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India: elecciones generales y nuevas preguntas sobre su democracia

Departamento de Asia y el Pacífico
Cátedra de la India

Artículos

India: elecciones generales y nuevas preguntas sobre su democracia[1]

Lía Rodríguez de la Vega[2]

Modi busca otro mandato, lo retan el desempleo, tensiones rurales y disputas interétnicas. Como señaló el secretario de Finanzas, T. V.  Somanathan, India es en este momento la quinta economía más grande del mundo (tras superar al Reino Unido); el país más poblado del mundo (con más de 1.425 millones de personas, de acuerdo a las estimaciones de Naciones Unidas), al mismo tiempo que su tasa de crecimiento es más rápida que la de las cuatro mayores economías (Estados Unidos, China, Japón y Alemania) y la prospectiva apunta a que llegará a ubicarse como la tercera economía del mundo antes de 2030.

En 2023, India ocupó la presidencia del G20 y de la Organización de Cooperación de Shanghái, precediendo todo ello la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU en el marco de su  membresía no permanente a ese cuerpo (2021-2022). Allí activó su abordaje de las “5S” (Samman: respeto, Samvad: diálogo, Sahyog: cooperación, Shanti: paz y Samriddhi: prosperidad), lo cual contribuyó a proyectar la figura de su canciller, Subramanian Jaishankar, como una de las más conocidas en el ámbito internacional, además de la de su Primer Ministro, Narendra Modi (que de acuerdo a Morning Consult, es el líder más popular del mundo).

El gobierno de Modi ha promovido un papel global del país, equilibrando una amplia variedad de intereses, profundizando su relación con Estados Unidos (que incluye la reactivación del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral/QUAD – Estados Unidos, India, Japón y Australia–), manteniendo su histórica relación con Rusia, estableciendo fuertes relaciones con las naciones árabes del Medio Oriente así como con Israel –sin sacrificar su posición respecto a un Estado para Palestina–; liderando ejercicios navales multinacionales bienales conocidos como Milán y proyectando múltiples facetas de su poder por medio de diversas agrupaciones, que señalan su búsqueda de una reforma del sistema multilateral y lo apuntalan como uno de los líderes del Sur Global (los BRICS, el Foro IBSA, etc.), al tiempo que se asienta en el lugar de protagonista ineludible en la nueva realidad del Indo-Pacífico.

En ese contexto, el país avanza a nuevas elecciones para su Cámara baja (Lokh Sabha, de 543 escaños –2 más, miembros adicionales de la comunidad angloindia, eran designados por el presidente del país hasta 2020). El partido o coalición partidaria que obtenga la mayoría podrá nominar un candidato a primer ministro y formará gobierno. El trayecto a las elecciones se inició el 19 de abril y concluirá el 1 de junio. La extensión del proceso eleccionario obedece a que un poco menos de 970 millones de personas está habilitado para votar, a lo cual se suma el hecho que se celebran en paralelo las elecciones a la asamblea legislativa en Andhra Pradesh, Arunachal Pradesh, Odisha y Sikkim, junto con las elecciones parciales para 25 distritos electorales en 12 asambleas legislativas.

El actual gobierno es el del partido Bharatya Janata (BJP), con Narendra Modi como primer ministro. Modi llegó al poder en 2014 tras una gestión de Atal Behari Vajpayee, quien tuvo un primer mandato muy breve en 1996 y un segundo mandato desde 1998 hasta 2004, que cambiaría completamente la relación de su país con Estados Unidos. En 2019, Modi fue reelecto por un porcentaje mayor que en la primera ocasión. El partido forma parte de la coalición conocida como Alianza Democrática Nacional (NDA) y las encuestas actuales les aparecen favorables en su contrapunto con la coalición que reúne a partidos opositores, la Alianza Nacional India para el Desarrollo Inclusivo (INDIA) (el tradicional Partido del Congreso Nacional Indio, All India Trinamool Congress, partido Aam Aadmi, etc.), que ya ha tenido una defección notoria, tal es la del ministro en jefe del estado de Bihar, Nitish Kumar, del partido Janata Dal Unido, desertado y ahora unido a la coalición liderada por el BJP. De igual manera, dentro del mismo espectro, cabe señalar que tres líderes del partido Aam Aadmi (AAP) han sido detenidos, acusados de corrupción, entre ellos su líder, Arvind Kejriwal, alcalde de Nueva Delhi, la capital de la nación.

La NDA tiene a Narendra Modi como su candidato a primer ministro para un tercer mandato e INDIA lleva en su propuesta la candidatura de Rahul Gandhi, nieto de Nehru e hijo de Sonya Gandhi, que realizó el Bharat Jodo Nyay Yatra/Marcha de la India Unida por la Justicia, recorriendo desde Manipur hasta el océano en Mumbai, atravesando 15 estados, entre enero y marzo de 2024 (Recordemos que quizá el más famoso practicante de yatra en la política india ha sido el mismo Mahatma Gandhi).

En estas elecciones, el BJP utiliza entre sus lemas: “Teesri baar Modi Sarkar, ab ki baar 400 paar”, lo cual podría traducirse como “El gobierno de Modi por tercera vez, superando los 400”, número que alude a los escaños buscados en la elección. En tanto, el Partido del Congreso utiliza el lema: “Haath Badlega Haalat”: La mano marcará el cambio.

“Nuevo bienestarismo”

Como parte de su accionar de gobierno, cabe destacar que el gobierno de Modi se ha involucrado en lo que ha sido denominado “nuevo bienestarismo” e incluye subsidios en el suministro de bienes privados esenciales como electricidad, vivienda, cuentas bancarias y gas para cocinar, además de realizar pagos en efectivo. Asociado a lo mencionado, la creación de un sistema de infraestructura pública digital le permitió eliminar intermediarios y transferir muchos beneficios directamente a los votantes. Este nuevo bienestarismo representa un enfoque muy distintivo de la redistribución y la inclusión, en que no se prioriza el suministro de bienes públicos como la salud básica y la educación primaria, sino que implica el suministro público subsidiado de bienes y servicios esenciales, normalmente proporcionados por el sector privado. Esta perspectiva implica dos cuestiones: por un lado, la convicción de que la proporción de esos  bienes y servicios marcará una diferencia crítica en las vidas de los más vulnerables, al mismo tiempo que considera el cálculo de que existe una gran oportunidad electoral al proporcionar bienes y servicios tangibles, que sean relativamente sencillos de entregar, medir y monitorear, dado que los servicios gubernamentales tradicionales, como la educación primaria, son intangibles, difíciles incluso de definir y medir.

Principales temas de la campaña

Desempleo

De acuerdo a la información suministrada por la Oficina Nacional de Muestra y a los Indicadores Clave de Empleo y Desempleo para enero-diciembre 2023 (Government of India, Ministry of Statistics and Programme Implementation, National Sample Survey Office, 2023), la tasa de desempleo para personas de 15 años o más en áreas urbanas pasó de 8,2% en 2022 a 6,8% durante enero-marzo de 2023.

Hacia fines de 2023, la tasa de desempleo general se situaba en el 8,7 por %, sin embargo, según lo señalado por el Centro de Monitoreo de la Economía India, esa tasa de desempleo disminuyó fuertemente hacia enero de 2024 para situarse en 6,8 %, tras experimentar una disminución del 1,9 % en un mes. Aun así, el desempleo entre los jóvenes de entre 20 y 30 años registró un aumento en el trimestre de octubre a diciembre de 2023 y pasó a 44,49 % entre los jóvenes de entre 20 y 24 años y a 14,33 % entre los jóvenes de entre 25 y 29 años (Somayya K, 2024). Sumado a esto, un estudio de marzo de 2024 señalaba que las condiciones laborales, los salarios y la seguridad laboral estaban empeorando.

Como dimensión paralela en este panorama, también a considerar, se encuentra el aumento en los desembolsos de préstamos Mudra. Estos créditos forman parte del esquema oficial Pradhan Mantri MUDRA Yojana, creado por el gobierno indio para otorgar préstamos de hasta 1.000.000 de rupias para las pequeñas y microempresas no corporativas y no agrícolas. Y se observa un aumento del registro de empresas emergentes y un mayor número de declaraciones de impuestos, en la medida en que la cantidad de personas cuentapropistas aumentó a 57,3 % en el mismo período (Forbes India, 2024).

Esto convierte a esta temática en una de las centrales de las elecciones y en tal sentido, mientras hay encuestas que señalan que el electorado joven (3/4 de los desempleados) votaría por el BJP a pesar de estos indicadores, el Partido del Congreso insiste en enfatizar esta situación y en hablar de una “revolución de trabajos” que espera realizar si vuelve al poder, proponiendo diversas alternativas para solucionarla, tales como  ‘Bharti Bharosa’: 3.000.000 de puestos de trabajo gubernamentales por cubrir, o  ‘Pehli Naukri Pakki’: relacionada al primer trabajo de cada titular de un título/diploma, que se confirma con un honorario de 100.000 de rupias al año.

La protesta de los agricultores

Por otro lado, se mantiene en pie el tema de la protesta de los agricultores, que viene desarrollándose hace tiempo, con picos de agitación en 2020, y no ceja en sus reclamos y empeño. Según datos gubernamentales, alrededor de 250 millones de personas trabajan en el ámbito de la agricultura en el país, lo que significa alrededor de 45% de su fuerza laboral.

El tema tiene sus antecedentes. La gestión de Modi aplicó reformas que implicaron la sanción de leyes específicas para desregular un sistema de mercados mayoristas administrados por el gobierno, lo cual permitía a los agricultores vender directamente a los procesadores de alimentos. Fue lo que disparó protestas inspiradas en la tradición sikh, muy publicitadas y de varios sectores de la sociedad que apoyaron el reclamo atravesando divisiones habituales de la sociedad india, como casta, clase social, género, etc., llegando incluso a la diáspora. En diciembre de 2021 las leyes se derogaron, pero la protesta de los agricultores sigue con demandas como la de fijar precios mínimos de apoyo garantizados para todos los productos agrícolas, con un MSP (Precio Mínimo de Apoyo) fijado en un 50% más alto que sus costos de producción, y la condonación total de los préstamos para todos los agricultores, un asunto ligado especialmente a los episodios de suicidios de agricultores, que sucede desde la década de 1970 hasta la actualidad.

Para comprender esta protesta actual, es preciso observar la transformación de la agricultura en la India poscolonial. Tras la independencia de 1947, India era un país empobrecido que experimentaba una grave escasez de alimentos, debiendo incluso importar cereales. Para prevenir la hambruna y cualquier levantamiento en torno a este tema, el gobierno decidió aumentar rápidamente la producción de alimentos, para lo cual se asoció con el Departamento de Estado de Estados Unidos, junto con las Fundaciones Ford y Rockefeller en la década de 1960. Con el gobierno y las fundaciones de Estados Unidos, India desarrolló un conjunto de tecnologías y estrategias que se conoció como la Revolución Verde y se eligió al estado de Punjab para implementar este programa, por la fertilidad de su suelo y su abundante agua subterránea. Para lograr que los agricultores adoptaran tecnologías intensivas en capital, el gobierno introdujo dos mecanismos: 1) los citados MSP y 2) los mercados de contratación pública o mandis, lo cual redundó en un aumento espectacular de la producción de cultivos hasta que la India se tornó autosuficiente en materia de alimentos (sin contar las dimensiones no benéficas de este desarrollo).

El gobierno actual, por su parte, no ha mostrado hasta el momento ningún signo positivo hacia estas protestas, mientras una encuesta de Lokniti-CSDS de inicios de abril apunta que el 59% de los encuestados consideraba que las demandas de los agricultores eran «genuinas» y los agricultores del estado de Punjab continúan elevando el perfil de sus protestas en medio de las elecciones.

Cabe recordar, además, que mientras India constituye una de las economías más grandes del mundo, tiene más de 200 millones de personas que enfrentan el hambre. Mientras es un país que se ubica entre los principales productores de alimentos del mundo, enfrenta el hecho de que en torno a 16 % de su población está desnutrida, en una crisis de desnutrición crónica que contrasta todavía más cuando el promedio mundial es del 8%.

La controversia en torno a las relaciones hindú-musulmanas

India posee la tercera población islámica más grande del mundo (172,2 millones, de acuerdo al censo de 2011) y la misma ha tenido una constante subrepresentación en el Parlamento del país, aumentada con el ascenso del BJP al poder.

Las relaciones hindú-islámicas juegan un rol en estas elecciones generales y diversas acciones de gobierno dan cuenta de ello. La inauguración del Templo al dios Ram (en la tierra que se cree es su lugar de nacimiento e implicó la destrucción de la mezquita de Ayodhya, que muchos creen fue construida sobre los restos de un templo a este dios), con la presencia central del primer ministro Modi, antes de que se completara su construcción, buscó seguramente consolidar su base de votantes hindúes. En la misma línea parecen ir los señalamientos de Modi acerca de la supuesta “inclinación” del Partido del Congreso por beneficiar especialmente a la minoría islámica del país. Por ejemplo, Modi aludió al intento del partido de los Nehrú-Gandhi de implementar un “proyecto piloto” de 5% de cuota para los islámicos en el estado de Andhra Pradesh y apuntó que dicho proyecto buscaba ser extendido a todo el país. Otro ejemplo es la eliminación, por parte del BJP, de la reserva del 4% otorgada a los musulmanes en Karnataka.

De manera similar, las diferencias entre la mayoría hindú de la India con los islámicos, la minoría religiosa más grande del país, pueden verse en el Informe del Comité Sachar de 2006, publicado por el Ministerio de Asuntos de las Minorías de la India, que resalta las diferencias educativas y económicas entre ambos colectivos. De igual manera se evidencia en la decisión del gobierno de comenzar a hacer cumplir la Ley de Enmienda de Ciudadanía (CAA) de 2019, que permite a las minorías religiosas no islámicas de Afganistán, Bangladesh y Pakistán solicitar la ciudadanía india (excluyendo deliberadamente a las minorías islámicas que también enfrentan persecución, como la comunidad hazara en Afganistán o los chiítas en Pakistán), y dando lugar a la crítica que señala que establece criterios religiosos para la ciudadanía. Además, los críticos afirman que la CAA, cuando se combine con el Registro Nacional de Ciudadanos (NRC) de la India, resultará en la expulsión de muchos islámicos. El registro permite al gobierno identificar y expulsar a los residentes indios indocumentados, en un contexto en el que muchos residentes pobres que han vivido en India durante generaciones tienen poca o ninguna documentación, problema particularmente grave para las mujeres. De manera tal que los islámicos indios indocumentados podrían ser declarados apátridas por el registro y luego bloqueados de la ciudadanía por la CAA.

Por lo demás, en los análisis de elecciones populares, los islámicos suelen ser tratados como un bloque electoral homogéneo, aunque diversos estudios señalan que ello no responde a la realidad. A nivel nacional, los islámicos en la India han votado tradicionalmente por el Partido del Congreso, mientras algunos partidos de orientación islámica tienen apoyo significativo fundamentalmente a escala local. Antes de 2019, el comportamiento electoral islámico estaba muy fragmentado y no aparecían señales claras de coordinación a nivel de distrito electoral en torno a un solo partido político, aunque el comportamiento electoral parece haberse vuelto más complejo desde 2019, cuando la elección general evidenció esa fragmentación. Al comparar las elecciones posteriores, de asambleas estatales, el voto islámico aparece más concentrado. En línea con eso, una investigación de Feyaad Allie, centrada en las elecciones a la asamblea estatal, sostiene que el comportamiento electoral islámico está influenciado por la presencia o ausencia de un representante coétnico y destaca la importancia de la identidad de subcasta y otras subidentidades, como sunitas y chiítas, y la identidad por sectas en el marco electoral.

La casta (institución social que usualmente se identifica solamente con los hindúes), sigue siendo una subidentidad relevante en la comunidad islámica y en tal sentido se reconocen 3 categorías: Ashraf (autoproclamados descendientes de inmigrantes islámicos que llegaron al subcontinente indio desde Oriente Medio y Asia Central, que incluye Sayyids, Shaikhs, Mughals y Pathans, con diversas jerarquías), Ajlaf y Arzal (principalmente hindúes que se convirtieron al Islam y corresponden a las subcastas de clase atrasada –OBC- y dalit, respectivamente).

Desde la década de 1990, los activistas entre los islámicos no Ashraf buscan movilizarse contra el dominio de Ashraf en la política y han comenzado a referirse a sí mismos colectivamente como Pasmanda (término persa que significa “aquellos que quedaron atrás”), un ámbito social donde se observa la movilización islámica basada en castas. Cabe también agregar que el BJP ya ha tomado en cuenta a los Pasmanda desde 2013, por lo menos y los ha incluido en algunas estrategias en el ámbito de las elecciones.

Si bien la identidad islámica es especialmente observada en estas elecciones, existen otros conflictos en la India, ligados a identidades, como por ejemplo, la violencia en el estado de Manipur, que proyecta la identidad tribal Kuki con la mayoría étnica Meitei.

Finalmente, en esta complejidad que es la India, la experiencia del país se enmarca en una apuesta al éxito electoral aprovechando políticas identitarias (y aquí entra a jugar el tema del hindutva, del que tanto se ha hablado), políticas neoliberales y una visión específica de la economía redistributiva relacionada al “nuevo bienestarismo” ya mencionado.

Con ese marco dado, un posible tercer mandato de Modi trae diversas preguntas relacionadas a la trayectoria de la democracia india y al cambio en las relaciones sociales, que se está produciendo: ¿el “nuevo bienestarismo” compromete el logro de otros objetivos inmateriales, también relevantes para la sociedad?; ¿logrará el BJP insertar un eje de género a través de las dinámicas de casta y otros, por ejemplo?; ¿cómo evolucionará el voto islámico en general y en subgrupos particulares, como el de las mujeres (recordemos que a propuesta del gobierno de Modi, en 2019, se prohibieron el triple talaq o divorcio instantáneo y el talaq-e-mughallazah  divorcio irrevocable); al considerar que la condición de estado secular en la India alude no a la separación del Estado de la religión, sino a la equidistancia del mismo de todas las religiones, ¿cuál es la extensión del alcance de la situación actual de las minorías en torno a la existencia misma de la democracia en el país?; ¿cómo evolucionará el voto joven? ¿y en tal caso permitirá eso abonar a otra construcción sobre ese voto, más allá del desempleo?; ¿cómo evolucionarán las dinámicas en el ámbito de la agricultura (que ocupa a gran parte de la población que trabaja y cuya dinámica primera de protesta abonó a prácticas asociadas al sikhismo)?; ¿cómo va a evolucionar el lugar de la mujer en cuanto a su participación política? (recordemos que en la India, como en muchas democracias del mundo, durante décadas el voto de los hombres tenía más probabilidades de ser emitido por sobre el de las mujeres y que en las elecciones generales de 2019 esa brecha histórica se rompió, registrándose más mujeres votantes que hombres, con predicciones de que esa tendencia continúe en las elecciones de 2024); por último, ¿cómo evolucionará la vigilancia y el punitivismo en la sociedad civil india (por ejemplo, ha sido muy publicitada la existencia de grupos de vigilancia contra el consumo de carne vacuna y aquellos que se dedican al comercio de ganado)?, ¿cómo se extenderá la tarea de los medios locales (que han motivado una crítica al BJP sobre su avance sobre los medios de comunicación, lo que combinado con la expansión global de la desinformación en las redes sociales, amenaza seriamente la posibilidad de acceso a información fidedigna)?

[1] Versión original publicada en https://tektonikos.website/india-elecciones-generales-y-nuevas-preguntas-sobre-su-democracia/ [9 de mayo de 2024]

[2] Coordinadora de la Cátedra India (IRI-UNLP)