Escenario post electoral
Con 293 bancas ganadas para la Cámara Baja, la Alianza Democrática Nacional (NDA) liderada por el Partido Bharatiya Janata (BJP) con el Premier Modi a la cabeza, obtuvo la victoria en las recientes elecciones celebradas durante seis semanas en India. Un resultado que tiene dos caras: por una parte, eleva históricamente la figura de Modi al equiparar el logro de un tercer mandato de gobierno con similar logro por parte de quien fuera uno de los grandes constructores de la India moderna, el ex Premier Nehru y, por otra parte, muestra rasgos sombríos en tanto deja en evidencia la retracción del apoyo social-electoral que lejos deja a la coalición de gobierno de las esperadas 400 bancas que ansiaba lograr (Abki Baar, 400) para garantizar la formación de gobierno y con menos asientos que los 303 obtenidos en 2019.
El cuadro de situación post electoral muestra que las bancas obtenidas por la NDA la dejan cerca del umbral de los 300 escaños, siendo 272 el número mágico para formar gobierno. Por el lado de la oposición, cuya cara visible ha sido Rahul Gandhi del opositor Partido del Congreso integrante de la Alianza Nacional India para el Desarrollo Inclusivo (INDIA), obtuvo 232 escaños, mejorando así su performance electoral disputando votos con el BJP en estados claves como Uttar Pradesh, Maharashtra, Tamil Nadu y Rajasthan.
Los resultados son considerados una nota de atención para quien ha liderado un proceso radical de transformación del país desde hace una década, pero que también muestra signos de creciente inequidad social, genera dudas respecto a la calidad democrática y apego a normas institucionales, alienta tensiones interreligiosas, y cuya gestión deja entrever la necesidad de ajustar un vertiginoso proceso de acumulación de capital que derrame mayores beneficios hacia las clases más bajas y reduzca el desempleo juvenil.
Los resultados dan cuenta, sin dudas, de la vitalidad de una democracia cuya base social, pese a diferencias de rango y religión, persiste en visibilizar su descontento a través del voto y no renunciar a la extensa tradición sobre una India ejemplo de diferenciación conviviente, por lo que reclama mayor tolerancia y lograr un desarrollo con equidad.
Conclusiones
La pérdida de apoyo popular por parte de la NDA puede ser interpretada como pérdida de apoyo a un estilo de gobierno y conducción generador de tensiones sociales y promotor de polarización política. En el plano económico, es de esperar que, a partir de su condicionado triunfo, el Premier Modi introduzca modificaciones en la implementación del paquete de reformas; sin renunciar a la aplicación de incentivos necesarios para sostener el crecimiento económico, promover exportaciones y liberalizar sectores para traer inversiones. Deberá atender con mayor celo la creación de empleo juvenil, la reducción de presiones inflacionarias, orientar recursos hacia los agricultores en crisis y redistribuir con equidad los beneficios derivados de la acelerada expansión económica.
Resta saber si ha de persistir en una línea de acción política basada como la vigente durante la última década, que divide sentimientos, exacerba emociones y es criticada por fomentar la intolerancia cuyas derivaciones han resultado en espirales de violencia interreligiosa.
El carisma del Premier parece haber perdido fuerza pero, pese al no tan favorable resultado electoral obtenido, aún concentra poder y capacidad de liderazgo para continuar con el proceso interno de transformación, reafirmar la posición de la India como actor clave en el sistema internacional capaz de enfrentar desafíos estratégicos regionales y globales y sentar las bases para que convertirla en una nación desarrollada en 2047.
Sergio Cesarin
Secretario
Cátedra Libre de la India
Departamento de Asia y Pacífico
IRI-UNLP