Departamento de Cooperación Internacional
Artículos
Contrastes y oportunidades de la dimensión ambiental en el Marco Estratégico de la FAO 2022-2031.
La necesidad de pasar de la simbología a la praxis[1]
Emiliano Dreon[2]
“Si queremos forzar cambios, habrá que dar la batalla en
el ámbito de las ideas, y en la práctica económica, ecológica, social y
política. Pero sobre todo será necesario construir poder colectivo
y sumar mayorías que puedan impulsar y exigir un cambio”
Crisis Global: cuando el capital puso la vida a su servicio.
Yayo Herrero López
Introducción
El desarrollo no ha sido una constante sino, más bien, un concepto histórico, cultural, político. Se ha pensado bajo la premisa de un camino único dentro de una sociedad industrial de consumo de masas. En el devenir histórico de la(s) agenda(s) de desarrollo, el crecimiento ha sido prioridad sobre la base de ejes específicos, a saber: PIB, productividad y tecnología. Ekins y Jacobs (2010) destacan que el aumento de la producción repercute en un mayor estrés en ítems claves con relación a la función del medio ambiente: materias primas y energía como insumos de factores, asimilación de desechos y el mantenimiento de los sistemas de soporte vital (ej. regulación climática y mantenimiento de la diversidad genética). Por tanto, los autores señalan que el crecimiento es o puede ser ambientalmente sostenible en la medida en que los procesos incorporen valor sin aumentar los impactos ambientales negativos.
En un contexto de una crisis socioecológica global[3], las repercusiones y causas de muchos problemas tales como la pobreza y el hambre, la desigualdad, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los ecosistemas y la desertificación provocó que las acotadas agendas medioambientales, circunscritas al ámbito nacional y/o local, pasaran a interrelacionarse, en forma creciente, con las agendas ambientales regionales y la propia de la esfera internacional. Así, la «cuestión medioambiental» se ha hecho presente en diversos programas y marcos de los organismos especializados de las Naciones Unidas al igual que en foros regionales, nacionales y locales.
En el presente análisis se propone abordar las fortalezas y debilidades del nuevo Marco Estratégico de la FAO para identificar coherencia, sinergias y obstáculos en lo atinente a la necesaria resignificación del organismo en lo que respecta a la «variable medioambiental», inherente a los sistemas agroalimentarios, dada la necesidad de avanzar en el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible[4]. A su vez, el documento estratégico se sitúa dentro del Marco de Cooperación de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (2019)[5] cuyos principios nodales son: detallar la respuesta colectiva, encarnar el espíritu de alianza, traducir medidas tangibles sobre el terreno y proporcionar instrumentos para las distintas necesidades y realidades. En concreto, Marcellesi (2012) afirma que para una adecuada inclusión de la sostenibilidad en la cooperación internacional resulta crucial la coherencia interna que refuerce la credibilidad mediante la «cultura de la sostenibilidad» que moldeé una política institucional de ambientalización estructural (p. 28).
Los desafíos globales y regionales en las áreas comprendidas por la FAO provocaron que la organización modificara su estructura, programa de trabajo y dinámicas mediante un Marco Estratégico que actuara como guía para un período de 10 a 15 años con revisión cada cuatro años. De esta manera, mediante un proceso inclusivo y transparente -amplias consultas internas y externas, reuniones de órganos rectores y consultas informales- se aprobó[6] el Marco Estratégico de la FAO para 2022-2031 (en adelante, “Marco Estratégico”). Debido al carácter transversal de la labor de la FAO debido a la complejidad, interrelación y multidimensionalidad inherentes a los asuntos de su competencia, el documento guía aprobado guarda sintonía con la Agenda 2030 a través de «cuatro mejoras»[7] -aspiracionales- producto de la transformación hacia sistemas alimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles: «una mejor producción», «una mejor nutrición», «un mejor medio ambiente» y «una vida mejor». Las mejoras son acompañadas por veinte esferas programáticas prioritarias (EPP), formuladas como temas técnicos interdisciplinarios, basados en cuestiones específicas, que representan la contribución estratégica de la FAO a metas e indicadores específicos de los ODS (FAO, 2021a: párrafo 56)
Bajo este marco, a continuación se analiza el alcance de la variable medioambiental en el Marco Estratégico y su correlación con el Plan a plazo medio para 2022-2025/Programa de trabajo y presupuesto para 2022-2023 (en adelante, “Plan y programa”) que se enfoca en las prioridades regionales y técnicas[8].
Potencialidades y desafíos de la nueva estructura estratégica de la FAO en clave medioambiental
El Marco Estratégico (FAO, 2021a) afirma que los desafíos planetarios actuales requieren coordinación, cooperación a través de las fronteras y contar con el involucramiento de todos los sectores de la sociedad junto a las partes interesadas, con un compromiso reforzado con políticas sostenibles y las reformas necesarias para materializar las perspectivas a largo plazo. Por ello, la centralidad de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y su respaldo, es explícita en el “Marco Estratégico” junto a los “aceleradores” -tecnología, innovación, datos y complementos (gobernanza, capital humano e instituciones)- y temas transversales -género, juventud e inclusión- para el logro de las cuatro mejoras referidas anteriormente, bajo la premisa propia de la Agenda: «sin dejar a nadie atrás». Este principio organizador refleja el apoyo de la FAO a la actual agenda marco de desarrollo así como las interconexiones entre las dimensiones económica, social y ambiental de los sistemas agroalimentarios. De esta forma, el “Marco Estratégico” promueve un enfoque estratégico y orientado a los sistemas al considerar, simultáneamente, aspectos económicos, sociales y de desarrollo ambiental (FAO, 2021b). Sin embargo, temas transversales tales como la sostenibilidad socioecológica y la pertinencia cultural -en especial, en lo relativo a semillas y propiedad intelectual- para la batería de políticas y medidas a las que convoca el “Marco Estratégico” están ausentes, siendo la primera de ellas una de las cuatro mejoras mencionadas anteriormente. Pese a que las mejoras propuestas se interrelacionan, la compartimentalización de la variable ambiental impide visualizar su proyección integral y transversal sobre la base del documento analizado. Igualmente, este cuestionamiento se matiza si se tiene en consideración el plexo normativo operacional, particularmente la Estrategia de la FAO sobre el Cambio Climático (2022-2031)[9] y su Plan de Acción (2022-2025).
En tres de las cuatro mejoras establecidas, con sus correspondientes EPP, se hace referencia al medio ambiente y la sostenibilidad en su triple dimensión, en forma explícita o implícita, para asegurar la resiliencia de los sistemas alimentarios, a saber: “mejor producción”, “mejor medio ambiente” y “una vida mejor”. En concreto, la integración de la sostenibilidad económica y ambiental de la nueva estratégica operacional de la FAO radica en el propósito de generar un sistema de financiamiento e innovación que resguarde el medioambiente así como la preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas. En el “Marco Estratégico” y en el “Plan y programa” se mencionan ciertos actores -gobiernos y sector privado- que intervienen en el esquema de financiamiento e innovación pero sin definir, en forma precisa, los alcances de actuación. Sin embargo, lo más importante acerca de los actores no consiste en una mera lista de partes involucradas en la movilización de la agenda sino que es preciso identificar su composición y los intereses que están en juego, por ejemplo en lo que respecta a la denominada innovación verde, transición a la bioeconomía, empleo verde (FAO, 2021b). Mazzucato (2019: 271) resalta que “dado que el proceso de la innovación es largo y acumulativo, resulta fundamental comprender que actores entran en dicho proceso, como lo hacen y en qué momento.
No obstante, el énfasis en su dimensión social se encuentra en una escala menor dado que no se señalan mecanismos de participación que involucren a los actores protagonistas de los sistemas alimentarios, más allá de incluir el enfoque de las múltiples partes interesadas y la necesidad de desburocratizar a la FAO mediante un canal de información más fluido con sus sedes regionales así como organismos, programas y fondos con los que se encuentra articulado debido a los asuntos trabajados. Además, la estructura presupuestaria presentada por la FAO en su Plan y Programa evidencia un menor destino de fondos para impulsar la mejora relativa a un «mejor medio ambiente» (Tabla 1). En lo atinente a la movilización de recursos, fondos y financiamiento innovadores, en el “Marco Estratégico”, así como en el Plan y Programa, se plasma el modelo difuso que ha sostenido la FAO mediante el énfasis en las operaciones en el plano descentralizado. En este sentido, en razón del presente análisis, se ponderan dos fondos verticales asociados: Fondo Verde para el Clima (FVC) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM)[10].
Tabla 1. Propuesta de presupuesto para 2022-23 por cada «mejora» del “Marco Estratégico”
Consignación neta | Fondos extrapresupuestarios | Total | |
Mejor producción | 29,81% | 20,23% | 22,09% |
Mejor nutrición | 24,90% | 8,94% | 12,04% |
Mejor medio ambiente | 18,39% | 14,47% | 15,23% |
Una vida mejor | 26,90% | 56,36% | 50,64% |
Fuente: Elaboración propia en base a FAO (2021b: 32)
Cabe destacar que la visión sobre el desarrollo sostenible que predomina en el discurso de la FAO es la visión consensual referida a la sostenibilidad débil. Gudynas (2009: 15) afirma que “el desarrollo sostenible débil acepta modificar los procesos productivos actuales para reducir el impacto ambiental y considera que la conservación es necesaria para el crecimiento económico”. Para este fin, el autor señala como necesaria la reforma técnica (mejores y más eficientes usos de la energía, mitigación de la contaminación, etc.) con un peso considerable de los instrumentos económicos. Según el “Marco Estratégico”, las nuevas tecnologías (agricultura digital, biotecnología, agricultura de precisión, 5G e inteligencia artificial) y la innovación representan aceleradores en la medida que se respete el medio ambiente. Con respecto a la innovación y ciencia, se afirma que cumplen dos objetivos simultáneamente: producir alimentos suficientes y proteger al medio ambiente. Si bien estos aceleradores -insumos externos- representan una oportunidad, desde la lógica de la FAO, deben ser complementados, debido a su impacto (aumento de la huella ecológica de la producción de alimentos, riego excesivo presiona recursos escasos, uso excesivo de plaguicidas y herbicidas daña el medio ambiente, reduce la biodiversidad y afecta la salud), por el aprovechamiento de los servicios ecosistémicos[11].
En lo que respecta al logro de un «mejor medio ambiente» se busca proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y marinos y luchar contra el cambio climático (reducción, reutilización, reciclado, gestión de los residuos) (FAO, 2021b). De igual modo, las EPP de dicha mejora se circunscriben a: sistemas agroalimentarios que mitigan los efectos del cambio climático y adaptados a él, bioeconomía para la alimentación y la agricultura sostenibles, y servicios ecosistémicos y biodiversidad en favor de la alimentación y la agricultura, lograr sistemas alimentarios urbanos sostenibles. Además, se especifican los ODS que abarca esta mejora -2, 12, 13, 14 y 15- más allá de los ODS rectores -1, 2 y 10- del Marco general en razón que la Agenda 2030 no aborda la protección del medio ambiente como un objetivo específico sino transversal presente en la mayoría de los ODS.
En igual sentido, resulta relevante señalar que dicha mejora consta de tres ejes asociados al clima, bioeconomía y al ecosistema en los que se especifican las principales deficiencias de cada aspecto así como los logros, metas e indicadores de los ODS, aceleradores, componentes temáticos, aspectos normativos y estratégicos, riesgos y formas de mitigarlo. Pese a que la variable ambiental contenga ejes considerados claves se debería especificar cómo se resolverán las contradicciones en los alcances de la protección medioambiental presente en cada uno de ellos. Dicho déficit se encuentra subsanado, en parte, mediante una enumeración de medidas y acciones en el “Plan y programa” que combinan estrategias respecto de las funciones básicas y las formas de mitigar los riesgos encontrados por cada eje (Tabla 2). No obstante, resulta mínima la mención a medidas específicas aportadas en materia de articulación institucional e intersectorial en clave ambiental. Además, se presentan otros condicionantes a la propuesta tales como la poca precisión en las fuentes de verificación para el logro de los objetivos y la obtención de resultados. Por otro lado, en la agenda medioambiental ideada por la FAO predominan las propuestas para el medio rural mientras que el medio urbano y periurbano está presente, fundamentalmente, en los ejes correspondientes a «una vida mejor».
Tabla 2. La dimensión ambiental en los ejes de la aspiración “Mejor medio ambiente” de la FAO
Mejor medio ambiente (MMA) | Aspectos claves | Estrategias y formas de mitigación |
MMA 1. Sistemas agroalimentarios que mitigan los efectos del cambio climático y están adaptados a él | · Necesidad de prácticas, políticas y programas agrícolas climáticamente inteligentes
· Aumentar la planificación y gestión en torno al cambio climático en los países menos adelantados e insulares | · Participación en diálogos sobre políticas
· Vincular el programa de acción sobre el clima con los planes de recuperación verde · Apoyo a países para el acceso a datos y financiación · Promover divulgación y comunicación sobre la crisis climática |
MMA 2. Bioeconomía para la alimentación y la agricultura sostenibles | · Promoción de una bioeconomía (circular sostenible) que conjugue el valor económico y el bienestar social con la sostenibilidad ambiental
· Prevenir y gestionar los contaminantes ambientales, incluidos los plásticos agrícolas | · Fomentar en los países y a escala regional la capacidad de participación en programas de investigación y desarrollo en varias esferas de innovación
· Acceso a datos, información y conocimientos sobre los costos ambientales y sociales de los sistemas agroalimentarios · Sensibilización de los consumidores · Gestión sostenible de los residuos en los sistemas agroalimentarios |
MMA 3. Biodiversidad y servicios ecosistémicos para la alimentación y la agricultura | · Pérdida de biodiversidad y degradación de los ecosistemas causada por sectores agrícolas
· Posibilidad de surgimiento de compensaciones recíprocas entre la necesidad de aumentar la productividad agrícola y la salvaguardia del medio ambiente | · Datos e información sobre los beneficios socioeconómicos de la biodiversidad y la restauración de los ecosistemas
· Desarrollo de capacidades · Promoción y comunicación en materia de biodiversidad y servicios ecosistémicos |
Fuente: Elaboración propia en base a FAO (2021a; 2021b)
La FAO en su rol de agente facilitador de marcos de cooperación ha promovido la ambientalización interna del organismo a partir de la Estrategia de responsabilidad ambiental institucional (2020-2030) en pos de reducir la propia huella de carbono siendo coherente con los postulados del “Marco Estratégico” y de la Estrategia de la FAO sobre el cambio climático (2022-2031).
En igual forma, dentro de “una mejor producción” se incluye el enfoque “una salud” como esfera programática prioritaria autónoma. Dicha incorporación refuerza las bases sentadas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992) acerca de avanzar en esfuerzos y colaboración concertada entre los sectores de la salud y el medio ambiente y, a su vez, se alinea con la visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de las amenazas para la salud en la interfaz entre los seres humanos, animales y el medio ambiente. De hecho, este enfoque -intersectorial, holístico y multidisciplinar[12]– presenta como una preocupación de especial atención a los riesgos que afectan a los sistemas de los que depende la sociedad: salud, agricultura, ganadería y medio ambiente[13] (OMS y OPS, 2021).
En suma, a partir de la lectura del análisis prospectivo estratégico institucional de la FAO y sus áreas de actuación -en particular, por medio del “Marco Estratégico” y el Plan y Programa a plazo medio 2022-2025- se identifican factores tanto socioeconómicos como ambientales interconectados para la transformación de los sistemas agroalimentarios. Pese a ello, se coincide con Macnaghten y Urry (1998 citado en Banerjee, 2003) en que el discurso predominante sobre la naturaleza y el medio ambiente asumen la existencia de una “naturaleza” singular al no considerar las prácticas ambientales sociales y culturales y experiencias de la escala local y comunitaria como una contribución significativa para la modificación operacional de la FAO. Ello responde, en gran medida a partir de las ´doctrinas´ sobre la visión del medio ambiente según las autoras mencionadas, a un realismo ambientalista que se sostiene en las instancias multilaterales de negociación así como en la investigación científica y la necesidad de evidencia en detrimento de aquellas prácticas, una suerte de naturalización de la naturaleza.
Reflexiones finales
La FAO tiene un rasgo diferenciador que potencia su contribución a la agenda de desarrollo sostenible dado que posee una ventaja comparativa única acerca de herramientas avanzadas -pericia técnica- para el análisis de los posibles mecanismos de adaptación y mitigación al cambio climático, su impacto en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y atender factores relativos de los sistemas ambientales: escasez y degradación de los recursos naturales, epidemia y degradación de los ecosistemas y economía azul además del cambio climático ya referido (FAO, 2021b). Para ello, resulta necesario el fortalecimiento de los países en desarrollo a través de sistemas de monitoreo y conocimiento para la adaptación y mitigación al cambio climático como eje transversal de la labor de la estructura de Naciones Unidas y el reforzamiento de la variable «sostenibilidad socioecológica». Asimismo, resulta crucial que dichos sistemas, así como la capacitación técnica, se adecuen a los contextos regionales y nacionales. Para los países en desarrollo implica un desafío político-institucional y técnico. Contrariamente, hasta el momento las narrativas de las instituciones globales giran en torno al cientificismo de la naturaleza y la tecnología con la idea de distanciar a ambos del debate político[14].
Analizar un “Marco Estratégico” a largo plazo tiene como fortaleza la claridad en los objetivos, prioridades y líneas de acción pero la generalidad inherente a este género de documento no permite afirmar que los elementos y herramientas brindados sean suficientes, aún más si se tiene en cuenta que el Marco Estratégico[15] abarca diez años en un escenario cambiante, en donde las hipótesis que forman parte del documento se ven condicionadas por la volatilidad del entorno político, económico y social así como por la propia evolución de las prioridades de las múltiples partes interesadas. De esta forma, la coherencia del plexo normativo integrado por las estrategias y planes referidos en el transcurso del análisis -y su sinergia con la agenda del resto de organismos y programas especializados del sistema de Naciones Unidas- se enfrenta a desafíos de implementación.
A su vez, se evidencia un predominio de la lógica de compensación en torno a las dimensiones del desarrollo sostenible que soslaya, en los hechos pero no así en el discurso, la relevancia estructural de la variable ambiental y las externalidades negativas negativas de la transición a la bioeconomía, siendo este un paradigma aún en construcción. En este sentido, la transversalización de esta variable se torna una falacia que se refleja en las acciones concretas así como en el presupuesto destinado a las mismas. El enfoque multidimensional termina por alejar la visión de la sostenibilidad y conlleva tensiones entre las partes involucradas en un proceso oscilante de contracción y convergencia. De igual manera, se identifican núcleos comunes entre las mejoras y líneas transversales del “Marco Estratégico” que pueden potenciar buenas prácticas integrales para el logro de sistemas alimentarios sostenibles y, así, subsanar la compartimentalización reflejada en la lectura de dicho documento. En definitiva, la transversalización ambiental -en el contexto interno y externo al organismo especializado analizado y sus interrelaciones- debe sostenerse en un proceso de inclusión informada por parte de las partes intervinientes con un enfoque territorial participativo que está ausente en la estrategia general. Los proyectos que integran múltiples partes interesadas deben promover un ecosistema en donde las partes generen sinergias sobre temas que transversalizan la agenda de desarrollo. No obstante, la carencia de una metodología innovadora e inclusiva, incoherencia presupuestaria en clave sostenibilidad de los sistemas alimentarios así como la falta de correlación entre la ambientalización externa e interna de la FAO obstaculiza dicho fin y la materialización de las premisas de su “Marco Estratégico” reflejando un problema de traducción.
Bibliografía
Banerjee, Bobby (2003). Who sustains whose development? Sustainable Development and the Reivention of Natura. En Organization Studies, 24(2), pp. pp. 143-180. SAGE Publiations: London.
Dalal-Clayton, Barry & Bass, Stephen (comp.) (2002). Sustainable Development Strategies. Organization for Economic Cooperation and Development, Paris and United Nations Development Programme, New York, London.
Ekis, Paul y Jacobs, Michael (2010). The implications of environmental sustainability for economic growth. En Faucheux, Sylvie; O´Connor, Martín; van der Straaten, Jan (eds). Sustainable Development: Concepts, Rationalities and Strategies. Springer; Softcover reprint of hardcover, 1st ed. 1998 ed., pp. 17-32.
FAO (2021a). Marco Estratégico de la FAO 2022-2031. FAO: Roma
FAO (2021b). Plan a plazo medio para 2022-2025 y Programa de trabajo y presupuesto para 2022-2023. 42° período de sesiones de la Conferencia. FAO: Roma.
Fraser, Nancy (2022). Cannibal Capitalism. Verso: London, New York.
Gudynas, Eduardo (2015). Desarrollo sostenible: posturas contemporáneas y desafíos en la construcción del espacio urbano. Vivienda popular, nro. 18, pp. 12-19.
Marcellesi, Florent (2012). Guía práctica para la transformación ecológica de la cooperación al desarrollo. Bakeaz, Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo: Bilbao.
Mazzucato, Mariana (2019). El valor de las cosas. Quién produce y quién gana en la economía global. Gonzalez Ferriz, Ramón (trad.). Madrid: Taurus.
OMS, OPS (2021). Una salud: un enfoque integral para abordar las amenazas para la salud en la interfaz entre los seres humanos, los animales y el medioambiente. 73° sesión del Comité Regional de la OMS para las Américas. Disponible en https://www.paho.org/es/documentos/cd599-salud-enfoque-integral-para-abordar-amenazas-para-salud-interfaz-entre-seres
Documentos consultados
Estrategia mundial de la OMS sobre salud, medio ambiente y cambio climático: transformación necesaria para mejorar de forma sostenible las condiciones de vida y el bienestar mediante la creación de ambientes saludables (2019)
Estrategia de la FAO sobre el Cambio Climático (2022-2031).
Marco de Cooperación de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (2019)
Plan de acción de la FAO 2022–2025 para la aplicación de la Estrategia de la FAO sobre el cambio climático (2023)
Resolución 70/1 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 de septiembre de 2015.
[1] Versión original presentada en la asignatura Sostenibilidad, Desarrollo y Cooperación, Máster en Desarrollo y Cooperación Internacional (UPV/EHU, España) el día 15 de abril de 2024.
[2] Abogado (Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional de La Plata). Magíster en Integración Latinoamericana (Instituto de Integración Latinoamericana, Universidad Nacional de La Plata). Máster en Desarrollo y Cooperación Internacional (UPV/EHU, España). Integrante del Departamento de Cooperación y del Departamento de América Latina y el Caribe (Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de La Plata).
[3] Pese a coincidir con la dimensión ecológica y política de la actual crisis, Fraser (2022: xv) afirma que se trata de “una crisis general de la totalidad del orden social en la que todas esas calamidades convergen, se exacerban entre sí y amenazan con deglutirnos a todos”.
[4] Resolución 70/1 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 de septiembre de 2015.
[5] En reemplazo del Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (MANUD).
[6] En el marco del 42° período de sesiones de la Conferencia de la FAO, el 18 de junio de 2021.
[7] Representan principios organizadores acerca de cómo FAO pretende contribuir al cumplimiento en forma directa al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 1 (fin de la pobreza), 2 (hambre cero), 10 (reducción de las desigualdades) y respaldar la Agenda 2030 en general (Fuente: https://www.fao.org/strategic-framework/es).
[8] Véase Esquema del Marco Estratégico para 2022-2031 y esquema del Plan a plazo medio para 2022-2025.
[9] Basada en la Estrategia de la FAO sobre el cambio climático (2017).
[10] “Constituye el mecanismo financiero de cinco acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente y su programación refleja las prioridades de estos importantes convenios en cuanto a conservar y utilizar de manera sostenible la biodiversidad, adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos, combatir la desertificación y eliminar los productos químicos agrícolas peligrosos” (FAO, 2021a, párrafo 100).
[11] Marco Estratégico de la FAO 2022-2031, Anexo I, párrafo 11.
[12] Véase párrafo 18. ii) del Proyecto “Estrategia mundial de la OMS sobre salud, medio ambiente y cambio climático (2019)”. 72.ª Asamblea Mundial de la Salud.
[13] Es pertinente señalar que “en noviembre del 2020, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) fue invitado a formar parte de la asociación tripartita que estableció el Cuadro de Expertos de Alto Nivel para el Enfoque “Una Salud” a fin de ofrecer orientación sobre asuntos relacionados con “Una salud” para mejorar la cooperación entre los gobiernos” (OMS y OPS, 2021: 4).
[14] Véase Dalal & Bass (2002).
[15] Véase párrafo 114.