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El regreso del laborismo en el Reino Unido

El 4 de julio tuvieron lugar las elecciones generales en el Reino Unido (las primeras después del Brexit), que habían sido convocadas anticipada y sorpresivamente el pasado 22 de mayo por el ahora ex Primer Ministro británico Rishi Sunak, quien tenía tiempo hasta el mes de diciembre de este año para realizarlas.

Tal como se preveía, los resultados arrojaron una amplia y clara victoria del Partido Laborista, el que regresó al poder luego de catorce años de ausencia (Gordon Brown había sido el último Primer Ministro laborista dejando su cargo el 10 de mayo de 2010), convirtiéndose en consecuencia en el nuevo Primer Ministro el líder del mencionado partido, Keir Starmer. Por el contrario, para el Partido Conservador fue una jornada catastrófica, sufriendo una derrota histórica que no conocía desde el año 1906. Los conservadores (tories) sufrieron el desgaste de una prolongada y desacertada gestión de gobierno, con demasiadas luchas internas y envueltos en una profunda crisis. Ocuparon el cargo de Primer Ministro David Cameron (quien cometió un enorme error político al convocar el referéndum que dio lugar al nacimiento del Brexit y que le costó su cargo), seguido por Theresa May (que tuvo que sufrir los graves desacuerdos internos y las ácidas críticas producidas por las complejas negociaciones con la Unión Europea para lograr la salida del Reino Unido de la misma), luego fue reemplazada por Boris Johnson (quien pudo concretar finalmente el Brexit, pero que se vio envuelto en una serie de escándalos, uno de ellos por las fiestas que organizaba en su residencia oficial durante la pandemia, provocando finalmente tales hechos su renuncia), luego siguió el paso fugaz de Liz Truss (quien intentó implementar un desastroso plan económico y duró menos de 50 días en el cargo), y para concluir la etapa le llegó el turno a Rishi Sunak que fue nombrado en octubre de 2022, pero que no pudo en modo alguno revertir la decadente gestión gubernamental del Partido Conservador, habiendo ejercido el cargo menos de dos años.

En la Cámara de los Comunes que cuenta con 650 bancas, los laboristas obtuvieron 411 (210 más que en la legislatura anterior), detentando una holgada mayoría absoluta, y cosecharon el 33,7 % de los votos. La pregunta es: ¿cómo obteniendo sólo el 33,7 % de los sufragios ganaron el 63 % de los escaños en dicha Cámara? La respuesta está dada por el sistema electoral británico, que es de escrutinio mayoritario uninominal por distrito y que popularmente se lo conoce como “primero en pasar el puesto” (“first past the post” o FPTP). El Reino Unido tiene 650 distritos que envían sus representantes al Parlamento de Westminster, y cada distrito elige un solo diputado, quien saca más votos gana ese único escaño. El mismo difiere totalmente del sistema de representación proporcional que utilizan la gran mayoría de los países europeos.

En segundo lugar se ubican los conservadores que lograron 121 bancas (perdieron 244 que habían obtenido en las elecciones generales del año 2019), habiendo cosechado el 23,7 % de los sufragios. En tercera posición se encuentran los liberal demócratas que obtuvieron 72 escaños, siendo votados por el 12,2 % de los ciudadanos británicos. La cuarta posición le corresponde a los independentistas escoceses del Scotish National Party (SNP) que cosecharon 9 bancas, haciendo una pésima elección, ya que perdieron 39 escaños con respecto a su representación en la legislatura anterior. El partido de extrema derecha, Reform UK, liderado por Nigel Farage (uno de los principales impulsores del Brexit) logró ingresar por primera vez al Parlamento de Westminster, ya que cuenta con 5 diputados, habiendo obtenido el 14,3 % de los sufragios. En Gran Bretaña, donde el voto es voluntario, participó en el acto comicial el 60% del electorado habilitado a hacerlo, siendo la segunda participación más baja desde el año 1885.

En cuanto a las Naciones constitutivas del Reino Unido, Inglaterra se encuentra dividida en 9 circunscripciones electorales: Londres (con 75 bancas), Sudeste (con 91), West Midlands (con 57), Noroeste (con 73), East Midlands (con 47), Este (con 61), Sudoeste (con 58), Noroeste (con 27) y Yorkshire&the Humber (con 54). En todas ellas quienes cosecharon más bancas fueron los laboristas. Inglaterra aporta 543 escaños a la Cámara de los Comunes.

En tanto que en Escocia, que otorga 57 bancas al Parlamento de Westminster, los laboristas obtuvieron 37, el Partido Nacional Escocés (SNP) 9, los liberal demócratas 6, y los conservadores tan sólo 5. Los independentistas escoceses, que han dominado la política local los últimos 15 años, hicieron una paupérrima elección, ya que llegaron a la misma muy debilitados, debido principalmente a la inesperada renuncia en el año 2023 de la ex Primer Ministra escocesa Nicola Sturgeon, figura destacada del SNP. El actual Primer Ministro, John Swinney, había prometido que si el SNP lograba una contundente victoria en estas elecciones solicitaría a Londres la autorización para realizar un nuevo referéndum sobre la independencia escocesa lo que actualmente, en vista de los resultados obtenidos, se ha transformado en una acción inviable.

Por su parte en Gales, que envía 32 diputados al Parlamento británico, los laboristas cosecharon 27, el Partido Plaid Cymru 4 y los liberales demócratas 1.

Finalmente, en Irlanda del Norte, que concede 18 lugares en la Cámara de los Comunes, el Partido Sinn Féin logró 7, el Partido Unionista Democrático (DUP) 5, los socialdemócratas y laboristas 2,  la Alianza 1, el Partido Unionista del Ulster (UUP) 1, la Voz Tradicional Unionista 1, y otros 1.

Los principales temas de la campaña fueron diversos, entre ellos, la enorme cantidad de migrantes irregulares que cruzan en botes el Canal de la Mancha y aspiran a que se les conceda asilo político, teniendo en cuenta los votantes que el plan de Rishi Sunak para enviarlos masivamente a Ruanda había fracasado; el alza del costo de vida que sufren los británicos desde 2022 y que ha disparado los precios de la energía, los alimentos y los alquileres; el escaso crecimiento económico; las pocas acciones que se han realizado para convertirse en una economía “verde”; el calamitoso estado en que se encuentra el Sistema Nacional de Salud (NHS) con hospitales sobrecargados, escasez de profesionales, repetidas huelgas del personal sanitario y millones de personas esperando para poder acceder a sus tratamientos por no conseguir turnos; y el aumento de la inseguridad en el Reino Unido.

Al respecto, Starmer sostuvo que abandonará el plan del gobierno conservador de Sunak para expulsar a los migrantes en situación irregular enviándolos en avión a Ruanda y que su estrategia principal con respecto a este tema será luchar contra las mafias de traficantes de personas y reforzar la cooperación con los gobiernos de Europa. Así también, prometió que no subirá los impuestos a los trabajadores, y que financiará el aumento del gasto estatal con el crecimiento de la economía del país, lo que posibilitará fortalecer la prestación de servicios públicos, en particular el actualmente deficiente Sistema Nacional de Salud.

La victoria de Keir Starmer se debe a que desde que fue elegido líder del Partido Laborista en el año 2020 llevó a la agrupación desde una posición de izquierda a una más centrista y moderada, alejándolo de la izquierda radical, lugar donde lo había posicionado su anterior líder, Jeremy Corbyn, quien terminó siendo expulsado del mismo. Además, monopolizó el voto castigo que la ciudadanía británica le aplicó a los conservadores por su lamentable gestión en su extenso período de gobierno. También, se benefició porque el voto de la derecha se repartió entre varios Partidos, el Conservador, el DUP, el UUP, y especialmente el Reform UK de Nigel Farage que le restó muchos sufragios a los conservadores, negándoles de esta forma lograr la primera posición en varios distritos en los que se impusieron los laboristas, quienes indudablemente se beneficiaron del sistema electoral del Reino Unido que es mayoritario uninominal por distrito. Los conservadores, si bien obtuvieron 23,7 % de los votos sólo lograron ocupar el 19 % de los escaños del Parlamento británico.

Keir Starmer se convirtió en Primer Ministro británico el pasado 5 de julio, día que visitó al Rey Carlos III, quien le encargó que formara gobierno, y luego se mudó a Downing Street. Su gestión al frente del gobierno del Reino Unido no será para nada sencilla; ciertamente le espera una difícil y ardua tarea para lograr la recuperación de su país, el que está transitando una etapa de alta inestabilidad política, económica y social desde que, por una escaza mayoría, los ciudadanos británicos decidieran abandonar a la Unión Europea (recordemos al respecto que Starmer en el referéndum de 2016 apoyó la permanencia del Reino Unido en la Unión), y que ahora reclaman un urgente cambio de rumbo.

Juan Carlos Pérsico
Coordinador
Departamento de Europa
IRI-UNLP