El 29 de mayo tuvieron lugar las séptimas elecciones generales sudafricanas tras el fin del Apartheid, las cuales generaron un importante cambio en la escena nacional por la caída del rendimiento electoral del histórico Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés). Este partido había consolidado su hegemonía en el escenario político durante décadas. No obstante, entró en jaque hace algunos años, principalmente por dos factores: denuncias de corrupción para con los altos mandos partidarios, incluyéndose ex presidentes y presidentes en ejercicio de funciones, pero también por una renuencia de la juventud, fruto de la degradación económica y laboral que atraviesa el país. A estos elementos se podría sumar la brecha generacional: hoy en Sudáfrica la juventud que no vivió ni atravesó el Apartheid no se siente identificada por el ANC sino por nuevas fuerzas políticas -algunas reaccionarias-, que emergen en la esfera política nacional.
Es difícil encontrar un punto de partida para identificar el inicio del declive del ANC, pero sí se pueden identificar como posibles causas aquellas denuncias por corrupción que, en algunos casos fueron desestimadas, pero en otros llevaron a la prisión al ex presidente congresista Jacob Zuma. Su enjuiciamiento en el año 2018 supuso una confirmación de la presunción de abusos en la administración del tesoro nacional y la administración pública. Así, el partido del histórico Nelson Mandela, presidente de la construcción democrática sudafricana y Premio Nobel de la Paz, empezó a verse abatido entre el descrédito público y el deterioro de las condiciones macroeconómicas nacionales.
Muchos de los 62 millones de sudafricanos dejaron de confiar en el ANC, el cual en sus inicios prometía educación, agua, techo y derecho de voto para todos pero que hoy enfrenta una tasa de desempleo del 32,4% y aumento de la violencia en la escena política. De alguna manera, las promesas que no se concretaron, generó una falta de expectativas importantes. Ello derivó en un descreimiento para con el partido y hacia las instituciones democráticas sudafricanas, en particular entre los jóvenes. La gente joven es el mayor bloque de votantes. Un 42% del padrón electoral tiene menos de 40 años, es decir, 11 millones de personas, que juegan un papel relevante en el escenario político en Sudáfrica y que no vivieron el período de esplendor del ANC.
De este descreimiento se hizo eco en el proceso de campaña la oposición. La Alianza Democrática liderada por John Henry Steenhuisen[1] lanzó un polémico spot de campaña mostrando una bandera sudafricana incendiándose invocando que esa era la situación del país bajo la administración del ANC, que se reconstituye bajo la promesa de que Sudáfrica se ordenaría con la Alianza Democrática a la cabeza. Dicho spot fue denominado «exitoso» por parte de la principal oposición al oficialismo, dadas las visualizaciones que tuvo, alcanzando a millones de habitantes que pronto iban a acudir a las urnas.
Por otra parte, más allá de esta campaña ofensiva hacia el ANC, también se constituyó como una propuesta blanca, a diferencia de la mayoría de los demás partidos políticos. Esto llamó la atención de muchos dirigentes y representantes de la sociedad civil, que indicaron en ello un espíritu discriminatorio y segregacionista que rememoraba tiempos duros de la historia sudafricana.
Las elecciones sudafricanas 2024 en cifras
Los resultados de las elecciones ubican al ANC en el peor lugar de la historia desde 1994. Según la comisión electoral en las elecciones del 2024 se estimó una participación del 70% por encima del 66% de la votación anterior en 2019, en las que el ANC había obtenido el 57,5% de los votos en esos comicios. En esta ocasión, de acuerdo a la Comisión Nacional Electoral sudafricana[1], del total de los votos válidos emitidos, el ANC obtuvo tan sólo el 40,18% de los votos, seguido del partido Alianza Democrática con el 21,81% y en tercer lugar el partido Lanza de la Nación, conocido por las siglas MK, con el 14,58% de los votos. Esto implicó para el ANC, la pérdida de su histórica mayoría parlamentaria.
Este escenario generó la necesidad de formar un gobierno de coalición con uno o más partidos para obtener aquella mayoría simple parlamentaria necesaria. Al quedar por debajo del 50% de los votos por primera vez, probablemente necesite una coalición para mantenerse en el gobierno y un acuerdo con los demás partidos para reelegir al presidente, Cyril Ramaphosa. Hasta hoy, el CNA nunca necesitó de una coalición para gobernar. Al interior del partido, en tanto, se espera el inicio de un proceso de autocrítica importante para avanzar en un recambio generacional que interpele a los más jóvenes. Además, obliga al CNA a resolver su imagen partidaria y sus prácticas en lo que a la corrupción respecta.
En el plano internacional esto también tendrá correlatos, ya que Sudáfrica es el “Faro de la Democracia y la Libertad” en el continente. Aunque este país no representa un modelo perfecto, representa un liderazgo con responsabilidades para África Subsahariana y para el continente en general, el cual se encuentra enfrentando fuertes retrocesos en el marco de una ola de recesión democrática.
Vinculado a la proyección internacional sudafricana, también cabe indicar que la iniciativa legal de Sudáfrica contra Israel también pudo haber desempeñado un papel importante en las elecciones. En 2023, Sudáfrica presentó un caso contra Israel, acusándolo de violar sus obligaciones en cuanto a la Convención sobre Genocidio. Muchos han dicho que este caso de genocidio presentado ante la Corte Internacional de Justicia es un intento desesperado de tratar de ganar el voto musulmán, que es crucial en la provincia del Cabo Occidental. A su vez, las discusiones sobre la iniciativa de interceder, junto a la Unión Africana, entre Ucrania y Rusia con un proyecto o propuesta de paz, también buscó interpelar a una porción minoritaria del electorado que deseaba observar a una Sudáfrica que pueda fungir de mediadora entre tal conflicto, alzando las banderas de la protección de los Derechos Humanos y la restitución de la convivencia pacífica entre las partes.
Dicho esto, hay preguntas que subyacen a estos acontecimientos. ¿Con qué partidos se conformará la coalición nacional que permita al ANC mantener la presidencia? ¿Qué grado de dificultades tendrá este nuevo gobierno de coalición después de muchos años de hegemonía plena del espectro nacional? ¿Se generará efectivamente una reconfiguración del ANC que permita refundar sus fortalezas y refrendar sus debilidades? Para responder a dichos interrogantes, no queda más opción que esperar a la próxima instancia electoral para observar cómo juegan sus cartas los líderes de los partidos políticos que obtuvieron los porcentajes más altos entre los votantes.
Martín Jorge
Camila Salami
Integrantes
Departamento de África
IRI-UNLP
Programa de Estudios América Latina-África
FCPOLIT-UNR
Referencias
[1] Para mayor información visitar: https://results.elections.org.za/dashboards/npe/
[1] Para mayor información sobre el líder de Alianza Democrática visitar: https://www.pa.org.za/person/john-henry-steenhuisen/