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La política exterior de Javier Milei frente a Estados Unidos: un escenario de múltiples acoplamientos

Departamento de América del Norte

Artículos

La política exterior de Javier Milei frente a Estados Unidos: un escenario de múltiples acoplamientos

Anabella Busso[1]

La llegada al poder de Javier Milei el 10 de diciembre de 2023 trajo consigo un número importante de cambios sobre el conjunto de las políticas públicas y, consecuentemente, también en la política exterior, incluidos los vínculos bilaterales con Estados Unidos. El análisis de dichos cambios no puede refugiarse sólo en los abordajes conceptuales tradicionales, en tanto estos son necesarios pero no suficientes para explicar la magnitud de este proceso.

En estas notas abordaremos algunos de los conceptos a los que la academia ha recurrido en los últimos meses con el objetivo de explicitar cuáles son las fuentes del acoplamiento con Washington al que estamos asistiendo, posteriormente caracterizamos las múltiples estrategias de acoplamiento que, desde nuestra perspectiva, implementa el gobierno argentino y, finalmente, avanzaremos en un análisis breve sobre los desafíos de dichas estrategias de acoplamiento frente al escenario de campaña electoral en Estados Unidos.

Acerca de los conceptos y preferencias en política exterior

Desde el retorno a la democracia argentina una de las notas características de la política exterior de los gobiernos con improntas ideológicas que destacan el conservadurismo político y el neoliberalismo económico ha sido su propuesta de acoplamiento/alineamiento con Estados Unidos o, dicho de otra manera, la aplicación de una lógica de aquiescencia[2] (Russell y Tokatlián, 2013). Un repaso de la acción externa de los gobiernos de Carlos Menem, Fernando De La Rúa y Mauricio Macri constituye una base empírica que sustenta sólidamente esta afirmación.

Sin embargo, los conceptos de acoplamiento/alineamiento que conocemos no reflejan la totalidad de lo que acontece actualmente. En este marco, Juan Tokatlián (2024) describe la postura de La Libertad Avanza (LLA) como un caso de “hiper-occidentalismo”. Esto implica que la política exterior de Javier Milei se basa en una súper-ideologización canalizada en una postura ciento por ciento pro-occidental. Esta perspectiva articula una modalidad simultánea y combinada de acoplamiento[3], acomodamiento[4] y engagement [5] para potenciar una lógica de aquiescencia con Washington de manera radicalizada, activa y asertiva (Tokatlián, 2024).

Este hiper-occidentalismo se canalizó en la “nueva doctrina de política exterior” anunciada por Milei ante la visita de la generala Laura Richardson, titular del Comando Sur, a la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. En esa ocasión Javier Milei dijo: “Las alianzas tienen que estar ancladas en una visión común del mundo y no deben someterse a los que atentan contra los valores de Occidente. Esto se funda en la defensa de la vida, la libertad y la propiedad privadas de las personas (…) Nuestra alianza con los Estados Unidos, demostrada a lo largo de estos primeros meses de gestión, es una declaración para el mundo” (citado por Tokatlián, 2024).

Una mirada sobre los hechos y los discursos del gobierno argentino en sus primeros nueve meses de gobierno confirma una disposición a superar el mismo concepto de aquiescencia (nota 2) en tanto entre sus principales fines no se plantea lograr el apoyo de Estados Unidos para obtener dividendos materiales o simbólicos en contrapartida por la deferencia, sino una disposición a la concesión sin una contrapartida. Por otra parte, el acomodamiento (nota 4) se caracteriza por un acompañamiento selectivo y puntual a Estados Unidos y esto tampoco ocurre en tanto el acompañamiento es total y, como veremos más adelante, incluye distintas modalidades de acoplamiento (nota 3). Este último concepto es el que prevalece, pero con un carácter exacerbado.

Desde nuestra perspectiva esta nueva política exterior anunciada por Milei en Ushuaia, tal como se explicitó más arriba, incluye el hiper-occidentalismo, pero se articula también con otros conceptos y preferencias que la alimentan: la adhesión presidencial a los principios de la “derecha alternativa” (ALT- right); su misticismo y su postura anarco-capitalista.

En este marco, los militantes de la LLA, y Javier Milei en particular, se inscriben dentro de las corrientes de derechas extremas que plantean una lucha civilizacional contra la herencia cultural marxista que ataca los valores occidentales, de ahí la centralidad de la batalla cultural. Esta corriente, nacida y fortalecida en Estados Unidos, forma parte del apoyo a Donald Trump.

En términos organizacionales la ALT-right es un movimiento de extrema derecha, heterogéneo y reciente. No tiene una organización clara ni una estructura oficial, pero reúne ideologías como el nacionalismo, el tradicionalismo cristiano y el populismo, así como posturas racistas y homófobas. Si bien estas también son características de la extrema derecha tradicional, la ALT-right cuenta con otros elementos diferenciadores. Su surgimiento se produjo en Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama. Richard B. Spencer, defensor del supremacismo blanco y presidente del think tank Instituto de Política Nacional, acuñó el término lanzando la publicación digital Alternative Right. Esta página daba cabida a llamamientos en defensa de la “cultura occidental” y su “identidad”, y se desmarcaba de la dependencia del establishment y la corrección política de la derecha tradicional.

Otra de sus características fundamentales es su notoria presencia en Internet. La mayoría de los partidarios del movimiento son jóvenes y el movimiento se ha nutrido desde el principio del entorno digital y las redes sociales, donde sus miembros comparten teorías, memes, convocan protestas e incluso acosan a oponentes políticos. Sin embargo, según Spencer, lo que empezó como una corriente de ciberactivistas se ha convertido en una opción política más. El éxito comunicativo de la ALT-right se explica por su estrategia de señalar enemigos y embarrar el debate político con un lenguaje ofensivo y provocador que culpabiliza de los problemas al otro: el inmigrante, el que es o piensa diferente, etcétera. Esto, unido a un uso desenfadado de sus comunicaciones, les da notoriedad, pues una declaración es más llamativa al sobrepasar los límites de la corrección política y el respeto (EOM, 16 de marzo 2021).

Según Sergio Pérez-Diánez, la ALT-Right tiene dos facciones. Una más intelectual, liderada por Spencer, que está centrada en el tema de la raza. Y otra facción, liderada por Steve Bannon, el exconsejero político del presidente Donald Trump, que está más centrada en la preservación de la cultura. Esta segunda facción es la que ha hecho más por acercar el discurso de la ALT-Right al pensamiento del gran público (Casas, 2021).

La adhesión a las propuestas de la ALT-right del mileismo es significativa, pero no total. Se apropia de la supuesta lucha contra el establishment que, en el caso argentino, se identifica como “la casta”; en las posturas homófobas canalizadas en posiciones contrarias a las políticas de género y a todos aquellos programas nacionales e internacionales que las incluyan (por ejemplo la Agenda 2030); en el negacionismo frente al cambio climático y a la agenda internacional que pretende mitigar esta amenaza; en la actitud de poner la culpa siempre en el otro (países, opositores políticos, miembros del Congreso nacional, periodistas) y prioritariamente en la batalla cultural en defensa de la civilización occidental y el tradicionalismo cristiano frente a la herencia cultural marxista, especialmente la neogramsciana. Por ello la Cancillería modificó la Secretaría de Culto por una de «Culto y Civilización” (Boletín Oficial 28 de agosto de 2024) y la agenda internacional del presidente está llena de identificaciones de amenazas comunistas que incluyen a los Jefes de Estado de otras naciones (Lula, Boris, Petro, AMLO, Arce, Sánchez, Putin, Xi Jinping, entre otros); a los defensores de la políticas ambientales y de género; a quienes reivindican el rol del Estado y destacan como valor la justicia social; a los defensores de la sindicalización, etc. Sin embargo, el presidente Milei en las cuestiones económicas vinculadas al modelo de desarrollo se aleja de la ALTright en tanto rechaza el nacionalismo, el proteccionismo y el desarrollo tecnológico de base nacional optando por posturas globalistas y neoliberales. La ausencia del componente nacionalista también afecta criterios centrales para la defensa de la soberanía argentina.

En el ámbito de los instrumentos políticos la identificación con la ALTright vuelve a ser muy significativa: el uso de redes sociales, fake news y un lenguaje políticamente incorrecto y agresivo están a la orden del día.

De manera complementaria, el misticismo presidencial, donde Milei se presenta como Moisés y se auto-asigna una misión salvadora de la Argentina y Occidente, inhabilita la discusión con quienes tienen visiones diferentes y plantean la necesidad de ver el mundo de otra manera y organizar los vínculos de Argentina frente a un escenario internacional que ha cambiado independientemente de las preferencias presidenciales. En este marco se inscriben las mutaciones del orden internacional en cuanto al deterioro relativo del poder de Occidente (léase Estados Unidos) y el crecimiento de los otros, según los términos de Fareed Zakaria (2008). China, los BRICS, el sur global, entre otros actores, no son tenidos en cuenta en el marco de esta perspectiva constriñendo los espacios de inserción internacional de nuestro país.

Finalmente, la postura anarco-capitalista y la fuerte convicción de destruir el Estado (“soy el topo que viene a destruir el Estado desde adentro”, “el Estado es una organización criminal, es el enemigo”, declaró el presidente) descalifica la posibilidad de pensar la Política Exterior como una política pública. La idea de Celso Lafer (2002) que describe a la política exterior como política pública cuando esta busca posibilidades externas para atender necesidades, problemas e intereses internos no es factible sin un Estado que la diseñe y ejecute a partir de evaluaciones, lo más objetivas posible, tanto del contexto externo como interno que son los espacios proveedores de las demandas a ser atendidas a través de la acción pública.

La pregunta que corresponde aquí es quién debería cumplir para LLA varias de las funciones que venía desarrollando el Estado y encarar el proceso de cambio propuesto. La respuesta de Milei es: los empresarios, a quienes describe como héroes. Esta postura permeó los discursos del presidente en Davos en enero de 2024 y en el Foro empresarial del Llao Llao en abril de 2024. Además, desde una perspectiva internacional esta postura explica la admiración de Milei por Elon Musk, quien ocupa un lugar central en la agenda de visitas externas del presidente.

Sobre esta temática un aporte conceptual relevante lo brinda Ian Bremmer (2021) en su artículo “The technopolar moment: how digital powers will reshape the global order”. Aquí, el autor destaca que en la actualidad las grandes corporaciones tecnológicas amenazan con cumplir muchas de las funciones que durante los últimos 400 años desempeñaron los Estados y que podrían reconfigurar el orden internacional. Destaca que las orientaciones de las empresas de tecnología no son menos diversas que las de los estados con los que compiten. Dentro de una misma empresa a menudo coexisten las tres corrientes que surgen de la clasificación del autor: globalismo, nacionalismo y tecno-utopismo. La perspectiva que predomine tendrá importantes consecuencias para la política y la sociedad globales. Bremmer destaca que los globalistas abarcan a aquellas empresas tecnológicas que desean la continuidad de la globalización neoliberal y la desregulación; los campeones nacionales incluyen a las corporaciones que están dispuestas a articular sus negocios con las necesidades tecnológicas de los estados donde residen sus casas matrices y, finalmente, están los tecno-utópicos quemiran hacia un futuro en el que el paradigma del Estado-nación que ha dominado la geopolítica desde el siglo XVII ha sido reemplazado por algo completamente diferente. Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y SpaceX, es el ejemplo más reconocible y piensa en un mundo administrado por empresas. Musk pretende crear un futuro en el que las empresas tecnológicas ayuden a las sociedades a evolucionar más allá del concepto de Estados-nación. Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook, tiene tendencias similares (Bremmer, 2021).

Además del rol de Musk, en la agenda externa del presidente la idea de reemplazar el Estado y los intereses nacionales por las preferencias e intereses empresariales también se refleja en el campo doméstico. En la actualidad existe una élite empresarial que cumple funciones de élite política colocando un número importante de funcionarios en el Ejecutivo e influenciando a diputados, senadores y gobernadores para que aprueben leyes que ellos mismos elaboraron. Esta élite empresarial rechaza posturas nacionalistas, fomenta la desregulación y se opone a un modelo de desarrollo que articule industrialización, servicios e innovación tecnológica, excluyendo las demandas de las empresas pequeñas y medianas. Privilegian una reforma laboral que disminuya los derechos laborales de forma definitiva, quieren garantizar sólo los negocios en los que ellas tienen inversiones y consolidar un modelo que inhiba el retorno al poder de cualquier proyecto ligado a la tradición autonomista-industrialista[6].

Es importante destacar que esta élite económica también fija agenda internacional. A efectos de ejemplificar

Paolo Rocca y Marcos Galperín apuestan un pleno a la occidentalización de la economía vía discurso y acciones geopolíticas directas, con un triunfo de Trump, un bloque “anti China” y una economía que pone en el altar de los ejemplos al dueño de Tesla y X, Elon Musk (…) Hace unos días, Rocca habló ante 700 empresarios en San Pablo, en un congreso del acero de ACO Brasil. Allí, pidió armar un polo anti China y alianza con Estados Unidos y Japón, con el fin de proteger su negocio del rival oriental que le hace sombra (…) hay una oportunidad extraordinaria para nuestros países que tienen las condiciones para aumentar su nivel de integración con grandes bloques económicos con los que hay afinidad política y valores compartidos –el TMEC, Europa, Australia o Japón– y con quienes podemos competir en igualdad de condiciones (Renou, 25 de agosto de 2024).

Un último punto de los aportes conceptuales provenientes de la academia se enmarca en el campo de la comunicación política. Mario Riorda (2024) ha recurrido a la idea de “brutalismo comunicativo” para explicar los instrumentos comunicacionales del gobierno de Milei. Según el autor

El brutalismo comunicativo de Milei tiene una idea redentora de reconstrucción (nacional) pero instalada en el marco de un lenguaje ultra radical de pretensión internacional. Es difícil discernir entre el fondo y la forma comunicativa. El brutalismo necesitó de un tiempo histórico para imponer un estilo polémico y agresivo. Milei aprovecha una época de protestas perpetuas y un contexto propiciado por un entramado digital ilimitado sin pretensión de verdad. Hacerse ver, nunca pasar desapercibido, ni antes ni ahora. Atípico, singular. De él siempre se espera más y más, de quienes lo aman y de quienes lo desprecian (Riorda, 2024).

Este tipo de comunicación tiene cinco principios: 1- la electoralización total de su comunicación gubernamental; 2- el desprecio estatal total; 3- la incivilidad y descortesía; 4- el shock en todo; -5 y el híper personalismo desmedido (Riorda, 2024).

Este tipo de lenguaje ha impactado en el escenario local, pero también en el campo de la política exterior. La manera en que el presidente se expresa muestra una gran coincidencia con las formas de Donald Trump y las prácticas de la ALTright y ha generado numerosos desacuerdos con los líderes de otros países a quienes no sólo ha calificado de comunistas, sino también de corruptos, guerrilleros asesinos, burros, etc. Esta situación ha deteriorado el rol de prudencia discursiva que caracteriza a la diplomacia de carrera.

Breves referencias al acoplamiento con Estados Unidos

Como señalamos más arriba la decisión del gobierno es tener una política exterior caracterizada por un hiper-occidentalismo, una alianza con otros gobiernos inscriptos en el marco de las derechas extremas, un desarme del Estado y una propuesta económica neoliberal.

Desde nuestra perspectiva este hiper-occidentalismo se manifiesta a través de tres modalidades de acoplamiento con Washington que se aplican simultáneamente. Uno de ellos tiene un carácter totalmente ideológico y se manifiesta en la clara preferencia de Milei por la figura de Donald Trump. Ambos participan del espacio de una transnacional conservadora que tiene un plan para consolidarse en Occidente y se encuentran en las reuniones de la Conferencia Política de Acción Conservadora (Conservative Political Action Conference), conocida también por su acrónimo CPAC. Esta es una cumbre política organizada por la Unión Conservadora Estadounidense, una asociación de los Estados Unidos con la colaboración de más de 100 organizaciones. La asociación Nacional del Rifle, Human Events y Young America’s Foundation son algunos de los patrocinadores más destacados del evento. En la reunión de 2024 Javier Milei se encontró con Trump, a quien no conocía personalmente y le manifestó su admiración. Otros encuentros de este tipo también se han organizado en otras geografías, tal el caso de Europa Viva 2024 planificado por VOX en España.

Otro camino de acoplamiento es el que se da con los tecno-utópicos. Como ya adelantamos el presidente Milei y varios empresarios argentinos sienten una profunda admiración por Elon Musk y su idea de que las corporaciones reemplacen en el mediano plazo muchas funciones del Estado. Estos dos tipos de acoplamiento explican por qué desde que el presidente Milei asumió ha viajado cinco veces a Estados Unidos. En esos viajes siempre buscó consolidar los vínculos con actores de las derechas extremas y con representantes de los empresarios tecno-utópicos.

Un repaso de sus viajes a Estados Unidos confirman estos dos modelos de acoplamiento. Milei visitó Washington D.C., del 23 al 26 de febrero de 2024, en esa ocasión el motivo principal de la visita fue la participación en la CPAC, donde disertó y se reunió con el ex presidente estadounidense Donald Trump siendo, como ya adelantamos, esta la primera vez que lo veía personalmente. Dicho encuentro fue breve, pero muy buscado por la delegación argentina.

El segundo viaje se concretó entre el 10 y el 14 de abril de 2024 cuando Milei visitó Miami y el estado de Texas. ​​En la primera ciudad, recibió la distinción, junto a su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, de “embajadores internacionales de la luz” por parte de la organización Abad Lubavitch, una institución judía jasídica que en la actualidad adhiere a las enseñanzas del rabino Menachem Mendel Schneerson. Aquí aparece otro elemento central de la política exterior: la selección de Israel como otro Estado que complementa la estrategia de alineamiento con Occidente. En este caso se superponen los aspectos místicos del presidente, que ha manifestado su cercanía con la religión judía, y la alianza geopolítica con el gobierno de Benjamín Netanyahu como otro representante de las derechas extremas, postura compartida también por Donald Trump. En la ciudad capital de Texas el Presidente, su hermana, el embajador en Estados Unidos Gerardo Werthein, el rabino Simón Wahnish y el empresario Pato Fuks visitaron la planta de Tesla donde fueron recibidos por Elon Musk.

Entre el 4 y el 7 de mayo de 2024 Milei fue nuevamente a los Estados Unidos para visitar la ciudad de Los Ángeles y concretar su segundo encuentro con Elon Musk y participar en una conferencia del Instituto Milken que nucleó a empresarios, banqueros, CEOs y fondos de inversión. En su discurso el presidente reafirmó sus ideas económicas y la supuesta tarea providencial de salvación de la Argentina que se auto asigna:

Pero hoy no vengo aquí, a la Meca del Capitalismo, a hacer una crítica del socialismo, sino que vengo a hacer una defensa del capitalismo frente a ustedes, que son los verdaderos héroes de la historia del progreso de Occidente (…)

Miro a la Argentina con todos los cambios que estamos emprendiendo y veo que estamos a contramano del mundo. Mientras Occidente gira hacia el control y hacia la imposición, la Argentina gira hacia la confianza de sus ciudadanos en el ejercicio de su libertad. Mientras Occidente gira hacia el chamanismo económico y hacia formatos insostenibles de heterodoxia que ponen en peligro el futuro de todos, la Argentina vuelve al sendero de la razón, a las ideas del sentido común (…) (La Nación, 6 de mayo de 2024).

Como muestran estos párrafos cuando el presidente se refiere a los empresarios (primer párrafo) los describe como héroes, mientras que cuando se narra las acciones de los gobiernos occidentales y la tarea del Estado en el plano económico (segundo párrafo) los representa como adictos al control, la imposición y la heterodoxia económica, salvo el caso argentino bajo su administración. Llama la atención que el presidente no se cuestione, al menos como fuente para un diagnóstico internacional adecuado, por qué los otros estados occidentales -incluido los Estados Unidos bajo la administración Biden- no proceden en la dirección que él propone.

Del 27 de mayo al 2 de junio de 2024, el presidente realizó un viaje a San Francisco donde disertó en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford. Allí se reunió con su directora Condolezza Rice (ex Consejera de Seguridad Nacional y Secretaria de Estado de la administración de George W. Bush), y mantuvo reuniones con el CEO de Google, Sundar Pichai; con el director ejecutivo de Apple, Timothy Cook y con otros 30 empresarios e inversores ligados a la inteligencia artificial. También mantuvo un encuentro con el CEO de Meta, el empresario Mark Zuckerberg. Como demuestra esta agenda el lugar de los tecno-utópicos es central. Posteriormente, visitó El Salvador en ocasión de la asunción de Bukele a quien también considera un actor de referencia del espacio de las derechas extremas, especialmente en lo que refiere al modelo de seguridad pública.

Entre el 11 y el 14 de julio de 2024 Milei viajó a Hailey, Idaho, Estados Unidos. El presidente argentino asistió a la Conferencia anual de Sun Valley para disertar frente a empresarios relacionados al mundo tecnológico. No existe información oficial sobre esta visita ya que el gobierno nacional invocó las reglas de confidencialidad exigidas por los organizadores y el argumento de que si estas no son respetadas no existirán nuevas invitaciones. De cualquier manera la información disponible en Estados Unidos señala que este año entre los asistentes figuran el CEO de Google Sundar Pichai; el de Meta, Mark Zuckerberg; el de OpenAI, Sam Altman y el de de Apple, Tim Cook, con quienes Milei se había visto en mayo pasado, en su viaje a Silicon Valley (Devanna, 2024). Aquí tenemos nuevamente a los tecno-utópicos en el centro de la escena.

Como se puede observar en ninguno de estos viajes aparecen visitas oficiales con la administración Biden. Esto se debe a que no existen coincidencias ideológicas con los demócratas y tampoco en referencia al tipo de política económica que el presidente estadounidense ha aplicado al interior de los Estados Unidos donde se destacan las propuestas de reindustrialización, la transición energética y lucha contra el cambio climático, la apuesta estatal a los desarrollos tecnológicos centrales para el desarrollo nacional (como el caso de los chips), el reconocimiento de la sindicalización, entre otras cuestiones.

Sin embargo, a pesar de esta distancia, el hiper-occidentalismo permite que en este espacio se genere un tercer tipo de acoplamiento canalizado, principalmente –aunque no únicamente– a través de la dimensión estratégico militar que encarnan los acuerdos con el Pentágono, el Comando Sur y la Central de Inteligencia Americana (CIA) por parte de Estados Unidos y los Ministerio de Defensa y Seguridad del lado argentino. Este espacio de acoplamiento confirma, como lo dijimos anteriormente, la disposición a superar el concepto tradicional de aquiescencia en tanto entre sus principales fines no se busca lograr el apoyo de Estados Unidos para obtener réditos materiales o simbólicos en contrapartida por la cortesía argentina, sino una disposición a la concesión sin una contrapartida. Por ello la administración Biden que está muy interesada, al igual que los republicanos, en que China no avance en nuestra región en temas vinculados a tecnología, recursos naturales, equipamiento militar, ejercicios militares conjuntos, entre otras cuestiones, exige acoplamiento y no encuentra resistencias ni tampoco la exigencia de una negociación compensatoria por parte de Argentina. El artículo de Damián Cogo y Gregorio Colere “Las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos en materia de Seguridad y Defensa durante el inicio del gobierno de Javier Milei”,que forma parte de los aportes del Departamento de América del Norte de este año ilustra sobre la intensidad de la agenda bilateral en cuestiones estratégico militares.

Finalmente, dentro de este último tipo de acoplamiento la dimensión política, menos intensa que la estratégico militar, la gestiona la Canciller Diana Mondino quien se reunió con el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en Washington, para firmar un memorándum destinado a “Establecimiento de un Diálogo estratégico entre Argentina y EEUU”. En esa ocasión aparece otro fenómeno discurso de la gestión Milei que se suma al brutalismo comunicacional que mencionamos más arriba: las declaraciones desacertadas de la funcionaria que se alejan de la prudencia discursiva que caracteriza a la diplomacia. Ante la afirmación –también arriesgada– de Antony Blinken: «Nos tenemos tanta confianza que firmamos el acuerdo sin haberlo leído” Mondino respondió: “Este es un acuerdo prenupcial” (Ámbito Financiero, 17 de mayo 2024).

A modo de cierre: acoplamiento y elecciones en Estados Unidos

Las apuestas a todo o nada en el orden internacional suelen ser riesgosas, porque anulan la prudencia que todo país debe practicar y también las posibilidades de negociación. El gobierno del presidente Milei aplica una estrategia que denominamos de triple acoplamiento con Washington, pero lo hace en un contexto de hiper-occidentalismo según la conceptualización de Tokatlián que extiende ese acoplamiento a otros dos países: Israel y el Reino Unido. Es verdad que no hemos abordado esos casos en este texto, que está destinado al análisis del vínculo con los Estados Unidos, pero resulta útil para una breve reflexión final. Detrás de esta decisión existe un fuerte componente ideológico que ordenó la política exterior, sin tomar en cuenta otras variables.

En el caso particular de los Estados Unidos el triple acoplamiento abraza la idea de un triunfo seguro de Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre. Dicho triunfo en los supuestos del gobierno le daría fortaleza política a nivel internacional, algo que es posible si tomamos en cuenta las recientes declaraciones de Trump y Musk que, aunque superficiales, existieron. Esa especulación también incluye el supuesto de que Donald Trump volvería a presionar al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que otorgue nuevo financiamiento a la República Argentina.

Sin embargo, ese análisis tiene hoy menos sustento que hace un mes. La renuncia a la postulación presidencial de Biden y la nominación de Kamala Harris ha modificado el panorama político y abre la posibilidad de una elección mucho más reñida e, inclusive, un triunfo demócrata. Esto no significa que los demócratas vayan a rechazar el acoplamiento estratégico militar, pero tampoco es seguro que vayan a apostar por un gobierno que juega en una alianza internacional que se opone a ellos. Por otra parte, hasta el momento el acoplamiento en el ámbito estratégico militar no alcanzó para que Estados Unidos proponga una flexibilización de su postura ante el FMI. Por otra parte, la alianza total del gobierno de Milei con Israel, sin ninguna consideración sobre la situación de Palestina, se aleja también de la postura de los demócratas y se entrelaza totalmente con Trump, mientras que aleja la postura argentina de la de otros países latinoamericanos.

Finalmente, el componente ideológico de hiper-occidentalismo sumado a los componentes de la ALT-right, más el mesianismo presidencial y el brutalismo comunicacional terminan limitando la alianza estructural sólo a Estados Unidos, Israel y el Reino Unido. Esto terminó abriendo heridas con muchos otros países occidentales, entre ellos varios latinoamericanos, y también limitó los vínculos con buena parte del mundo del Asia Pacífico y el Indo Pacífico. En consecuencia, se produce un efecto de auto-aislamiento o de limitación de diversificación de vínculos. En Naciones Unidas participan 193 países. Apostar sólo a tres y, en ese marco, a algunos sectores políticos en particular dentro de esos países es una apuesta muy riesgosa.

Referencias

– Ámbito Financiero. (17 de mayo 2024). Diana Mondino y Antony Blinken firmaron afianzar los vínculos entre Estados Unidos y Argentina. https://www.ambito.com/politica/diana-mondino-y-antony-blinken-firmaron-afianzar-los-vinculos-estados-unidos-y-argentina-n6000359

– Bremmer, I. (2021). The technopolar moment: how digital powers will reshape the global order. Foreign Affairs Vol. 100, no. 6 (Nov.-Dec), p. 112-128.

– Boletín Oficial de la República Argentina (28 de agosto de 2024). Sección Legislación y Avisos Oficiales. Decreto 764/2024. DECTO-2024-764-APN-PTE -Decreto N° 50/2019. Modificación. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/312932/20240828?busqueda=1

– Casas, D. (7 de enero de 2021). La Alt-Right, un sistema de comunicación ideológica que condiciona la política de EEUU. TELAM. https://www.telam.com.ar/notas/202101/540904-la-alt-right-un-sistema-de-comunicacion-ideologica-que-condiciona-la-politica-de-eeuu.html

– Devana, C. (16 de julio de 2024). El misterioso viaje de Javier Milei a Sun Valley del que no hubo información oficial y se desconocen los gastos. La Nación. https://www.lanacion.com.ar/politica/el-misterioso-viaje-de-javier-milei-a-sun-valley-del-que-no-hubo-informacion-oficial-y-se-desconcen-nid16072024/

– EOM (2021). ¿Qué es la alt-right?. https://elordenmundial.com/que-es-la-alt-right-extrema-derecha/

– Lafer, Celso (2002), La identidad internacional de Brasil, Buenos Aires, Argentina, Fondo de Cultura Económica.

– La Nación (6 de mayo de 2024). El discurso completo de Javier Milei ante empresarios en el Milken Institute de Los Ángeles: “Apuesten por la Argentina”. https://www.lanacion.com.ar/politica/el-discurso-completo-de-javier-milei-ante-empresarios-en-el-milken-institute-de-los-angeles-apuesten-nid06052024/

– Riorda M., (2024). El brutalismo comunicativo de Milei. Revista Anfivia. https://www.revistaanfibia.com/el-brutalismo-comunicativo-de-milei/

– Renou, L. (19 de mayo de 2024). “Por qué no hablan ante una crisis que se los lleva puestos. Trastienda política, razones y negocios atrás del silencio del Círculo Rojo en la peor recesión de su historia”, Página 12. https://www.pagina12.com.ar/737898-por-que-no-hablan-ante-una-crisis-que-se-los-lleva-puestos

– Renou, L. (25 de agosto de 2024). “Un cóctel de negociados y operaciones, en la cubierta del Titanic”, Página 12. https://www.pagina12.com.ar/762388-una-coctel-de-negociados-y-operaciones-en-la-cubierta-del-ti

– Russell, R. y J.G. Tokatlian (2013). América Latina y su gran estrategia: entre la aquiescencia y la autonomía. Revista Cidob d’Afers Internacionals. (N° 104): 157-180.

– Russell, R. y J.G. Tokatlian (2013). América Latina y su gran estrategia: entre la aquiescencia y la autonomía. Revista Cidob d’Afers Internacionals. (N° 104): 157-180.

– Tokatlian, J.G (2024). Hiperoccidentalismo, Milei y el interés nacional. CENITAL. https://cenital.com/hiperoccidentalismo-milei-y-el-interes-nacional/

– Zakaria, Fareed (2008), Post-American World and the Rise of the Rest, New York, Norton.


[1] Profesora titular de Política Internacional y Política Internacional Latinoamericana en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Investigadora Independiente de CONICET. Directora del Centro de Investigaciones en Política y Economía Internacional (CIPEI). Coordinadora del Departamento de América del Norte del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (IRI-UNLP)

[2] En términos de Russell y Tokatlián la “lógica de la aquiescencia” parte de “la condición subordinada de América Latina en el sistema internacional y de la pertenencia del país o países que la practican al área de influencia de Estados Unidos; pero en este caso se consiente y asimila, implícita o explícitamente, esta condición… Sus principales fines son: lograr el apoyo de Estados Unidos para obtener dividendos materiales o simbólicos en contrapartida por la deferencia; construir un marco de convivencia estable con Washington confiando en su autor restricción; y contar con su protección para sostener la coalición en el poder. Los medios utilizados son diversos y pueden abarcar desde los militares (por ejemplo, la participación en intervenciones armadas) hasta el uso de instituciones internacionales para responder a los intereses de EEUU (por ejemplo, votaciones a su favor en foros internacionales). La opción estratégica proverbial que deriva de la lógica de la aquiescencia es el acoplamiento” (Russell y Tokatlián, 2013: 161-162).

[3] El acoplamiento se caracteriza por un plegamiento a los intereses estratégicos vitales de Estados Unidos, tanto en el ámbito global como regional. Procura una participación activa en los regímenes internacionales en sintonía con Washington, particularmente en cuestiones de seguridad global. Apoya de modo distante la integración económica regional siempre que no se oponga a un proceso de constitución de un área de libre comercio hemisférica. En términos políticos y culturales, la relación con los países vecinos es relevante, aunque no es objeto de un despliegue diplomático significativo: el norte de la política exterior es Washington. El modelo económico es marcadamente ortodoxo y se ordena en torno a los lineamientos del “Consenso de Washington”. Presume que las fuerzas del mercado más que la acción del Estado posibilitan una inserción más dinámica y fructífera del país en el sistema mundial. Además, acepta las reglas fundamentales del orden económico y financiero internacional. En esencia, defiende el statu quo del orden global, concibe a Estados Unidos en términos de aliado y mantiene una marcada indiferencia frente a la región. (Russel y Tokatlian, 2013: 229)

[4] El acomodamiento se caracteriza por el acompañamiento selectivo y puntual a Estados Unidos. Promueve un papel activo en la configuración de regímenes internacionales en armonía con Washington. Concibe la integración económica regional de acuerdo con parámetros que favorecen los intereses propios sin un compromiso firme a favor de mecanismos colectivos. La diplomacia económica resulta fundamental, tanto en el ámbito global como en el hemisférico. Asigna un lugar destacado a la relación con los vecinos; en parte, para negociar individualmente en mejores condiciones con Estados Unidos. La defensa de principios básicos en el campo internacional e interamericano conduce a desasociarse de Washington en numerosos temas de la agenda internacional y regional. Busca contrarrestar los efectos nocivos del modelo económico doméstico imperante (en términos de desigualdad y desempleo) mediante políticas sociales compensatorias. Promueve un balance entre mercado y Estado al momento de proyectar la política exterior hacia Washington, la región y el mundo. A su vez, busca una revisión moderada de las instituciones y reglas internacionales en el campo comercial y financiero. En esencia, procura la introducción de ajustes parciales al orden global, define a Estados Unidos como amigo y mantiene una posición de relativa indiferencia hacia la región. (Russel y Tokatlian, 2013: 230)

[5] El engagement, en español compromiso, refiere al deber, la obligación o la responsabilidad de cumplir con las metas del acoplamiento.

[6] Las grandes corporaciones argentinas que aprovechan la postura anarco capitalista del presidente y tomaron los cargos del Estado desde los que defienden sus intereses corporativos se destaca Techin; el grupo empresarial de Eduardo Elsztain (Austral Gold, de la Fundación IRSA, y cofundador de Endeavor Argentina, terrateniente urbano y rural más grande del país); el grupo Eurnekián (presidente de Corporación América, un conglomerado que incluye distintas industrias como la aeroportuaria, agroindustrias, energía e infraestructura. Dentro de las unidades de negocio se encuentran Aeropuertos y Terminales de cargas aéreas -Aeropuertos Argentina 2000-, Energía -Unitec Bio-, Infraestructura -Helport-, Servicios Financieros -Converse Bank-, Agroindustrias -Unitec Bio-. También se suman los unicornios entre los que se destacan Marcos Galperín de Mercado Libre, Martín Migoya cofundador y CEO de Globant, los grupos empresariales ligados a la familia Caputo. A esto se suman los apoyos corporativos como el de la UIA conducida por Techin y acompañada por Arcor, Ledesma y Peugeot. A esto se suman los estudios de abogados laboralistas como Brouchou (Buyú) y Funes de Rioja, uno de los que redactó la Ley Bases y acercó a la titular de AFIP, Florencia Mizrahi y a Eduardo Mallea al frente de Aduanas. Leandro Renou (19 de mayo de 2024).