El pasado miércoles 29 de mayo se desarrollaron las elecciones parlamentarias en Sudáfrica que arrojaron un resultado histórico: el partido de Nelson Mandela, el Congreso Nacional Africano (CNA), perdió su histórica mayoría parlamentaria que mantenía desde el año 1994.
Según los resultados oficiales obtuvo el 40% de los votos, diez puntos menos de los necesarios para lograr la mayoría y 17 puntos por debajo de lo obtenido en las elecciones del 2019. Ahora deberá hacer alianza con algún otro partido a fin de lograr que su candidato presidencial, Cyril Ramaphosa, sea reelecto. Dicha elección presidencial aún no tiene fecha establecida, pero deberá realizarse dentro de los 14 días posteriores a la publicación oficial de los resultados electorales sucedida en el día de ayer, domingo 2 de junio.
En segundo lugar, con el 21% de los votos, se ubicó el partido neoliberal Alianza Democrática (AD). Este partido representa ideales completamente opuestos al CNA, siendo clara representación de la población blanca y teniendo políticas de fin al empoderamiento de la población negra. Sería la negociación más difícil.
En tercera posición, con el 14% de los votos, quedó el nuevo partido MK del expresidente sudafricano (por el CNA) Jacob Zuma, quien dimitió en 2018 entre rumores de corrupción y fue reemplazado por Ramaphosa en 2019. Sin embargo, Zuma estipuló como condición para negociar con el CNA que Cyril Ramaphosa sea destituido tanto de su cargo de mandatario como de su presidencia del CNA. El partido de Mandela no le dará curso a dicho pedido, lo que también hará difícil un gobierno de coalición entre ambos partidos.
La tercera oposición, que quedó en cuarto lugar, fue el partido Luchadores por la Libertad Económica (EFF) de Julius Malema, con el 9% de los votos. Una alianza sólo con el EFF no alcanzaría a cumplir con el fin de lograr la mayoría parlamentaria y la reelección del candidato Ramaphosa.
Vale decir que, además de los cuatro partidos ya mencionados, se han presentado otros más de 50 que se han repartido el porcentaje restante de votos. Más del 60% del padrón ha acudido a las urnas y ha dejado un mensaje claro al partido gobernante: las denuncias de corrupción, el 32% de tasa de desempleo, los severos problemas en la prestación de los servicios de agua y electricidad, la deficiencia en las cuestiones relativas a la vivienda, los elevados niveles de delincuencia, la pobreza y la desigualdad traen consecuencias.
El CNA que pusiera fin al apartheid de la mano de Nelson Mandela, y gobernara con mayoría desde 1994, hoy se encuentra en una encrucijada: un gobierno de coalición con la minoría blanca es prácticamente imposible; o con un ex mandatario acusado de corrupción es difícil; y, con una tercera minoría como principal aliada pero con necesidad de algunos otros más sería una coalición endeble.
Sin olvidar que Sudáfrica se encuentra en el medio de un proceso ante la Corte Internacional de Justicia al acusar a Israel por el delito de genocidio en el conflicto en la Franja de Gaza, lo cierto es que una nueva política comenzará en la principal potencia del continente africano y habrá repercusiones en el orden internacional.
Noeli Scarpelli
Secretaria
Observatorio de Procesos Electorales
IRI-UNLP