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24 de Marzo: La historia enseña pero no tiene alumnos

Memoria, Verdad y Justicia. Los tres pilares de la democracia argentina. Las tres palabras que nos mantienen vivos los hechos del 24 de Marzo de 1976 (y los previos… y los posteriores).

El 24 de Marzo las Fuerzas Armadas tomaron el poder a través de un Golpe de Estado derrocando al gobierno de Isabel Perón. El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional fue una dictadura cívico-militar que asoló a la Nación durante poco más de siete años dejando como saldo 30mil desaparecidos y un país roto.

Muchas personas han escrito ríos de tinta roja sobre las torturas, vejaciones, secuestros, asesinatos y todo lo que, sabemos, sucedió hasta aquel 10 de diciembre de 1983 en que el Dr. Raúl Alfonsín se sentó en el sillón de Rivadavia.

Podría hoy dedicarme a relatar cómo la vulneración a los Derechos Humanos fue moneda corriente. El submarino, el tabicamiento, las “bolitas de electricidad”, las violaciones sexuales, la parrilla, la picana, los golpes, los simulacros de fusilamiento, la violencia psicológica y todas las combinaciones posibles en los métodos de tortura. Los relatos que más hondo han calado en el pueblo. Historias que el mundo conoció porque los primeros en poder expresar lo que sucedía eran los exiliados, quienes habían logrado escapar refugiándose en el exterior. Muchos de esos testimonios fueron recabados en el Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).

Voy a tomar solo dos ejemplos de esos relatos que involucran a agentes internacionales. El primer caso, que confirma la participación de militares uruguayos en las torturas a personas originarios de ese país torturadas en Argentina. El segundo caso, que declara cómo lo que sucedía fuera del Centro Clandestino de Detención (CCD) repercutía en los tratos intra CCD. Ambos son parte del Informe de la CONADEP.

Fue Nelson Eduardo Dean, uruguayo, secuestrado en el barrio de Almagro el 13 de julio de 1976, quien, luego de detallar todas las torturas a las que fue sometido, sostuvo:

“En estos interrogatorios y torturas comprobé que participaban directamente oficiales del Ejército uruguayo. Algunos decían pertenecer a un grupo llamado OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas)” (Nunca Más, 2018, p.44-45).

Los vuelos de la muerte fueron otra conexión con ese país.

Por su parte, Carlos Enrique Ghezan, fue quien brindó razones para el ensañamiento contra los detenidos-secuestrados más allá de, por ejemplo, la negativa a colaborar en los interrogatorios:

“…Ante la más mínima trasgresión a ciertas reglas del campo de detención éramos golpeados y torturados, algo que pude advertir en numerosas oportunidades. Cualquier suceso relacionado con la represión fuera del pozo, la muerte de algún militar, algún enfrentamiento, hechos de significación política, episodios ocurridos en otras partes del mundo, como el avance de la revolución sandinista, se constituía en motivo o pretexto para que la represión se hiciera más severa…” (Nunca Más, 2018, p. 64-65).

Caso de estudio el de la Revolución Sandinista, que tuviera entre sus personajes principales a Daniel Ortega, actual presidente de Nicaragua que ejerce un gobierno dictatorial hace años aplicando represión contra el pueblo nicaragüense, detención de sacerdotes, cierre de universidades, quita de nacionalidad a sus opositores políticos obligándolos al exilio o bien siendo sujetos de detenciones arbitrarias, entre otras cosas.

No vamos a dejar de mencionar que también tuvieron su papel en la investigación de los hechos que sucedían en Argentina tanto la Organización de Naciones Unidas (ONU), como la Organización de Estados Americanos (OEA) a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y también ONGs como lo fue Amnistía Internacional, además del rol de Estados Unidos (FLACSO, 2019). Los Derechos Humanos no existieron en el país en ese periodo, y la Argentina buscó aliados en la comunidad internacional que abogaran en su favor (y los consiguió).

En momentos en que la comunidad internacional tomaba conocimiento de lo que sucedía en Argentina, se desarrolló la Copa del Mundo de Futbol de la FIFA en 1978 en el país. Hace poco, cuando la selección  se coronó campeona nuevamente en Qatar 2022, se reflotó un video de 1978: el 1 de junio de 1978 se inauguró aquel Mundial y la televisión holandesa entrevistó a las “locas de pañuelo blanco”, las Madres de Plaza de Mayo, quienes pedían lo que a día de hoy continúan pidiendo: saber dónde están sus hijos[1].

Argentina, el primer Estado en el mundo en juzgar en su país, bajo las leyes de su propio sistema judicial, a sus dictadores. Argentina, un país cuyo actual gobierno niega repetidamente la cantidad de desaparecidos. Un gobierno al límite de reivindicar la labor militar durante el período 1976-1983. Parafraseando a Antonio Gramsci, la historia enseña, pero en el gobierno argentino y en otros países, no tiene alumnos. Esos alumnos están en el pueblo que hoy, 24 de Marzo de 2024, vuelve a decir: Nunca Más.

Noeli Scarpelli
Secretaria
Departamento de Derechos Humanos

Referencias

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (2018) Nunca Más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. EUDEBA, 10ma edición.

Rodrigo Lloret (2019). Política internacional y derechos humanos. El frente externo de la última dictadura y el rol de la diplomacia argentina ante las denuncias que se realizaban en el exterior contra la Junta Militar (1976-1983). Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/16439/2/TFLACSO-2019RLL.pdf

[1] Ver https://www.youtube.com/watch?v=OBlVz3VO09k