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Malvinas y petróleo

Recientemente se conoció la autorización del gobierno del Reino Unido para la realización de una nueva campaña de exploración de hidrocarburos en aguas circundantes a nuestras Islas Malvinas a favor de compañías de capitales israelíes, estadounidenses y británicos, especialmente el proyecto que ofrece la empresa israelí “Navitas Petroleum” en Sea Lion, a unos 240 kilómetros de Puerto Argentino, donde se habría descubierto un yacimiento con la posibilidad de la obtención de 1.700 millones de barriles de petróleo, lo que superaría al mayor emprendimiento de estas características del Reino Unido en el Mar del Norte.

De convertirse estas predicciones en realidad la economía de la colonia británica en el Atlántico Sur podría transformarse exponencialmente, superando este nuevo rubro al ya muy rentable de la venta de licencias de pesca y el tradicional de cría de ovejas para la producción lanar. El gobierno argentino aún no se ha expedido sobre este tema.

Sin embargo, la canciller Diana Mondino defendió vehementemente la posición de nuestro país el pasado 18 de junio ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, refutando con precisión el falaz argumento británico referido a la libre determinación de los habitantes de las islas y logró nuevamente que se adoptara una Declaración sobre las Islas Malvinas en la reciente 54° Asamblea General de la OEA considerando al conflicto argentino-británico como “de gran preocupación hemisférica”.

Los indicios de la existencia de grandes yacimientos de hidrocarburos en el Atlántico Sur se remontan a la misión Phipps de 1975 y al Informe Shackleton de 1976 y ambos llegaron a la conclusión que resultaba imposible su explotación sin la condescendencia de la República Argentina.

Las campañas de prospección realizadas desde la firma de los Acuerdos de Madrid hasta ahora nunca pasaron a la etapa de la explotación efectiva ya que las inclemencias del medio y los desafíos tecnológicos que había que afrontar no la hacían rentable; sin embargo, con la guerra en Europa, estas reservas podrían revalorizarse y haber llegado el momento de comenzar la etapa de la extracción.

La actual diplomacia argentina ha regresado a la estrategia equivocada de los ex cancilleres Guido Di Tella, Susana Malcorra y Jorge Faurie, quienes consideraban que “una cosa eran los negocios y otra la política” -como venimos denunciando en los Anuarios en Relaciones Internacionales de los últimos 17 años- lo que pareciera coincidir con lo que la nueva administración define ahora como: “tener una relación madura con el Reino Unido”, que consiste en mantener el reclamo en el ámbito diplomático y no interferir con acciones de retorsión ante el usufructo ilegítimo de los recursos naturales que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar le ha reconocido a la República Argentina.

Precisamente, lo que esperaban Phipps y Schackleton y viene proponiendo la diplomacia británica ininterrumpidamente desde esa época, y se estableciera asimismo en el Comunicado Conjunto de los vicecancilleres de la República Argentina y del Reino Unido del 13 de septiembre de 2016: ya que es imposible lograr la renuncia al reclamo por parte de la Argentina, posponer sine die la resolución del conflicto de soberanía reduciéndolo a una disputa estéril ante los foros internacionales mientras el Reino Unido depreda los recursos naturales que pertenecen al pueblo argentino.

Carlos Alberto Biangardi Delgado
Coordinador
Departamento del Atlántico Sur
IRI-UNLP