Departamento de América del Norte

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Las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos en materia de Seguridad y Defensa durante el inicio del gobierno de Javier Milei

Por Damián Cogo^[1] y Gregorio Colere^[2]

Introducción

Desde el inicio del gobierno de Javier Milei se observa un notable fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos, producto de una “nueva doctrina de política exterior”, que ha sido explicitada por la Canciller argentina Diana Mondino en ocasión de la visita a Buenos Aires en febrero de 2024 de Brian Nichols, Secretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, donde destacó la “aspiración argentina de construir una alianza estratégica con Estados Unidos” (Di Riscio, 2024a), y ha sido bien recibida por funcionarios estadounidenses, especialmente en las áreas de defensa y seguridad.

El fortalecimiento de la cooperación bilateral en estos ámbitos durante el gobierno de Milei se basa en acuerdos previos. Durante la administración de Alberto Fernández (2019-2023), se firmó en septiembre de 2023 un Memorando de Entendimiento sobre Cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos. Este acuerdo estableció un compromiso mutuo de cooperación en seguridad, definiendo las modalidades de esa colaboración y proporcionando “un marco común a los programas y actividades de cooperación preexistentes con el fin de contribuir a fortalecer las relaciones bilaterales en materia de seguridad” ^[3].

La administración Milei ha continuado y expandido esta política, reflejando una cierta continuidad entre ambos gobiernos. En junio de 2024 se firmó un Entendimiento Marco para el establecimiento de un diálogo estratégico de alto nivel. Allí los gobiernos reconocieron el “óptimo estado de la relación entre ambas naciones” y se comprometieron a promover una mayor cooperación en diferentes áreas, incluyendo “esfuerzos en combatir el terrorismo, el narcotráfico, la trata de personas, el lavado de activo, asuntos político-militares y seguridad relacionada con todas las armas de destrucción masiva”.

Con este telón de fondo, el objetivo del presente trabajo es pasar revista a los distintos hitos que marcaron la relación bilateral en materia de seguridad y defensa en los primeros meses del gobierno de La Libertad Avanza, entre el 10 de diciembre de 2023 y agosto de 2024. Para ello, se exploran los diversos encuentros y acuerdos alcanzados entre ambos países, destacando las visitas de altos funcionarios, la transferencia de tecnología y equipamiento militar, así como la cooperación en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. A través de un análisis detallado de los eventos y acuerdos más relevantes, se busca ofrecer una visión comprensiva del estado actual de esta relación bilateral.

Diálogos de alto nivel

En primer lugar, destacamos las distintas visitas que funcionarios de las áreas de inteligencia, defensa y seguridad de ambos países han realizado en los primeros meses del año. A finales de enero, el entonces jefe de gabinete Nicolás Posse, junto con Silvestre Sívori, interventor de la entonces Agencia Federal de Inteligencia (AFI), viajaron a Virginia, donde se reunieron con William J. Burns, titular de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). El objetivo de esta reunión fue “afianzar las relaciones bilaterales en la materia” (Mathus, 2024).

En febrero, Burns viajó a Buenos Aires, donde mantuvo encuentros con Posse, Sívori, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Posteriormente, Bullrich viajó a Estados Unidos, donde sostuvo reuniones con funcionarios de la CIA, la Oficina Federal de Investigación (FBI), y del gobierno de Biden, enfocadas en reforzar la cooperación en temas de seguridad, narcoterrorismo y crimen organizado (Lugones, 2024).

En abril, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, visitó Buenos Aires. Durante esta visita, se reunió con Posse, Luis Petri, ministro de Defensa argentino, y Xavier Isaac, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas Argentinas, y se oficializó la transferencia de un avión Hércules C-130H a la Fuerza Aérea Argentina. Posteriormente, Richardson se dirigió a Ushuaia, donde se reunió con el presidente Milei. En este encuentro, el presidente argentino reiteró la alianza estratégica con Washington y manifestó su voluntad de avanzar con la Base Naval Integrada en Tierra del Fuego, un proyecto que podría convertir a Argentina y Estados Unidos en la “puerta de entrada al continente blanco” (Arias, 2024).

La participación estadounidense en el desarrollo de esta base, situada en un enclave estratégico en materia de defensa y geopolítica por su proyección hacia la Antártida, fue resaltada por Anzelini, quien mencionó un “potencial acuerdo con Estados Unidos para patrullar conjuntamente las aguas del Atlántico Sur, y la decisión de construir una base naval conjunta en Ushuaia” (Anzelini, 2024, p. 5).

Pocos días después de estos encuentros, Estados Unidos anunció un subsidio de 40 millones de dólares a Argentina para financiar la modernización militar del país. Este subsidio, otorgado bajo el programa de Financiamiento Militar Extranjero, busca facilitar la adquisición de equipamiento militar, además de fomentar el entrenamiento y los servicios proveídos por Estados Unidos. Según el comunicado de la Embajada de Estados Unidos en Argentina, el subsidio permitirá que Argentina “compre artículos de defensa, entrenamiento y servicios de Estados Unidos, a través de fondos de asistencia gratuita, y mejore la interoperabilidad con las fuerzas estadounidenses” (U.S. Mission Argentina, 2024). La última vez que Argentina había accedido a este subsidio fue en 2003.

Las visitas de Burns y Richardson apuntaron a fortalecer los hilos de cooperación en seguridad, en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, y también la colaboración militar (Mathus, 2024). Así, se reforzaron los lazos estratégicos entre Argentina y Estados Unidos, consolidando una relación bilateral cada vez más sólida.

Por su parte, en julio Isaac viajó a Florida donde se reunió con Richardson. De acuerdo al análisis de Mizrahi (2024), la cúpula militar argentina establecida por la administración actual tiene vínculos con Estados Unidos, habiéndose formado allí y ocupado cargos en la Embajada argentina en Estados Unidos. Esta relación no sólo refleja un alineamiento ideológico por parte del gobierno, sino que también evidencia la existencia de vínculos interpersonales profundos dentro de la cúpula militar argentina. Estos lazos sugieren que el gobierno pretende tejer un vínculo más profundo y duradero, cimentado en relaciones personales y profesionales que refuercen la cooperación estratégica entre ambos países.

Notamos que, en apenas ocho meses de gobierno, los contactos entre funcionarios de alto nivel de Argentina y Estados Unidos en materia de defensa y seguridad han sido constantes y productivos. Este intercambio fluido no solo ha fortalecido los lazos bilaterales, sino que también ha cimentado una base sólida para una cooperación estratégica a largo plazo, anclada en relaciones personales y profesionales dentro de las cúpulas militares de ambos países.

Convergencia de agendas, amenazas compartidas y acuerdos alcanzados

Por otra parte, observamos sinergias en lo que respecta a la identificación de amenazas. En su informe anual de amenazas a la seguridad nacional, la Intelligence Community^[4] de Estados Unidos identifica como amenazas y desafíos al crimen organizado, al terrorismo, las nuevas tecnologías y actores estatales como China, Rusia, Corea del Norte e Irán (Office of the Director of National Intelligence, 2024).

Con el objetivo de combatir la lucha contra el terrorismo y narcoterrorismo, Bullrich inauguró en enero un centro de inteligencia de Gendarmería Nacional en Puerto Iguazú, iniciado durante la administración de Mauricio Macri y discontinuado por el gobierno de Alberto Fernández. El mismo fue financiado con capitales estadounidenses y con línea directa con la Embajada de Estados Unidos (Santoro, 2024), y se enmarca dentro de los temas que la ministra de seguridad abordó en sus diálogos con funcionarios estadounidenses.

Siguiendo en la esfera del terrorismo, el gobierno argentino se unió a Estados Unidos y el 12 de julio decidió declarar a Hamás como organización terrorista internacional (Gobierno argentino, 2024b). Esta decisión se suma al lugar que el gobierno argentino otorgó a Israel en su política exterior, motivado por la admiración del presidente Milei hacia el judaísmo, que se ilustra en la elección de dicho país como primer viaje diplomático del presidente o en la conformación de un comité de crisis en abril de 2024 tras el ataque iraní a Tel Aviv. A pesar de este acercamiento con Israel, el gobierno argentino firmó en junio un comunicado de la Casa Blanca solicitando un alto al fuego entre Israel y Hamás, en donde se le pide flexibilidad al gobierno de Netanyahu (La Nación, 2024), consolidando así la alineación hacia Washington en temas de seguridad internacional.

Además, Petri y el embajador estadounidense en Argentina Marc Stanley firmaron un memorándum para avanzar en un acuerdo de cooperación sobre ciberdefensa entre ambos países (Galligani, 2024). El mismo incluye también la posibilidad de que militares argentinos relacionados a la esfera de ciberseguridad^[5] viajen a Estados Unidos para capacitarse con sus contrapartes y el envío desde Estados Unidos de equipamiento especializado para el Comando Conjunto de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas argentinas.

La cooperación bilateral se extiende también a la realización de ejercicios militares conjuntos. A finales de mayo se realizó el ejercicio bilateral Passex “Gringo-Gaucho II” entre las Armadas de Argentina y Estados Unidos, que no se realizaba desde el año 2010, y buscó incrementar la interoperabilidad y adiestramiento de ambas fuerzas navales (Gobierno argentino, 2024a). Asimismo, están previstos otros ejercicios con participación de otros Estados de América como el ejercicio de las Fuerzas Aéreas CRUZEX en Brasil y UNITAS en aguas chilenas.

Frente a la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, Washington ha brindado apoyo a Kiev mediante asistencia militar y financiera, sanciones económicas y financieras a Moscú, y esfuerzos por obtener respaldo internacional. En este punto, el gobierno argentino se incorporó en junio al Grupo de Contacto sobre Asuntos de Defensa de Ucrania (Grupo Ramstein), tras la participación del ministro de Defensa en la 23^a reunión del grupo en Bruselas. El grupo fue instituido por Estados Unidos en 2022 para el apoyo ucraniano y el envío de armamento militar, opción que fue estudiada por el gobierno argentino pero finalmente descartada (Taglioni, 2024). La presencia de Zelensky en la asunción de Javier Milei junto con la reunión bilateral en el marco de la Cumbre Global por la Paz en junio demuestran también el apoyo argentino a Ucrania y la causa común con Estados Unidos en este conflicto internacional.

Un punto de gran relevancia en la relación entre los dos países en defensa es la voluntad argentina de ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En el mes de abril el ministro de Defensa presentó ante el secretario de la organización la carta de intención argentina para obtener el status de “socio global». Hasta el momento, el único país sudamericano que poseía esta condición era Colombia, acercamiento que se dio durante el gobierno de Juan Manuel Santos, quien el 31 de mayo de 2018, oficializó en Bruselas junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el acuerdo de cooperación que convirtió al país en “socio global” de la Alianza. De obtener el visto bueno de los miembros de la organización, Argentina se convertiría en el segundo país latinoamericano con dicho status, lo que generaría que el país sea invitado a distintas ejercitaciones militares que realiza la OTAN, se impulse la coordinación operativa en materia militar, incorpore un agregado militar en la sede central de la OTAN en Bruselas y permite el intercambio con militares de otros países, entre otras ventajas.

La OTAN está bajo liderazgo estadounidense, por lo que este mayor acercamiento implicaría una mayor colaboración en materia de defensa entre Argentina y Estados Unidos y una profundización de la figura de aliado importante extra-OTAN que Washington otorgó a Buenos Aires en 1998. De todas maneras, el ingreso a esta alianza requiere de un fortalecimiento de las Fuerzas Armadas y sus capacidades, de ahí que el gobierno argentino busque una modernización de sus fuerzas, como expresó numerosas veces tanto en campaña como durante su gestión. Este objetivo implica la adquisición de material bélico, la transferencia de tecnología militar y la compra de equipamiento para las Fuerzas Armadas.

En el marco de la nueva doctrina de política exterior de Buenos Aires y los numerosos encuentros de alto nivel mencionados supra, Estados Unidos adquiere un papel relevante, aunque no absoluto^[6], a través de la transferencia de tecnología y equipamiento. Dada la sensibilidad del tema, consideramos conveniente ofrecer una exposición más detallada al respecto, presentando algunos hitos que ejemplifican la voluntad de Estados Unidos de cooperar con Argentina para la modernización de sus Fuerzas Armadas. Esto independientemente del debate conceptual propuesto por Anzelini (2024) sobre si el objetivo del gobierno es profesionalizar o policializar las Fuerzas Armadas.

Compra de los cazas F-16

Para suplir este retroceso, durante el gobierno de Alberto Fernandez se retomó la discusión sobre la posibilidad de aeronaves supersónicas de cuarta generación con capacidad de intercepción, evaluando durante 3 años diferentes opciones (F-16 estadounidenses, MiG-35 rusos, JF-17 Thunder chinos, KAI FA-50 surcoreanos, entre otros) con el asesoramiento técnico-militar del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Un nombre clave durante todo el proceso de selección y análisis de las ofertas fue el del ya mencionado Brigadier General Xavier Julián Isaac, quien estuvo a cargo de la Fuerza Aérea durante todo el gobierno del Frente de Todos y designado por Milei como jefe del Estado Mayor Conjunto. Él mismo en una entrevista en el diario La Nación (De Vedia, 2024) señaló que por diversas razones (una de ellas es el veto británico que pesa sobre las posibilidades argentinas de compra de material bélico) las ofertas de China y de Estados Unidos eran las mejores, optando finalmente por adquirir un lote de 24 cazas Lockheed Martin F-16 A/B MLU que estaban siendo operados por la Fuerza Aérea de Dinamarca. La negociación debía hacerse con autorización del congreso de Estados Unidos.

El 16 de abril de 2024 se firmó en Dinamarca el contrato de adquisición, dando como resultado una operación con un costo total de unos 650 millones de dólares por los 24 aviones y el sistema de armas que utilizan (misiles AIM-9M/X Sidewinder, AGM-65 Maverick y AGM-88 HARM, junto a bombas GBU-31/38 JDAM y GBU-10/12 Paveway II), del cual se descuenta el subsidio de 40 millones del FMF. La operación fue pagada por Estados Unidos a Dinamarca y financiada a la Argentina a 12 años, con entrega escalonada de las aeronaves hasta 2028 (Promanzio, 2024a).

Si bien se han planteado dudas (Anzelini, 2024) sobre si la oferta china era mejor, Isaac lo desmintió. El Brigadier General sostuvo que no recibió presiones “ni de China, ni de Estados Unidos, ni de nuestro gobierno. (…) hicimos la selección pura y exclusivamente en función de las capacidades del avión, el sostenimiento posterior a la compra y la posibilidad de adquirirlos sin descuidar la realidad económica del país. Los F-16 fueron la mejor oferta financiera y en materia operativa y de logística”. Juan Battaleme (2023), reconocido investigador de los temas relativos a la seguridad y a la defensa nacional y quien se desempeña actualmente como Secretario de Asuntos Internacionales del Ministerio de Defensa sostuvo que otro argumento que justifica la elección es que “mejora la dinámica existente del ambiente de seguridad de la región, en tanto Chile y Brasil ya trabajan en estrecha colaboración y agenda común con Estados Unidos en temas de seguridad y defensa”.

Donación avión Hércules C-130

Si bien la aeronave utilizada fundamental-mente para la carga y el transporte está valorada en 30 millones de dólares, el gobierno nacional no debió afrontar costos ya que se trató de una donación por parte de Estados Unidos. Según Javier Milei, será destinado principalmente a sostener el enlace aéreo permanente con nuestras bases antárticas.

Compra aviones Basler BT-67

La solicitud de cotización para la compra de estos aviones fue realizada durante la gestión anterior. Luego del cambio de gobierno y de la renovación de los miembros del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas se procedió a reevaluar la compra de estos tipos de aviones por el elevado costo unitario que poseen.

El 24 de abril se confirmó la adquisición de una aeronave luego de la autorización de Estados Unidos, comprado por una empresa y donado al Estado argentino. El Basler BT-67 es una aeronave que la Fuerza Aérea Argentina pretendía adquirir hace tiempo para realizar misiones antárticas de una manera más versátil y eficiente que con los medios actuales, por la capacidad que tiene este modelo para operar en condiciones extremas (Mary, 2024). Con esta compra, también junto con la Base Naval integrada de Ushuaia y el C-130 donado se puede inferir que lo que busca el gobierno es fortalecer la presencia nacional en el continente blanco y mantener un contacto contínuo con las 13 bases que posee la República Argentina en la Antártida. De estas 13, 6 son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano por las condiciones climáticas extremas). De ellas, dos son administradas directamente por la Cancillería: Carlini (permanente, ex base Jubany) y Brown (temporaria). Las demás bases son administradas por el Comando Conjunto Antártico (Ministerio de Defensa). Ellas son Base Orcadas, Base Marambio, Base Esperanza, Base San Martín y Base Belgrano II (permanentes); y las bases temporarias Melchior, Decepción, Cámara, Primavera, Petrel y Matienzo. El éxito de las operaciones antárticas del Programa Antártico Argentino depende en gran medida de su logística. Una de los aspectos salientes de esta logística está dado por los medios de transporte, los cuales deben llevar adelante tareas en un medio hostil, sujetos a múltiples restricciones. De ahí la importancia que se le está dando a dotar con más y mejor equipamiento a las fuerzas que se encargan de las actividades en nuestro territorio antártico (Ministerio de Relaciones Internacionales, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina, 2024).

Adquisición nuevos vehículos blindados para el ejército

A pesar de que el gobierno anterior había mantenido negociaciones para adquirir VCBR 6×6 Guaraní de Brasil fabricados por Iveco, éstas se estancaron. Según Zona Militar (2023) el motivo principal de que las tratativas no avancen según lo previsto fué que el Ministerio de Hacienda de Brasil, en razón de la situación económico-financiera de nuestro país y el potencial riesgo de default, dió marcha atrás con otorgar el financiamiento a la Argentina por 400 millones de dólares pese a que Alberto Fernández y Lula Da Silva habían alcanzado un acuerdo previamente.

El gobierno de Estados Unidos vió que este punto muerto y el manifestado nuevo posicionamiento internacional del Poder Ejecutivo Nacional constituyen una oportunidad para reflotar una de sus pasadas propuestas de venta de equipamiento militar a la Argentina. Más precisamente, los nombrados 8×8 M1126 Stryker fabricados por General Dynamics.

En el citado documento del Departamento de Estado, a través de los publicado por la DSCA, el gobierno de Estados Unidos autorizó la posible venta de 27 VCBR M1126 Stryker en su versión Transporte de Tropa (Infantry Carrier Vehicles). El paquete, que incluía ametralladoras M2 Flex calibre 12.7mm, junto a amplificadores de visión para el conductor AN/VAS-5 y equipo relacionado, alcanzaba un importe de 100.000.000 millones de dólares, con la posibilidad de que se extendiera a otros modelos de la familia de vehículos blindados.

El presupuesto 2024 para el Ejército Nacional fija un monto de 320 millones de dólares destinados al proyecto de compra de VCBR. En cuanto a sus alcances, el mismo contempla incorporar 209 VCBR en las siguientes versiones: 120 Vehículos de Transporte de Personal armados con una ametralladora M2 12,7mm; 27 Vehículos de Combate de Infantería armados con un cañón de 30mm; 14 Vehículos Cazatanques; 12 Vehículos Porta Morteros; 9 Vehículos Ambulancia; 9 Vehículos puesto Comando; 8 Vehículos Recuperadores; 6 Vehículos Lanzapuente y 4 Vehículos para aperturas de brechas.

Hasta el momento no se confirmó ninguna compra, pero hay una clara voluntad de concretar la misma siempre y cuando sea en condiciones favorables para la Argentina.

Conclusiones

El análisis de los primeros ocho meses del gobierno de Javier Milei revela un fortalecimiento significativo en la cooperación entre Argentina y Estados Unidos en las áreas de defensa y seguridad. Esta colaboración se manifiesta a través de los distintos puntos abordados, que destacan la voluntad de ambos países de profundizar sus vínculos estratégicos y abordar juntos desafíos comunes en la región:

Visitas y encuentros bilaterales de alto nivel: Las visitas de William J. Burns, director de la CIA, y Laura Richardson, jefa del Comando Sur de EEUU, subrayan la importancia que Estados Unidos otorga a la relación con Argentina. Estos encuentros no sólo fortalecieron los lazos diplomáticos, sino que también permitieron la coordinación de políticas y estrategias en seguridad y defensa. Las reuniones de altos funcionarios argentinos con sus contrapartes estadounidenses evidencian un alineamiento en la identificación de amenazas y en la implementación de medidas conjuntas para enfrentarlas.

Transferencia y adquisición de equipamiento militar: La transferencia de un avión Hércules C-130H a la Fuerza Aérea Argentina y la compra de 24 cazas F-16 A/B MLU subrayan el compromiso de Estados Unidos de apoyar la modernización de las Fuerzas Armadas argentinas. Estos equipos mejoran significativamente la capacidad operativa y logística de Argentina, especialmente en misiones antárticas y de defensa aérea. Además, la compra de aviones Basler BT-67 y la posible adquisición de vehículos blindados Stryker refuerzan la capacidad de Argentina para operar en condiciones extremas y mejorar su capacidad de defensa terrestre.

Cooperación en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico: La inauguración de un centro de inteligencia de Gendarmería Nacional en Puerto Iguazú, financiado por Estados Unidos, y la declaración de Hamás como organización terrorista internacional reflejan la alineación de ambos países en la lucha contra el terrorismo. Esta cooperación se extiende a la lucha contra el narcotráfico, con Patricia Bullrich liderando esfuerzos para reforzar la seguridad en Argentina a través de la colaboración con la CIA y el FBI.

Ejercicios militares conjuntos y entrenamiento: La realización de ejercicios bilaterales como el Passex “Gringo-Gaucho II” y la participación en ejercicios regionales como CRUZEX y UNITAS demuestran la voluntad de ambos países de mejorar la interoperabilidad y el adiestramiento de sus fuerzas armadas. Estos ejercicios no sólo fortalecen la capacidad militar de Argentina, sino que también consolidan su posición como un socio estratégico en la región.

Implicaciones estratégicas y geopolíticas: La voluntad de Argentina de ingresar a la OTAN como socio global, la participación en el Grupo de Contacto sobre Asuntos de Defensa de Ucrania, y los acuerdos en ciberdefensa con Estados Unidos reflejan un cambio significativo en la política exterior y de defensa de Argentina. Estos movimientos estratégicos no solo mejoran la capacidad de defensa del país, sino que también refuerzan su posición en el escenario internacional, alineándose más estrechamente con Estados Unidos y sus aliados.

Impacto económico y modernización militar: El subsidio de 40 millones de dólares otorgado por Estados Unidos para la modernización militar de Argentina y las compras financiadas de equipamiento subrayan la importancia de la cooperación financiera en la relación bilateral. Estos fondos no solo permiten la adquisición de equipos avanzados, sino que también facilitan el entrenamiento y los servicios necesarios para mejorar la interoperabilidad con las fuerzas estadounidenses. La modernización de las Fuerzas Armadas es crucial para que Argentina cumpla con los requisitos de la OTAN y fortalezca su capacidad de defensa nacional.

En base a los argumentos desarrollados en el presente trabajo y las declaraciones de distintos miembros del gobierno nacional se infiere que la actual administración plantea una nueva forma de conducir sus relaciones exteriores, dándole una importancia especial a las políticas de seguridad y defensa como componentes de su política exterior. En un orden internacional en transición marcado por la competencia hegemónica entre la República Popular China y Estados Unidos, el actual gobierno argentino apuesta por una inserción en el escenario mundial marcada por la valoración positiva hacia todo lo que normalmente se considera como “el mundo occidental” y sus valores. Sin dejar de destacar la importancia que tiene la relación bilateral con China para nuestro país, fundamentalmente el vínculo comercial, financiero y en inversiones, señalamos que puntualmente en cuestiones sensibles como la seguridad y la defensa era de esperarse que haya por parte del gobierno de La Libertad Avanza una mayor predisposición a cooperar con Estados Unidos en desmedro de otros actores.

Creemos necesario destacar también que la cooperación en estas cuestiones con Estados Unidos no es algo nuevo para la Argentina. Es un elemento que, con ciertos matices según el gobierno, se ha mantenido durante los últimos años. Sostenemos que esto es en gran parte por la valoración que tiene Washington sobre nuestro país como socio importante en la región.

Existe una extensa literatura sobre la vinculación de los países latinoamericanos con los Estados Unidos que reconoce que la política de defensa puede utilizarse como instrumento de acoplamiento a la agenda norteamericana (Drekonja, 1993; Escudé, 1995; Magnani, 2022; Russell y Tokatlian, 2008; Schenoni y Escudé, 2016; entre otros). Aunque el fortalecimiento de la cooperación en defensa y seguridad entre Argentina y Estados Unidos es evidente, es prematuro evaluar las consecuencias a largo plazo de esta relación. Lo expuesto hasta aquí demuestra que la conducta seguida por el gobierno en estos ocho meses sugiere que la política de seguridad y de defensa se mueve en la dirección de compartir una agenda común con los países occidentales en general y de la Casa Blanca en particular. Será fundamental observar cómo se desarrollan e implementan los acuerdos alcanzados y qué impacto tendrán en la estabilidad y seguridad de Argentina y la región. La continuidad y profundización de esta cooperación dependerán de la capacidad de ambos países para mantener un diálogo constructivo y abordar juntos los desafíos emergentes en el ámbito de la defensa y la seguridad.

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(2023) Memorando de Entendimiento sobre Cooperación en Materia de Seguridad entre el Ministerio de Seguridad de la República Argentina y el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América

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^[1] Estudiante avanzado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales (FCPOLIT-UNR), miembro del Grupo de Estudio sobre Negociaciones Comerciales Internacionales (GENCI-UNR). Correo electrónico: damiancogo@gmail.com

^[2] Estudiante avanzado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales (FCPOLIT-UNR). Correo electrónico: gcolere2001@gmail.com

^[3] Para un análisis en mayor profundidad de la política de seguridad y defensa y la cooperación con Estados Unidos en dichos temas durante la administración de Alberto Fernández consultar los trabajos de Barreto (2020) y Calderón (2023).

^[4] Compuesta por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la Oficina Federal de Investigación (FBI), la Administración de Control de Drogas (DEA) y las FFAA de EEUU.

^[5] Siguiendo a Servitja Roca (2013), consideramos a la ciberdefensa como un aspecto dentro de la ciberseguridad, de modo que al hablar de ciberseguridad incluimos asimismo a la ciberdefensa.

^[6] Dentro de los planes de modernización de las Fuerzas Armadas hay otros proyectos como la actualización de los tanques TAM 2C-A2, la compra de helicópteros, mejoras en equipamiento antiaéreo y también relativos a tecnología satelital. No serán abordados por no ser planes que cuenten con la presencia efectiva o esperada de Estados Unidos al momento de esta publicación. Por ejemplo, la modernización de los tanques se está haciendo, a agosto de 2024, con la empresa israelí Elbit Systems y para la adquisición de helicópteros se presentó en junio de 2023 una carta de intención a Airbus, de origen francés (Borda, 2024).