investigación científica, económica y territorial, se configura como zona estratégica vital para el desarrollo nacional junto a sus recursos biológicos, geológicos y energéticos que implican enormes beneficios económicos. Asimismo, su implementación reactivó el interés sobre la pérdida de recursos naturales e ictícolas en la milla 201, y reflejó preocupación por el deterioro de la infraestructura naval para la disuasión en el Atlántico Sur.
Si bien la Argentina actualmente cuenta con el presupuesto más bajo en Defensa de la región[10], desde la conformación del proyecto Pampa Azul se avanzó en la adquisición y puesta a punto de buques. Se compró equipamiento e instrumental especializado, como sondas batimétricas para determinar la topografía del fondo del mar, gravímetros (para medir el campo gravitacional de la Tierra), CTD (para registrar la conductividad, la temperatura y la presión del agua) y gliders (vehículos autónomos que brindan datos en tiempo real), elementos críticos para el desarrollo de las campañas oceanográficas de investigación que se realizan anualmente.
Es dable remarcar que en este aspecto operacional y presupuestario, la Argentina viene llevando a cabo una política tendiente a la recuperación. El lanzamiento del Fondo Nacional de Defensa (FONDEF), sumado a la activación del Comando Conjunto Marítimo y la incorporación de patrulleros oceánicos multipropósito , como el ARA «Bouchard» (P-51) , el ARA “Piedrabuena” (P-52), el ARA “Storni” (P-53) y el ARA “Contraalmirante Cordero” (P-54), para proteger las riquezas vernáculas de los espacios marítimos correspondientes y reducir la depredación pesquera a la cual está sometida la zona del Atlántico Sur, intentan erigir una nueva era.
Con base en esto, resulta oportuno mencionar la cosmovisión del Almirante Segundo R. Storni, en relación al quehacer marítimo nacional: “La política naval es, ante todo, una acción de gobierno, pero es indispensable, para que tenga nervio y continuidad, que sus objetivos arraiguen en la Nación entera, que sean una idea clara, un convencimiento de las clases dirigentes y una aspiración constante de todo el pueblo argentino”[11].
“Nervio y continuidad”
En este nuevo escenario global por la supervivencia y el dominio de zonas de interés económico que tiene como premisa el control de los mares, tanto la inversión como la cooperación para el desarrollo productivo y tecnológico/estratégico de países que deben preservar su integridad territorial y marítima, resulta ser un imperativo insoslayable.
Las rutas navegables del Atlántico Sur también configuran el trazado de la proyección antártica como área de poder e influencia; y en este sentido, Argentina y Brasil están ante uno de los desafíos más importantes de los últimos años en relación a la protección de su soberanía. Continuar con una profundización del poder blando no debe dejar de lado la instrumentalización y puesta en práctica de un poder duro que garantice la seguridad integral de la región.
Referencias bibliográficas:
_ Battaleme, Juan (05/09/2023). Geopolítica y poder naval en el siglo XXI. Disponible en: https://www.clarin.com/opinion/geopolitica-poder-naval-siglo-xxi_0_ojqpPtefhh.html
_ Fiorentino, María Julieta (29/08/2023). Ejercicios Passex y Fraterno entre las Armadas de Argentina y Brasil. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=rRxRz8bbU1Y
_ Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo y Marciléia Aparecida de Oliveira (2023). La “Ceguera Marítima”: características, consecuencias y alternativas. Alemania, Brasil y la Organización Marítima Internacional en comparación. Revista de Estudios en Seguridad Internacional, Vol. 9, No. 1, (2023), pp. 1-22. Disponible en: https://seguridadinternacional.es/resi/html/la-ceguera-maritima-caracteristicas-consecuencias-y-alternativas-alemania-brasil-y-la-organizacion-maritima-internacional-en-comparacion/
_ Proyectos estratégicos de la Marina brasileña. Disponible en: https://www.defesa.gov.br/industria-de-defesa/paed/projetos-estrategicos/projetos-estrategicos-da-marinha-do-brasil
_ Proyecto Pampa Azul. Disponible en: https://www.pampazul.gob.ar/
[1] Maestrando en Relaciones Internacionales (IRI – UNLP); Licenciado en Comunicación Social y Periodista (Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP); Secretario del Departamento de Seguridad Internacional y Defensa (IRI – UNLP); estudiante avanzado de la carrera de Abogacía (Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, UNLP); colaborador de la Cátedra de Derecho Internacional Público (Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, UNLP).
[2] Podemos definir a la ceguera marítima como la incapacidad para comprender el mar o para reconocer la importancia fundamental que tiene, ya sea en lo que atañe al desarrollo de las naciones en particular, como también en lo que respecta al bienestar internacional en general (Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo y Marciléia Aparecida de Oliveira, 2023).
[3] Entre las operaciones más importantes que permiten estos ejercicios combinados, se encuentran: Guerra Antisuperficie; Operaciones con Submarinos / Guerra Antisubmarina; Operaciones Aéreas; Operaciones de Búsqueda y Rescate (SAR); Guerra Antiaérea; Comunicaciones y Guerra Electrónica; Operaciones Anfibias; Ayuda Humanitaria y Mitigación de Desastres Naturales; y Operaciones bajo Mandato ONU. Para esta edición, como base operativa y de ejecución, se establecieron los puertos de Mar del Plata e Itajaí (Fiorentino, 29/08/2023).
[4] Con un presupuesto estimado de 40 mil millones de reales (7 515 080 000 de euros), el Programa de Desarrollo Submarino (PROSUB) prevé la construcción de cinco submarinos, uno de ellos de propulsión nuclear, ágiles, rápidos y discretos, con la intención de servir como poder disuasivo a las amenazas que pudieran cernirse sobre las costas brasileñas, siendo el mayor programa de desarrollo de tecnología militar que han llevado a cabo las fuerzas armadas de ese país (Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo y Marciléia Aparecida de Oliveira, 2023).
[5] La Amazonía Azul es un concepto que designa los espacios marítimos brasileños, un área de aproximadamente 4.5 millones de kilómetros, que corresponde, en tamaño, al Amazonas terrestre.
[6] Proyectos estratégicos de la Marina brasileña: https://www.defesa.gov.br/industria-de-defesa/paed/projetos-estrategicos/projetos-estrategicos-da-marinha-do-brasil
[7] La Estrategia Nacional de Defensa (END) 2008/2030, fue firmada por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, dada la importancia estratégica para el futuro de Brasil. Constituye un documento de planeamiento estratégico de corto, mediano y largo plazo, que busca respaldar militarmente sus objetivos a través de la reestructuración organizativa, operativa y doctrinaria de sus FFAA, garantizándoles entre 30 y 35 mil millones de dólares para su reequipamiento.
[8] Tras la demarcación del límite exterior de la plataforma continental mediante la adopción por consenso de las recomendaciones establecidas por la COPLA (Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental) ante la ONU el 11 de marzo de 2016, la Argentina incorporó 1.700.000 km2 más.
[9] La Ley PROMAR (Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos), dio nacimiento al proyecto Pampa Azul con un fondo inicial de 250 millones pesos. El proyecto apunta a la promoción de la investigación científica en la plataforma continental argentina y a la preservación y utilización de manera sustentable de los bienes naturales; procura formar recursos humanos para el manejo y la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas marinos; apunta a crear una cultura de mar en el país y a fortalecer el crecimiento de las industrias asociadas en cinco áreas prioritarias: el Banco Burdwood/Área protegida Namuncurá; el Agujero Azul/Talud Continental; el Golfo San Jorge; las Islas Subantárticas (Georgias y Sándwich del Sur); y el Sistema Fluvio-Marino del Río de la Plata. Participan en su estructura organizacional para el desarrollo, los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación; de Agricultura, Ganadería y Pesca; de Defensa; de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; de Turismo y Deportes; de Seguridad; como así también el de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
[10] Sólo invierte el 0,9 por ciento de su PBI en defensa, mientras que otros países de la región, como Brasil, Chile y Bolivia, destinan entre el 1,4 y 1,9 por ciento.
[11] Ver: https://www.argentina.gob.ar/noticias/almirante-segundo-storni-figura-fundamental-en-la-vision-geopolitica-de-nuestro-pais