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Espacios de cooperación y articulación para una estrategia antiterrorista

*  Espacios de cooperación y articulación para una estrategia antiterrorista

Gabriel De Paula[1]

En un reciente encuentro de especialistas, uno de los expositores inició su intervención con una anécdota sobre sus años en el estudio del terrorismo. El encuentro en cuestión estaba dirigido a organismos que se ocupan de la lucha antiterrorista, con responsabilidades estratégicas y operativas. Este expositor planteaba que durante años compró y leyó libros sobre terrorismo, que completaban varios estantes de su biblioteca, siendo ese material parte de su formación académica y cuyos conocimientos aplicaba a la práctica (profundizaremos más adelante esta cuestión). Sin embargo, hace algunos años, en el marco de un cambio de destino, mirando su biblioteca, que debería mudar junto con sus otros efectos personales, se dio cuenta de lo siguiente: ya ninguno de esos libros le servía para explicar el terrorismo, un fenómeno que había cambiado varias veces en los últimos 20 años. El 11 de septiembre, los atentados en Atocha, en el subte de Londres, los atentados en París, la propaganda de ISIS, el ciberterrorismo, y lo que pueda venir. En 20 años, el terrorismo no solo cambió en táctica y estrategia, sino también en las formas de organización y fundamentos. En su reflexión, esta persona presentaba de forma muy clara el desafío de quienes estudian, analizan y tienen la responsabilidad de dar una respuesta al fenómeno del terrorismo. Y una cuestión importante, la respuesta tiene que ser antes de que el hecho suceda, después del “bum”, solo resta hacer contención y mitigación del hecho.

Con frecuencia los debates académicos y la responsabilidad en la gestión pública se desarrollan en carriles separados. Esto ocurre principalmente por la diferencia que hay en el abordaje en tiempo y espacio entre ambas esferas de acción. Mientras que en el mundo académico prima la profundidad del análisis, la búsqueda de la objetividad, las citas de autoridad, y la discusión a través de los papers y artículos con colegas que han trabajado anteriormente el tema, en la gestión la coyuntura marca la agenda diaria, la visión estratégica se construye a partir del análisis de los hechos (podríamos decir que se trata de un proceso inductivo) y el tipo de respuesta depende de la conducción del organismo y en la mayoría de los casos de la autoridad judicial.

De esta forma tenemos un escenario en el cual los responsables en antiterrorismo deben

evitar hechos, identificar organizaciones y modus operandi, en función de alertar a la conducción sobre conductas sospechosas (actos preparatorios), las cuales en el marco legal argentino no son punibles per se, y que además deben ser informadas a la autoridad

judicial a fin de ser investigadas. Del lado de la academia, el análisis se concentra en la descripción de las tendencias, la explicación sociológica y las raíces del terrorismo, o las variables geopolíticas que inciden en el fenómeno, entre otras dimensiones.

Este artículo tiene por objetivo proponer un punto de encuentro y articulación entre estas dos áreas que buscan entender al terrorismo, desde distintos lugares de abordaje, pero con el mismo propósito de evitar que suceda.

Comunidades epistémicas y comunidades de práctica: ópticas complementarias para entender el terrorismo

La definición de comunidad epistémica que se ajusta mejor a nuestro análisis la dan ADLER y HAAS (1992), quienes plantean que estas comunidades son una red de profesionales con expertise y competencia sobre un tema, que a su vez indagan y proponen sobre cuestiones de política pública. La competencia sobre un tema (en nuestro caso el terrorismo) y la propuesta de acciones sobre una situación implican una interpretación de los fenómenos directa e indirectamente vinculados al área de interés. Por eso es clave entender que los miembros de una comunidad epistémica comparten criterios de interpretación de la realidad, que son el resultado de la conjunción de ideas políticas, teorías, métodos de estudio, y del diálogo con otras comunidades, que incluso pueden estar en oposición.

En 2011, en un artículo titulado “Prácticas Internacionales”, Emmanuel Adler define a las comunidades de práctica de la siguiente forma: “son estructuras sociales intersubjetivas que constituyen la base normativa y epistémica para la acción, pero también son agentes, compuestos por personas reales que, trabajando vía canales de redes a lo largo de las

fronteras nacionales, las divisiones organizacionales y los centros de poder, afectan los eventos políticos, económicos y sociales” (Adler, 2011: 34). Las comunidades de prácticas entonces, están formadas por funcionarios públicos y privados, por académicos y especialistas, que influyen en la toma de decisiones.

El fortalecimiento de las redes de expertos y de responsables de la estrategia y política pública, actúa como una base para el fomento de la confianza mutua, un elemento fundamental para el segundo de los componentes planteados: la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo, cuyo objetivo de máxima es el desarrollo de complejos de seguridad. En este sentido se suman como objetivos particulares a alcanzar la consolidación de la interagencialidad y de la capacitación conjunta.

Contraterrorismo y procesos de cooperación internacional, un análisis sobre su funcionamiento:

En materia de seguridad pública, a partir de las experiencias relevadas en distintos foros y ámbitos de acción, proponemos el siguiente esquema que plantea 7 elementos fundamentales para que exista la cooperación internacional:

  1. La identificación y aceptación de que existe un problema común entre dos o más actores, es el primer elemento para que se inicie un proceso de cooperación internacional. En segundo lugar, en el cálculo de costo – beneficio, los actores consideran en esta primera etapa que los costos de no cooperar son mayores que los de actuar de forma aislada.  Específicamente en el caso de terrorismo, algunas de las instancias de cooperación que podemos tomar como ejemplo de cooperación en distintos niveles son: CICTE (Comité Interamericano contra el Terrorismo, OEA); OLCT (Oficina de Lucha Contra el Terrorismo, ONU); UNODC (Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito); FET (Foro Especializado de Terrorismo, MERCOSUR); INTERPOL; GAFI; EUROPOL (Centro Europeo de Lucha contra el Terrorismo); entre otros. Es importante destacar también las relaciones bilaterales y trilaterales que pueden tener distintos niveles de organización, fluidez y profundidad. En el caso de Argentina, por ejemplo, el Comando Tripartito de la Triple Frontera es un mecanismo que se inicia en el año 1996 entre nuestro país, Brasil y Paraguay, que tenía entre sus objetivos la lucha contra el terrorismo luego de los dos atentados a la Embajada de Israel y la AMIA.
  2. La voluntad política es un elemento presente tanto en la dimensión de la política exterior como interna. En cuanto a la dimensión exterior, implica no solo la identificación del problema, sino también los acuerdos de nivel estratégico y operativo, vitales para poner en funcionamiento un proceso de cooperación. En el ámbito interno, especialmente en cuestiones de seguridad, la cooperación genera responsabilidades en el nivel de conducción política, que deben ser aplicado en el nivel operacional y táctico. Es decir, que la voluntad política necesariamente tiene que permear todas las áreas de injerencia, particularmente las encargadas de la seguridad, sean de carácter civil o policial. La voluntad política también va a comprometer recursos humanos, técnicos, financieros y materiales. Sin recursos, los procesos de cooperación están destinados al fracaso.
  3. El tercer elemento es el marco institucional, que se explica a través de la teoría de los sistemas. Stephen Krasner (1983) plantea que para que exista un régimen internacional debe darse la presencia de 4 componentes: Principios; Normas; Reglas; y Procedimientos de toma de decisiones. Podemos extrapolar esta definición para decir que para que exista cooperación internacional sostenida en el tiempo, debe existir un régimen o proceso que ordene la toma de decisiones y el desarrollo de estrategias.
  4. La reciprocidad es un principio de derecho internacional, basado en la correspondencia, cuya fuente es la costumbre entre Estados. En el gráfico vemos que la reciprocidad está particularmente centrada en el intercambio de información (un recurso insustituible que va a estar presente en los otros 3 elementos), esto es porque la información es el recurso más importante en la lucha contra el terrorismo. La información estratégica va a servir para analizar modalidades y organizaciones. La información operacional, permite identificar flujos de capital, personas de interés, canales de comunicación. La información táctica, del corto plazo, para evitar que ocurra un hecho. La reciprocidad consolida la confianza mutua y promueve la interagencialidad, generando espacios contribuyentes a la misma, como por ejemplo a través de la capacitación.
  5. La simetría es un “sub – elemento” de la reciprocidad, cuyo foco está en la calidad y cantidad de la información que se intercambia, medida en lo que se solicita y se responde. Estamos en este punto en un nivel operacional, en el cual la responsabilidad está centrada en los órganos específicos de seguridad e inteligencia, los que en definitiva llevan el día a día de la cooperación. Es importante destacar que el nivel de conducción política debe llevar un seguimiento de los requerimientos, de la calidad y de la cantidad de la información que circula entre los organismos cooperantes.
  6. La oportunidad es un elemento que tiene una mayor preponderancia en el nivel táctico. Son los tiempos de respuesta necesarios para evitar un ataque, detener un miembro de una organización, o identificar una carga o material sensible. Una información que llega tarde reduce los tiempos de respuesta y amplifica el riesgo.
  7. Finalmente, en el último lugar (aunque no por esto menos importante) tenemos la fiabilidad, definida por la confianza en la información, la cual generalmente está relacionada a la fuente de donde provenga o se retransmita la información. Es importante que en la información puede calificarse la fuente, para que el organismo que la reciba pueda hacer su propio análisis de riesgo e impacto.

Estos 7 elementos contribuyen tanto con el tomador de decisión como con el investigador académico, en desarrollar una apreciación sobre el funcionamiento, características y nivel de conducción estratégica en el cual el proceso de cooperación se desarrolla. En materia de antiterrorismo, los mecanismos internacionales, regionales, y bilaterales deben plantearse de tal manera que se pase de la reacción a la prevención.

Organización e impacto de actos terroristas: del 2001 a la actualidad

Son conocidos por su impacto, material, comunicacional y simbólico, los atentados a las Torres Gemelas, al Pentágono y el fallido a la Casa Blanca en 2001. Cuando los organismos de seguridad e inteligencia estaban analizando posibles escenarios, no pudieron evitar los ataques que convirtieron los aviones de pasajeros en recursos terroristas.

El foco estuvo puesto en los aviones inmediatamente después de los atentados en EE.UU. Sin embargo, en 2004 en España y luego en 2005 en Inglaterra, explotaron bombas en estaciones de tren (Atocha) y en el metro de Londres. Nuevamente, los organismos de seguridad tuvieron que revisar sus planes de análisis, investigación y respuesta. Hubo que entender no sólo el tipo de ataque, con qué medios (explosivos) se llevaron a cabo, el nivel de sofisticación, y el tipo de organización que revindica los hechos.

En 2015, una vez más, la realidad impactó de lleno contra el análisis. La ola de atentados en Europa que se inició en París en enero de 2015 (Charlie Hebdo), y luego en el mes de noviembre del mismo año (Bataclan), durante 2016, el mundo fue testigo de diferentes atentados en el Aeropuerto y el metro de Bruselas, en Niza, Baviera, y Munich.

Estos hechos profundizaron la preocupación de Gobiernos y organismos internacionales respecto al impacto de los conflictos en Medio Oriente (especialmente ISIS / DAESH), los desplazados y la oportunidad que generan las migraciones masivas para que miembros de esos grupos armados puedan llegar a las capitales europeas. En otro grupo de riesgo, se identificaron los jóvenes europeos, hijos de inmigrantes, marginales y radicalizados. El perfil de los atacantes, invariablemente, es coincidente:

  • Parte de los terroristas de los ataques de enero y noviembre de 2015 en París son musulmanes nacidos en Europa, de entre 20 y 32 años, algunos habían sido combatientes del Estado Islámico. Otros dos serían sirios. Uno de los atacantes había ingresado por Turquía, pasado por Grecia (donde en un control se registraron sus huellas dactilares) para finalmente solicitar asilo en Serbia. El segundo también habría ingresado la UE por Grecia.
  • El camión que embistió a la multitud en Niza era conducido por un ciudadano franco-tunecino de 31 años.
  • En Baviera un afgano solicitante de asilo de 17 años hirió con un hacha y un cuchillo a cinco personas en un tren.
  • En Munich un joven de 18 años con doble nacionalidad alemana e iraní inició un tiroteo en el que murieron 9 personas.

En las fronteras exteriores de la UE se multiplicaron los campos de refugiados con los desplazados que llegan desde Siria y otros países en conflicto. Como decíamos más arriba, fue el mejor escenario para que miembros de ISIS se infiltren entre los migrantes y logren llegar a sus objetivos.

Seguramente para los ataques más organizados y complejos es necesaria una célula local que les de financiamiento, logística e inteligencia. No así en los realizados por los “lobos solitarios”, los cuales son más rudimentarios y de menor escala.

En este escenario, se hace aún más complejo por las facilidades que otorga internet, las redes sociales, y los juego en red, en un contexto de descontento de la población, en sectores vulnerables, que son un caldo de cultivo para la radicalización. La propaganda permea profundamente en estas capas, las cuales tienen acceso a información sobre cómo fabricar una bomba casera, por ejemplo.

En definitiva, las características de los ataques y de los atacantes obligan a los académicos y “prácticos” a cambiar la forma en que analizan el terrorismo, poniendo especial atención en las etapas y un mayor esfuerzo en la prevención.

Análisis y prevención de ataques terroristas

El título de este apartado es un objetivo por cumplir. Por las características desarrolladas anteriormente, sabemos que las acciones antiterroristas no son únicamente responsabilidad de los órganos de persecución del delito. Es necesario que se trabaje en la concientización de la población, para evitar que se produzca la primera etapa del delito: la captación. En el caso de que esta ocurra, lo que sigue es la detección de la radicalización, y lo que sigue, la fase preparatoria del ataque. En esta última, el trabajo de la investigación penal resulta vital para evitar que se haga efectiva la fase de ataque. Si esto pasa, solo resta tener una respuesta post ataque, contención del daño, y persecución de los implicados.

Debemos tener en cuenta que mientras se está leyendo este artículo se están desarrollando fases no convencionales del acto terrorista: captación web, propaganda web, autoradicalizacion, adiestramiento web, llamamiento web (cuando los líderes dicen que es momento de atacar). Como podemos apreciar, es posible que nuevamente el terrorismo sorprenda a la comunidad internacional.

Finalmente, encontramos un tema central: el financiamiento del terrorismo, una preocupación de los gobiernos que se tratan en organismos como el GAFI, desde el cual se desarrollan estrategias y acciones dirigidas a evitar flujos de dinero que se dirijan a solventar organizaciones terroristas. En este punto en particular es fundamental el compromiso del sector privado en la lucha contra el terrorismo, dado que tienen que verificar y chequear sus clientes, que no estén listados en los registros de personas y entidades vinculadas a actos de terrorismo y su financiamiento (en Argentina el REPET), o realicen operaciones sospechosas, en el marco de las recomendaciones del GAFI. El análisis de la ruta del dinero es una cuestión clave para cortar la capacidad de las organizaciones, así como también determinar actores claves que generan recursos que van dirigidos a financiar las distintas etapas del terrorismo.

El ataque de Hamas como conclusión:

El 7 de octubre la organización terrorista Hamas llevó adelante un ataque coordinado en Israel. Más de un mes después, encontramos análisis diversos sobre los errores y/u omisiones de los organismos de seguridad que no previeron ni tenían alertas sobre el ataque. Esta también es una lección para considerar, en línea con lo que se planteaba al inicio del artículo al respecto de las innovaciones que incorporan las organizaciones terroristas, en este caso, en la coordinación a gran escala.

Otro tema bajo análisis son los objetivos de Hamas. Entre las posibles lecturas resulta de interés el análisis que hace el historiador israelí Yuval Harari (2023), quien plantea que Hamas estaría ganando la guerra. Una guerra que tiene un alcance geopolítico mucho mayor que el territorial sobre la Franja de Gaza.

Harari (2023) afirma que “Hamás lanzó esta guerra con un objetivo político concreto: impedir la paz”. En referencia a los tratados de paz celebrados entre Israel con Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, y otro que se estaba negociando con Arabia Saudita. Este último acuerdo significaba un logro para Benjamin Netanyahu, dado que se encaminaba a normalizar las relaciones entre su país y gran parte del mundo árabe. Asimismo, entre las condiciones del tratado (apoyadas por EE.UU.)  se incluían concesiones a los palestinos, reimpulsando el proceso de paz.

Se suma al análisis el alcance mediático de los medios masivos de comunicación, las redes sociales, y sus efectos globales. Luego de los ataques, uno de los líderes de Hamas, Khalid Mashallah, hizo un llamamiento para un viernes de ira, convocando a los musulmanes de todo el mundo a que atacaran a los judíos en cualquier rincón del planeta. Lo hizo a través de un video que se hizo público y se viralizó rápidamente. El llamamiento pudo tener efectos sobre todo individuo radicalizado (de hecho se registraron ataques en varios países), activando los perfiles de lobos solitarios dispuestos a generar acciones terroristas.

En definitiva, el análisis del terrorismo requiere discutir los objetivos estratégicos conocidos y supuestos; tomar los estudios de caso y prever su probable evolución; conocer las organizaciones, monitorear sus acciones y evitar que sumen adeptos; y proponer las acciones de contingencia una vez ocurrido el escenario no deseado, es decir, el ataque terrorista.

Bibliografía

Adler, Emanuel, and Peter Haas. 1992. «Conclusion: Epistemic Communities, World

Order, and the creation of a Reflective research program.» International Organization

46 (1):367-90.

ADLER, Emanuel  y  POULIOT, Vicente. Prácticas internacionales. Traducido por Nicolás Pose. Rev. Urug. Cienc. Polít. [online]. 2019, vol.28, n.1 [citado  2023-10-02], pp.15-58. Disponible en: http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-499X2019000100015&lng=es&nrm=iso>.  Epub 01-Jun-2019. ISSN 0797- 9789.  https://doi.org/10.26851/rucp.28.1.2.

HARARI, Yuval Noah (2013). Is Hamas winning the war?. Washington Post. October 19, 2023. https://www.washingtonpost.com/opinions/2023/10/19/hamas-winning-political-goals/

Krasner, Stephen (1983) International Regimes. New York, Ithaca: Cornell University Press.

[1] Licenciado en Relaciones Internacionales (USAL). Mg. Relaciones Internacionales (UBA). Profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales (USAL). Especialista en tema de seguridad y defensa.