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Los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo frente a la guerra en Gaza (7 de octubre de 2023 – 07 de junio de 2024)

Departamento de Medio Oriente

Artículos

Los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo frente a la guerra en Gaza
(7 de octubre de 2023 – 07 de junio de 2024)

Ornela Fabani[1]

El 7 de octubre último la organización radical Hamas llevó adelante un ataque aéreo, marítimo y terrestre sobre el Estado de Israel, que infundió terror entre los habitantes de un país que debió duelar mil doscientos muertos, y aún hoy reclama la liberación de quienes fueron tomados como cautivos. Días después, alegando su derecho a la legítima defensa, Tel Aviv dio curso a una ofensiva aérea, que luego se conjugó con una avanzada terrestre sobre la Franja de Gaza, que ha ocasionado una crisis humanitaria que a la fecha no encuentra solución.

Estos sucesos barrieron con la desescalada que estaba floreciendo en la región de Medio Oriente, plasmada en la reconciliación entre los dos grandes poderes en pugna en la zona: Arabia Saudita e Irán, que gracias la intercesión de la República Popular China, habían logrado reestablecer sus vínculos, tras más de seis años sin mantener relaciones diplomáticas. Asimismo, palpable en la visita del presidente sirio Bashar Al Assad a Yeda, gracias a la invitación de su otrora adversario, el reino saudita, para participar de la Cumbre de la Liga Árabe, organismo al cual Damasco, solo recientemente, había sido readmitido, solo por citar algunos ejemplos.

Ahora bien, hecha esta pequeña introducción, el objetivo de esta contribución es analizar el posicionamiento de los Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo -léase: Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait, Qatar y Omán- frente al ataque de Hamas al Estado de Israel y la guerra que este desencadenó. Con tal fin se propone avanzar en un estudio que detenta un carácter analítico-descriptivo, que se funda tanto en fuentes primarias -comunicados de prensa e información asequible en los sitios web de los ministerios de relaciones exteriores de las seis monarquías del Golfo, así como también comunicados del secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo- y fuentes secundarias -artículos de prensa internacional y trabajos publicados en revistas especializadas-. En lo que respecta al recorte temporal, el mismo inicia el 7 de octubre de 2023, coincidiendo con el ataque de Hamas sobre el Estado de Israel, y se extiende hasta junio de 2024, previo al cierre de este Anuario.

Dicho esto, en lo que respecta al posicionamiento que asume el CCG frente al ya referido ataque, tras el mismo, y a través de la figura de su secretario general, Jasem Mohamed Al-Budaiwi, el bloque responsabilizó a “las fuerzas de ocupación israelíes de la situación actual resultante de los continuos y flagrantes ataques israelíes contra el pueblo palestino y los lugares sagrados” (Statement of the Gulf Cooperation Council General Secretary, 07/10/2023). Asimismo, en la 44 Cumbre del Consejo Supremo, máximo órgano del organismo regional, los líderes del CCG “condenaron los bombardeos indiscriminados por parte de las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza, el desplazamiento forzado de la población civil y la destrucción de instalaciones e infraestructura civil, incluidos edificios residenciales, escuelas, centros de salud y lugares de culto violando las leyes internacionales” (Doha Declaration, 2023). En otro orden, cabe destacar que, en reiteradas oportunidades, se ha destacado el compromiso de los miembros del bloque con el establecimiento de un Estado palestino independiente, con plena soberanía, sobre las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como su capital (Doha Declaration, 2023, Statement of the Gulf Cooperation Council General Secretary, 19/04/2024, 10/05/2024). En este marco, el organismo subregional acogió con satisfacción la adopción por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas de una resolución que apoya el derecho de Palestina a ser miembro de pleno derecho de la organización internacional y recomendó que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reconsiderase la petición palestina (Statement of the Gulf Cooperation Council General Secretary, 10/05/2024).

Ahora bien, como ya se adelantó, al prestar atención a las declaraciones y acciones individuales de cada uno de los Estados miembros del bloque se evidencia que las mismas presentan sus particularidades, que responden a: la naturaleza del vínculo que cada uno de estos actores sostiene con el Estado de Israel, las distintas aproximaciones a la causa palestina e intereses en juego de los seis miembros del CCG en la contienda. Hecha esta breve introducción, los siguientes apartados buscan arrojar luz sobre la posición de Kuwait, Omán, Bahréin, EAU, Qatar y Arabia Saudita respectivamente.

Kuwait y el respaldo a la causa palestina

En lo que hace a Kuwait, si bien el Emirato persiguió una política de bajo perfil frente al desarrollo de los acontecimientos, su posicionamiento ha sido claro en favor del pueblo palestino desde un primer momento. Tal es así que, apenas a días de iniciada la guerra, el ministro de Asuntos Exteriores de Kuwait, Sheikh Salem Abdullah Al-Jaber Al-Sabah, juzgó a la misma como “una guerra de venganza por parte de las fuerzas de ocupación israelíes que llevan a cabo castigos colectivos y cometen crímenes de guerra en la agresión contra la Franja” (Kuwait News Agency, 29/10/2023).

Asimismo, las autoridades kuwaitíes han rechazado el desplazamiento forzoso de los habitantes de Gaza por parte de Israel y deplorado la matanza indiscriminada de palestinos y la destrucción de propiedades como “una violación del derecho internacional humanitario”, amén de ello, han exigido detener los ataques contra civiles, poner fin al bloqueo, permitir la entrega de ayuda humanitaria y médica a los palestinos “y garantizar el suministro de agua y alimentos” (Sabry, 2023).

Todavía más, el ministro de Asuntos Exteriores del país del Golfo ha sostenido en reiteradas oportunidades la negativa de Kuwait a normalizar las relaciones con Israel “a menos que se establezca un futuro Estado palestino de acuerdo con las resoluciones internacionales”. A lo que agregó que la causa palestina es prioritaria para el Estado de Kuwait y ha sido un pilar de la política exterior del país por seis décadas (Kuwait News Agency, 29/10/2023).

En línea con el duro posicionamiento que el país hoy sostiene frente al Estado de Israel, en marzo de 2022, en declaraciones ofrecidas ante representantes de la Unión Interparlamentaria (UIP), el presidente del parlamento kuwaití, Marzuq al-Qanim, ya había manifestado que mientras se exigía la eliminación de Rusia de la UIP por la operación militar en Ucrania, el régimen israelí ocupaba territorio palestino desde hacía más de seis décadas (Resumen Latinoamericano, 2022). Todavía más, por aquel entonces, un grupo de entidades kuwaitíes propuso criminalizar cualquier normalización de las relaciones con el régimen israelí.

Amén de ello, Kuwait prohíbe la entrada de productos israelíes, aún más, existe una prohibición de entrada para personas con pasaportes israelíes e, inclusive, quienes detentan pasaportes que han sido sellados por aquel país no pueden ingresar al país del Golfo. Conforme con Guzansky (2002), Kuwait no sólo se ha opuesto al proceso de normalización con Israel, sino que probablemente sea el último de sus vecinos en tomar este camino. Lo cual, según el autor, se explica en función de un fuerte sentimiento pro palestino así como también de su estructura de gobierno.

En efecto, la colectividad palestina, la comunidad extranjera más grande en Kuwait, se acercó a las 400.000 personas en la década del ochenta, integrándose en altos cargos en el país; incluso, algunos palestinos recibieron la ciudadanía. Por otra parte, a diferencia de las restantes monarquías del Golfo, Kuwait posee una Asamblea Nacional donde la oposición, que en gran medida se opone al Estado de Israel, detenta cuotas de poder político (Guzansky, 2002).

Omán: una dura retórica contra el Estado de Israel

En lo que atañe a Omán, Cafiero (2024) señala que el Sultanato tradicionalmente ha mantenido un perfil bajo en el escenario internacional mientras abrazaba una política exterior de “amigos de todos” basada en la moderación, la diplomacia y el diálogo. Ello en línea con los grandes pilares de su política exterior que giran en torno a la no intervención en los asuntos internos de otros países y la solución pacífica de las controversias. Ahora bien, la búsqueda de evitar el conflicto no quita que Omán haya impulsado una política exterior independiente que en muchas oportunidades ha implicado asumir posturas divergentes a las de los países vecinos.

En línea con lo aquí expuesto, en 1994 Omán se convirtió en el primer país del Golfo en recibir a un líder israelí, tras cursar una invitación al primer ministro Yitzhak Rabin. En tanto, en 1996, Omán e Israel abrieron oficinas comerciales. Pese a ello, el vínculo que supo construirse tras la firma de los Acuerdos de Oslo fue erosionándose con el paso del tiempo, al punto que, frente al inicio de la guerra en Gaza, este se ha convertido en otro de los actores del Golfo que ha asumido una política fuertemente crítica hacia Tel Aviv.

En este marco, en una declaración oficial del 29 de febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores señaló que los crímenes sistemáticos cometidos por parte de las fuerzas de ocupación israelíes son una clara violación de todas las normas y leyes internacionales y humanitarias. A lo que se añadió que los mismos no son más que una continuación de la política de exterminio que dichas fuerzas han adoptado hacia el pueblo palestino (Statement of the Foreign Ministry of Oman, 29/02/2024).

En esta misma dirección, en una declaración del 28 de marzo de 2024, del representante permanente de Omán antes de la 55ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, este destacó la condena de Omán a los crímenes de guerra, el genocidio, el desplazamiento forzado, la destrucción y la hambruna deliberada cometidos por Israel (Oman News Agency, 28 de marzo de 2024).

En el plano de las acciones, una vez iniciada la guerra, Omán no sólo suspendió permisos de vuelo a aviones israelíes que cruzaban su espacio aéreo, sino que, incluso, en el mes de enero, solicitó a la Corte Penal Internacional que forme un tribunal para investigar los “crímenes de guerra” cometidos contra el pueblo palestino y que procese a los “criminales de guerra” responsables de las masacres (Aburas, 2023).

Bahréin y la búsqueda de una posición equilibrada

En lo que respecta a Bahréin, el pequeño país insular, junto a EAU, son los dos actores del Golfo que, tras la firma de los históricos Acuerdos Abraham (2020), impulsados por el gobierno de Donald Trump, mantienen relaciones diplomáticas con Israel.

Atendiendo a lo expuesto, la situación en la que se encuentra Manama es compleja, en tanto busca sostener el apoyo a la causa palestina a la par que preservar el vínculo con Tel Aviv, con quien se han firmado una multiplicidad de acuerdos y memorándums de entendimiento en las más diversas áreas, destacándose los esfuerzos por profundizar la cooperación bilateral en materia de seguridad. Como correlato, Bahréin ha optado por adoptar una posición equilibrada, donde, por un lado, defiende el derecho inalienable a la autodeterminación del pueblo palestino y, por otro, a diferencia de sus socios del CCG -a excepción de EAU- condena el accionar de Hamas contra el Estado de Israel.

En efecto, en un comunicado de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores del reino se afirmó que completar el reconocimiento internacional del Estado palestino y su plena membresía en la ONU es un derecho legal y político, dentro de los derechos históricos inalienables del pueblo palestino a establecer su Estado independiente en las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como su capital, sobre la base de la solución de dos Estados, de conformidad con la Iniciativa de Paz Árabe y las resoluciones internacionales pertinentes (Statement of the Ministry of Foreign Affairs of Bahrain, 10/04/2024).

Mientras que, en el discurso inaugural de la 19ª edición del Diálogo de Manama el príncipe heredero y primer ministro, Salman bin Hamad Al Khalifa, condenó los ataques de Hamas del 7 de octubre, así como la represalia orquestada por el Estado de Israel. En este sentido, destacó “No debe haber desplazamiento forzado de palestinos en Gaza, ni ahora ni nunca. No debe haber una nueva ocupación de Gaza. No debe haber ninguna reducción del territorio de Gaza. Y, por otro lado, no debe haber terrorismo dirigido desde Gaza contra el público israelí” (…) “nuestra condena debe ser para ambos. Condeno inequívocamente a Hamas” (…) “Los ataques del 7 de octubre fueron bárbaros, fueron horribles, fueron indiscriminados, mataron a mujeres, niños, ancianos” (Discurso del príncipe heredero y primer ministro de Bahréin en la apertura de la 19ª edición del Diálogo de Manama, 2024).

De cualquier manera, un factor que los Al Khalifa no pueden darse el lujo de desatender es el humor del pueblo, cuando en Bahréin existe un sentimiento anti-normalización generalizado, particularmente profundo, y una solidaridad muy fuerte con los palestinos (Krasna, 2024). En efecto, desde el momento mismo de la firma de los Acuerdos Abraham diversos actores de la sociedad bahreiní han expresado su rechazo a estrechar lazos con Israel, entre ellos: miembros electos del parlamento, asociaciones políticas, organizaciones de la sociedad civil y grupos de la oposición política. Sectores que incluso han hecho expreso su descontento ante las visitas del primer ministro, Naftalí Bennett, y del presidente de Israel, Isaac Herzog, al reino, en 2021 y 2022, respectivamente.

Como correlato, en los últimos meses, el reino ha tenido que lidiar, una vez más, con manifestaciones, sentadas, protestas, algunas de las cuales fueron autorizadas, mientras otras fueron reprimidas. Asimismo, la actual crisis ha derivado en un reclamo en pos de la expulsión del embajador israelí y de la ruptura de lazos diplomáticos con Tel Aviv.

En este marco, el 2 de noviembre, la cámara baja del Parlamento de Bahréin anunció “la interrupción de los vínculos económicos con Israel y el regreso de los embajadores de ambos lados (…) en apoyo de la causa palestina y los derechos legítimos del hermano pueblo palestino” (Krasna, 2024). Sin embargo, el parlamento de Bahréin sólo posee poderes limitados, mientras el rey y el Ministerio de Asuntos Exteriores no han efectuado anuncios al respecto.

Todavía más, si bien, en base a la referida noticia, algunos medios hablaron de una ruptura de relaciones diplomáticas, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, vía un comunicado oficial sostuvo, “Las relaciones entre Israel y Bahréin son estables” (Al Jazeera, 02/11/2023).

En definitiva, a pesar de las demandas que giraron en torno a que se expulsase al embajador israelí y a la ruptura de lazos diplomáticos, las autoridades de Bahréin se limitaron a suspender los vuelos a Tel Aviv debido a la situación de seguridad. El embajador de Bahréin también regresó a Manama sin haber sido citado, mientras que el embajador de Israel abandonó el país debido a consideraciones en materia de seguridad. A pesar de esto, Manama no rompió relaciones diplomáticas, ni expulsó al embajador, ni siquiera suspendió los acuerdos económicos y de seguridad con Israel.

Emiratos como voz del mundo árabe en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y oferente de ayuda humanitaria

Por su parte, EAU es el otro actor del Golfo que sostiene relaciones con Israel, tras la firma de los Acuerdos Abraham y hasta la fecha. En efecto, tras la rúbrica de los referidos acuerdos ambos países han firmado múltiples compromisos que apuntan a impulsar la cooperación en materia de inversiones, turismo, servicios financieros, tecnología, entre otros sectores. Destacándose la firma, en mayo de 2022, de un acuerdo de libre comercio, el primero de este tipo entre Israel y un país árabe. Sin ir más lejos, previo a la rúbrica del referido documento jurídico, el comercio bilateral pasó de 188.9 millones de dólares en 2020 a 1154.7 millones de dólares en 2021, mostrando una tasa de crecimiento de 511.3% en tan solo un año (Salesio Schiavi, Serra, 2022). En tanto, para la fecha de la firma del acuerdo de libre comercio se proyectaba que en apenas un par de años Emiratos podría ubicarse entre los diez principales países con los que Israel comercia (Abdulkader, 2022).

Dicho esto, pese a que tras el ataque aéreo israelí contra un convoy humanitario de la ONG World Central Kitchen (WCK), que mató a siete trabajadores en la Franja de Gaza a principios del mes de abril, se difundió información que dio cuentas de un quiebre del vínculo diplomático con Tel Aviv, días después la noticia fue desmentida. Aún más, según se ha dado a conocer, el Embajador de Israel en Emiratos es el único que hoy permanece en un país árabe (Rose & Cornwell, 2024).

A la luz del vínculo que vienen construyendo ambas naciones, deberá leerse el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de EAU, del 8 de octubre, en el que se subraya que los ataques de Hamas contra ciudades y pueblos israelíes cercanos a la franja de Gaza, incluido el lanzamiento de cohetes contra centros de población, constituyen una escalada grave. Una comunicación en la que se agrega que el Ministerio se encuentra consternado por los informes de que ciudadanos israelíes han sido secuestrados como rehenes en sus hogares. Para finalmente concluirse manifestando que los civiles de ambos lados siempre deben tener plena protección bajo el derecho internacional humanitario y nunca deben ser objetivos en un conflicto (Statement of the Ministry of Foreign Affairs of UAE, 8/10/2023).

Como se evidencia de lo aquí expuesto, al igual que Manama, Emiratos apuesta por preservar los vínculos con Israel, en dicho marco se produce la condena al accionar de Hamas. Condena que también se ve reflejada en la declaración del representante emiratí ante la Corte Internacional de Justicia en febrero de 2024. Entonces se hizo referencia a “Los horrores que se han producido en los últimos meses”, mencionándose tanto “el ataque del 7 de octubre contra Israel” como “la destrucción de la Franja de Gaza y la opresión en la Ribera Occidental” (UAE Statement at the International Court of Justice, 21/02/2024). Ahora bien, la referida condena a Hamas no ha supuesto desconocer las deplorables acciones de Israel sobre territorio palestino. Al respecto, se ha destacado que los “56 años de ocupación de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, han estado marcados por las graves violaciones constantes de Israel contra el pueblo palestino. Israel ha impuesto una política de castigo colectivo contra el pueblo palestino, en violación del artículo 33 del Cuarto Convenio de Ginebra. Israel ha emitido repetidamente las llamadas órdenes de evacuación que en realidad buscan trasladar a palestinos por la fuerza, en violación del artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra. Israel tampoco ha cumplido con su deber de garantizar los suministros alimentarios y médicos de la población de Gaza, en violación del artículo 55 del Cuarto Convenio de Ginebra. Israel tampoco ha protegido a los heridos y enfermos, en violación del artículo 16 del Cuarto Convenio de Ginebra” (UAE Statement at the International Court of Justice, 21/02/2024).

Es precisamente en virtud de los aborrecibles hechos acontecidos a partir del 7 de octubre que, Emiratos, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y alzando la voz del mundo árabe, impulsó en reiteradas oportunidades resoluciones que instaban al alto al fuego entre las partes.

De esta forma, previo a culminar su mandato en el referido órgano, el 22 de diciembre de 2023, el Consejo adoptó la resolución 2720, redactada precisamente por Emiratos, cuyo objetivo era aumentar la ayuda a la Franja de Gaza y establecer las condiciones para una reducción de la violencia, en una instancia en la que se advertía que el ataque de Israel al enclave palestino lo estaba llevando hacia la hambruna.

Por último, en línea con uno de los grandes pilares de su política exterior, Emiratos también se ha mostrado dispuesto a otorgar ayuda humanitaria al pueblo palestino. En este marco se ha puesto en funcionamiento la operación “Gallant Knight 3” que ha supuesto el envío de buques con toneladas de ayuda humanitaria que incluye alimentos y suministros médicos. Más allá de las misiones marítimas, en el marco de la referida operación también se han establecido dos hospitales de campaña, uno dentro de Gaza y un hospital flotante cerca de Al Arish, para brindar atención médica crítica. Además, la operación también ha supuesto la puesta en marcha de nuevas panaderías y el suministro de harina a las ya existentes, garantizando la disponibilidad de pan, un alimento básico. Asimismo, en pos de proveer agua a la Franja de Gaza, se han montado seis plantas de desalinización de agua en Rafah. Finalmente, la ayuda marítima y terrestre, se ha complementado con la Operación aérea “Birds of Goodness”, a través de la cual se han lanzado toneladas de suministros en áreas aisladas del norte de Gaza que son inaccesibles por tierra.

Qatar: el mediador

Por su parte, Qatar es un país que desde hace años se ha decantado por una política exterior activa, autónoma e independiente. Asimismo, pragmática, en tanto ha apostado por entablar relaciones con múltiples actores algunos, incluso, fuertemente enfrentados entre sí. En el marco de su búsqueda de proyección tanto regional como internacional el emirato también ha recurrido al softpower. Ello se ha plasmado en el otorgamiento de ayuda humanitaria, la organización de grandes eventos internacionales, así como también en su decisión de mediar frente a importantes conflictos.

Alvarez Ossorio y Rodríguez García (2021) señalan que esta característica distintiva de su política exterior, su rol de mediador, ha servido para mejorar su imagen, obtener prestigio y proyectarse internacionalmente. En este marco, este país del Golfo ha desplegado su actividad diplomática en el Líbano (2008), Yemen (2008-2010), Darfour (2008-2010), Sudán-Chad (2010), Djbouti-Eritrea (2010), Palestina (2012), sólo por brindar algunos ejemplos. Como veremos a continuación, también en esta oportunidad y con la profundización de la disputa, Qatar ha logrado convertirse en mediador indiscutido frente al conflicto que enluta a palestinos e israelíes.

Ahora bien, antes de indagar en dicho rol, cabe destacar que un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores qatarí del 7 de octubre señaló a Israel como “el único responsable de la actual escalada debido a sus continuas violaciones de los derechos del pueblo palestino (…) El Ministerio destaca la necesidad de que la comunidad internacional actúe urgentemente para obligar a Israel a poner fin a sus flagrantes violaciones del derecho internacional, respetar las resoluciones de legitimidad internacional y los derechos históricos del pueblo palestino, y evitar que estos acontecimientos sean utilizados como pretexto para iniciar una nueva guerra asimétrica contra los civiles palestinos en Gaza” (Statement of the Foreign Ministry of Qatar, 07/10/2023).

Días después el citado organismo advirtió “el peligro de adoptar una política de castigo colectivo, incluidos llamamientos a la evacuación de la población del norte de la Franja de Gaza” (Statement of the Foreign Ministry of Qatar, 13/10/2023).

En tanto, Doha también se refirió a los crímenes de la ocupación como parte de una “brutal guerra en la Franja de Gaza” y a la “catastrófica situación humanitaria en la Franja” (Statement of the Foreign Ministry of Qatar, 29/02/2024) y desdeñó la utilización por parte de Israel de “los alimentos como arma en el marco de sus renovados crímenes monstruosos” (Statement of the Foreign Ministry of Qatar, 08/05/2023).

Tras el inicio de la ofensiva en Rafah Qatar condenó, “en los términos más enérgicos, el bombardeo de Rafah por parte de las fuerzas de ocupación israelíes, la invasión del cruce terrestre y la amenaza de desplazar a los ciudadanos de sus refugios y residencias. Pidió una acción internacional urgente para prevenir la invasión de la ciudad y la comisión de genocidio y brindar protección total a los civiles bajo el derecho internacional y el derecho internacional humanitario” (Statement of the Foreign Ministry of Qatar, 14/05/2024).

Ahora bien, gracias a su respaldo a la causa palestina y su proximidad con Hamas, pero también a su vínculo con los Estados Unidos, Qatar es el único país que mantiene buenas relaciones con todas las partes. Ello le ha permitido granjearse un lugar protagónico como promotor de un entendimiento entre la referida agrupación y el Estado de Israel, asumiendo el rol de mediador indiscutido frente al conflicto, que resulta funcional a su búsqueda de proyección regional e internacional.

En este sentido, cabe recordar que el emir de Qatar fue el primer primer mandatario en visitar Gaza después de que Hamas se apoderase de dicho territorio en 2007. Todavía más, altos dirigentes de la organización terrorista se encuentran apostados en el país del Golfo, luego de que la oficina política de Hamas se trasladase de Damasco a Doha en 2012. Inclusive su actual líder, Ismail Haniyeh, ha encontrado refugio en aquel país. Por otra parte, Qatar ha inyectado millones de dólares en Gaza que posibilitaron el pago de los salarios del gobierno, asimismo, se ha convertido en un importante oferente de ayuda humanitaria.

En virtud de los lazos que lo unen a Hamas Doha ha recibido fuertes críticas de sus aliados occidentales e, inclusive, por estos días, de la prensa internacional. De allí que, para preservar su imagen y su credibilidad, Qatar se haya propuesto como mediador en el conflicto, presentando sus buenas relaciones con Hamas como una oportunidad para la diplomacia.

Qatar tiene a su favor el hecho de haber sabido mantener por años un vínculo sólido con Estados Unidos. En efecto, firmó y renovó acuerdos de cooperación en seguridad con aquel país desde culminada la Guerra del Golfo (1991). Tras los ataques del 11 de septiembre Qatar abrió sus puertas a parte del personal y de los aviones de combate previamente estacionados en bases sauditas que fueron relocalizados en la base aérea de al-Udeid. Dicha base y otras instalaciones militares en Qatar se han convertido en un centro logístico, de coordinación y dirección de las acciones del CENTCOM (US Central Command, conforme sus siglas en inglés) en el área, siendo de utilidad para llevar adelante las operaciones sobre Irak y Afganistán, incluso para luchar contra el Estado Islámico. Finalmente, en 2022, la administración Biden designó a Qatar como un “aliado importante no OTAN”.

En línea con lo expuesto podrá comprenderse porque se recurrió a Doha para ayudar a asegurar la liberación de los rehenes cautivos en manos de Hamas. En este sentido, Ulrichsen (2023) señala que los funcionarios qataríes han aprovechado los vínculos que han sabido construir con el liderazgo político de Hamas para establecer canales diplomáticos secundarios y desempeñar un papel de intermediario que ha sido fundamental en la liberación de parte de los cautivos. Un accionar que ha sido posible gracias a la credibilidad que Qatar ha ganado como facilitador del diálogo, a través del tiempo.

Arabia Saudita: entre la normalización con Israel y el liderazgo dentro del mundo árabe-islámico

En lo que respecta a Arabia Saudita, el reino se encuentra ante la difícil situación de tener que equilibrar su rol protagónico dentro del mundo islámico, en tanto Custodio de los Sagrados Lugares del Islam, y su pretensión de convertirse en líder indiscutido dentro del escenario de Medio Oriente, con su interés por mantener el acuerdo de normalización con Israel sobre la mesa.

Al respecto, no debe pasarse por alto que apenas semanas antes del ataque de Hamas Arabia Saudita parecía estar a un paso de reconocer oficialmente a Israel. Sin ir más lejos, en una entrevista televisiva con la emisora Fox News, en septiembre de 2023, Muhammad bin Salman enfatizó que las partes se estaban acercando a un acuerdo “cada día” (Sons, 2024). Inclusive, había salido a la luz que, a cambio de establecer vínculos formales con Israel, Arabia Saudita había exigido un acuerdo de defensa mutua con Estados Unidos, asistencia para construir un programa nuclear en suelo saudita y armas estadounidenses.

Lo cierto es que el ataque del 7 de octubre barrió con la posibilidad de avanzar en la firma de un acuerdo con Israel en el corto plazo, no sólo en virtud del rol que el reino juega, y pretende seguir jugando dentro del mundo árabe-islámico, sino también en función del respaldo de la población saudí al pueblo palestino, más aún cuando la primavera árabe demostró que gestionar la “calle” es fundamental. A raíz de ello, se insiste en que la posibilidad de poder avanzar en la firma de un Acuerdo con Israel hoy no se encuentra cercana, si bien el reino no parece dispuesto a descartar esta posibilidad a futuro. Todavía más, hay quienes entienden que el reino podría tener la clave para reducir la escalada y que el fin de la crisis en Gaza está inextricablemente asociado a la firma de un acuerdo de normalización entre Riad y Tel Aviv (The Soufan Center, 2024). En este sentido, Ulrichsen sostiene (2024) que el reino tiene la oportunidad de impulsar un “gran acuerdo” que abarcaría la normalización saudí-israelí a cambio de medidas sustantivas hacia la creación de un Estado palestino viable.

Yendo a los hechos que tomaron lugar el 7 de octubre, ese mismo día el Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita manifestó, mediante un comunicado, estar siguiendo de cerca los acontecimientos, para luego agregar, “Recordamos nuestras repetidas advertencias sobre los peligros de que la situación estalle como resultado de la ocupación continua” (Arab News, 07/10/2023). Paralelamente, el reino publicaba un comunicado en X en el cual destacaba haber “advertido repetidamente sobre las consecuencias de la situación como resultado de la ocupación, así como de privar al pueblo palestino de sus derechos legítimos y de las provocaciones sistemáticas contra sus lugares sagrados” (Al Arabiya English, 07/10/2023). En tanto, con el correr de los días, el Ministerio de Asuntos Exteriores saudí continuó condenando “los atroces y constantes crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de ocupación israelíes en la Franja de Gaza” (Saudi Press Agency, 2024). Aún más, frente a la inminencia del ataque terrestre contra Rafah, en otra comunicación del Ministerio de Asuntos Exteriores saudí, se reiteró el “rechazo categórico” a las “continuas y flagrantes violaciones de todas las resoluciones internacionales” por parte del ejército israelí y se solicitó el cese de las “masacres israelíes y su violación del derecho internacional y del derecho internacional humanitario” (A.A., 06/05/2024). Al respecto, Ulrichsen (2024) señala que el endurecimiento de las declaraciones sauditas sobre la conducta de Israel en Gaza, si bien refleja una preocupación real del reino, también podría estar motivado por el deseo de no permitir que Irán, o los miembros del ‘Eje de la Resistencia’, reclamen el rol de ser el gran defensor del pueblo palestino.

En tanto, durante la XV Cumbre de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), celebrada en Banjul, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, Faisal bin Farhan bin Abdullah, reiteró la demanda del reino de: un alto el fuego inmediato y duradero en Gaza, una entrega sin obstáculos de asistencia humanitaria y un camino hacia la paz que permita a los palestinos ejercer su derecho a la autodeterminación y establecer un Estado independiente (Al Sharq Al Wasat, 04/05/2024).

El reino saudita encabezó distintos esfuerzos diplomáticos con el fin de presionar en pos de la finalización del conflicto. En este sentido, organizó una reunión de emergencia de los Estados de la Organización de la Conferencia Islámica en Yeda, en octubre de 2023, y una cumbre conjunta de la Liga Árabe y la OCI en Riad, en noviembre. Esta última pidió el cese inmediato de las operaciones militares en Gaza y que la Corte Penal Internacional investigue los “crímenes de guerra” cometidos por Israel (Roebuck, 2023). Días después, Arabia Saudita lideró un pequeño grupo de ministros de Asuntos Exteriores, en su mayoría árabes, en una gira diplomática por las capitales del Consejo de Seguridad de la ONU. En este caso su accionar responde a su convicción de que la estabilidad regional es fundamental en pos de continuar trabajando en la consecución de los objetivos plasmados en la Vision 2030. En efecto, el país precisa de la estabilidad regional para receptar las inversiones que requiere llevar adelante los mega proyectos en cartera que, por otra parte, resultarán funcionales a la ansiada diversificación económica que permitirá romper la dependencia del petróleo. Aún más, dicha estabilidad también emerge como vital para evitar una escalada mayor que pondría en jaque el vínculo con Irán.

Reflexiones finales

Tal como se evidencia a partir de lo expuesto, si bien las monarquías del Golfo han buscado presentar una posición en común frente al ataque de Hamas a Israel y la guerra que este desencadena, la naturaleza del vínculo que cada uno de estos actores sostiene con Tel Aviv, las distintas aproximaciones a la causa palestina e intereses en juego de los seis miembros del CCG en la contienda arrojan por resultado que cada una de estas posiciones presente sus propias particularidades.

Al respecto, Kuwait, Omán y Qatar han sido los países del Golfo que desde un primer momento han adoptado una retórica más virulenta respecto del accionar del Estado de Israel. Si bien es cierto que, en líneas generales, el tono de las declaraciones vertidas por estos seis países sobre los acontecimientos que han tomado lugar en Gaza se ha endurecido con el correr de los días.

Mientras tanto, en lo que respecta al accionar de los mismos, Qatar ha asumido el rol de mediador indiscutido entre las partes. En efecto, sus gestiones han contribuido al acuerdo de alto al fuego que entró en vigor el 24 de noviembre y logró extenderse en dos ocasiones, hasta el amanecer del 1 de diciembre. Cabe recordar que, durante esa semana, más de un centenar de rehenes capturados por Hamas el 7 de octubre fueron liberados.

Por su parte, EAU, uno de los países firmantes de los Acuerdos Abraham, en línea con uno de los pilares de su política exterior, se ha destacado como donante de ayuda humanitaria. Ello a la par que supo ocupar un asiento como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, desde donde buscó propiciar un alto al fuego entre las partes.

Por su parte, Arabia Saudita, en función del rol que ocupa dentro del mundo árabe e islámico, y en el marco de una disputa por el liderazgo regional aún no zanjada con Irán, ha intentado no perder espacios frente a la República Islámica, en dicho contexto ha promovido distintas iniciativas diplomáticas, si bien con resultados acotados.

Finalmente, Bahréin, el otro país firmante de los Acuerdos Abraham y un actor que apuesta a preservar sus vínculos con Israel, se ha decantado por una política de bajo perfil que pretende propiciar el equilibrio con las dos partes involucradas en la disputa.

Bibliografía

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[1] Coordinadora del Departamento de Medio Oriente (IRI-UNLP).