Departamento de Medio Oriente
Artículos
Egipto en el conflicto entre Hamas e Israel: mediador afectado o aspirante involucrado
Civallero Cecilia[1]
Farías Camila[2]
Introducción
Desde el inicio del conflicto entre la organización palestina Hamas y el Estado de Israel, a raíz del ataque perpetrado por la primera el pasado 7 de octubre, se han sucedido una serie de respuestas que ponen en escena a terceros países o plataformas multilaterales. Existen actores comprometidos con ejercer un rol mediador, otros han generado acciones de visibilización (como el reconocimiento a Palestina en tanto Estado), propuesto votaciones en el marco de las Naciones Unidas (Asamblea General y Consejo de Seguridad) o traccionado acciones vinculadas al accionar humanitario, entre otras respuestas.
Con el objetivo de observar algunos de estos hechos, en el presente artículo se propone analizar el lugar que ocupa en este escenario la República Árabe de Egipto. Así, se parte de considerar que este país posee una larga trayectoria de involucramientos diversos, en muchos casos inevitables, derivados de su sitio geográfico en Medio Oriente, de su historia contemporánea y del rol que ha sabido (y podido) construir en la correlación de fuerzas regional.
Luego de este breve repaso, se intenta esbozar y arriesgar un análisis proyectivo del momento actual, con el foco puesto en el rol del país del Nilo, pero sumando la participación de otros actores regionales y globales. De esta forma, aunque resulta complejo analizar un instante de este conflicto de larga data, cuando todavía la actual guerra se encuentra en curso desconociéndose aún su desenlace, es posible aportar al análisis del mismo considerando hitos y características de mayor alcance en el tiempo.
La trayectoria egipcia en la región y en el conflicto
El rol mediador de Egipto no es una faceta reciente ni espontánea. Por el contrario, se ha forjado a lo largo de décadas de relaciones bilaterales y multilaterales en la región. En trabajos anteriores hemos analizado la construcción de una política identitaria y de una política exterior en el país del Nilo, a mediados del siglo XX, dedicada a construir y “exportar” un panarabismo arraigado en particularidades árabes y egipcias de más de un siglo de existencia.
En dicha agenda, el conflicto palestino siempre ocupó un rol central, pudiendo encontrarse referencias y acciones concretas en todos los períodos presidenciales, desde Abdel Nasser hasta la actualidad. Las distintas iniciativas egipcias en la región, en un contexto político caracterizado por la Guerra Fría, demuestran que dicho país supo apelar a experiencias y facetas diversas (arabismo, islamismo, egipcianidad, africanismo, tercerismo, socialismo, nacionalismo) que lo acercaron y alejaron de configuraciones locales y supranacionales (desde disputas con fuerzas políticas egipcias hasta configuraciones panarabistas). Lo que Egipto hacía y decía impactó en todo Oriente Medio y más allá.
Así, luego de la llamada nakba en 1948, en los tiempos en los cuales el conflicto podía ser caracterizado como “árabe-israelí”, Egipto lideró las coaliciones militares que se enfrentaron al Estado de Israel. Luego de varias derrotas militares, y de algunas victorias simbólicas también (fundamentalmente la de la Guerra de Suez), Egipto se convirtió en el primer país árabe en reconocer a Israel como Estado y en firmar el primer acuerdo de paz en el año 1978 (negociación entablada entre Carter, Beguin y Sadat). Aunque este no fue un acuerdo que incluya a los palestinos, tuvo una gran incidencia ya que significaba el reconocimiento de Israel por parte de la nación que había hecho de la causa palestina una parte inalienable de sus objetivos. Además, instauró la máxima “territorios por paz” consiguiendo la devolución del Sinaí y todo un cúmulo de demandas, como por ejemplo el libre tránsito para Egipto por el estrecho de Tirán. A partir de allí, se sucedieron diversas instancias diplomáticas que intentaron arribar a un acuerdo que resolviese las disputas territoriales entre Israel y Palestina.
Además, avanzadas las décadas del ‘70 y ‘80, tomaron lugar numerosos acontecimientos en la región (las Intifadas, la revolución iraní, las guerras del golfo, entre otros) y surgieron nuevos actores regionales (Hamas, la OLP, el Consejo de Cooperación del Golfo, etc.). En esta reconfiguración, la rivalidad entre Teherán y Riad marcó un cambio de paradigma en la región. Sin pretender abarcar todas las aristas de esta configuración compleja, y volviendo a Egipto, es necesario sumar a esta descripción la alianza que el país del Nilo entabló con Estados Unidos y los intereses que este último país intentó construir y resguardar en la región desde entonces. Esta edificación se refleja hasta nuestros días en los roles e instancias mediadoras.
Por otro lado, aquí partimos de una definición de mediación que discute el rol de las “terceras partes” en la resolución de los conflictos, debatiendo su significado (Greig & Diehl, 2012). De esta forma, aunque la magnitud de la controversia ameritó (y amerita) el involucramiento como mediador de un país con fuerte peso internacional, como Estados Unidos, y con la capacidad de presión necesaria para atraer a Israel y Palestina a negociar, la selección del mediador puede imprimir fuertes limitaciones. Por el lado de las partes en conflicto, las personalidades de los dirigentes representantes de aquellas no son tampoco un aspecto a dejar de lado. Un claro ejemplo son los acuerdos de Camp David del año 2000, en los cuales la participación y personalidad de Arafat fue un aspecto determinante.
Más cerca en el tiempo, la incidencia y participación de Estados Unidos, un país extra regional y occidental, acompañó un proceso fundamental que fue la firma de los acuerdos para la normalización y el establecimiento de relaciones diplomáticas entre países árabes e Israel (los primeros países contemplados fueron Bahréin, Marruecos, Sudán y Emiratos Árabes Unidos). Como desarrollaremos en las conclusiones, es justamente este curso de normalización de relaciones con Israel, y la mirada favorable en términos generales de parte de la comunidad internacional hacia dicho país, lo que está en juego y se está interrumpiendo en la actualidad a partir del último conflicto. Esto es observable, justamente, en la enorme labor ejercida por Estados Unidos para el reconocimiento de Arabia Saudita a Israel en los últimos meses. En frente, los países árabes están interponiendo a dicho anhelo la solución a la cuestión palestina para lograr estabilidad en la región, a la par del crecimiento de la influencia de otros países en Medio Oriente, como China.
Como desarrollaremos en el próximo apartado, existe un aspecto fundamental que explica el relevante rol de Egipto en la cuestión palestina, y es sencillamente su ubicación geográfica. Su ubicación lindante, a través de la península del Sinaí, vuelve inevitable el involucramiento de este país en la larga trayectoria del conflicto palestino-israelí. Debido al control efectivo de la frontera sur de Gaza, actualmente el gobierno centró su atención en la posibilidad de un éxodo masivo de refugiados palestinos, vía la ciudad palestina de Rafah.
El rechazo a esta posibilidad es referencia constante en las intervenciones del presidente Sisi. Así lo demuestra el discurso brindado por el mandatario en el acto por el 42° aniversario de la liberación del Sinaí, en el cual manifestó el “completo rechazo a cualquier desplazamiento de palestinos de sus tierras” hacia territorio egipcio, no sólo para preservar la causa palestina sino también para “proteger la seguridad nacional de Egipto”[3]. De esta forma, la península del Sinaí es un símbolo nacional y la posibilidad o avance en la intervención militar israelí en la ciudad de Rafah se mantuvo como un límite pregonado por El Cairo en todas las acciones desplegadas por ese país.
Las herramientas desplegadas por Egipto
Desde el 7 de octubre, Egipto ha desplegado una política integral que aborda varios frentes en simultáneo debido a la multiplicidad de sus objetivos. Estos incluyen cuestiones de seguridad nacional, apoyo a la causa palestina e intereses comerciales; lo que ha llevado al país a emplear no solo la diplomacia, sino también acciones militares y el uso de los servicios de inteligencia. Es importante destacar que las prioridades han cambiado con el tiempo, adaptándose a las circunstancias urgentes del momento.
En relación a la seguridad, Egipto se ha centrado en evitar la expansión del conflicto a fin de prevenir la desestabilización interna. Entre sus objetivos se encuentran mantener el control fronterizo, evitar un aluvión de refugiados, continuar con su política de animosidad a Hamas y mantener la cooperación en seguridad con Estados Unidos e Israel.
Como ya se ha mencionado, otro punto es el compromiso histórico con la causa palestina, expresado a través de su respaldo al reconocimiento del Estado palestino y la provisión de ayuda humanitaria. Desde fines de 2023, el país ha intensificado sus esfuerzos, especialmente como principal punto de entrada de ayuda humanitaria a la Franja a través del corredor de Rafah. A pesar de permitir este acceso, Egipto subraya el papel de Israel como garante principal de la protección de los ciudadanos gazatíes, evitando asumir una responsabilidad directa que podría llevar a Israel a desvincularse de sus obligaciones.
En tercer lugar, la economía egipcia, ya enfrentando una crisis prolongada, se ha visto afectada por los ataques de los hutíes en el Mar Rojo contra embarcaciones israelíes y estadounidenses, entre otras. Estos incidentes han afectado el comercio internacional, como afirma el FMI (Kamali et al, 2024), impactando especialmente en la ruta del Canal de Suez y exacerbando los desafíos económicos del país.
En consecuencia, estos intereses y condiciones han llevado al país del Nilo a asumir un papel destacado en las mediaciones entre Hamas e Israel, el cual mantiene hasta la actualidad. Vía la integración de la diplomacia y la inteligencia no se ha limitado únicamente a ocupar un rol de nexo entre las partes, sino que también ha incluido la presentación de varias ofertas para poner fin a las hostilidades.
Egipto ha presentado propuestas en distintas ocasiones para resolver el conflicto. El 25 de diciembre de 2023, propuso por primera vez un plan que incluía la retirada total de Israel de Gaza, la liberación de todos los rehenes israelíes por parte de Hamas, la liberación de prisioneros palestinos y la creación de un gobierno tecnocrático en la Franja (Al Jazeera, 2023). El 25 de abril de 2024, presentó una nueva oferta que reducía las demandas anteriores a la liberación de treinta y tres rehenes israelíes, a cambio de la liberación de detenidos palestinos, y un cese al fuego de seis semanas (Arab News, 2024).
A pesar de que ninguna de estas propuestas se ha materializado, Egipto sigue desempeñando un papel crucial al servir como sede para múltiples encuentros entre los negociadores, incluso cuando no se discuten sus ofertas. De febrero a julio de 2024, El Cairo fue sede de al menos seis rondas de negociaciones, según informes de varios medios de prensa. En ellas, los jefes de inteligencia de Estados Unidos, Israel y Egipto, junto con el primer ministro de Catar, lideraron las discusiones. Asimismo, Abbas Kamel, jefe del servicio de inteligencia egipcio, ha realizado varias visitas a Tel Aviv en el marco de estas negociaciones (Magdy S., Mroue B., & Rising D., 2024).
En paralelo a las negociaciones directas, Egipto se sumó a los esfuerzos diplomáticos dirigidos hacia el fomento del reconocimiento internacional del Estado palestino y la provisión de asistencia humanitaria en Gaza. Es posible enumerar diversos resultados de estos esfuerzos: a fines de mayo España, Irlanda y Noruega concretaron el reconocimiento a Palestina como Estado y numerosos líderes internacionales se declararon a favor de dicha medida, como reflejan las recientes declaraciones del primer ministro británico, Keir Starmer.
El 21 de octubre de 2023 se celebró “La Cumbre del Cairo por la Paz”, que buscó impulsar una respuesta al conflicto palestino-israelí en el marco de la solución de dos Estados. En colaboración con Jordania, Egipto ha organizado una serie de encuentros con la Autoridad Nacional Palestina, el primero de ellos en enero de 2024, y fueron patrocinadores, junto a Naciones Unidas, de la conferencia “Llamado a la acción: respuesta humanitaria urgente para Gaza”. Este encuentro tuvo lugar el 11 de junio de 2024 y congregó a más de 70 Estados para abordar la crisis humanitaria.
A su vez, se han observado diversas instancias multilaterales en las cuales la figura del presidente egipcio se destacó como un férreo impulsor de una solución al conflicto. Aquí cabe mencionar el rol de la Liga Árabe en su posicionamiento frente al día a día del conflicto. Ejemplos de estos esfuerzos reactivos y de la construcción de respuestas en clave regional, son la propuesta de dicha entidad en el mes de mayo de desplegar fuerzas de paz de la ONU en los territorios ocupados; otro ejemplo es la sesión de emergencia en El Cairo en el mes de abril, luego de que Estados Unidos bloqueara la resolución para reconocer a Palestina como miembro pleno de dicha Organización. En respuesta a este veto en el Consejo de Seguridad, la Asamblea General aprobó una resolución que concede más derechos a Palestina y que fue aprobada por 143 votos a favor, 25 abstenciones y 9 en contra (entre los cuales se encuentra el voto de la Argentina).
Por último, la seguridad fronteriza y el potencial involucramiento de las Fuerzas Armadas egipcias en el conflicto han constituido, desde el inicio, la principal preocupación del país. Egipto no desea un enfrentamiento directo con Israel, que lo obligue a reconsiderar el Tratado de Paz 1979, y tampoco desea que grupos como Hamas extiendan la desestabilización a su territorio. Es importante recordar que las Brigadas Al-Qassam, el ala militar de Hamas, fueron declaradas grupo terrorista por Egipto en 2015. La balanza entre el apoyo a la causa palestina y la cooperación en seguridad con Israel refleja el esfuerzo de Egipto para evitar ser percibido como un aliado de Israel en desmedro de las condiciones de vida de Gaza.
Aunque desde las fases iniciales del conflicto las acciones militares convivieron con las iniciativas diplomáticas, a partir de febrero de 2024 la relevancia de las primeras aumentó significativamente con las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para aumentar su control sobre el corredor de Filadelfia[4]. Israel justificó esta medida debido a los túneles construidos por Hamas a lo largo de la frontera de 14 kilómetros entre Egipto y Gaza. Funcionarios egipcios han argumentado que la presencia israelí en esta zona contravendría el Tratado de Paz de 1979 al violar las disposiciones de desmilitarización y la prohibición de presencia israelí en el territorio de Gaza.
El 7 de mayo de 2024, las FDI tomaron el control del cruce de Rafah, previamente bajo administración palestina, lo que resultó en un aumento de tensiones en las relaciones con Egipto. En respuesta, Egipto decidió cerrar su lado del cruce hasta que Israel se retirara, incluso amenazando con cortar las relaciones diplomáticas. El 12 de mayo, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció la decisión de unirse a la demanda presentada por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia, con el propósito de ejercer mayor presión para lograr la retirada.
Desde entonces, se han llevado a cabo diversas reuniones entre funcionarios egipcios, estadounidenses e israelíes con el objetivo de resolver la reapertura del cruce. Sin embargo, Egipto ha rechazado consistentemente la propuesta, argumentando su preocupación de que la presencia temporal israelí pueda convertirse en permanente. En varias ocasiones, ha manifestado su negativa a asumir el control de ambos lados del cruce, según lo solicitado, supuestamente, por las autoridades israelíes.
La situación se intensificó el 27 de mayo, cuando se confirmó un enfrentamiento directo entre las fuerzas israelíes y egipcias en Rafah, un escenario de alto riesgo que ni Israel ni Egipto buscaron. Como resultado, un soldado egipcio murió (Alarabiya, 2024). Entonces ambas partes se reunieron para abordar el incidente, mostrando una clara voluntad de evitar una escalada de tensiones, y el hecho no tuvo mayor repercusión. No obstante, este incidente fortaleció los argumentos de Egipto para insistir en la retirada de las FDI de Rafah.
Como resultado del cierre, la entrada de ayuda humanitaria a Gaza ha disminuido considerablemente. Entre noviembre de 2023 y abril de 2024, el ingreso de camiones de ayuda humanitaria a la Franja oscilaba entre un mínimo de 2.500 y un máximo de 5.000 camiones mensuales. Durante este período, el cruce de Rafah y Kerem Shalom, en Israel, fueron los más utilizados. Sin embargo, desde abril de 2024, la cantidad de camiones que ingresan ha disminuido notablemente, reduciéndose a un máximo de 2.900 camiones mensuales (OCHA, 2024).
Conclusiones
El ataque de Hamas del 7 de octubre reconfiguró significativamente el escenario geopolítico de Medio Oriente, generando cambios profundos con implicancias tanto a nivel regional como global. La causa palestina resurgió en el centro del debate internacional, a la par de un reclamo por las consecuencias materiales y las pérdidas humanas a ambos lados. Esto agravó las ya alarmantes condiciones humanitarias en Gaza, evidenciando la necesidad de una solución pacífica entre Palestina e Israel.
A nivel regional, barrió con la incipiente estabilidad que se había alcanzado con los Acuerdos de Abraham en 2020, el acercamiento entre Israel y Arabia Saudita, el restablecimiento de las relaciones entre este último país e Irán y el reingreso de Siria a la Liga Árabe en 2023. Sin embargo, en ninguno de estos años el reconocimiento del Estado de Palestina estuvo en el centro de la escena.
En Egipto, las repercusiones del 7 de octubre tuvieron un impacto directo debido a la proximidad territorial y su involucramiento histórico en el conflicto. El país ha tenido que saber equilibrar entre las necesidades propias y los intereses de la Autoridad Nacional Palestina e Israel. Ambos actores reconocen la importancia del respaldo egipcio, especialmente Israel que necesita de un aliado confiable en su frontera sur. A diferencia de otros países que se han enfocado en un solo objetivo, la estrategia multifronte de Egipto le ha permitido desempeñar un papel significativo que es conveniente observar.
Además, actualmente Egipto enfrenta desafíos en todas sus fronteras debido a la inestabilidad interna en Libia, Sudán y Gaza. Al igual que otros actores regionales e internacionales, busca evitar una escalada del conflicto entre Líbano e Israel, que mantendría el frente abierto en Gaza y aumentaría la actividad de las milicias contra Israel.
Al momento de escribir este trabajo, Hamas e Israel se encuentran negociando un nuevo acuerdo para el alto el fuego y la liberación de rehenes. A pesar de las dificultades para cerrar la negociación, el mayor desafío será definir el futuro de Gaza y el posible establecimiento de un Estado Palestino.
En el corto plazo, no se espera que los países árabes rompan relaciones con Israel, a pesar de que su imagen a nivel global se ha debilitado. Los enfrentamientos directos entre Israel e Irán en abril de 2024 han evidenciado la capacidad iraní para alcanzar objetivos en toda la región, consolidándose como una amenaza significativa. Por su parte, Israel ha demostrado la efectividad y calidad de su sistema de defensa y se mantiene como un actor que coopera en el frente común contra Irán con el apoyo histórico de Estados Unidos. Inserto en un engranaje mayor de conflictos y balances de poder a nivel regional, solo un cambio en los respaldos internacionales podría alterar significativamente la dinámica actual. Asimismo, la posición de los países árabes, y de varios países del tercer mundo, es que el conflicto debe resolverse y consideran que este es el momento propicio para debatir seriamente el establecimiento de un Estado Palestino. La posible normalización de relaciones entre Arabia Saudita e Israel podría estar condicionada por el reconocimiento efectivo del Estado Palestino, según han expresado funcionarios saudíes.
No obstante, hasta ahora no se ha formulado un plan para la solución de dos Estados, en conjunto con las autoridades palestinas, que determine cómo se llevaría a cabo dicho establecimiento y que considere las críticas y propuestas de la sociedad civil. Este proceso requerirá tanto de fondos económicos como de apoyo político. En dicho escenario, es posible que los roles de los países de la región cambien. Los países del Golfo, con mayores capacidades financieras, podrían asumir un papel destacado en la reconstrucción de Gaza, mientras que Jordania y Egipto liderarían los esfuerzos diplomáticos. Aunque Egipto no puede proporcionar apoyo financiero en la situación actual, puede ofrecer respaldo político para avanzar en esta dirección.
Finalmente, lo más probable es que se esté lejos de alcanzar una solución pacífica en el corto plazo, condicionada por el desarrollo de las operaciones militares israelíes en Gaza y la posible liberación de rehenes por parte de Hamas. Sin esta última medida, resulta difícil considerar un avance en el reconocimiento israelí de mayor autonomía a Palestina. El escenario desde octubre de 2023 es preocupante para todos los actores involucrados y ha impactado al mundo entero por la violencia empleada y por poner en riesgo y afectar la calidad de vida de gran cantidad de población. Asimismo, resulta necesario reconstruir en futuras investigaciones qué Palestina se imaginan los países de Medio Oriente y qué Palestina está dispuesta a (re)construir la región y la comunidad internacional, no sólo en términos de infraestructura sino en cuanto al rol político del liderazgo palestino.
Bibliografía
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Al Jazeera. (2023). Egypt sets out ambitious Israel-Gaza ceasefire plan. https://www.aljazeera.com/news/2023/12/25/egypt-sets-out-plan-to-end-gaza-war-free-all-hostages
Arab News (2024). Egypt takes key role in renewed diplomatic push for truce in Gaza. https://www.arabnews.com/node/2499711/middle-east
Call for Action: Urgent Humanitarian Response for Gaza. (s. f.). Gov.Jo. https://uhrgaza.mfa.gov.jo/
FMI Blog. Red Sea Attacks Disrupt Global Trade. https://www.imf.org/en/Blogs/Articles/2024/03/07/Red-Sea-Attacks-Disrupt-Global-Trade
Greig, J. M., & Diehl, P. F. (2012). International mediation. Polity.
Kamali, Parisa, et al. (2024). Red Sea Attacks Disrupt Global Trade. IMF www.imf.org/en/Blogs/Articles/2024/03/07/Red-Sea-Attacks-Disrupt-Global-Trade.
Magdy, S., Mroue, B., & Rising, D. (2024). Egypt sends delegation to Israel, its latest effort to broker a cease-fire between Israel and Hamas. AP News. https://apnews.com/article/israel-hamas-war-news-04-26-2024-0656fe67d5441b0fff348aa6121b3336
President El-Sisi’s speech at the 42nd anniversary of Sinai liberation. (2024). Gov.Eg.https://sis.gov.eg/Story/192574/President-El-Sisi%E2%80%99s-Speech-at-the-42nd-Anniversary-of-Sinai-Liberation?lang=en-us
United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs – occupied Palestinian territory (OCHA). (2024). Reported impact snapshot | Gaza Strip https://www.ochaopt.org/content/reported-impact-snapshot-gaza-strip-3-july-2024
[1] Integrante del Departamento de Medio Oriente (IRI-UNLP).
[2] Integrante del Departamento de Medio Oriente (IRI-UNLP).
[3] “President El-Sisi’s Speech at the 42nd Anniversary of Sinai Liberation” https://sis.gov.eg/Story/192574/President-El-Sisi%E2%80%99s-Speech-at-the-42nd-Anniversary-of-Sinai-Liberation?lang=en-us
[4] El Corredor de Filadelfia es una franja de 14 kilómetros de longitud y 100 metros de ancho que sirve como zona de amortiguación entre la Franja de Gaza y Egipto. Este estrecho territorio resulta clave para la estrategia militar israelí porque otorga el control de la única frontera que une a Gaza con un territorio no israelí y es considerado por las FDI como el principal paso de contrabando ilegal de armas para Hamas.